Capítulo 1:
El niño
La mujer le salió al encuentro en el camino y lo llevó a su casa.
El hijo estaba enfermo.
El Anciano miró el rostro húmedo del pequeño contra la almohada, luchando boca abierta para ofrecer más aire a sus pulmones, terco ante la muerte que lo acechaba, aún en la semiinconsciencia de la fiebre. Debió haberle entregado las hierbas a la mujer y regresado al camino. En cambio, lo pidió.
La madre tartamudeó su perplejidad después de escucharlo.
-Dámelo-, reiteró él. -Sanará. Pero se irá conmigo.
Lo dejó todavía en cama pero lúcido y reclamando tener el estómago vacío. Incorporado contra los almohadones de arpillera lucía frágil y más pequeño de lo que debiera.
-¿Qué edad tiene?
Ocho años aseguró la madre.
El Anciano hubiese apostado por seis.
Regresó por él al final del verano, cuando el color de las hojas comenzaban a anunciar la próxima estación.
La madre esperaba en la entrada de la miserable propiedad y el niño un poco más atrás, en la semioscuridad del umbral de la puerta, sosteniendo un pequeño lío de ropas en la mano. Un mohín se dibujaba en su boca, un puchero terco para ocultar su renuencia a partir. Hubo llanto antes de su llegada a juzgar por las mejillas rojas y sucias allí donde el polvo levantado por el viento se había mezclado en surcos con la humedad.
La mujer le hizo una señal y el pequeño se movió hacia la luz de la entrada, renqueando. Era cojo.
Esa debió haber sido la primera señal para él de que la adquisición del infante no había sido un buen arreglo. Pero el hombre simplemente suspiró y se puso en marcha con el niño a su siga.
continuará...
2
El Amo de los Dragones por Marcela Ponce Trujillo se encuentra bajo una
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