Titulo : The Last Trip. (Septima y ultima parte de Hunter’s Howls)
Autora : Presente!!!! Vulpix de Vulpecula.
Pairing : medio mundo, vamos… estos se multiplican, los jodios…
Advertencias : AU. Universos Mixtos. RPS/Wincest. Slash, sexo, palabras malsonantes y algun que otro palo por ahí suelto…
Resumen : Pues ale… ultima parte ya de esto, que iba tocando acabarlo! Dean y Jensen estan en Colorado mientras esperan la decision del Consejo. Mientras, en el rancho, las cosas no marchan como deberian…
Arts cortesia de mi queridisima y maravillosa
inanna_maat!! Love you y hace un siglo q no te veo!!!
Casi seis horas más tarde, pisaban suelo canadiense.
Chris fue a recogerles al aeropuerto, mostrándose tan feliz de verles que casi les aplastó al abrazarles. También se le veía bastante cansado, con ojeras y el cabello más revuelto de lo habitual.
En el coche, de camino al rancho, Dean se tumbó en el asiento de atrás, solo, dormitando todo el camino, mientras Jensen se ponía al día con su amigo, charlando sobre lo que había sucedido en su ausencia en susurros, para no molestar a su pareja. El Winchester no lo había pasado muy bien en el viaje, demasiado nervioso e irritable como para descansar algo durante el vuelo.
El beta no le había soltado la mano desde que entraran al avión. Ese fue el único momento en que consintió separarse de él un poco en las últimas seis horas.
El viaje fue muy silencioso y más corto de lo que todos deseaban. Cuando aparcaron en el porche de la casa principal, Dean dio señales de vida, pasando de apático a tenso y alerta en cuestión de segundos.
Jensen suspiró al verle y le agarró nuevamente de la mano para tranquilizarle e infundirle ánimos. Y para infundírselos a si mismo, para que iba a mentir.
Al entrar a la casa, el resto se les echó encima, literalmente, abrazándoles. Sam prácticamente levantó a su hermano del suelo y Jared y David hicieron lo propio con Jensen, quien reía divertido saludando a sus amigos.
Al fondo del comedor, un hombre y dos mujeres les observaban en silencio y Dean no pudo evitar gruñir al verlos, por lo que el ranchero tiró de su brazo para colocarlo tras él. No quería más problemas de los que ya tenían.
El chico era joven, más que ellos ya que no debía llegar a los treinta, de cabello castaño y ojos claros. Delgado y con pinta de estudiante universitario más que de la persona de la que dependía la vida de su pareja.
Las mujeres no parecían mucho mayores que él. Una rubia, delgada. La otra morena, algo más corpulenta. Las dos con el cabello largo, curvas sinuosas y mirada burlona.
- Señor Ackles… sentimos tener que meterle prisas. Se que acaba de llegar de un largo viaje y estará agotado, pero andamos justos de tiempo. - se disculpó el chico, con impaciencia. - Debemos estar en Denver mañana por la tarde. - Jensen asintió.
- Si, por supuesto. Disculpen que les haya hecho esperar.
- No hay problema. ¿Dónde…? - preguntó el muchacho, mirando a su alrededor.
- La biblioteca estará bien. Síganme. - el ranchero les indicó el pasillo que conducía hacia la otra habitación para que empezaran la reunión.
Al verle alejarse, Dean no pudo más. Le asustaba la idea de que, si le dejaba fuera de su vista, esos bastardos del Consejo se lo llevaran lejos de él. No había nada que le horrorizara más en ese momento que esa posibilidad. Fue por eso que dio un paso adelante, dispuesto a seguirles a la biblioteca.
No iba a dejar a su pareja a solas con esa gente.
- Jen… - Jensen se giró al oírle, retrocediendo hasta estar a su lado para cogerle del rostro y besarle profundamente.
- No te preocupes. Volveré en un rato, ¿vale? Tranquilo… - le susurró, besándole de nuevo. Al separarse, desvió su mirada hacia Sam. - Llévalo a nuestra habitación y no le dejes salir bajo ningún concepto hasta que yo vaya a buscarle.
- ¡Jen, no! - gritó Dean, los ojos abiertos totalmente por la sorpresa al entender lo que su pareja quería hacer. Chris y David ya le estaban sujetando, inmovilizándole. No… no podía permitirlo…
- Lo siento, nene… - se disculpó su pareja, mirándole apenado. - Pero no voy a dejar que hagas una estupidez y te pongas en peligro…
- ¡Jensen!
Sam abrió la marcha hacia las escaleras, con los otros dos arrastrando a Dean al piso superior, quien no dejaba de pelear y gritar el nombre de su pareja. Entre los tres pudieron encerrarle con llave en su habitación, donde también se quedó el pequeño, sentado en una silla y observándole preocupado.
Dean miró frenético hacia la puerta y, cuando trató de acercarse para intentar derribarla por la fuerza, Sam se interpuso en su camino, impidiéndoselo.
- ¡Venga, Sammy! ¡Déjame salir! - su hermano se cruzó de brazos, con expresión obstinada.
- No puedo. Chris tiene la llave y ha cerrado por fuera.
- ¡Pues ayúdame a forzarla o echarla abajo! - pidió, empezando a perder los nervios. No entendía porque Sam no quería ayudarle. ¿Por qué estaban todos de acuerdo con eso? ¿Por qué no querían ayudar a Jensen?
- No, Dean.
- ¿Por qué? - gritó el mayor, cada vez más alterado. - ¡Esos cabrones pueden estar diciéndole ahora mismo que es culpable! ¡Sam, no puedo permitir que le pase nada! - el pequeño negó con la cabeza, apesadumbrado.
- Dean… lo siento, créeme. Pero Jensen me hizo jurar que no te dejaría hacer nada estúpido.
- ¡Eres mi hermano!
- ¡Y él la persona que esta tratando de mantenerte a salvo! - terminó chillando Sam, perdiendo los nervios también.
Tras su grito se hizo un tenso silencio solo roto por las respiraciones jadeantes de los dos. Dean miró hacia la puerta con los ojos brillantes, agotado de repente. Se dejó caer de rodillas en el suelo, con la cabeza baja y luciendo tan destrozado que Sam corrió a su lado, agachándose para abrazarle.
- Si le pasa algo… me matan, Sam… - sollozó el mayor en el pecho de su hermano. Este le apretó más contra su cuerpo, acariciándole la espalda.
- Lo se, Dean… lo se…
Chris estaba sentado en el sillón, esperando a que Jensen y los del Consejo salieran de la biblioteca. Como los demás.
Jared se apoyaba en la chimenea, mordiéndose nervioso las uñas, dividiendo su preocupación entre su amigo y su pareja. Sabía que Dean no dañaría a Sam a propósito en circunstancias normales, pero esas no eran circunstancias normales, precisamente.
Misha y Chad se acurrucaban juntos a los pies del sofá grande, el rubio acariciando el cabello del moreno con dulzura, donde James estaba tumbado con su pierna aun herida en un cojín y la cabeza apoyada en el regazo de David. Ya no tenia la venda y estaba casi curado, pero la trampa dañó algunos músculos de su pierna lo suficientemente mal como para que la curación fuera más lenta y aun tenia que usar las muletas.
Mike paseaba del comedor a la cocina, donde Tom preparaba la tercera cafetera, incapaz de estar sin hacer algo. Estaba por sugerirle que hiciera tila en vez de café, pero su pareja estaba algo más que irritable como para soportar una sugerencia.
Steve se sentó en el brazo de su sillón, poniendo una mano sobre su rodilla para detener el movimiento inconsciente de su pierna, que no dejaba de moverse por la inquietud. Era un tic que siempre tenia cuando estaba muy nervioso. Y en ese momento estaba rayando la histeria.
- Ey… tranquilo… - le saludó, con una diminuta sonrisa. Chris apenas pudo devolverle el gesto, demasiado tenso para ello.
- Joder… tardan demasiado… - gruñó en cambio, pasándose una mano por el pelo. A ese paso se iba a quedar calvo… Steve le cogió la mano y se la apartó del cabello para acariciárselo él.
- Es el Consejo… no saben hacerlo de otra manera. - y añadió con una risita. - Además, mira a quienes han enviado. - Chris rodó los ojos por el comentario. Conocía muy bien a quien envió el Consejo. Y eran demasiado formales para su gusto.
- Yeah… Jake, Katie y Genevive… esos niñatos no saben hacer las cosas simples y rápidas, como el resto.
- Les encantan las antiguas tradiciones, ya sabes. - repuso Steve, encogiéndose de hombros. - Pero son justos y saben hacer su trabajo.
- Eso espero… no se que podría ocurrir si deciden… - no terminó la frase, pero no fue necesario. Su pareja le entendió a la primera.
- Yo tampoco… - Steve le rodeó con sus brazos, escondiendo el rostro en el cuello del alpha. - No quiero que le ocurra nada, Chris…
- Lo se, cariño…
Al oírse la puerta de la biblioteca abrirse, todos se enderezaron en sus asientos. Jensen regresó al comedor, seguido de cerca por los tres miembros del Consejo, todos con el semblante serio.
Chris se incorporó de su asiento, mirando preocupado a su amigo, que desvió sus ojos al suelo, rehuyéndoles a todos. Eso no era buena señal. Trató de acercarse a él, pero Steve le sujetó del brazo. Al girarse para preguntar a su pareja porque le detenía, este negó con la cabeza en silencio.
Jake se adelantó al alpha, quien asintió solemnemente, dándoles vía libre. El ranchero se dirigió hacia las escaleras, haciendo caso omiso a los rostros sorprendidos de sus amigos y subió al piso superior.
- Después de hablar con el señor Ackles, alpha de la manada del oeste, ya hemos tomado una decisión.
Continuara...