Fan Fic : "Escondidos" Capitulos 5 y 6

Dec 17, 2008 01:42

Titulo : "Escondidos"
Advertencias : Wincest, lenguaje adulto, sexo... no apto para menores.
Resumen : Los Winchester estan siendo perseguidos por el FBI y se ven obligados a esconderse y trabajar en un bar...



Capitulo 5.

- Tu hermano es un chico muy guapo…
- Yeah, lo sé.
- Pues como lo sigas mirando tanto, lo vas a gastar. - Dean soltó una risita y se volvió hacia la sra. Dobson, que le sonreía también.
- ¿Eso cree? Nah… Sam no se va a gastar porque yo lo mire. Es demasiado grande para eso. - ahora fue el turno de la dueña de reírse.
- ¿Sabes? Todo ese numerito que montasteis ayer, eso de ser pareja… os funciona muy bien. Nunca antes habíamos tenido el bar tan lleno.
- Bueno… ¿Qué puedo decir? Las chicas están locas. - Dean se volvió otra vez a mirar a su hermano que servía a una mesa llena de chicas que no hacían más que hacerle ojitos y tirarle los tejos descaradamente. Sam se rasco el cuello, justo en el mismo sitio donde Dean le había besado. Ya había repetido varias veces el gesto y al mayor le estaba incomodando mucho. ¿Se habría dado cuenta? Nah… La sra. Dobson volvió a reír.
- Si. Un poco sí que están. Pero… es que vuestro numerito fue muy convincente. ¿Seguro que solo sois hermanos?
- ¿Y que mas íbamos a ser? - le pregunto, mirándola serio. La mujer arqueo las cejas.
- No le miras como un hermano.
- ¿Y cómo le miro? - pregunto con una sonrisa preocupada.
- Como si fuera la cosa más importante de tu mundo. - contesto la mujer yéndose a la cocina y dejándole solo.
Sam reprimió otro bufido mientras servía unas hamburguesas a la quinta mesa con chicas. ¿Es que se habían venido todas las de la ciudad o que? El 90% de la clientela de ese día eran chicas. Y las de la mesa que ahora servía trataban de convencerle de ir a una fiesta esa noche.
- Anda, guapo. ¡Sera divertido!
- Que no, en serio, no puedo. Acabamos muy tarde y estamos demasiado cansados como para…
- ¿Para que estamos cansados? - Sam deseo poder volverse y patear a su hermano, pero este le había vuelto a agarrar de la cintura y esta vez le atrapo también el brazo derecho para que no pudiera volver a retorcerle la muñeca. Las chicas de la mesa sonrieron embobadas, felices de verlos así, juntitos. En serio que no entendía a las mujeres de ahora…
- Le decíamos a tu chico que esta noche hay una fiesta en un bar y que podíais llegaros.
- ¡No soy su chico! - protesto Sam, todo colorado, pero las chicas ignoraron su protesta. Dean apoyo la barbilla en el hombro de Sam.
- A una fiesta… no suena mal… - las chicas se animaron visiblemente al ver que Dean si pensaba en su propuesta.
- Habrá copas gratis, concursos y mucha música. Pero tu chico dice que cuando acabáis estáis agotados…
- ¡Que no soy su chico! - bufo Sam. ¡Maldita sea! La forma en que la chica había repetido sus propias palabras daba pie para que se malinterpretaran y eso hizo Dean, que se rio.
- Oh, si… me deja totalmente exhausto. - Dean y las chicas rieron con complicidad mientras Sam alucinaba. ¿Acababa de insinuar que se acostaban? Iba a matar a su hermano.
- Bueno, si decidís pasaros tu chico y tú, esta es la dirección. - una de las chicas le tendió al mayor una tarjeta que este guardo en el bolsillo de la camisa, sonriendo.
- ¡Que no soy su chico!
- Nos lo pensaremos. ¿Verdad, cariño? - Dean le dio un besito en la mejilla a Sam, muy cerca de los labios y sonrió a las chicas a modo de despedida. El pequeño se quedo helado en el sitio. Si, definitivamente iba a matar a su hermano.
Poco después, en el almacén, Dean colocaba unas cajas de cerveza cuando sintió un empujón fuerte en la espalda que casi lo hace caer y comerse las cajas. Con un gruñido, se encaro con su hermano pequeño, el único que se atrevería a hacerle algo así.
- ¡Tío! ¿Qué mosca te ha picado?
- ¿Y a ti? ¿Quieres explicarme a que ha venido todo eso? - Dean se lamio los labios y se cruzo de brazos.
- ¿Qué? Si no quieres que vayamos a la fiesta esa, pues no vamos. Tampoco es para que me empujes.
- ¡No estoy hablando de la puñetera fiesta, Dean! ¡Hablo del numerito de antes!
- ¿Qué numerito…? Ah… ¿Eso? ¿No me dirás que estas molesto por el besito? - Dean empezó a reírse, lo que molesto aun más a Sam, que casi gruñía. - Tío… que solo ha sido un beso en la cara. No te puedes poner histérico por eso. A ver si ahora no voy a poder ser cariñoso con mí propio hermano. - Sam le encaro, desesperado. Tratar de razonar con Dean cuando estaba en ese plan, era frustrante.
- ¡Tu nunca has sido cariñoso, Dean!
- ¿Y? Al menos así te dejaron en paz, ¿no? - Sam parpadeo confuso.
- Er… si… pero…
- ¿Y cuanto te dejaron de propina?
- Er… quince dólares… pero…
- ¿Ves? Si es que soy un genio… - Dean se volvió hacia sus cajas de cerveza y siguió colocándolas. Sam gruño.
- No quiero que sigas con la puñetera bromita esta. Sé que te aburres y que con esto te lo estas pasando genial, pero búscate otro entretenimiento. - Dean rio, divertido.
- ¡Vamos, hombre! No seas tan aburrido. Solo ha sido un besito inocente. - Dean termino de colocar las cajas. - No quiero ni pensar como te hubieras puesto si me da por besarte de verdad… - soltó como el que no quiere la cosa. Sam lo miro con suficiencia.
- Me hubiera puesto igual. Tampoco eres la gran cosa.
- Te habrías quedado mudo. - replico el mayor con chulería. Sam rio con sarcasmo.
- ¡Ya, seguro!
- ¿Quieres que te lo demuestre? - Dean se acerco amenazante a Sam, que retrocedió hasta chocar contra la pared, sintiéndose de repente pequeño e indefenso a pesar de sacarle una cabeza al mayor. La mirada depredadora de Dean lo empezó a asustar. El mayor le puso una mano en el pecho, reteniéndolo. No hacia fuerza, solo tenía la mano colocada allí, pero fue suficiente como para que le otro no se moviera.
- Dean… deja de decir chorradas, anda… - el otro sonrió burlón.
- No, en serio, Sammy. ¿Quieres que te lo demuestre? No quisiera que pusieras en entre dicho mis capacidades… - Sam trago en seco.
- Yo no… - apoyándose en la mano que tenía en el pecho del pequeño, Dean acerco su rostro al de su hermano hasta quedar a escasos centímetros de sus labios.
- Ah… has dicho que no te dejaría mudo con un beso… - murmuro casi rozándole los labios. Un golpe en la puerta les hizo separarse de un salto.
- ¡Dean! ¡Sam! ¡Necesitamos esas cervezas! - grito la voz del sr. Dobson desde el exterior. Dean chasqueo la lengua y cogió dos cajas.
- Bueno… tendrá que ser otro día… ¡Vamos, Sam! ¡Hay trabajo que hacer!

Capitulo 6.

Sam estaba sentado en la barra del famoso bar bebiendo. Solo. Porque se había separado del enorme grupito de chicas que enseguida los rodeo en cuanto aparecieron allí. Necesitaba algo de tranquilidad después de lo ocurrido o de lo casi ocurrido en el almacén. Su hermano casi lo besa. Había faltado muy poquísimo para que lo hiciera. Y Sam no sabía si sentirse aliviado de que no lo hubiera hecho o… decepcionado. Se tomo el… ¿séptimo? ¿Noveno? chupito de tequila y dio un sorbo a la cerveza. Ya había perdido la cuenta de los que llevaba. Miro a su izquierda. Un poco más alejado de allí, Dean reía y hablaba con las chicas, lanzándole miradas furtivas de vez en cuando y haciéndole gestos de que fuera. Pero Sam no quería ir. Cogió otro chupito y la camarera le miro raro.
- ¿Qué? - pregunto con la voz algo pastosa por el alcohol.
- ¿No llevas demasiados chupitos ya, cielo? - Sam soltó una risita.
- No los suficientes. - no, si seguía sintiéndose decepcionado por no haber recibido ese beso. No, definitivamente no. La chica se encogió de hombros y se fue al otro lado de la barra.
Dean miro por decima vez esa noche a su hermano. ¿Qué demonios le pasaba ahora? ¿No se lo estaba pasando bien? No, claro que no. Estaba en un rincón de la barra, solo y bebiendo como un cosaco. Tenía que ir a pararle o acabaría llevando a un muy borracho Sammy a cuestas. Y su hermano pesaba una tonelada. Pero las chicas no le dejaban escaparse. No sabía cómo salir de ahí sin ser desagradable, la verdad. La camarera le hizo un gesto para que se acercara.
- ¡Ey! ¿Tú vas con el grandullón de ojitos tiernos? - le pregunto la chica, sonriendo con algo de apuro. Dean se aparto del grupo y se pego a la barra para poder oírla bien.
- Si, si. ¿Pasa algo con él? - la chica pareció pensarse la respuesta un segundo.
- Er… esta bebiendo demasiado. No quiero tener que decirle que no le sirvo más, así que… ¿podrías hacer tu algo? Por ahí dicen que es tu chico, ¿no? - Dean no pudo evitar una risita. Si que corrían los rumores por ese lugar.
- Yeah, tranquila. Yo me hago cargo.
- No deberías dejarle solito. Creo que se ha deprimido porque no le hacías caso. - el mayor rio.
- No lo creo. - Dean se volvió hacia el grupo. - Chicas, lo siento, pero Sam no se encuentra bien, así que me lo llevo a casa.
- Oh… vaya… - protesta general.
- Si, si… lo sé. Pero el chico me necesita ahora, así que ya nos veremos. - se apresuro a salir de ahí y llegar hasta su hermano antes de que las chicas intentaran impedírselo. Cuando, después de esquivar lo que le pareció un centenar de personas, llego hasta Sam, le dio un golpecito en el hombro para llamar su atención. El pequeño le miro entrecerrando los ojos, como si no pudiera centrar la vista en su cara.
- ¿Dean? - el mayor maldijo. Tarde… Sam Winchester ya estaba borracho.
- ¡Sam! ¿Qué has hecho? ¿Beberte medio bar o que? - lo agarro del brazo y tiro de él. - Anda, vamos… - Sam paso su brazo por encima de los hombros de Dean y se dejo cargar por él. - Ahora es cuando echo de menos a la nena, fíjate…
- Tu no haces más que preocuparte por ese estúpido coche… - rezongo el pequeño, haciendo reír al otro. Ya estaban a la mitad del camino hasta la casa. Dean paro un momento para recuperar el aliento.
- Pesas como el demonio, ¿sabes? Y no me preocupo del Impala más que de ti. Es que en estos momentos ayudaría mucho tenerlo… - un poco más y estarían dentro. Ya solo le quedaría llegar a la habitación. Volvieron a andar.
- ¿Tú te preocupas por mí más que por el coche?
- Mira que llegas a ser tonto, en serio. ¡Pues claro que sí! ¿Y se puede saber por que te ha dado por beber tanto esta noche? Te podrías haber quedado con las chicas y conmigo en vez de irte a un rincón. - Dean apoyo a Sam contra la pared, mientras abría la puerta. Solo esperaba que no les oyeran. Empujo al pequeño dentro del cuarto y lo dejo sentado en la cama.
- Necesitaba pensar. - Dean arqueo las cejas y se agacho a quitarle los zapatos a su hermano.
- Ya, pensar… ¿En que? ¿Qué era tan importante que no podía esperar a mañana? - un zapato fuera y Sam se dejo caer de espaldas sobre la cama. Dean puso los ojos en blanco y tiro de la camisa del pequeño para volver a sentarlo. - ¡Tu! ¡Espera que termine con la ropa antes de dormirte! Y ya que estamos, contéstame a lo que te he preguntado. - Sam gruño.
- Casi me besas en el almacén. - genial… tenía que haberse imaginado que Sam iba a darle vueltas al dichoso asunto.
- ¿Y? No llegue a hacerlo. No sé porque estas enfadado. - adiós al otro zapato. Empezó a desabrochar la camisa de Sam y se la quito con dificultad, porque el pequeño no hacía mucho por ayudar.
- No estoy enfadado. - el mayor parpadeo, confuso, mientras tiraba de los pantalones de su hermano para quitárselos.
- ¿Entonces? ¿Qué te pasa? - Sam ya estaba en camiseta y calzoncillos, listo para dormir, así que Dean le ayudo a meterse debajo de las sabanas.
- Que no me besaste, eso pasa. - refunfuño el pequeño. Dean rio.
- ¡Estas como una cuba! ¿Estas así porque no te bese? ¿Acaso querías que lo hiciera?
- No lo sé. - contesto Sam, haciendo un puchero. Dean se inclino y acerco sus labios a los del pequeño hasta tocarlos. Un roce suave e inocente. Sam suspiro al sentirlo.
- ¿Mejor? - pregunto el mayor, separándose de la cama para quitarse la ropa.
- Eso no ha sido un beso. Da pena, tío. - Dean rio y se metió en la cama.
- Lo siento, tío. Pero es que apestas a tequila. Ya te daré uno de verdad cuando estés sobrio.
Sam se juro y perjuro que jamás volvería a tocar el tequila. No después de la noche que le había dado. Dios… como le dolía la cabeza… A mitad de la noche tuvo que levantarse a toda prisa y correr hasta el baño a vomitar hasta el hígado. Con tanto escándalo despertó a Dean que, gruñendo algo sobre no dejarle acercarse más a una botella, se quedo a su lado hasta que ya no le quedo nada en el estomago. Luego le volvió a gruñir que se diera una ducha, que se lavara los dientes y que volviera a la cama, que era muy temprano, joder, y que quería seguir durmiendo, que que pesado eres, Sammy.
Así que Sam siguió al refunfuñante Dean y se volvió a meter en la cama, pero no consiguió dormir por culpa del dolor de cabeza. Suspiro, abatido. Su hermano se quedo frito nada más tocar la almohada. ¡Que envidia!
Para más inri Dean se dio la vuelta y le volvió a agarrar de la cintura, pegándose a él. Solo que, como Sam estaba esta vez boca arriba, la nariz del mayor acabo pegada a su mejilla en vez de en su cuello. Sam estaba considerando la idea de darle la espalda cuando la voz del mayor le sobresalto.
- ¿Por qué no duermes?
- ¡Joder, tío! ¡Que susto! Creía que estabas dormido.
- Eso intento. ¿Por qué estas despierto?
- Me duele la cabeza. - Dean soltó una risita que acaricio el rostro del pequeño, poniéndole los vellos de punta.
- A eso se le llama resaca fulminante. Es lo que tiene el tequila, hermanito, que tiene efectos secundarios rapiditos.
- Ya… este… ¿Dean?
- ¿Uhm? - Sam no pudo evitar una sonrisa a pesar de sentirse fatal aun. Su hermano gruñendo con voz dormida siempre le hacía gracia.
- Tío… que has vuelto a agarrarme. Te regale el osito para algo. - el otro volvió a gruñir y le dio un apretón en la cintura.
- Tengo frio y el osito no es una estufa con patas como tu. - Sam soltó una risita pero en seguida se arrepintió. Hizo una mueca de dolor y siseo. Dean abrió los ojos al oírlo. - ¿Estas bien? - el pequeño asintió despacio, con los ojos cerrados con fuerza.
- Si, si… es que da unas punzadas…
- ¿Quieres que te lo alivie? - Sam abrió los ojos de golpe y lo miro arqueando las cejas.
- ¿Qué? - el otro rio.
- ¿Qué si quieres que te la alivie? Una masajista con la que me lie en Alburquerque me enseño una cosa buenísima para las jaquecas y las resacas.
- ¡Tú flipas!
- Es en serio. ¿Quieres o no?
- Er… vale. - Dean se incorporo y se quedo sentado en la cama.
- Bien. Tú quédate así como estas y no te muevas. Cierra los ojos y relájate.
- Dean, si esta es una de tus bromitas, te aviso que no estoy de humor. - el mayor chasqueo la lengua.
- ¡Ya te vale, tío! Desde luego… cría cuervos… anda, cierra los ojos y calla. - el pequeño obedeció, no sin renuencia. Sintió el movimiento del colchón al moverse Dean, que acabo sentado a horcajadas sobre su estomago. Sam abrió los ojos y le miro entre sorprendido y asustado. - No pongas esa cara de espanto. Es que así es más cómodo.
- Dean… creo que no es necesario…
- ¡A callar! Tío, que no te voy a hacer nada que tú no quieras, en serio. ¡Quédate quieto y cierra los ojos de una puta vez! - gruño con voz tan autoritaria que Sam obedeció sin rechistar. Dean sonrió, colocando sus manos a ambos lados de la cabeza de Sam y empezó a masajearle las sienes. A los pocos minutos el pequeño soltó un gemido de gusto. - ¿Ves? - susurro el mayor. - Si es que eres un mal pensado, Sammy.
- Cualquiera se fía de ti. - la risa de Dean le llego algo más cerca esta vez, lo que hizo a Sam fruncir el ceño.
- Sam… relájate o te seguirá doliendo. - una de las manos de Dean dejo de masajearle para empezar a acariciar su rostro, dibujando sus facciones con la yema de los dedos. Delineo las oscuras cejas y el ceño de Sam se relajo. Luego paso por los parpados cerrados, la nariz… para cuando llego a las mejillas, Dean tenía las dos manos ocupadas acariciando el rostro de su hermano. Sam no pudo contener un suspiro cuando le rozo los labios. ¡Joder con su hermano y las cosas que sabía hacer! Del dolor de cabeza ya ni se acordaba de lo concentrado que estaba en sentir esas manos sobre su cara. No se atrevía ni a respirar por miedo a que Dean dejara de acariciarle. Una de las manos abandono momentáneamente su rostro para apoyarse en el colchón y Sam casi gruño de disgusto pero, al sentir el calor del cuerpo de su hermano casi pegado al suyo se distrajo. Noto su cálido aliento sobre sus labios, un segundo antes de que se los besara.
Dean le beso primero con cautela y suavemente, temiendo una mala reacción por parte de su hermano pero, cuando este le respondió, se envalentono y comenzó a mordisquearle los labios. Sam gimió contra su boca y le lamio el labio inferior buscando más contacto, cosa que no se hizo de esperar. Con una especie de ronroneo de puro gusto, Dean invadió la boca de Sam, probando por fin su sabor. Se besaron largamente por lo que les pareció una eternidad, como si el tiempo se hubiera detenido, hasta que la falta de oxigeno les obligo a separarse. Se observaron mutuamente en silencio. Sam, sonrojado y con los labios hinchados por el beso. Dean con los ojos verdes más brillantes que de costumbre y una sonrisa divertida en su rostro.
- Bien… ¿y? - pregunto el mayor, sin dejar de sonreír. El pequeño abrió la boca para decir algo, pero no se le ocurría que decir, así que acabo cerrándola. Repitió la acción un par de veces más, pero nada. No sabía que decir. Dean soltó una carcajada. - ¿Ves? Te dije que si te besaba en serio te dejaba mudo.

Continuara...
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