¤ Comunidad:
fandom_insano.
¤ Título: Una pesadilla demasiado realista.
¤ Fandom: Shaman King.
¤ Claim: Chocolove McDonell.
¤ Tabla:
Temas Musicales.
¤ Canción: 17. Ciudad de bajas pasiones.
¤ Palabras: 467.
¤ Advertencia: Spoiler del manga, la vida de Chocolove antes de y en la pandilla Shaft.
¤ Notas: Quién diría que Chocolove hubiera pasado por algo así.
¤ Resumen:
"Aquella realidad no era más que una horrible pesadilla, de la cual aún no estaba dispuesto a despertar. No al menos hasta que eliminara a aquellos que se habían atrevido a meterlo ahí esa noche".
New York nunca podría considerarse como una ciudad tranquila. La mayoría de la gente sabía que al caer la noche sus calles se llenaban de todos aquellos que sucumbieron a las bajas pasiones, dejándose llevar por todos los males. Personas que vivían en la oscuridad absoluta. Seres que no podían soportar a aquel que se atrevía a tener una tranquila y buena vida, con sueños y esperanzas. Individuos que vivían en un ciclo de sufrimiento sin fin, vengándose de quien sea por culpa de su congoja, sin importarles el condenar a alguien inocente a experimentar la misma miseria que ellos vivían día con día.
Eso fue lo que le sucedió a Chocolove McDonell.
Él fue victima de una de esas escorias que sólo saben causar daño a los demás. Sucedió cuando era un simple e inocente niño, por eso no lo entendió en su momento.
Chocolove no comprendió (y duda que algún día lo haga realmente) el por qué tuvo que ser él quien sufriera de esa forma. Su vida se había convertido en un infierno desde esa noche, cuando perdió a sus padres por culpa de unos ladrones.
Vagó mucho tiempo por las oscuras calles de aquella terrible ciudad que en su tiempo llegó a considerar su hogar, pero que ahora sólo la veía como una prisión sin barrotes. Hizo lo que fuera para sobrevivir, juntándose con gente como él, personas que tenían el espíritu herido. Así se rodeó de más y más oscuridad, aumentando su rencor contra la vida y contra gente inocente que nada tenía que ver.
En un momento dado se hizo tan peligroso, que ni la misma escoria de New York lo soportaba.
Todos le temían y Chocolove consideró que así siempre debió haber sido. Fue cuando los conoció, chicos que no tenían a nadie como él. Así iniciaron sus días en la pandilla Shaft.
Ahí aprendió a asesinar sin consideración alguna, a hacer la vida de quien se atreviera a cruzar frente a su camino igual o más miserable que la suya. Tenía las manos tan manchadas que cada vez que las miraba sólo podía observar el rojo que las cubría, por tanta sangre que había derramado.
Pero Chocolove no siempre era así, no siempre estaba a la defensiva o con ira. Cuando dormía, inevitablemente recordaba los buenos tiempos. Donde sólo era un pequeño niño lleno de metas y sueños. Donde sus padres estaban vivos y se encargaban de protegerlo. Donde nadie hacía daño a otros.
Pero al abrir los ojos se daba cuenta que aquella realidad no era más que una horrible pesadilla, de la cual aún no estaba dispuesto a despertar, no al menos hasta que eliminara a aquellos que se habían atrevido a meterlo ahí esa noche.
Hasta ese entonces, el mundo entero sufriría lo mismo que él.