El reflejo; Alec/Jane [Twilight]
Título: El reflejo.
Fandom: Twilight
Comunidad: musasenelclaro
Tabla: 5 | Prompt: #1 - Espejo.
Claim: Alec/Jane | Personajes: Alec Vulturi, Jane Vulturi y menciones de Félix Vulturi.
Rating: PG ~ 13. | Advertencias: Incesto.
El reflejo
Alec la mira de reojo y duda sobre si debe rodar los ojos y suspirar exasperado para luego ir a consolarla (aunque Jane nunca admitirá que ella necesita consuelo), o sino picarla un poco más y luego consolarla. Decide que para que Jane se siga mirando en el espejo con expresión contrita tiene que ser importante, así que respira hondo, llenándose unos pulmones muertos de un aire que no necesita y mira al cielo, como pidiendo ayuda divina aunque sabe que si Dios existe, nunca le daría nada. Sonríe. Tiene a Jane y sabe que eso es todo lo que necesita, aún cuando a veces ella sea tan tonta como para creer que pueden seguir adelante de la mano, pero no tan juntos como a ambos les gusta. ¿Y por qué debería de negarse aquello que tanto desea, si ya no hay nada que se lo impida?
Ya está yéndose del punto otra vez.
Se acerca en silencio hacia ella, aunque sabe que lo nota porque el reflejo en el espejo hace una mueca de vergüenza e irritación (Alec ha pasado el suficiente tiempo junto a Jane para poder distinguir sus muecas, sus acciones, sus pensamientos y hasta el por qué del color de su ropa; porque para Jane todo tiene un motivo, una explicación excepto eso que siente por la otra mitad de su alma, si es que todavía sigue atrapada en ese cuerpo muerto y pálido). Le pone una mano en el hombro y sonríe, sutil, suave y comprensivo, un adulto encerrado en el cuerpo de un niño. Jane lo observa a través del espejo, dos niños tan parecidos entre sí que resulta evidente que son hermanos, y sin embargo lo que Jane mira en el cristal es una pareja, cómplice, amantes disimulados.
-Ya sabes que Félix es un idiota -Alec le acaricia la mejilla y le besa el cuello, moviéndose tan lento que casi no se nota, pero Jane nota cada centímetro porque es lo único que está observando.
-Sí -murmura Jane, aunque está de más.
-Y que no tienes que hacerle caso a las tonterías que te diga -Alec le toma las muñecas; Jane ve su reflejo sonriéndole en el espejo. Siente sus dedos tocando una vena muerta, pero siente que algo corre frenético por todo su cuerpo, pidiendo más de Alice, gritando por darlo todo de sí.
-Es que... -Entorna los ojos, molesta. Siempre tiene que justificarse con Alec.
-Es que eres muy ingenua a veces -Alec le sonríe con ternura, abrazándola con todas las letras, de pie detrás de ella, examinando su rostro inocentemente, y Jane sabe (después de años de que pase lo mismo una y otra vez) que está haciendo todo eso por ella. Porque sólo Alec es capaz de hacerla sentir una mujer hecha y derecha al segundo y una niña inmadura al otro-. Mírate en el espejo, Jane. Y dime que ves.
Ella obedece, porque no tiene otra cosa que hacer. Sus ojos recorren primero el rostro de Alec, y sabe que él lo nota porque la sonrisa se reprime para no crecer. Luego observa su propio reflejo; escruta con la mirada a aquella niña de ojos empañados y cabello castaño, flácido y ligero. La piel anormalmente pálida contrasta con sus labios, eternamente rojos, y a Jane le parece que por separado, es sólo la mitad de una persona. Pero eso no es lo que le dice a Alec, porque sabe que entonces él se distraería inevitablemente y realmente necesita esa conversación.
-A mí. Y a ti -Responde escuetamente, porque la molestia vuelve a ella al recordar a Félix y sus comentarios tontos, pero nunca se descargaría con Alec porque él es... él. Así de simple.
-Yo veo a una mujer encerrada eternamente en el cuerpo de una niña, con los ojos grandes y curiosos, el cabello del color del otoño y la boca roja, igual que la sangre -A los dos se les escapa una sonrisa por el último comentario; dos relojes funcionando como uno, el ‘tic-tac’ siempre al compás-. Y a mí.
Jane sonríe y ladea la cabeza, tomando la mano de Alec, evidentemente más tranquila.
-Eres la chica más hermosa del mundo, Jane.
Y a Jane le gusta creerle, sólo porque si.
Fandom: Twilight
Comunidad: musasenelclaro
Tabla: 5 | Prompt: #1 - Espejo.
Claim: Alec/Jane | Personajes: Alec Vulturi, Jane Vulturi y menciones de Félix Vulturi.
Rating: PG ~ 13. | Advertencias: Incesto.
El reflejo
Alec la mira de reojo y duda sobre si debe rodar los ojos y suspirar exasperado para luego ir a consolarla (aunque Jane nunca admitirá que ella necesita consuelo), o sino picarla un poco más y luego consolarla. Decide que para que Jane se siga mirando en el espejo con expresión contrita tiene que ser importante, así que respira hondo, llenándose unos pulmones muertos de un aire que no necesita y mira al cielo, como pidiendo ayuda divina aunque sabe que si Dios existe, nunca le daría nada. Sonríe. Tiene a Jane y sabe que eso es todo lo que necesita, aún cuando a veces ella sea tan tonta como para creer que pueden seguir adelante de la mano, pero no tan juntos como a ambos les gusta. ¿Y por qué debería de negarse aquello que tanto desea, si ya no hay nada que se lo impida?
Ya está yéndose del punto otra vez.
Se acerca en silencio hacia ella, aunque sabe que lo nota porque el reflejo en el espejo hace una mueca de vergüenza e irritación (Alec ha pasado el suficiente tiempo junto a Jane para poder distinguir sus muecas, sus acciones, sus pensamientos y hasta el por qué del color de su ropa; porque para Jane todo tiene un motivo, una explicación excepto eso que siente por la otra mitad de su alma, si es que todavía sigue atrapada en ese cuerpo muerto y pálido). Le pone una mano en el hombro y sonríe, sutil, suave y comprensivo, un adulto encerrado en el cuerpo de un niño. Jane lo observa a través del espejo, dos niños tan parecidos entre sí que resulta evidente que son hermanos, y sin embargo lo que Jane mira en el cristal es una pareja, cómplice, amantes disimulados.
-Ya sabes que Félix es un idiota -Alec le acaricia la mejilla y le besa el cuello, moviéndose tan lento que casi no se nota, pero Jane nota cada centímetro porque es lo único que está observando.
-Sí -murmura Jane, aunque está de más.
-Y que no tienes que hacerle caso a las tonterías que te diga -Alec le toma las muñecas; Jane ve su reflejo sonriéndole en el espejo. Siente sus dedos tocando una vena muerta, pero siente que algo corre frenético por todo su cuerpo, pidiendo más de Alice, gritando por darlo todo de sí.
-Es que... -Entorna los ojos, molesta. Siempre tiene que justificarse con Alec.
-Es que eres muy ingenua a veces -Alec le sonríe con ternura, abrazándola con todas las letras, de pie detrás de ella, examinando su rostro inocentemente, y Jane sabe (después de años de que pase lo mismo una y otra vez) que está haciendo todo eso por ella. Porque sólo Alec es capaz de hacerla sentir una mujer hecha y derecha al segundo y una niña inmadura al otro-. Mírate en el espejo, Jane. Y dime que ves.
Ella obedece, porque no tiene otra cosa que hacer. Sus ojos recorren primero el rostro de Alec, y sabe que él lo nota porque la sonrisa se reprime para no crecer. Luego observa su propio reflejo; escruta con la mirada a aquella niña de ojos empañados y cabello castaño, flácido y ligero. La piel anormalmente pálida contrasta con sus labios, eternamente rojos, y a Jane le parece que por separado, es sólo la mitad de una persona. Pero eso no es lo que le dice a Alec, porque sabe que entonces él se distraería inevitablemente y realmente necesita esa conversación.
-A mí. Y a ti -Responde escuetamente, porque la molestia vuelve a ella al recordar a Félix y sus comentarios tontos, pero nunca se descargaría con Alec porque él es... él. Así de simple.
-Yo veo a una mujer encerrada eternamente en el cuerpo de una niña, con los ojos grandes y curiosos, el cabello del color del otoño y la boca roja, igual que la sangre -A los dos se les escapa una sonrisa por el último comentario; dos relojes funcionando como uno, el ‘tic-tac’ siempre al compás-. Y a mí.
Jane sonríe y ladea la cabeza, tomando la mano de Alec, evidentemente más tranquila.
-Eres la chica más hermosa del mundo, Jane.
Y a Jane le gusta creerle, sólo porque si.