Aquellos locos cuerdos
Después de días y días, meses y meses para encontrar un hueco en la agenda y dedicárselo a una película de dos horas, por fin puedo afirmar que he visto Alguien voló sobre el nido del cuco de Milos Forman (Basada en una novela de Ken Kesey).
Ambientada en un psiquiátrico lejos de todo estereotipo, con dementes llenos de sentimiento, con una arpía manipuladora desalmada, y un aparentemente cuerdo que juega a estar loco, así empieza la historia; en tono ameno, llevadero, incluso algunas situaciones resultan cómicas, mezclándose con la amargura amurallada en la que viven y conviven.
En más de una ocasión, nos dan a entender cuan indefinido es el término loco, confuso, inexacto e injusto.
En más de una ocasión, te preguntas: Los pacientes que allí residen, ¿Se han quedado por voluntad propia o les han coaccionado?
En más de una, te resistes a creer que puedan existir personas libres de sentimientos.
En más de una, te dan a entender que ni lo bueno, resulta ser tan cándido; ni lo malvado, tan infame.
Se rompe el silencio, el aislamiento y la libertad yace detrás de la ventana.
¿Quién volará bajo la amenaza del cuco?
¿Quién reunirá el valor suficiente para crecer?
Aquellos, quienes alcen el vuelo sin más.
Aquellos, quienes se enfrenten a sus barreras.