¤ Comunidad:
dulcecanonmio.
¤ Título: De la búsqueda de un día tranquilo a...
¤ Fandom: Oban Star-Racer.
¤ Claim: Aikka/Molly.
¤ Beta:
lb_syndrome.
¤ Tabla:
Leyes de Newton.
¤ Ley: 01. Inercia.
¤ Palabras: 337.
¤ Advertencia: Ninguna en particular.
¤ Notas: Ubicado en Alwas y antes de la carrera entre Aikka y Molly (es decir, antes del capítulo 8).
¤ Resumen:
Primera ley: Todo cuerpo permanece en su estado de reposo a menos que otros cuerpos actúen sobre él.
Era un día tranquilo -posiblemente demasiado- en el planeta Alwas. O al menos lo era para el príncipe Aikka.
Ese día no tenía ninguna competencia pero si demasiado tiempo libre, por lo que le había pedido permiso a su maestro para poder ir a meditar a algún lugar que le proporcionara la privacidad suficiente para hacerlo. Cuando tuvo la aprobación, su destino fue a las ruinas que estaban fuera del campamento de pits.
Subió a una que consideró medianamente alta y se sentó, con las piernas cruzadas; cerró los ojos e intentó hacerse uno con el ambiente.
Lo estaba consiguiendo cuando sucedió algo que no tenía previsto:
Unas manos se posaron en su espalda y lo empujaron, haciéndolo perder el control y caer hasta el lago que había debajo de la roca. Hundiéndose y mojándose completamente en el proceso.
Cuando Aikka salió a la superficie -y después de asegurarse de que tenía aire y no agua en sus pulmones- pudo escuchar perfectamente bien una risa. Cuando volteó hacía arriba, se encontró con el rostro risueño de aquella humana, de cabello negro con toques rojizos, que últimamente comenzaba a considerarla buena amiga.
Molly, al ver la cara de desconcierto de Aikka, no pudo más que seguir riéndose, muy entretenida, contenta de haber podido tomar desprevenido al príncipe nourasiano.
Aikka frunció un poco el ceño al verla tan alegre, por lo que salió del lago y, de un brinco, llegó hasta la roca. Tomó a la chica por la cintura y con un rápido movimiento la aventó al agua, dejándola sorprendida. Ahora fue su turno de reír un poco, contento al ver obtenido su venganza. Molly hizo un puchero, pero estaba dispuesta a no dejarse vencer fácilmente.
Al final, aquel día que iba a ser de absoluta tranquilidad y concentración para el Príncipe de Nousaria no resultó ser tal cosa, sino algo mejor. Pero claro, lo que sucedió en esas ruinas quedaría como un secreto entre ambos chicos, más que nada para evitarse molestos comentarios de sus respectivos ‘tutores’.