¤ Fandom: Oban Star-Racer.
¤ Claim: Aikka/Molly.
¤ Palabras: 1,113.
¤ Advertencias: Spoiler de Alwas.
¤ Nota: Uhm... ¿Alguna escena perdida? -¿y la verdadera razón por la que Aikka sintió tanto la "traición" de Molly? xD-.
Aclaraciones:
Sponsio es Promesa en Latín.
“Presente” el título se refiere a “Regalo” (lo pongo por si las dudas).
Presente
Estaba un poquitín nerviosa, aunque no podía evitarlo, al fin había llegado el día y, la verdad, el tiempo se le hizo sumamente corto. Aunque ahora tenía una gran duda: ¿Y si no le gustaba?
Una chica de quince años caminaba de un lado a otro en aquel pequeño claro, en uno de los bosques de Alwas. Llevaba unos cuantos minutos esperando a una persona en particular, pero digamos que la paciencia no es su fuerte.
La mente de Molly en aquel momento era un pequeño caos y la razón principal -la culpable- de que eso pasara era el recuerdo de una conversación que tuvo hace unos días -¿o semanas?- con cierto chico de ojos azules. En aquella ocasión ambos, el nourasiano y ella, habían ganado su tercera carrera en las rondas eliminatorias y habían hecho una promesa. Y precisamente hoy era el día en que se debería cumplir.
―Si sigues caminando así harás una zanja ―dijo una suave voz en tono divertido, logrando que la chica diera un pequeño brinco asustada.
Volteó hacía atrás y pudo ver al príncipe nourasiano, que en ese preciso momento entraba al claro, -al parecer- sumamente divertido por haber visto a la chica así de nerviosa.
Cosa que solamente logró avergonzar a Eva y que esta frunciera un poco el ceño.
―¡¡Es tú culpa!! ¡Se supone que íbamos a vernos hace 20 minutos! Créeme, no es de caballeros el dejar esperando a una dama ―expresó molesta, colocando sus manos sobre su cintura y viéndolo con gesto enojada.
Aikka se apenó un poco por eso, pero no dejo de verle el lado divertido al asunto. Se acercó a la chica y tomó una de sus manos, haciendo una reverencia y depositando un suave beso en la misma, haciendo que las mejillas de la chica combinaran perfectamente con sus ojos.
―Me disculpo por eso, pero no me fue sencillo escaparme de la vigilancia de mi Maestro, espero en verdad no haberte causado problemas ―Y alzo la vista, extrañándose al ver que Molly había volteado el rostro.
―No tiene importancia, lo comprendo ―murmuró con un hilillo de voz, apenada por la acción ¡y es que no estaba acostumbrada!
Tal vez Aikka lo entendió o no, pero rió un poco, divertido por la nueva actitud de su amiga terrícola.
―Bien pues, olvidemos eso y empecemos con lo que nos ha reunido aquí ―habló Molly apresuradamente un tanto nerviosa y apenada, mientras se encaminaba hacía uno de los árboles, donde se podía ver que un estilo de mochila o morral descansaba en el suelo.
Aikka asintió, haciendo lo propio, lo cual era buscar algo en el pequeño morral que traía consigo.
Después de un rato ambos volvieron a estar frente a frente, cada uno con una pequeña caja en las manos.
―¡¡Felicidades por pasar a la siguiente ronda!! ―dijeron al mismo tiempo, riendo después y entregándose sus respectivos regalos.
Porque esa era la promesa, cada uno felicitaría al otro a su manera si lograba pasar las rondas eliminatorias y como ambos lo habían hecho, ese era el resultado.
El primero en abrir el regalo y por decisión parcial, (o sea, juego de piedra, papel o tijeras, luego de una explicación del funcionamiento del mismo al nourasiano), fue Aikka. Cuando abrió la pequeña caja se encontró dentro un estilo de cadena, en el cual estaba un dije con la forma del planeta Tierra, al parecer el material era de plata o algo parecido. La tomó con cuidado entre sus manos, mirando el dije con curiosidad y alegría. Molly sonrió muy contenta al observar que le había gustado el regalo.
―No es gran cosa, pero lo había comprado hace tiempo y ahora creo que es mejor que tú la tengas, así cuando la carrera termine tendrás algo con lo que recordarme... ―murmuraba apenada, sonrojándose completamente al decir lo último―... ¡Y a la Tierra también! ―aclaró rápidamente. Aikka solamente sonrió muy agradecido, colocándose la cadena.
―Muchas gracias, créeme que lo apreciare mucho ―La chica solo atinó a asentir y desviar la mirada, sintiéndose media tonta al avergonzarse tanto.
―Bueno, ahora es mi turno ―El nourasiano asintió, motivándola a abrir su presente, cosa que no tardó en hacer.
Cuando Molly abrió la pequeña caja se imaginó muchas cosas raras, pero no eso. El contenido era solamente un estilo de pulsera de color plateada, con pequeñas piedras azul y verdes, estas parecían formar una figura muy parecida a la corona que Aikka siempre llevaba puesta. Cuando la tomó entre sus manos se dio cuenta que, a pesar de la forma, era muy ligera y suave. Se la colocó inmediatamente, sonriendo encantada ante ese regalo. El príncipe parecía muy conforme al ver que si había gustado su regalo.
―Es una pulsera sponsio, son muy especiales y solo se dan cuando se tiene una gran unión con la persona que la recibe, además de que significa que la voluntad de quien la regala le pertenece a esa persona ―explicó casualmente el chico moreno, sacando de su estupor a la terrícola.
―¿Cómo?
¿Qué significaba eso?
Molly miró a Aikka directamente a los ojos y vio en ellos un brillo muy particular, sumada la sonrisa que en esos momentos tenía no pudo evitar volver a sonrojarse y que su corazón comenzara a latir un poco más fuerte.
Él solamente dio un paso, acercándose a ella. Cerró con suavidad sus ojos mientras se inclinaba, cada vez más cerca.
―En verdad, me has hecho muy feliz aceptándola ―susurró suavemente en el oído de la chica, haciendo que esta sintiera un escalofrió por todo su cuerpo.
Pero antes de que pudiera reaccionar sintió una extraña calidez sobre sus labios, cuando se dio cuenta ya tenía los ojos cerrados y se encontraba correspondiendo aquel suave y tierno beso.
Fue corto, pero también el primero que recibiera en su vida. Molly se quedó en una especie de estupor y cuando al fin pudo regresar a la normalidad se dio cuenta que se encontraba sola. Por un momento pensó que Aikka aún no llegaba y que todo eso había sido un sueño suyo, pero cuando observó su muñeca y notó la pulsera comprendió que en verdad había sucedido.
Sonrió de manera tímida, acariciando la pulsera y pensando en cual sería el verdadero significado de ese regalo y en todo lo que conllevaba.
―Uhm... tal vez debería sugerirle otra promesa por si ambos pasamos esta ronda y vamos a Oban ―murmuró sonriendo de oreja a oreja, mientras tomaba sus cosas y se encaminaba a donde estaba su equipo.
Tan contenta iba que no noto la presencia del príncipe, quien se encontraba detrás de uno de los grandes árboles, completamente sonrojado, pero también sonriendo.
―No sería una mala idea.
Fin.