¤ Fandom: Oban Star-Racer.
¤ Claim: Aikka/Molly(Eva).
¤ Capítulo: 1/??
¤ Advertencias: Spoiler del capítulo 2.
¤ Palabras: 3,305
¤ Nota: Bien, antes que nada debo de aclarar una cosa. “Momentos Perdidos” es una recopilación de one-shot sobre las cosas que pudieron pasar en la serie de Oban, claramente serán puras escenas Aikka/Molly -puede que otra pareja se cuele por ahí, pero principalmente son ellos-. Irán por orden de capítulo, pero tengan en cuenta que los one-shots no tienen relación entre si, son historias independientes.
¤ Resumen: No los vistes, pero los sentiste. Cierra los ojos y te darás cuenta que siempre estuvieron ahí, porque siempre debió ser así.
Cuando los caminos se cruzaron
Cuando había tomado aquella decisión sabía que las cosas no iban a resultar nada fáciles, sabía muy bien que el escapar del internado solo para buscar a su padre y hacerle entender de una vez por todas que tenía una hija le iba a traer muchos problemas, también tenía muy en cuenta que el hacerse pasar por otra persona solo porque su orgullo -y miedo- le había ganado era arriesgado, de hecho, inconscientemente ya se había hecho a la idea, desde el momento que la primera decisión paso por su mente, de que las cosas se podrían complicar un poco y que nada en esta vida le iba a facilitar su tarea, mucho menos su objetivo... aunque hubo algo que no estaba en sus planes y que en aquel momento se daba cuenta de lo mucho que podía afectar el resultado de los mismos.
Nunca llegó a pensar que surgiría aquella carrera y que ahora su padre, unos chicos que no conocía, un gran piloto y ella misma se encontrarían en un lugar totalmente desconocido para todos.
Bien, en definitiva, nunca se esperó estar en un planeta totalmente alejado del que ella conocía tan bien sólo para competir en una carrera.
Aunque tenía que agradecer mucho lo irónica que podía ser la vida. Puesto que no solamente estaba el hecho de que se encontraba más cerca que nunca de su padre y este no la reconocía, ni el hecho de que estaba en un planeta con una cultura totalmente distinta a la suya -ni que decir de los seres que vivían y estaban de visita en aquel lugar-. No, eso no era nada comparado con lo que estaba sufriendo en aquel momento.
Ella, una pequeña e inocente chica de 15 años que trataba de encajar con sus compañeros de equipo, haciendo todo lo posible para agradarles, incluso se ofreció a buscar aquel líquido que tanto ocupaban.
¿Todo para que le pagaran de esa forma?
Eva miró molesta por enésima vez la enorme puerta cerrada del pit del equipo de la Tierra.
―¡¿POR QUÉ TUVIERON QUE DEJARME AQUÍ?! ―gritó con odio y frustración mientras daba una fuerte patada a la estúpida puerta, recibiendo de recompensa un agudo dolor en el pie.
¡Suficiente!, no permitiría que se deshicieran de ella tan fácilmente y mucho menos de esa forma. Así que más enojada que nunca -y con cierto dolor en cierta parte del cuerpo-, montó su vehículo (alegrándose de la suerte que tuvo al haberlo traído consigo) y fue en busca de los demás, eso o simplemente no quiso quedarse como una tonta esperándolos en la puerta.
Después de vagar un rato -porque aceptémoslo, no sabía a donde se dirigía- llegó al lugar donde las competiciones se darían lugar, quedando sorprendida por aquel especie de estadio, tanto que se dejó llevar y parecía una pequeña en un circo.
―¡¡Genial!!
Bajó las escaleras corriendo sin darse cuenta de lo que hacía por lo que terminó chocando contra algo muchísimo más grande que su persona, al alzar la vista no pudo evitar soltar una pequeña exclamación, más de sorpresa que de miedo, y retroceder unos pasos, chocando con otra cosa a su vez, ahora si ganándole el miedo.
Cuando creyó que no era posible tener tan mala suerte caminó hacía atrás, chocando de nuevo con otro extraterrestre... la angustia que había sentido y reprimido al verse sola en aquel lugar parecía estarle ganando terreno, pero cuando creyó encontrar una salida de aquel lugar sin molestar demasiado a aquellos seres tropezó con... con una tropa de tubos con patas. Fue en ese momento que sintió que gritaría del miedo que sentía si no podía salir de aquel lugar pronto.
Tan angustiada estaba que no sintió cuando alguien le tomó de la mano, lo que si llegó a sentir fue el jalón que le ayudó a salir de aquella situación, arrastrándola técnicamente fuera del alcance de aquellas cosas.
Cuando se calmó un poco y pudo acomodarse mejor en el suelo para no verse tan patética, teniendo la certeza de que no lloraría ni nada que atentara aún más contra su dignifica, fue cuando se atrevió a mirar cara a cara a su salvador, quien seguía parado frente de ella. Al alzar la vista y verlo bien no pudo evitar llevarse una gran sorpresa, mucho menos el hecho de que sus mejillas adquirieran un tono rosado.
―¡Vaya!
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Estaba, pues, eh... aburrido. Nada en aquel lugar le sorprendía y la verdad comenzaba a dudar de la palabra del Rey respecto a lo impresionante y significativa que era la carrera que se llevaría a cabo en aquel tiempo, mucho menos podía tragarse aún el hecho de que aquel tipo de premio pudiera ser posible... aunque, pensándolo mejor, no era correcto que precisamente él fuera quien dudara de la palabra de la persona más importante de su planeta, sin considerar el hecho del fuerte lazo que los unía.
Decidió dejar de lado sus extraños pensamientos mientras se separaba de su maestro, pidiéndole permiso previamente al mismo para ir a dar una vuelta a la ciudad para conocerla con tranquilidad.
Su primera parada fue, como era obvio, el coliseo de carreras. Tenía que admitirlo, era un sitio interesante y podía sentir la emoción que causaría el estar en medio de aquel lugar cuando fuera su turno. Dejó que su mirada vagará por toda la zona, notando como la gente ya comenzaba a juntarse puesto que dentro de poco, al parecer, todo empezaría.
Ladeó la cabeza extrañado, al toparse con una escena de lo más peculiar y su conciencia le dijo que tenía que ayudar a aquella chica, ya que al parecer nadie tenía la intención de hacerlo.
Soltó un suspiró con una pequeña sonrisa en sus labios, era posible que hubiera encontrado algo interesante en su primer día.
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Se le quedo viendo un poco embelesada, aquel chico de tez canela-oscura y ojos azul cielo era como un príncipe enviado de quien sabe donde exclusivamente para rescatarla. Se sonrojó ante su tonto pensamiento.
―¡Eva! ¡Despierta!... no es momento para soñar esas cosas.
―¿Te encuentras bien? ―la chica juraba que si seguía así se iba a derretir por completo ¡incluso tenía una voz varonil pero dulce!―. ¿Por qué una pequeña esta aquí sola? ¿Y tus padres? Este lugar puede ser aterrador sino te cuidas.
Fue como si le hubieran reventado con toda intensión su linda burbuja y la sonrisa boba que adornaba el rostro de Molly desapareció en un instante. Era triste el darse cuenta de que aquella frase de “ningún hombre es perfecto” se aplicaba a todos los prospectos del universo.
Frunció el ceño mientras se ponía de pie, sacudiéndose el polvo de los pantalones sin mirarlo, totalmente molesta.
―Mis padres están muy bien, gracias. Y esto no es aterrador, deberías conocer a los profesores del internados, esos si dan miedo ―Tan concentrada estaba en sus comentarios que no notó la sonrisa divertida que se formaba en los labios del chico―. ¿Y tu qué?, por que viéndote bien no eres mucho más grande que yo.
Cuando captó la atención de la chica trató de disimular su sonrisa, ella era humana, ya había conocido a unos anteriormente, pero nunca a alguien de esa edad.
―Pues... en años terrestres tal vez sí ―comentó en tono divertido, pero antes de que pudiera agregar algo más escuchó como su maestro le hablaba.
―¡Príncipe! ¡Príncipe Aikka! ¡Ya es hora!
El mencionado suspiró, bien, al parecer las cosas buenas siempre llegaban a su fin, aunque había la posibilidad de que se encontrase otra vez con aquella chica y de que no pasara mucho tiempo antes de eso.
―Tu padre te esta hablando ―dijo sin importancia la bicolor mientras se encogía de hombros, aunque después de un instante se dio cuenta de las palabras que escuchó y lo miro sorprendida―. ¡¿Príncipe?! ―¿Había escuchado bien? ¿En serio aquel chico era un príncipe?
―Príncipe Aikka, a tus servicios ―Hizo una reverencia mientras le sonreía, apenado por tener que dejarla en aquel momento y esperando en el fondo verla otra vez, si fuera pronto mejor para él.
Se retiró y la chica no pudo dejar de mirarlo sorprendida ¡Un príncipe! ¡Un príncipe de verdad! Aquello era increíble, al parecer la primera impresión que tuvo de él no había sido para nada errada.
―¡Ey tu! ¡Por acá! ¡Acá estamos!
La terrícola frunció el ceño al encontrar a su querido equipo ya acomodado para ver lo que, a su parecer, sería la primera carrera de las preselecciones. Soltó un suspiro frustrada, había ido a aquel lugar buscándolos así que ya no le quedaba de otra que sentarse a ver el espectáculo con ellos.
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―¿Esta seguro de sus palabras? ―comentó el joven de ojos azules mientras su mano se dedicaba a acariciar de manera suave a su querido amigo y star-racers.
―Muy seguro Príncipe, por eso G’dar se encuentra en este lugar.
Aikka suspiró un poco, mientras le sonreía al escarabajo gigante que tenía a un lado, el cual al parecer creyó que su amo estaba triste o preocupado puesto que en aquel momento se dedicaba a acariciarlo con su lengua, haciendo sonreír al chico.
―Usted tendrá el privilegio de ser el primero. Espero que entienda lo que eso significa.
―Sí, lo se muy bien ―En pocas palabras, tenía que poner en alto a su raza.
Sin agregar nada más se trepó a la montura de G’dar, soltando un último suspiro y pensando en una interesante posibilidad, por lo que le dio una última caricia a su amigo y se acercó a él, como si le estuviera contando un gran secreto.
―G’dar, ella de seguro seguirá en este lugar y nos estará observando, tenemos que dar lo mejor. ¿Entendido?
El escarabajo soltó un ruido que parecía alegre, había entendido muy bien lo que su amo quería y, como siempre, no lo defraudaría. El Príncipe sonrío, disfrutaría de su primera carrera, demostraría lo bueno que era, no defraudaría a su raza y, tal vez, lograría impresionar a una nueva amiga.
Escucho el rugir de la multitud, acomodando el arco y las flechas en su debido lugar mientras sentía como el escarabajo se ponía en movimiento.
―Bien. Llegó el momento.
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Molly estaba segura que a ese paso terminaría con muchas arrugas en su frente por tenerla fruncida todo el tiempo... lo increíble de la situación es que llevaban poco tiempo en aquel lugar, tal vez sería buena idea buscarse un pasatiempo o al menos una forma de descargar su ira, porque aquellos hombres, o bueno, sin generalizar, Don Wei y el artillero harían que terminara con una acides horrible por la actitud que tenían hacía a ella.
Decidió dejar eso de lado cuando la multitud empezó a gritar emocionada, esperaba que aquel espectáculo le hiciera olvidar el mal rato que paso.
―No soy ey tu, me llamo Molly ―le dijo aún molesta al bicolor, quien no pareció darle mucha importancia al ver que las preselecciones estaban por comenzar.
Ciertamente ver al mismísimo avatar en persona había sido algo impresionante y que valía la pena contarle a sus nietos -si es que algún día llegaba a tenerlos-, pero lo que más le emocionó fue ver al primero de los competidores.
―¡Príncipe Aikka! ―gritó emocionada, llamando la atención de su equipo y haciendo que Jordan le preguntara de donde lo conocía, cosa que claramente no contesto―. Así que es el príncipe de Nourasia y ¡además es quien los representa! ¿Qué tan lejos estará de la Tierra?
―No deberías emocionarte, escuche que los Nourasianos eran aliados de los Crogs así que no valen la pena ―expresó molesto el moreno bicolor, sin darle mucha importancia al asunto.
Pero a Molly no le interesaron sus palabras, para ella era imposible que una persona como el Príncipe Aikka fuera aliado de esas terribles criaturas... además de que en aquel momento le daba mucha curiosidad la star-racers que manejaba el Nourasiano, ¿qué tan velos podía ser un escarabajo gigante?
Aikka iba concentrado y con su objetivo muy claro en su mente, pero cuando avanzaba para tomar su posición no pudo evitar el sentir que le estaban observando, cosa rara si se consideraba que todo el mundo lo estaba viendo en ese momento. Pero aquella sensación era distinta así que alzó la vista tratando de descubrir al dueño de aquella mirada y grata fue su sorpresa al encontrarlo, tanto que no dudo en regalarle una encantadora sonrisa.
Molly al verlo no pudo evitar sonrojarse visiblemente, le resultó extraño pero sabía que esa sonrisa iba dirigida a ella y solamente a ella.
―Pues... yo creo que es muy atractivo.
―¡¿Qué?! ―Jordan no se creía lo que le estaba diciendo la chica ¿cómo podía interesarse en uno de los aliados de aquellos miserables extraterrestres? Fue cuando el segundo competidor hizo su arribo en la plataforma haciendo que el chico sonriera con supremacía―. Je, pues creo que tu querido príncipe no tuvo mucha suerte.
La chica le miró molesta, para regresar su atención hacía el Nourasiano, preocupada por lo que fuera a sucederle.
Los pilotos se colocaron en sus posiciones, la salida fue dada y ambos comenzaron el recorrido. Aikka tenía cuatro cosas en mente: ganar esa carrera, hacer conocer lo importante de su raza, proteger que G’dar no saliera lastimado y por último, mas no menos importante, darle un buen espectáculo e impresionar a su vez a cierta terrícola.
Las cosas se iban dando bien, era en verdad increíble ver como el Nourasiano se movía con destreza y agilidad, pero sin olvidar el hecho de que su competidor era mucho más grande y peligroso, como lo demostró al acorralarlo contra la pared y causarle una herida leve al escarabajo, creando en los espectadores expresiones de dolor y, en una en particular, una enorme preocupación. Pero el chico pensó de manera rápida, haciendo que G’dar cerrara las alas para alejarse de aquel espacio dando unas vueltas por el impulso del aire y después volver a despreglar sus alas, estabilizándose por unos instantes que el piloto aprovecho sin perder el tiempo.
Sacó una de sus flechas colocándola entre sus manos, mientras que cerraba los ojos al comenzar a recitar una especie de hechizo, “Unsakai Miura Nakatá” , la flecha comenzó a brillar de manera intensa mientras unos listones azules con caracteres blancos salían de la misma danzando alrededor del Príncipe y su montura. Aikka se puso de pie mientras preparaba el arco y la flecha, haciendo que aquellos listones de luz comenzaran a bailar con mucha mayor rapidez y formaran unos anillos que cada vez fueron compactándose más, hasta que se concentraron en la punta de la flecha, la cual adquirió un fuerte brillo azul-blanco que se expandió por todo el largo de la misma.
Al ver que ya estaba lista, el oji-azul afirmó aún más el arco mientras se preparaba para disparar, concentrándose en un punto en especifico de la nave rival, cuando se sintió cien por ciento seguro realizó su disparo y acertó en uno de los propulsores de la otra nave, logrando que este tuviera un estilo de sobrecarga y explotara, deteniendo movimiento alguno y por lo tanto haciéndola chocar contra el suelo.
Para demostrar lo justo y buen competidor que era, el Nourasiano se detuvo unos instantes en el aire enfrente de su rival caído e hizo una reverencia demostrando todo el respeto que tenía hacía él, haciendo que todos los seres que estaban viendo la carrera gritaran de jubilo, para después reanudar su camino hacía la meta.
El Príncipe Aikka, de Nourasia, había sido el ganador de la primera carrera de preselección.
―¡¡Genial!! ―gritaba una chica emocionada tanto porque ganara como por la carrera que había presenciado.
―... traidora ―Le retó molesto el chico que estaba a su lado, aún sin entender porque se emocionaba tanto.
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Aikka hizo una reverencia, despidiéndose de G’dar y de su maestro. Por la victoria tan honorable que había obtenido se le fue concedido el deseo de pasar todo lo que restaba del día vagando por ahí.
Estaba contento, había dado un buen espectáculo, ahora sólo le faltaba encontrar a una persona que le confirmara aquel hecho.
Caminó de manera distraída por el mercado de la ciudad y al ver la posibilidad de que ella no se encontrara en aquel lugar decidió probar por una zona más tranquila, así que sus pasos lo encaminaron hacía donde estaba el muelle.
Estuvo un tiempo, caminando por todo lo largo del muelle, comenzando a sospechar que tal vez no le sería posible verla aquel día cuando divisó una silueta que le pareció familiar. Al acercarse más pudo notar que no se había equivocado y cuando sus pasos lograron llamar la atención de la chica saludó con otra de sus clásicas reverencias.
―¡Príncipe Aikka!
―Es un placer volverte a encontrar ―Le sonrío de manera sincera logrando que las mejillas de la chica volvieran a adquirir aquel tono rosado, resultándole algo gracioso.
―Es a mi a quien le da mucho gusto. ¡Debo felicitarlo! ¡La carrera de este día fue estupenda!
Molly estaba en verdad muy contenta y emocionada, aquel chico era lo único bueno que le había sucedido en el día, a pesar del extraño primer encuentro que tuvieron y el volverlo a ver tan pronto no hacía más que aumentar su buen humor -y no era sarcasmo alguno-.
El Nourasiano se permitió aumentar un poco más su sonrisa, contento de saber que sus cuatro objetivos se habían cumplido con éxito... bueno... el de G’dar medio se cumplió, pero al menos su amigo no había salido muy lastimado y ahora se encontraba bien.
―Esas palabras me llenan de felicidad, es bueno saber que mi actuación en la pista fue de su total agrado.
La chica parecía a punto de irse al séptimo cielo cuando fue anunciada la siguiente carrera de preselección, donde el equipo de la Coalición Tierra era uno de los participantes, cosa que llamó la atención del chico.
―Veo que ahora es tu equipo quien compite. ¿No irás a apoyarlos? ―Aquellas palabras eran dichas más por educación que otra cosa ya que no deseaba terminar con agradable encuentro.
Ella dudó un poco, nadie le quería en aquel lugar y en aquel momento sólo le era grata la compañía de su nuevo ¿ amigo?, meneó la cabeza para alejar aquellos pensamientos, tenía que ser solidaria, así que le dirigió una sonrisa algo triste a su interlocutor.
―Creo que sí. Espero en otra ocasión podamos platicar con más calma.
El Príncipe le correspondió aquella sonrisa con una parecida comenzando a sospechar que en aquel tiempo sería algo difícil para ambos encontrar un momento de tranquilidad en el cual pudieran platicar más a gusto, pero dejo eso de lado y se acercó a la chica, tomando de manera suave su mano con una de las suyas, depositando un corto pero tierno beso en la misma, mientras volvía a hacer una reverencia, logrando que Molly se sonrojara completamente por la acción.
―Esperaré con ansias ese momento, mientras tanto le deseo suerte a usted y a su equipo ―Se despidió con la esperanza de que la próxima vez que se vieran fuera con más tiempo para ambos, pero de algo si estaba seguro, sus caminos ya se habían cruzado y no existía la posibilidad de que dejaran de verse.
Molly lo vio marcharse, imaginándose que tal vez ahora el sería uno de los espectadores. Se llevó su mano al pecho suspirando de manera soñadora, ya no le parecía tan malo el haber ido a parar en aquel lugar. Y con aquella sonrisa se dirigió hacía el pit del Equipo Tierra, sin imaginarse que una sensación de incomodidad le haría borrar la suave sensación de mariposas en el estomago que sentía en aquel momento.
Después de todo aquella era la preselección para la Gran Carrera de Oban.
Fin.
One-shot siguiente:
―Príncipe Aikka, muchas gracias.
Le miro unos instantes, la verdad aquella era una buena pregunta pero, ¿y la respuesta?
―No deberías confiar en el.
―¡No! ¡Espera! ¡Yo no soy como los demás!
2.- "Cuando de rescates se trata"