Me he gustado yo sola ^^

Sep 04, 2006 23:01


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Me abría paso a través de una niebla espesa hasta que llegué a una puerta de piedra. Allí estaba el tipejo del bar que me había metido en este lío... quería pegarle, partirle esa fea nariz a rodillazos, pero no podía hacer otra cosa que mirarle con una sonrisa estúpida que era incapaz de borrarme de la cara.
Me abrió la puerta mientras escupía algo que lo mismo podría ser un saludo que una despedida y pasé al otro lado.
Estaba oscuro pero aún así podía darme cuenta de que era una estancia enorme. El eco de mis pasos resonaba en la dura piedra aunque al mirar hacia mis pies descubrí que estaba descalzo, dos pasos más y mi ropa cambió lentamente. Ahora llevaba un fresco atuendo ibicenco del blanco más inmaculado que cualquier novia pudiera desear para su boda. Un extraño ruido chirriante llamó mi atención al fondo de la sala.
Divisé una luz, un único foco que cenital iluminaba una jaula de hierro totalmente oxidada. Un tenue olor a azufre empezó a meterse por mis orificios nasales y a colarse entre los huecos de mi cerebro.
Cuando me acerqué a la jaula descubrí una figura sentada dentro. Era una mujer, el pelo suelto y despeinado le tapaba la cara pero pude ver que estaba desnuda, me acerqué más y vi que también estaba sucia, llena de grasa como si se hubiera limpiado las manos en su propio cuerpo, algunos moratones se confundían con la suciedad y quedaba claro que el ruido lo provocaba ella. Tenía una caja de cartón al lado y cada poco alargaba la mano hacia ella y cogía algo que parecía introducirse en la boca. Cada vez que hacía eso el ruido se incrementaba.
Llegué por fin hasta ella y toqué con mucho cuidado los barrotes. Levantó la cabeza y no pude evitar que el escalofrío que recorrió toda mi espalda me tirara al suelo de rodillas. Clarisse... La sangre le caía entre los labios, tan espesa que parecía negra, hasta formar un charquito en el suelo y esos ojos que tantas veces me habían acompañado en mis pesadillas ahora estaban llenos de ellas. Pareció reconocerme y empezó a sonreír con dulzura... pero de repente su sonrisa se convirtió en una risa macabra acompañada de estertores y convulsiones en todo su cuerpo, al abrir la boca vi, por fin, lo que provocaba ese horrible ruido... pues incluso mientras reía sin parar no había parado de masticar... tornillos...
Alargó su mano hacia mí mientras su risa se transformaba en ruidos de asfixia y de repente mi inmaculado atuendo se volvió completamente rojo.

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