[KHR!] ¡Ese perro es mío! - Mukuro&Tsuna
Autor: aniki_sama
Para: reto_diario y 30vicios
Título: ¡Ese perro es mío!
Fandom: Katekyo Hitman Reborn!
Tabla: Básica
Promt: 07. Celos.
Claim: Tsunayoshi Sawada, Mukuro Rokudo, Reborn & Yamamoto Takeshi
Extensión: 561 palabras.
Advertencias: RANDOM
-Yo seria un excelente amo -Mukuro se mordió la legua para no dejar salir el “pregúntenle a Ken”
-¡No es cierto! -exclamó bruscamente Tsuna, con el rostro lijeramente sonrrojado por el enojo -. Sé que serias un horrible dueño.
-¿Cómo puedes estár tan seguro, Tsunayoshi-kun? -preguntó Mukuro comenzando a sonreir, más que nada por lo hilarente que comenzaba a resultar esa escena.
-¡Simplemente lo estoy! -gritó el castaño. En cualquier otra situación se habria mostrado intimidado por Mukuro, pero en esos momentos su enojo era mayor que su sentido de auto supervivencia -. Seria mejor amo que tú, te lo puedo demostrar.
-Ya está resulto, entonces -murmuró Reborn desde el otro lado de la habitación, dezlizando con su pequeña mano su sombrero hasta cubrir sus ojos -. Si Dame-Tsuna desea tanto tener a ese perro, que lo tenga.
El castaño miro entre sorprendido y asustado a su tutor.
-P-Pero -balbuceó Tsuna -. Yo n-no decía que quería quedarme con el.
-Entonces -Reborn pareció estás apunto de patear al castaño -, deja que Mukuro se lleve al maldito perro.
-Pero -bajo la cabeza -. Estoy seguro de que terminara matándolo -lo ultimo lo dijo más para sí mismo que para los demás, pero aún así tanto Reborn como Mukuro lo escucharon.
-¿Tan mala impresión tienes de mi, Tsunayoshi-kun? -preguntó, un pequeño tic empezaba a brotar en su ojo izquierdo.
-Sí -respondió el menor -, esa es la impresión que sueles dar, Mukuro.
El tic en el ojo del ilusionista comenzaba a hacerse más notorio.
En una esquina de la habitación un pequeño cachorro marrón miraba toda aquella discusión, con sus grandes ojos viajando desde el cabeza de piña hasta el enano. Quién le pudo haber dicho que seria recogido por dos de las personas más extraña que se pudo topar.
Antes de que Tsuna o Mukuro lo pudieran notar, Reborn tomó al cachorro con una sola mano y se dirigió a la ventana.
-¡Ey, idiotas! -gritó para llamar la atención de los otros chicos -. Tengo una mejor idea de que hacer con este saco de pulgas -dijo mientras sacaba la mano con la que sostenía al perro por la ventana -, viviéndolos a ustedes dos, sé que el perro tendría mejor suerte si muriera ahora.
-¡Reborn, no lo hagas! -imploró Tsuna.
-V-Vamos, Arcobaleno -Mukuro no dejo entrever ninguna preocupación en su rostro, pero el pequeño tartamudeo lo evidenció de inmediato -, no asesinarías á un pequeño perro, ¿verdad?
Reborn dejó caer al cachorro.
.
.
.
Yamamoto se encontraba fuera de la casa de Tsuna, con una bolsa de sushi en una de sus manos y un cachorro de pelaje castaño en la otra.
Había quedado en traerle esa tarde un poco de sushi a la madre de Tsuna, pero antes de que pudiera entrar a la residencia Sawada había sentido como algo golpeaba su cabeza. Volteó hacia arriba, viendo como, desde la ventana., Tsuna lo miraba con alivio.
-Yo, Tsuna -saludó -. ¿Es tuyo? -preguntó señalando con su mirada al pequeño perro.
-No es suyo -en la ventana, al lado del castaño, aparición Mukuro -. Es mío.
-¡Que no es tuyo, Mukuro! -volvió a gritar Tsuna -. Es tuyo ahora, Yamamoto-kun, tan sólo llévatelo.
-¡No se te ocurra llevarte a mi perro, Yamamoto Takeshi! -esta vez fue Mukuro el que gritó -. Ese cachorro es mío.
-¡Qué no lo es!
Para: reto_diario y 30vicios
Título: ¡Ese perro es mío!
Fandom: Katekyo Hitman Reborn!
Tabla: Básica
Promt: 07. Celos.
Claim: Tsunayoshi Sawada, Mukuro Rokudo, Reborn & Yamamoto Takeshi
Extensión: 561 palabras.
Advertencias: RANDOM
-Yo seria un excelente amo -Mukuro se mordió la legua para no dejar salir el “pregúntenle a Ken”
-¡No es cierto! -exclamó bruscamente Tsuna, con el rostro lijeramente sonrrojado por el enojo -. Sé que serias un horrible dueño.
-¿Cómo puedes estár tan seguro, Tsunayoshi-kun? -preguntó Mukuro comenzando a sonreir, más que nada por lo hilarente que comenzaba a resultar esa escena.
-¡Simplemente lo estoy! -gritó el castaño. En cualquier otra situación se habria mostrado intimidado por Mukuro, pero en esos momentos su enojo era mayor que su sentido de auto supervivencia -. Seria mejor amo que tú, te lo puedo demostrar.
-Ya está resulto, entonces -murmuró Reborn desde el otro lado de la habitación, dezlizando con su pequeña mano su sombrero hasta cubrir sus ojos -. Si Dame-Tsuna desea tanto tener a ese perro, que lo tenga.
El castaño miro entre sorprendido y asustado a su tutor.
-P-Pero -balbuceó Tsuna -. Yo n-no decía que quería quedarme con el.
-Entonces -Reborn pareció estás apunto de patear al castaño -, deja que Mukuro se lleve al maldito perro.
-Pero -bajo la cabeza -. Estoy seguro de que terminara matándolo -lo ultimo lo dijo más para sí mismo que para los demás, pero aún así tanto Reborn como Mukuro lo escucharon.
-¿Tan mala impresión tienes de mi, Tsunayoshi-kun? -preguntó, un pequeño tic empezaba a brotar en su ojo izquierdo.
-Sí -respondió el menor -, esa es la impresión que sueles dar, Mukuro.
El tic en el ojo del ilusionista comenzaba a hacerse más notorio.
En una esquina de la habitación un pequeño cachorro marrón miraba toda aquella discusión, con sus grandes ojos viajando desde el cabeza de piña hasta el enano. Quién le pudo haber dicho que seria recogido por dos de las personas más extraña que se pudo topar.
Antes de que Tsuna o Mukuro lo pudieran notar, Reborn tomó al cachorro con una sola mano y se dirigió a la ventana.
-¡Ey, idiotas! -gritó para llamar la atención de los otros chicos -. Tengo una mejor idea de que hacer con este saco de pulgas -dijo mientras sacaba la mano con la que sostenía al perro por la ventana -, viviéndolos a ustedes dos, sé que el perro tendría mejor suerte si muriera ahora.
-¡Reborn, no lo hagas! -imploró Tsuna.
-V-Vamos, Arcobaleno -Mukuro no dejo entrever ninguna preocupación en su rostro, pero el pequeño tartamudeo lo evidenció de inmediato -, no asesinarías á un pequeño perro, ¿verdad?
Reborn dejó caer al cachorro.
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Yamamoto se encontraba fuera de la casa de Tsuna, con una bolsa de sushi en una de sus manos y un cachorro de pelaje castaño en la otra.
Había quedado en traerle esa tarde un poco de sushi a la madre de Tsuna, pero antes de que pudiera entrar a la residencia Sawada había sentido como algo golpeaba su cabeza. Volteó hacia arriba, viendo como, desde la ventana., Tsuna lo miraba con alivio.
-Yo, Tsuna -saludó -. ¿Es tuyo? -preguntó señalando con su mirada al pequeño perro.
-No es suyo -en la ventana, al lado del castaño, aparición Mukuro -. Es mío.
-¡Que no es tuyo, Mukuro! -volvió a gritar Tsuna -. Es tuyo ahora, Yamamoto-kun, tan sólo llévatelo.
-¡No se te ocurra llevarte a mi perro, Yamamoto Takeshi! -esta vez fue Mukuro el que gritó -. Ese cachorro es mío.
-¡Qué no lo es!