Título: Everything is dark
Categoría: L4D2
Pairing: Nick/Ellis
Género: Romance
Advertencias: Shonen ai, algo de violencia.
Rating: NC-16
Nº palabras: 1.262
Beta:
akanemiyano Disclaimer: Los personajes de L4D2 no me pertenecen, son propiedad de Valve
Notas: Fic inspirado en la canción
In my veins de Andrew Belle (dado que escribí esto con la canción sonando todo el rato, recomiendo escucharla mientras se lee, pero es opcional xD)
Ellis seguramente me ha salido algo OoC... y no tiene su acento, sorry ú.ù
Everything is dark
Sus manos temblaban, las notaba más que verlas debido a la poca luz de la casa, pero temblaban constantemente mientras las frotaba la una contra la otra. Apretó la mandíbula y pasó el pulgar de su mano izquierda por el dorso de su compañera, intentando mantenerse entero.
Estaba sentado en el suelo, la espalda apoyada en la pared, las piernas flexionadas, sus brazos rodeándolas, y si no hubiera estado mirando el temblor de sus manos habría estado observando atentamente la puerta de la habitación, alerta, por si algo quería entrar, por si los zombies volvían… o por si sus compañeros regresaban.
Estaba solo. Se había distraído, se había separado del grupo y ahora… ahora estaba solo, en una de las tantas casas abandonadas que había por la zona -una que le pareció la más segura- esperando a que amaneciera, a que los otros tres supervivientes lo encontraran, a levantar la vista y ver aquellos ojos.
Apretó los parpados intentando dejar de pensar en ello, pero la conocida sensación en el pecho no desaparecía.
Realmente desde hacía tiempo que las cosas no habían ido como planeaba. Su viaje por el país disparando zombies e intercambiando anécdotas con sus compañeros se había convertido en una prueba tras otra, intentando ser el que más zombies mataba, el que protegía a los demás, el que estaba ahí primero para prestar su kit de primeros auxilios. Intentando ser útil, levantar la moral del grupo, pero sobre todo, agradarle, que notase su presencia y se fijase en él.
Que Dios lo perdonara, se estaba comportando como un adolescente en medio de un maldito apocalipsis pero…
-Es como si te tuviera en las venas -murmuró para sí entrelazando sus manos en un intento de que dejaran de temblar.
Todo se le estaba derrumbando. Dentro tenía una brecha desde que todo aquello había comenzado, y cuando la había vuelto a mirar no había cura posible; fingir -las sonrisas, la actitud despreocupada, la fe ciega en que todo saldría bien- se hacía cada vez más difícil y lo estaba sangrando por dentro.
“Pero tú sigues estando dentro y no te puedo sacar.”
Se pasó la lengua por los labios resecos, y como siempre que repetía ese gesto últimamente recordó lo que había pasado hacía días, sintiendo aquel sabor fantasma aún en sus labios, en su boca.
Todo había cambiado, todo se había ido a la mierda: sus intentos, sus ilusiones, su fuerza y sus esperanzas. Todo.
No habría sucedido nada si no hubieran entrado en aquella casa en busca de algún molotov, si aquellos malditos infectados no los hubieran acorralado hacia la puerta del sótano, si no hubiera perdido el equilibrio y Nick lo hubiera intentado ayudar.
Habían caído por las escaleras, enredados, notando el cuerpo magullado por los escalones. Había gruñido una protesta, intentando incorporarse mientras se frotaba la cabeza y notaba el cuerpo sobre si levantarse también, maldiciendo floridamente.
Si hubiera tenido los ojos abiertos habría visto que Nick estaba más cerca de él de lo que pensaba, que alzarse más juntaría sus rostros, haría rozar sus labios…
Cuando se dio cuenta su boca estaba danzando sobre la ajena, antes de que Nick se alzara del todo, devolviéndolo a la realidad. La mirada indescifrable que vio en los ojos del otro lo asustó, dándose cuenta de lo que había pasado, de lo que había hecho.
Desde entonces ya no era lo mismo, Nick casi ni le hablaba, ni lo mandaba a callar. Ya no compartían turnos de guardia, y dormía en la punta más alejada de él.
“Pero nadie es perfecto, ¿no? Digo, todos…” ¿Tenía derecho a equivocarse una vez, verdad? Tampoco hacía falta ponerse así, ni echarle todas las culpas, ¿no? ¡¿No?!
Había intentado arreglarlo, salvar al menos la ‘amistad’ que tenían -al menos él consideraba que eran amigos-, pero sólo había recibido silencio. Y al final había sido demasiado, había sido más de lo que podía aguantar.
No hubo más competiciones por ver quién disparaba a más zombies, ni gritos excitados ante cualquier cosa fuera de lo común o que le pareciese divertida, no más sonrisas gratuitas, no más historias sobre su querido amigo Keith…
Se abrazó más estrechamente, frotándose los brazos para darse calor, acusando el frío que hacía en la solitaria casa.
-Joder, y encima está tan oscuro.
Podía oír la lluvia caer fuera, constante, las nubes de tormenta cubriendo completamente el cielo. Esperaba que sus compañeros hubieran encontrado una casa segura en la que refugiarse y pasar la noche.
Dios, deseaba tanto que amaneciera ya, ver salir el sol, ver a sus compañeros de nuevo…
“Ver su rostro otra vez.”
-¿Sólo me queda eso, no? Poder verte de lejos y el sabor de tus labios en mi boca -murmuró por lo bajo, soltando una risa despectiva hacia sí mismo y acurrucándose más.
“Sólo quiero que amanezca, sólo quiero ver la luz brillando de nuevo. No quiero que esté tan oscuro, quiero que haya luz, quiero…”
Hizo un sonido de protesta al notar algo herir sus ojos, parpadeando varias veces preguntándose si había caído dormido mientras recitaba aquel especie de mantra personal, preguntándose cuándo demonios había encendido su linterna.
“Un momento, yo perdí mi linterna.”
Al instante abrió los ojos y miró hacia arriba, usando una mano como visera al darle directamente el haz de luz en la cara.
-Maldición, chico. ¿No podías refugiarte en un sitio más fácil de encontrar? -le llegó a sus oídos la airada pregunta, no sabiendo que le confundía más, si ver ahí a Nick plantado delante suyo después de haberlo ignorado tantos días, o el tinte de preocupación mezclado con ironía con el que estaba cargada la profunda voz.
-¿Ya amaneció? -fue lo único que se le ocurrió decir mientras se levantaba, sintiendo crujir casi todos los huesos por la mala postura.
Nick lo miró por encima del hombro un momento, desviando la mirada por la habitación mientras iluminaba aquí y allá con la linterna.
Ellis notó que la mano derecha sujetaba con más fuerza de la necesaria la magnum que el otro siempre llevaba consigo y que parecía temblar ligeramente.
“Como mis manos anoche.”
-No, faltan algunas horas. Pero esos putos zombies no me dejaban dormir con su cháchara así que decidí ir a buscarte, pegarte una patada en el culo y meterte en el refugio -le respondió sin mirarle un instante.
Ellis se quedó ahí unos segundos, completamente quieto, hasta que finalmente una gran sonrisa adornó su rostro. Nick lo había venido a buscar porque estaba preocupado. No había podido dormir porque no estaba con ellos y había decidido venir a buscarlo solo, a pesar del riesgo que eso conllevaba.
- Lo siento. Esos bastardos me distrajeron y os perdí -respondió sacudiendo la cabeza ligeramente sin perder la sonrisa, contento por primera vez desde hacía días-. Eh, ¿te he contado alguna vez sobre la vez que Keith se perdió durante tres días? Oh, tío, habíamos ido de viaje a…
-Ellis.
-¿Qué? -cortó abruptamente su historia para mirar al mayor, que estaba caminando hacia la salida.
-Cállate y ven. Quiero poder dormir un par de horas -le increpó, abriendo ligeramente la puerta esperando a que se acercara.
-Voy, voy -respondió sonriendo ampliamente, colocándose bien la gorra antes agarrar su arma y prepararse para dar unos cuantos tiros, codo con codo junto al apostador.
“Tsk, te tengo bien dentro, en las venas, y no puedo sacarte Nick. Pero aunque pudiera, créeme, no lo haría” pensó antes de dejar que sus dedos presionaran el gatillo de su pistola y le volara la cabeza a un par de infectados fastidiosos.