*Matt esttá entrando en el ascensor y no cabe en sí de gozo. Porque Matt está vivo. Él no ha dudado apenas un segundo de esta gran y experimental verdad, por lo que no le parece una gran revelación, pero realmente se siente como si hubiera estado en otro mundo. Pero en realidad apenas está cambiado. Bien que sufrió heridas con su última batalla en el aire, pero ha tenido tiempo de sobra para curarse. Puede que incluso lo haya hecho antes de tiempo, inconscientemente, para llegar antes. Se moría por llegar, por ser libre. Pero es que por fin están en paz.
Ha entrado en casa y entre los gritos, risas, abrazos, lágrimas y un desmayo, ha saludado a toda su familia. Como si no se hubiera dado cuenta hasta entonces de lo que estaban sufriendo en Worcester por él, se ha sentido más vivo si cabe que nunca. Más feliz, más completo... No, para esto le falta algo, le falta Sophia. Porque no deja de pensar en ella des de que se fue.
No ha dejado de pensar en ella. Por eso en menos de veinte minutos de llegar a su casa ha salido corriendo a por ella. Sin tiempo a explicaciones, sólo haciendo lo que necesitaba hacer por tanto tiempo. Ver a su amada Sophia.
En eso está pensando cuando el ascensor se para en la quinta planta y no consigue deshacerse de su sonrisa.
Parece que hace mil años que no la vea.
Y aún y así, lo que le cuesta llamar a la puerta. Coge aire y se da cuenta de que el corazón le va a toda velocidad. Está nervioso, pero no tanto como ansioso. Es como si llevara meses y meses acumulando una tensión... y una pasión y un miedo, del que ahora se puede librar. Así que al final, llama fuerte, más de lo que pretendía, con los nudillos en la madera.*
*Frente al espejo, se termina de colocar un collar y se queda unos segundos observando su pelo. En estos últimos meses le ha crecido bastante. Se pasa una mano por ello y sonríe al espejo.
Justo en el momento en que salía del baño, llaman a la puerta. Estira el cuello por la puerta del salón, para ver la hora en el reloj, y frunce un poco el ceño, aunque sonriendo. Hasta dentro de una hora no debería venir Jason a recogerla.
La sonrisa le dura lo que tarda en llegar a la puerta, poner la mano en el pomo y abrir. Porque en el mismo instante en que vé quién está al otro lado se pone pálida como la nieve y deja caer los brazos, sin reaccionar.*
*Se esperaba más un abrazo o algo así, pero no es como si eso fuera a detenerle. A abierto ella, la tiene delante a ella, y eso es más de lo que necesita.
Pero ahora que lo piensa, él tampoco sabe qué decir. Ninguna palabra pasa por su mente, ahora mismo en blanco, pero no ocurre lo mismo con su cara. A diferencia de ella, sonríe hasta más no poder. Se inclina, pero no sabe exactamente qué hacer.*
*Le falta el aire. Y se está mareando. Parpadea un par de veces y se lleva una mano a la boca, encogiéndose un poquito sobre sí misma. Da un par de pasos hacia atrás, mirándole a él, a los lados, desorientada.
Y cuando vuelve a parpadear, las lágrimas comienzan a caer. A llorar de forma que le cuesta respirar. Abre un par de veces la boca, pero no llega a decir nada, ocupada en seguir respirando.*
*Como si no hubiera pasado el tiempo se inclina y la abraza, y como si hubieran pasado mil años siente su ausencia al estrechar su cuerpo. ¡Cómo la ha echado de menos! Y ahora es real. Y verla llorar por él le hace sentir triste y culpable y a la vez la persona más feliz de la tierra. Porque no es un recuerdo, no es una fotografía, no es una carta ni un sueño, es ella.*
Sophia... *Murmura flojito, con una mano en su pelo y se da cuenta de que su corazón sigue a toda velocidad.* Sophia, Sophia.
*Pero ahora le rompe el corazón qque siga llorando. Tampoco sabe qué decir o qué hacer, porque él está demasiado perdido en su abrazo para reaccionar.
La estrecha más y le parece que cuesta respirar.* Sophia, *no puede dejar de repetir su nombre* estoy bien, estoy bien. *Y como si quisiera animarla pero no supiera como, sigue.* Te ha crecido el pelo. Estás preciosa. Sophia... *Se inclina y la besa en el pelo y la mesa un poco.* Sophia te he echado de menos...
*Vuelve a abrazarle más fuerte, más fuerte, a hundir la cabeza en su cuello, besándole rápidamente, y separándose al instante, cogiéndole la cara y dándole un beso en la mejilla, en la frente, donde pilla.* No te vayas, no te vayas, no te vayas.
*Sonríe un poco y la abraza más y esta vez sólo dice un claro* Nunca. *Antes de inclinarse un poco más hacia abajo, cogerla de la barbilla suavemente, y besarla en los labios.*
*Posa las manos sobre las de él, apretando los ojos y besándole, demasiado exaltada para que sea un dulce beso. Vuelve a separarse, a mirarle, y cuando vuelve a coger aire, que lo deja escapar con un gran resoplido, se pega a él, abrazándole, rodeándole y dejando la cabeza sobre su pecho.*
*Ahora, aunque es más especial que nunca, se siente como en casa. La abraza y apoya su cabeza en la de ella, dulcemente.* Lo siento por no haber avisado antes. *Habla calmado pero la verdad es que le cuesta ordenar las palabras.* Estaba en territorio alemán y aunque ya no corría peligro tuve que esperar a que se retirara el ejercito y yo me recuperara de un accidente pero estoy bien. *dice todo seguido* Te he echado tanto de menos... *Y esto lo dice más flojito.* Dime algo.
*Se separa un poco, pasándole las manos por el pelo, como si intentase peinárselo.* Estás guapísimo, te quiero. *Dice, riendo y llorando a la vez. Vuelve a cogerle la cara, besándole varias veces, en los labios y en la nariz, sonriendo, hipando y riendo.*
*Se ríe de verdad, como si se riera el corazón. La estrecha y la besa en la frente.* Eso esperaba oir. *Bromea aunque apenas suene a broma.* Tienes que contarme tantas cosas. *La besa lentamente pero repetidas veces.* ¿Ibas a algún lado? ¿Estás sola en casa? *Coge aire porque es que se queda sin.* Sophia...
¡Matt! *Grita, casi como contestación, agarrándose del cuello e impulsándose para colgarse de él y que la agarre. Se sujeta con las piernas y le besa los párpados y el pelo.* Matt, Matt, Matt.
*Se ríe con ganas como no se reía desde la última (no, la última no se rió) vez que vio a Sophia. No dice nada y sólo la estrecha bajando las manos a su cintura, rodeándola por la espalda, sujetándola. La mira y es que se siente sobrecogido.*
*Vuelve a tocarle el pelo, mientras le da varios besos en el cuello. Al final, deja las manos ahí, rodeándolo, y apoya su frente contra la de él.* Me prometiste que volverías. *Dice, bajito bajito.* Y pensé que estabas muerto... *Aprieta los labios, mirándole con la vista baja y vuelve a abrazarle fuerte, besándole una vez más (y no la última) por donde puede (cuello, barbilla, mejilla...)*
Ha entrado en casa y entre los gritos, risas, abrazos, lágrimas y un desmayo, ha saludado a toda su familia. Como si no se hubiera dado cuenta hasta entonces de lo que estaban sufriendo en Worcester por él, se ha sentido más vivo si cabe que nunca. Más feliz, más completo... No, para esto le falta algo, le falta Sophia. Porque no deja de pensar en ella des de que se fue.
No ha dejado de pensar en ella. Por eso en menos de veinte minutos de llegar a su casa ha salido corriendo a por ella. Sin tiempo a explicaciones, sólo haciendo lo que necesitaba hacer por tanto tiempo. Ver a su amada Sophia.
En eso está pensando cuando el ascensor se para en la quinta planta y no consigue deshacerse de su sonrisa.
Parece que hace mil años que no la vea.
Y aún y así, lo que le cuesta llamar a la puerta. Coge aire y se da cuenta de que el corazón le va a toda velocidad. Está nervioso, pero no tanto como ansioso. Es como si llevara meses y meses acumulando una tensión... y una pasión y un miedo, del que ahora se puede librar. Así que al final, llama fuerte, más de lo que pretendía, con los nudillos en la madera.*
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Justo en el momento en que salía del baño, llaman a la puerta. Estira el cuello por la puerta del salón, para ver la hora en el reloj, y frunce un poco el ceño, aunque sonriendo. Hasta dentro de una hora no debería venir Jason a recogerla.
La sonrisa le dura lo que tarda en llegar a la puerta, poner la mano en el pomo y abrir. Porque en el mismo instante en que vé quién está al otro lado se pone pálida como la nieve y deja caer los brazos, sin reaccionar.*
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Pero ahora que lo piensa, él tampoco sabe qué decir. Ninguna palabra pasa por su mente, ahora mismo en blanco, pero no ocurre lo mismo con su cara. A diferencia de ella, sonríe hasta más no poder. Se inclina, pero no sabe exactamente qué hacer.*
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Y cuando vuelve a parpadear, las lágrimas comienzan a caer. A llorar de forma que le cuesta respirar. Abre un par de veces la boca, pero no llega a decir nada, ocupada en seguir respirando.*
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Sophia... *Murmura flojito, con una mano en su pelo y se da cuenta de que su corazón sigue a toda velocidad.* Sophia, Sophia.
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Y sólo hace que llore más. Esconde la cabeza entre su cuello, hipando y logrando abrazarle, como puede, por donde puede.*
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La estrecha más y le parece que cuesta respirar.* Sophia, *no puede dejar de repetir su nombre* estoy bien, estoy bien. *Y como si quisiera animarla pero no supiera como, sigue.* Te ha crecido el pelo. Estás preciosa. Sophia... *Se inclina y la besa en el pelo y la mesa un poco.* Sophia te he echado de menos...
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