No hay un argumento tan contundente o irrebatible en una discusión o en un debate como hacerle creer a tu adversario que tiene algo atascado entre los dientes en el momento clave.
-Nunca debe hacerse con mala leche, si no con el aparente ansia de ayudar.
-No es necesario que el trozo de lechuga o de espinacas sea verídico.
-No importa de lo que se esté hablando, si lo haces en el momento decisivo cuando el otro está en la cima de su gloria exponiendo su punto de vista con energía y convicción, matarás su espíritu.
*Estos datos no están comprobados personalmente, están sacados y traducido de
aqui.