Fan Fic : "The Last Trip" Capitulo 8.

Feb 04, 2011 22:44

Titulo : The Last Trip. (Septima y ultima parte de Hunter’s Howls)

Autora : Presente!!!! Vulpix de Vulpecula.

Pairing : medio mundo, vamos… estos se multiplican, los jodios…

Advertencias : AU. Universos Mixtos. RPS/Wincest. Slash, sexo, palabras malsonantes y algun que otro palo por ahí suelto…

Resumen : Pues ale… ultima parte ya de esto, que iba tocando acabarlo! Dean y Jensen estan en Colorado mientras esperan la decision del Consejo. Mientras, en el rancho, las cosas no marchan como deberian…




Los maravillosisimos arts son cortesia la mas maravillosa aun inanna_maat!!! Love you!!!!!!!!!!



- ¿Sabes si esos dos han huido ya de la ciudad?

- En la cabaña no están. Sus cosas tampoco. Parece ser que la visita de los pueblerinos fue muy efectiva. Gran idea dejar correr la voz de que eran los culpables.

- Fue fácil, una vez que aquel chico dijo que les vio transformándose en lobos. ¡Dios! ¡Debía ir muy borracho para imaginarse eso! - rió Sebastian, chocando su cerveza con la del matón con el que hablaba.

A Jensen se le escapó un gruñido al oírles fanfarronear sobre su falsa victoria. Dean le golpeó en el hombro con el hocico para que guardara silencio antes de que les descubrieran.

Los dos habían decidido iniciar el ataque e infiltrarse en el campamento en su forma de lobo. Eran prácticamente invisibles de esa manera y mucho más silenciosos y rápidos.

Al ver a los hombres prepararse para dormir, Dean le dio un último lametón de despedida a su pareja y se escurrió por la derecha, colando en el campamento. Jensen hizo lo mismo por la izquierda.

El Winchester se deslizó por detrás de los todo terrenos, convirtiéndose en humano para desinflar las ruedas de dos de ellos antes de regresar a su forma de lobo. Al tratar de avanzar hacia la caravana, se tropezó con el primer vigía, quien soltó una maldición por la sorpresa.

- ¿Pero que demonios…? - Dean hizo su mejor actuación de animal asustado, echando las orejas hacia atrás y escondiendo el rabo entre sus patas, casi tumbándose en el suelo. Eso provocó que el hombre se confiara, bajando el arma y apoyándola en el suelo. - ¡Fuera de aquí!

Cuando el hombre se agachó para tratar de espantarlo, el ex cazador se convirtió de nuevo en humano, sonriéndole burlón ante la mirada espantada que le dio el otro.

- ¡Sorpresa, gilipollas! - rió antes de darle un fuerte puñetazo en la mandíbula que lo dejó inconsciente en el suelo. Con rapidez, le arrebató el arma, lanzándola lejos y usó su cinturón para atarle las manos a la espalda. Uno menos. Quedaban nueve.

Jensen, por su lado, también estaba teniendo bastante trabajo, aunque lo despachó rápidamente. En menos tiempo de lo que él esperaba, se había deshecho de tres vigías y, si su oído no le engañaba, su pareja lo hizo con cuatro. Eso hacia un total de siete y no tenia duda de que Dean podía encargarse de los que quedaban perfectamente.

El tenía a otra presa en mente…

Encontró a Sebastian saliendo de la caravana, con una pistola en sus manos y luciendo desconcertado por lo que ocurría a su alrededor. Ninguno de sus hombres estaba a la vista ni acudían cuando les llamaba y se habían empezado a oír ruidos extraños por el campamento que le hicieron coger la pistola antes de salir a investigar.

Jensen salió de las sombras, todavía convertido en el lobo gris para que el hombre le viera. Su expresión de asombro se transformó en una de pánico cuando le vio regresar a su forma humana, sacándole una sonrisa burlona al alpha.

- No… no… es imposible… no eres real… - tartamudeó Sebastian, el arma temblando en sus manos mientras le apuntaba. La sonrisa del ranchero aumentó.

- Oh, pero somos muy reales… es como en los cuentos, Sebastian. Solo que en este cuento, los lobos ganan. - gruñó, enseñando los dientes. - Y vamos a ocuparnos de vosotros de una vez por todas. - el hombre alzó un poco más el arma.

- No…

- Debí hacerlo el primer día que apareciste en mi propiedad molestando…

Sebastian ahogó un grito y disparó, pero Dean saltó sobre él antes, tirándole al suelo y desviando el tiro, que solo rozó la manga izquierda de Jensen, haciéndole un corte en la camisa.

El Winchester se convirtió en humano, a horcajadas sobre el cuerpo caído del hombre y comenzó a darle puñetazos en su cara con furia. Había estado tan cerca de perder a Jensen por ese imbecil que no podía detenerse. Solo la voz de su pareja y la mano calida sobre su hombro le pararon por fin.

- Dean… ya basta. - el ex cazador gruñó una maldición y le dio un ultimo golpe.

- ¡Esto por el ataque de los “pueblerinos”, cabrón! - siseó, dándole la vuelta para atarle.

Media hora más tarde, Sebastian y todos sus hombres estaban atados y amordazados en la parte trasera del único todo terreno que Dean había dejado con las ruedas infladas. Jensen lo condujo hacia la entrada de la ciudad, parando antes para que Dean recogiera su coche de la linde del bosque. El todo terreno quedó aparcado y abandonado en los límites de Twin Lakes después de que el sheriff recibiera una llamada anónima contándole todo el asunto.

Luego pusieron rumbo hacia el aeropuerto de Lake County.

Conseguir billetes hasta Canadá no fue difícil, a pesar de que debían esperar más de dos horas a que saliera el avión. Lo complicado era pasar los controles del aeropuerto tal y como iban.

A pesar de que pararon en los baños para limpiarse el barro y ponerse ropa limpia, los golpes y arañazos aun eran visibles, lo cual no hablaba mucho a su favor delante de los policías. Parecían sacados de una pelea de bar, lo cual no se alejaba mucho de la verdad.

Cuando por fin pasaron los controles, con un registro exhaustivo por parte de uno de los guardias, quien estaba empecinado que con las camisas que llevaban no se podía averiguar si llevaban algo escondido, y facturadas sus maletas, Jensen llevó casi a rastras a su pareja a una cafetería a comer algo.

Con tanto traqueteo ni siquiera habían almorzado algo y ya casi amanecía.

Jensen miró preocupado a su beta. El golpe que se había llevado en la cabeza por culpa de los habitantes de Twin Lakes aun seguía hinchado y su hermoso rostro también tenia varios golpes y morados por la refriega de esa noche. Al menos no había demostrado signos de conmoción, lo que le tranquilizó un poco.

Después de comer y ya sentados en las incomodas sillas del aeropuerto, el ranchero encendió su móvil, mientras esperaban a que su avión llegara. Quería llamar al rancho y avisar que volvían antes de tiempo. Fue entonces cuando se dio cuenta de que tenía una veintena de llamadas perdidas de Chris y le entró el pánico. Asustado, llamó a su amigo inmediatamente.

- ¡Jen, joder! - contestó Chris antes de que pudiera decir nada. - ¡Por fin te encuentro!

- Chris, ¿que ha ocurrido? ¿Hay alguien herido? ¿Qué? - el otro resopló.

- No, no… no es nada de eso. ¿Dónde estáis? - a pesar de la respuesta, Jensen no se relajó. Se tensó aun más, si eso era posible. El tono de su amigo no le calmaba para nada. Echó un rápido vistazo a su alrededor y vio a Dean en la cafetería, comprando cafés para los dos.

- En el aeropuerto. Regresamos hoy que las cosas se han complicado un poco por aquí… - el suspiro de alivio del otro fue tan audible que Jensen se sorprendió.

- ¡Gracias a dios! Jen, el Consejo esta aquí.

- ¿Qué? - preguntó el alpha extrañado. ¿Por qué iba a estar el Consejo allí? ¿Tendrían ya un veredicto? - ¿Cómo que aquí? ¿En el rancho? ¿Por qué?

- Dicen que tu declaración no era clara y quieren volver a preguntarte del tema…

- Joder… - gruñó, pasándose una mano por el cabello. - Nuestro vuelo saldrá en dos horas, si no ocurre nada. Creo que estaremos allí en otras tres horas más.

- Vale, avísame cuando embarquéis, iré a recogeros al aeropuerto. Jen… ¿que vamos a hacer? - preguntó el rubio, con voz débil.

- Nada. Vosotros atendedles y ya, Chris. Lo que tenga que pasar, pasara. No os preocupéis.

- Pero…

- Nadie hace nada. No os vais a meter en más líos por mi culpa, ¿entendido?

Dean regresó con los cafés, sentándose a su lado cuando acababa de despedirse de Chris. Su pareja le miró interrogante al verle guardar el móvil antes de coger el café.

- ¿Cómo están todos en casa? - preguntó, sonriendo suavemente. Jensen bajó su mirada al café.

- Bien, pero… el Consejo esta allí esperándome… - los ojos de su pareja se agrandaron de miedo.

- No… - el ranchero le cogió de la mano, estrechándosela.

- No han tomado una decisión aun, tranquilo. Solo quieren hacer unas preguntas más sobre lo ocurrido.

- ¿Por qué? - el ex cazador había empezado a respirar más rápido sin darse cuenta, aferrándose a la camisa del otro.

- Al parecer no quedaron satisfechos del todo o tienen dudas a la hora de tomar una decisión, no lo se. Lo averiguaremos cuando lleguemos a casa.

- No… no… ¡No podemos volver a casa! - exclamó Dean de repente, su agarre volviéndose casi doloroso. Jensen le miró asombrado.

- ¿Qué estas diciendo?

- ¡No podemos volver! ¡Tenemos que ir a otro sitio! ¡Lejos! ¡Aun podemos cambiar los billetes! ¡A algún lugar donde no nos encuentren! - el ranchero observó asustado como su pareja híperventilaba, el pánico adueñándose de él. Le rodeó con sus brazos, pegándole a su cuerpo.

- Dean… cariño, cálmate… vamos, nene, respira despacio… así… vamos, despacio… muy bien… - le susurraba, mientras le acariciaba la espalda con suavidad.

A Dean se le escapó un sollozo, escondiendo el rostro en el pecho de su pareja que trataba de calmarle sin demasiado éxito al principio. Sin embargo, la respiración del Winchester se fue normalizando lentamente, aunque seguía temblando entre sus brazos.

- Si huimos, el resto de la manada pagara las consecuencias. - murmuró Jensen contra su pelo. - Los castigarían… mínimo con el destierro… No podemos ser tan egoístas, Dean. Son nuestra familia y nuestra responsabilidad.

- Lo se… pero no quiero que te lleven…

- Aun no sabemos que van a decidir. - suspiró el ranchero. - Volvamos a casa primero y vamos a ver que pasa, ¿de acuerdo? - al notar como el otro se estremecía aun más, el alpha le besó en el cabello. - Lo siento cariño… lo siento mucho…

Continuara...

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