kmiya
in
witch_kiss
... no tengo nada que decir
¤ Comunidad: reto_diario
¤ Número: 004/ 012.
¤ Título: Otro día más (y aún sin pistas).
¤ Fandom: Danny Phantom
¤ Claim: Dan+Dani.
¤ Extensión: 915.
¤ Advertencias: Universo Alterno, medio dark y puede que algo de OOC en la personalidad de Dan, pero es un UA así que eso último puede que no tanto.
¤ Notas: Basado en una idea que tenía hace tiempo y que bien puede quedar para long-fic pero a mí se me dan pésimo los long-fic |'D. "Dan, Dani y Danny son hermanos, los tres fueron creados artificialmente por Vlad Plasmius, para sus experimentos sobre la mezcla de ADN humano y fantasma. Pero, gracias a los poderes de Dan y Danny, lograron escapar y vivieron juntos por más de un año, hasta que Vlad logró dar con ellos y terminó capturando al único de los tres que consiguió tener su ADN estable y en un balance perfecto del 50-50% entre ambos tipos, Danny. Ahora Dan y Dani intentan rescatar a su hermano y eliminar de una vez por todas a Vlad".
+ No tengo idea si lo haré serie de viñetas, tendría que reveer "The Ultimate Enemy" antes de decidirlo.
¤ Resumen: Ninguno de los dos estaba dispuesto a dejar que ese hombre destruyera a su familia por segunda ocasión.
―¡N-No! ¡Por favor...! Y-Yo no... no sé nada ¡Se lo juro!, p-por favor, no lo haga, n-noo... ―La patética suplica del hombre fue acallada cuando su agresor colocó su mano con rudeza sobre la boca del mismo, ahogándolo en el proceso.
―Cállate, basura. Cómo si fuera a creer alguna de tus palabras ―Apretó con más fuerza, provocando que el hombre gimiera de dolor. El agresor, un hombre joven de cabellera negra y cruel mirada de color azul, giró un poco el rostro, observando una pequeña silueta que se encontraba a unos cuantos pasos a su derecha. Cuando le habló, el tono de su voz se había suavizado un poco―. Será mejor que cierres los ojos ―ordenó, con algo de rudeza a pesar de su tono.
La pequeña silueta se llevo las manos a la cabeza y jaló el borde del gorro rojo que traía sobre la misma, hasta taparse los ojos con él. Luego, sabiendo lo que iba a pasar a continuación, apretó los ojos con fuerza, tapándose los oídos con sus manos. Pero, a pesar de eso, pudo escuchar perfectamente las últimas suplicas de aquel hombre, seguido de un alarido que le helaría la sangre a cualquiera.
La niña, pues eso era, una niña no mayor de los trece años, sintió que algo pegajoso y que tenía un olor fuerte le había salpicado el rostro, pero no hizo ademán alguno de averiguar que fue o siquiera de quitárselo. Cuando el silencio dominó aquella bodega, se permitió bajar los brazos, destapando sus oídos.
―¿Ya terminaste? ―preguntó un poco ansiosa, a pesar de que su voz había sonado como si estuviera aburrida.
―No. Así que ni pienses en abrir los ojos ni en moverte.
La pequeña suspiró y asintió, llevándose las manos a los bolsillos de su sudadera, y empezó a balancearse de atrás hacia adelante. El olor a sangre y a carne descompuesta lentamente comenzó a inundar todo el lugar. La niña se extrañó un poco al darse cuenta de que se había acostumbrado a ese olor, pues no se sentía mareada ni mucho menos asqueada, cuando al inicio de todo eso siempre tendía a marearse al punto de vomitar y eso solo logró hacer que se preguntara cuánto tiempo llevaban haciéndolo y por cuántos días más seguirían así.
Unos pasos suaves, que resonaban de manera atemorizante por culpa del eco de aquella bodega vacía, le indicaron que él se estaba acercando. Luego sintió su presencia a su lado y como tocaba su mejilla, retirando aquel líquido pegajoso.
―Hoy te pusiste más cerca de lo normal, logró salpicarte.
Algo hizo click en su cabeza.
―¡Oh! ¿Eso era su sangre?
Por toda respuesta el mayor le acomodó el gorro, dándole a entender que podía abrir los ojos. Y así lo hizo, parpadeando varias veces para acostumbrarse a la tenue luz, cuando lo consiguió fijo sus grandes ojos azules en el lugar donde había estado aquel hombre extraño. Pero ahí no había nadie, solo una gran mancha roja.
La niña alzó la vista, para poder ver a su hermano mayor.
―¿Te dijo dónde está? ―Él movió la cabeza de manera negativa, en su mirada notándose la frustración que eso le causaba. Los ojos de ella se abrieron desmesuradamente, en una expresión de sorpresa y tristeza―. ¡Pero dijiste que él iba a saberlo! ¡Él era el más cercano a Vlad! ¿Significa que nunca vamos a encontrar a Danny? ―Al no recibir respuestas del mayor, la desesperación de la pequeña fue en aumento―. ¡Dan! ¡Ya han pasado tres años! ¡TRES AÑOS DESDE QUE ESE MALDITO SE LO LLEVÓ!
―¡CÁLLATE DE UNA VEZ, DANIELLE! ―Dani guardó silencio en el acto y no pudo evitar encogerse un poco en su lugar. Dan podía a llegar a ser muy aterrorizante cuando se enojaba y ambos lo sabían, además de que solo en esas ocasiones la llamaba de esa forma. El mayor suspiró profundamente, intentando calmarse, porque no tenía caso desquitarse con ella por lo mal que salió ese plan―. ¿Crees acaso que no lo sé? No eres la única que quiere recuperar a ese idiota y matar a ese imbécil.
―¿Sabes? Cuando lo dices así me hace dudar de si quieres salvar a Danny o quieres matarlo ―Dan frunció el ceño al mirarla―. Ya sé, ya sé, 'no es momento para tus estúpidas bromas' ―bufó la menor, cruzándose de brazos.
―Como sea, será mejor ir a buscar el siguiente objetivo ―Colocó sus manos sobre su cintura y al instante siguiente una luz pareció salir de su vientre y lo rodeó en un pequeño círculo, para después dividirse en dos aros de luz, uno bajó hasta sus pies y el otro hasta su cabeza, haciendo que su apariencia cambiara en el proceso. Sus ojos se volvieron verdes, su cabello blanco y su tez algo azulada.
―¿Alguna vez me dejaras ver? ―preguntó Dani, transformándose también en su forma fantasma y comenzó a flotar detrás de su hermano, fuera del edificio.
―Si lo hiciera y logramos encontrar a ese idiota, me fastidiaría hasta el cansancio.
―En pocas palabras no lo harás porque no quieres que Danny se enoje contigo y que yo sufra alguna especie de trauma ¿cierto? ―dijo con un tono divertido.
―Cállate y vuela ―gruñó, haciéndola reír.
―Yo también te quiero, Dan. Te aseguro que Danny siente lo mismo.
Y por eso iban a encontrarlo y rescatarlo, de donde sea que Vlad lo tuviera prisionero. Ninguno de los dos estaba dispuesto a dejar que ese hombre destruyera a su familia por segunda ocasión.
¤ Número: 004/ 012.
¤ Título: Otro día más (y aún sin pistas).
¤ Fandom: Danny Phantom
¤ Claim: Dan+Dani.
¤ Extensión: 915.
¤ Advertencias: Universo Alterno, medio dark y puede que algo de OOC en la personalidad de Dan, pero es un UA así que eso último puede que no tanto.
¤ Notas: Basado en una idea que tenía hace tiempo y que bien puede quedar para long-fic pero a mí se me dan pésimo los long-fic |'D. "Dan, Dani y Danny son hermanos, los tres fueron creados artificialmente por Vlad Plasmius, para sus experimentos sobre la mezcla de ADN humano y fantasma. Pero, gracias a los poderes de Dan y Danny, lograron escapar y vivieron juntos por más de un año, hasta que Vlad logró dar con ellos y terminó capturando al único de los tres que consiguió tener su ADN estable y en un balance perfecto del 50-50% entre ambos tipos, Danny. Ahora Dan y Dani intentan rescatar a su hermano y eliminar de una vez por todas a Vlad".
+ No tengo idea si lo haré serie de viñetas, tendría que reveer "The Ultimate Enemy" antes de decidirlo.
¤ Resumen: Ninguno de los dos estaba dispuesto a dejar que ese hombre destruyera a su familia por segunda ocasión.
―¡N-No! ¡Por favor...! Y-Yo no... no sé nada ¡Se lo juro!, p-por favor, no lo haga, n-noo... ―La patética suplica del hombre fue acallada cuando su agresor colocó su mano con rudeza sobre la boca del mismo, ahogándolo en el proceso.
―Cállate, basura. Cómo si fuera a creer alguna de tus palabras ―Apretó con más fuerza, provocando que el hombre gimiera de dolor. El agresor, un hombre joven de cabellera negra y cruel mirada de color azul, giró un poco el rostro, observando una pequeña silueta que se encontraba a unos cuantos pasos a su derecha. Cuando le habló, el tono de su voz se había suavizado un poco―. Será mejor que cierres los ojos ―ordenó, con algo de rudeza a pesar de su tono.
La pequeña silueta se llevo las manos a la cabeza y jaló el borde del gorro rojo que traía sobre la misma, hasta taparse los ojos con él. Luego, sabiendo lo que iba a pasar a continuación, apretó los ojos con fuerza, tapándose los oídos con sus manos. Pero, a pesar de eso, pudo escuchar perfectamente las últimas suplicas de aquel hombre, seguido de un alarido que le helaría la sangre a cualquiera.
La niña, pues eso era, una niña no mayor de los trece años, sintió que algo pegajoso y que tenía un olor fuerte le había salpicado el rostro, pero no hizo ademán alguno de averiguar que fue o siquiera de quitárselo. Cuando el silencio dominó aquella bodega, se permitió bajar los brazos, destapando sus oídos.
―¿Ya terminaste? ―preguntó un poco ansiosa, a pesar de que su voz había sonado como si estuviera aburrida.
―No. Así que ni pienses en abrir los ojos ni en moverte.
La pequeña suspiró y asintió, llevándose las manos a los bolsillos de su sudadera, y empezó a balancearse de atrás hacia adelante. El olor a sangre y a carne descompuesta lentamente comenzó a inundar todo el lugar. La niña se extrañó un poco al darse cuenta de que se había acostumbrado a ese olor, pues no se sentía mareada ni mucho menos asqueada, cuando al inicio de todo eso siempre tendía a marearse al punto de vomitar y eso solo logró hacer que se preguntara cuánto tiempo llevaban haciéndolo y por cuántos días más seguirían así.
Unos pasos suaves, que resonaban de manera atemorizante por culpa del eco de aquella bodega vacía, le indicaron que él se estaba acercando. Luego sintió su presencia a su lado y como tocaba su mejilla, retirando aquel líquido pegajoso.
―Hoy te pusiste más cerca de lo normal, logró salpicarte.
Algo hizo click en su cabeza.
―¡Oh! ¿Eso era su sangre?
Por toda respuesta el mayor le acomodó el gorro, dándole a entender que podía abrir los ojos. Y así lo hizo, parpadeando varias veces para acostumbrarse a la tenue luz, cuando lo consiguió fijo sus grandes ojos azules en el lugar donde había estado aquel hombre extraño. Pero ahí no había nadie, solo una gran mancha roja.
La niña alzó la vista, para poder ver a su hermano mayor.
―¿Te dijo dónde está? ―Él movió la cabeza de manera negativa, en su mirada notándose la frustración que eso le causaba. Los ojos de ella se abrieron desmesuradamente, en una expresión de sorpresa y tristeza―. ¡Pero dijiste que él iba a saberlo! ¡Él era el más cercano a Vlad! ¿Significa que nunca vamos a encontrar a Danny? ―Al no recibir respuestas del mayor, la desesperación de la pequeña fue en aumento―. ¡Dan! ¡Ya han pasado tres años! ¡TRES AÑOS DESDE QUE ESE MALDITO SE LO LLEVÓ!
―¡CÁLLATE DE UNA VEZ, DANIELLE! ―Dani guardó silencio en el acto y no pudo evitar encogerse un poco en su lugar. Dan podía a llegar a ser muy aterrorizante cuando se enojaba y ambos lo sabían, además de que solo en esas ocasiones la llamaba de esa forma. El mayor suspiró profundamente, intentando calmarse, porque no tenía caso desquitarse con ella por lo mal que salió ese plan―. ¿Crees acaso que no lo sé? No eres la única que quiere recuperar a ese idiota y matar a ese imbécil.
―¿Sabes? Cuando lo dices así me hace dudar de si quieres salvar a Danny o quieres matarlo ―Dan frunció el ceño al mirarla―. Ya sé, ya sé, 'no es momento para tus estúpidas bromas' ―bufó la menor, cruzándose de brazos.
―Como sea, será mejor ir a buscar el siguiente objetivo ―Colocó sus manos sobre su cintura y al instante siguiente una luz pareció salir de su vientre y lo rodeó en un pequeño círculo, para después dividirse en dos aros de luz, uno bajó hasta sus pies y el otro hasta su cabeza, haciendo que su apariencia cambiara en el proceso. Sus ojos se volvieron verdes, su cabello blanco y su tez algo azulada.
―¿Alguna vez me dejaras ver? ―preguntó Dani, transformándose también en su forma fantasma y comenzó a flotar detrás de su hermano, fuera del edificio.
―Si lo hiciera y logramos encontrar a ese idiota, me fastidiaría hasta el cansancio.
―En pocas palabras no lo harás porque no quieres que Danny se enoje contigo y que yo sufra alguna especie de trauma ¿cierto? ―dijo con un tono divertido.
―Cállate y vuela ―gruñó, haciéndola reír.
―Yo también te quiero, Dan. Te aseguro que Danny siente lo mismo.
Y por eso iban a encontrarlo y rescatarlo, de donde sea que Vlad lo tuviera prisionero. Ninguno de los dos estaba dispuesto a dejar que ese hombre destruyera a su familia por segunda ocasión.