¤ Título: Nunca digas que nada raro te ha pasado, porque luego las rarezas de la vida te dan una cachetada para que no las ignores.
¤ Fandoms: LMF!R!OP/Animorphs.
¤ Claim: Locos+Animorphs.
¤ Palabras: 1.200.
¤ Advertencia: Lo básido de AM, y el Arc AS de OP (?).
¤ Notas: Demasiado hilarante y muy tangentenesco (?). Es continuación de lo que escribió Cosa
acá,
acá y
aquí (luego aparecerá en la guía de R!OP en orden todos los links)
Bien, definitivamente desde que soy parte de la Armada Revolucionaria me han pasado cosas muy extrañas. Aunque, vamos, en el mundo en el que vivo si no te pasa nada raro, es que no vives en mi mundo, eso o vives en alguna isla muy remota donde los piratas no se pasan por ahí. Ejem, como sea, decía: me han pasado muchas cosas extrañas, pero creo que nuestra situación actual se lleva el premio.
Se supone que estábamos huyendo del Archipiélago Sabaody, donde las cosas se nos habían salido ¡un poco’ fuera de control, se supone que estábamos surcando Grand Line, intentando escapar de la Marina, quienes se veían con muchas ganas de mandarnos a Impel Down. Estábamos a mar abierto y, al instante siguiente, sin saber como rayos pasó, terminamos ‘navegando’ en lo que parece ser una especie de bosque, eso hasta que nos estrellamos. Pobre Lamb, creo que Bans ahora si se tardará un buen rato en arreglarlo.
Y, para acabarle, Ligo nos culpa de haber consumido mucho té al ver a una criatura que tiene un vago parecido a un personaje de esa serie de libros que nos trae loquitas últimamente a Cosa y a mi. El golpe debió de ser fuerte, porque Ligo pareció no relacionarlo en el momento.
Pero hoy es el día de las rarezas, lo extraño quedó atrás y lo raro domina. ¿De qué otro modo puedo catalogar esto? Aunque existe algo que me sacó de quicio. Oh, vaya que lo hizo.
Todos escuchamos aquella extraña voz, que no parecía venir de ningún lado. Estaba segura de eso, porque vi que buscaban de donde provenía, hasta que alguien hizo la seña a los lobos que teníamos enfrente.
Fruní el ceño.
-Disculpa, pero ¿nos estas llamando raros? ¿Un lobo que habla se atreve a llamarnos raros? Ok, de acuerdo, D habla, y L, pero ellos no son animales cualquiera y hablan con la boca. Y sí, puede que sea un tanto raro que haya dejado sólo a mi hermano hace años o que nos metamos en tantos líos sin proponérnoslo, pero ¿raros? Locos tal vez, pero, o sea, ¿raros? -solté de golpe. Puede que haya estado acumulando estrés desde hace tiempo y me desquitara con ese... lobo, pero él comenzó.
Cosa, a mi lado, parecía querer aguantar una risita, al igual que Sir más atrás. Estoy segurísima que tanto Hawk como D aguantaron pegarse en la frente -es que esos dos son igualitos- y los demás no sabían como reaccionar, si reír ante mis tonterías o preocuparse por el depredador que teníamos en frente. Y hablando de ellos, fue imaginación mía o ¿el otro lobo miró con curiosidad al que parecía el líder?
Tal vez Ligo tenía razón y esta vez si nos pasamos con el té. O fueron los golpes. O ambas cosas.
-Mira -murmuró Lluvia. Volteé a verla, ella me señalaba con los ojos algo. Seguí su mirada y, acomodado en una de las ramas, estaba un ave. No soy experta en aves, pero distinguí el color rojizo en las plumas de la cola. Me llevé una mano a la boca, ahogando un grito-. No creo que estemos alucinando -dijo mi Co-Co, usando su habilidad de leerme la mente. Aunque ella lo niegue, tiene ese poder, créanme.
El ave, que ahora creía que era un ratonero de cola roja, miró en dirección a los lobos. Nosotras sabíamos que le estaban diciendo algo. Por Applegate, no tengo ni idea de cómo reaccionar. Sé que en Grand Line todo puede suceder, pero creo que aquello hasta a mi me supera.
No pasó mucho tiempo para que esa voz de volviera a sonar.
Uy, creo que lo hice enfadar.
Esta vez fue nuestra navegante la que tomó la palabra. Creo que más que nada para que no la liaramos nosotras. Jum, que confianza le tienen a sus capitanas.
-No sabemos como terminamos aquí -comenzó Ligo, demasiado sincera-. Nos encontrábamos en mar abierto y de repente nos estrellamos contra esta... este bosque -Nos miró dudosa, Cosa y yo asentimos, creo que los demás también sentían lo mismo. Definitivamente no nos encontrábamos en una isla.
Los lobos se miraron entre sí, como si discutieran si deberían de creernos o no. ¿Saben? Pasado unos minutos como que esa visión no resultaba tan extraña. Puede que sea porque en la tripulación tenemos a una quimera, una sirena y un calamar que habla.
Bufé, el papel de líder se lo tenía muy creído.
El lobo alfa miró al ratonero y este se hecho a volar, momento en que todos se dieron cuenta de su presencia.
conversar mejor>
-¡¿Esa cosa pretende que deje al Lamp?! ¡Ni muerta! -objetó inmediatamente Bans. Los demás estaban de acuerdo, pero callaron cuando el otro lobo nos gruñó, mostrándonos sus largos colmillos.
-¿Saben? Eso no asusta mucho que digamos -Naho se encogió de hombros, sin darle importancia a la advertencia. Yo reí divertida. Ella tenía razón. Y nuestra actitud desconcertó a los animales. Eso hasta que escuchamos un extraño chasquido, el ruido venía detrás nuestro, pero no podíamos ver quien lo producía.
gran cola de escorpión?>
No se andaban con rodeos y nosotros no podíamos hacer otra cosa más que seguirlos. Este no era nuestro mundo, sino el de ellos. Tan sólo teníamos que seguir sus reglas.
-¡Pero... ¡
-Déjalo Hawk, será mejor hacer lo que digan.
-Pero ¿Y Lamb? -Se quejó Bans. Cosa suspiró, llevándose una mano a la cabeza.
-Estará bien, no creo que nadie lo mueva.
Comenzó a caminar, pero tuvimos que detenerlo.
-Espera, lobo raro -dije y señalé hacia atrás-. Nosotros no podemos andar tan rápido.
<¿Eso es una...?>
Uno de los lobos exclamó sorprendido, y Co-Co y yo sonreímos con autosuficiencia. Ellos no eran los únicos que podían sorprender.
Hawk se puso a Rich en la espalda con ayuda de Char, Bans -aún en contra de las protestas de D- se llevó al calamar en brazos. Naho iba al lado de Sir, ninguna muy preocupada que digamos. L caminaba al frente, en medio de Cosa y yo. Si lo pienso bien, la escena debería ser de lo más rara. Seguíamos a unos lobos sin saber que tenían planeado hacer con nosotros o a donde rayos nos llevaban. Detrás nuestra, y bien escondido -supongo-, iba un centauro azul con cola de escorpión, pero su cara no era humana. Un andalita, atrás mía había un andalita de carne y hueso y yo no podía verlo, porque no debía demostrar que sabía lo que era.
Definitivamente ese podía catalogarse como el día más extraño, raro y único de mi vida.
Qué té ni adrenalina ni que nada, la realidad era mucho más alucinante que eso.