Titulo : The Last Trip. (Septima y ultima parte de Hunter’s Howls)
Autora : Presente!!!! Vulpix de Vulpecula.
Pairing : medio mundo, vamos… estos se multiplican, los jodios…
Advertencias : AU. Universos Mixtos. RPS/Wincest. Slash, sexo, palabras malsonantes y algun que otro palo por ahí suelto…
Resumen : Pues ale… ultima parte ya de esto, que iba tocando acabarlo! Dean y Jensen estan en Colorado mientras esperan la decision del Consejo. Mientras, en el rancho, las cosas no marchan como deberian…
Los magnificos arts cortesia de la aun más magnifica
inanna_maat!!! ^^
- ¿No hubiera sido mejor venir hasta aquí en el coche? - refunfuñó Jensen, quitándose una ramita que se le había enganchado a la manga de la camisa.
- Para ser un lobo, eres demasiado de ciudad, Jen. - rió Dean, esquivando una rama baja. - Primero, por la carretera iríamos demasiado al descubierto para poder atacar por sorpresa y segundo, no es tan fácil seguir el rastro con el olor a gasolina de por medio. Me despista mucho.
El alpha gruñó su conformidad. No podía negar que su pareja tenía razón y, en cuestión de cacerías, Dean era el experto. Y puesto que ya habían decidido atrapar a esos tipos que estaban atacando las granjas y demostrar así su inconciencia, no era plan de que les descubrieran antes de tiempo.
Sin embargo, Jensen seguía sin estar feliz con la idea.
Podría vivir en un rancho rodeado de bosques, pero solo se adentraba en ellos en su forma lobuna, con la que era más fácil andar sin tropezarse y engancharse en todo. En forma humana era mucho más patoso y sus zapatos no servían para pasear por el bosque, como las botas de Dean.
Además, para él los habitantes de Twin Lakes habían perdido totalmente su simpatía y su compasión al atacar a su beta. Por lo que a él se refería, se podían pudrir en el infierno. Había necesitado una hora larga para limpiar y curar las heridas de su pareja y estaba casi seguro de que tenía mareos por el golpe en la cabeza. Fue toda una suerte que no tuviera ningún hueso roto.
Pero Dean insistió… y Jensen fue incapaz, una vez más, de negarle algo a su pareja…
Ajeno a todo lo que pasaba por la mente del alpha, Dean abría la marcha entre los árboles, usando más sus conocimientos de cazador que sus sentidos de lobo, para rastrear a los hombres. Los localizó en un pequeño claro, al noreste, en lo más profundo del bosque y bien escondidos.
Ahí habían establecido su campamento.
Varias tiendas de campaña y una caravana rodeaban un par de hogueras grandes. Un grupo de cajas se amontonaban junto a los tres todo terrenos que habían allí aparcados y, por lo que Dean podía oler, estaban llenas de armas. Notaba el olor a pólvora y a aceite de armas en el aire.
- Bien, ahí están. - susurró el ex cazador, escondido tras un arbusto. Jensen se colocó a su lado, aun refunfuñando molesto.
- Genial. Acabemos con esto de una vez. - gruñó, haciendo amago de levantarse, pero el Winchester se lo impidió, agarrándole del brazo y volviéndole a esconder junto a él.
- ¡Espera! - le espetó en un siseo. - ¡No puedes entrar ahí a plena luz del día y sin un plan! ¡He contado unos diez al menos y están armados! - el alpha le arqueó una ceja, luciendo más molesto aun.
- ¿Y? - Dean rodó los ojos, frustrado.
- ¿Y desde cuando eres a prueba de balas, Jen?
- No podrían darme. - respondió el otro con suficiencia. - Soy más rápido. - el Winchester bufó, ignorándole.
- No vamos a comprobarlo por si acaso. Esperaremos a que anochezca y los pillaremos por sorpresa.
- Esta bien… - accedió a regañadientes el alpha. Dean sonrió divertido y le cogió del brazo para retroceder y regresar al bosque.
- Se que te repatea que te digan que hacer, Jen, pero en esto hazme caso. - le pidió riendo, acercándole a él de un tiron de su mano y dándole un beso tierno que le hizo sonreír un poco.
- Un poco si… pero me gusta cuando me dices que hacer en la cama… - se burló Jensen, moviendo las cejas. Dean se carcajeó.
Ambos se internaron de nuevo en la espesura del bosque. El ex cazador encontró una cueva vacía a menos de un kilómetro del campamento. Era muy baja para poder estar de pie sin problemas, pero estaba seca y seria perfecta para esconderse y esperar hasta que anocheciera. Aun tenían unas cuantas horas por delante y les vendría bien planear el ataque y descansar.
El sol comenzó a caer lentamente en el horizonte para cuando acabaron de discutir el plan, el cielo oscureciéndose cada vez más hasta que la primera estrella apareció, brillando con timidez.
Jensen estaba tumbado cuan largo era en el suelo, usando una mano como almohada mientras con la otra acariciaba el cabello de su pareja, quien tenia la cabeza apoyada sobre su estomago. Los dos tranquilos y en silencio, disfrutando de la mutua compañía mientras pasaba el tiempo.
Esa era la idea que tenia el ranchero de cómo tenían que haber pasado sus vacaciones… lastima que todo se fastidiara con esos ataques y que ellos acabaran metidos hasta el cuello en todo el asunto. El solo había querido estar unos días tranquilo con su pareja… por lo visto, eso era mucho pedir…
Un grillo comenzó a cantar… luego otro… un grupo de luciérnagas bailaba ya en el aire y los animales nocturnos empezaron a salir perezosamente de sus escondites para sus actividades, llenando el lugar de sonidos extraños.
Cuando aulló el primer lobo en la lejanía, Jensen lo tomó como una señal. Despertó a Dean, sacudiéndole del hombro con suavidad.
- Vamos… es hora… - el ex cazador se levantó, saliendo al exterior para poder estirarse como un gato y sonrió aun medio dormido, sus ojos brillando a la luz de la luna.
- ¡Vamos de caza!
Chris daba vueltas y más vueltas en el despacho de la biblioteca, preocupado. Cada vez que intentaba contactar con Jensen o Dean, le saltaba el contestador o la voz metálica del móvil diciendo que estaba apagado o fuera de cobertura.
Y le estaba poniendo de los nervios.
Aunque eso no era lo único que le estaba frustrando esa tarde.
Había conseguido intervenir con éxito en la discusión entre Tom y Mike y arreglar las cosas, poniendo finalmente paz. Lo que era todo un logro, dado lo tozudos que eran ambos.
Le costó lo suyo, eso si. Mike se había encerrado en su habitación y no abría la puerta a nadie y Tom se negaba a salir de la cocina. Así que tuvieron que hablar por los móviles, Steve y él y retransmitir a uno lo que el otro decía.
Chris se revolvió el cabello, cansado. Había sido una locura… y la reconciliación más estupida que tuvo el honor de contemplar. Pero había funcionado, que era lo importante.
Con lo de evitar la invasión de ponys no tuvo tanta suerte.
Chad ya había traído una pareja como regalo para Misha y no tuvo corazón de decirle al moreno que no podía quedarse con ellos. Menos aun, cuando ya los había establecido en el establo, junto a los otros caballos y puesto nombre. Pero al menos si consiguió convencerle de que con esa pareja había más que suficiente.
O al menos, eso esperaba. Porque a Lucifer, el caballo de Jensen, casi había sufrido un ataque de risa caballuno al verlos. Eso no podía ser buena señal para los pequeños ponys.
James ya cenaba con los demás, participando en las conversaciones, con lo que David estaba tan feliz que resplandecía. Eso también costó lo suyo. Algo como un montón de whisky, mil charlas estupidas delante de su película favorita y que su pareja lo trajera al comedor prácticamente en volandas. Y funcionó.
Se dejó caer en el sofá con un suspiro.
No se había dado cuenta nunca lo agotador que podía ser cuidar de esa manada. El siempre se encargó de la parte fácil, el abastecimiento y reparaciones del rancho. Pero nunca notó lo demás, todo de lo que se ocupaba su amigo sin dar una queja, como vigilarles a todos y arreglar sus problemas, dejando de lado los suyos propios.
Tenia esperanzas de que regresara pronto porque a ese ritmo no iba a poder soportarlo mucho más aun con la ayuda de Steve. Su pareja había sido un gran apoyo en ese asunto. Sin él no habría podido hacer nada. Pero aun deseaba que Jensen regresara o diera señales de vida y se volviera a encargar de todo de nuevo.
Por eso, cuando el teléfono sonó, casi saltó para cogerlo y estuvo a punto de tirarlo al suelo por las prisas.
- ¿Si, dígame?
- ¿Señor Ackles? - su corazón le dio un vuelco al notar que no era la voz de su amigo.
- Uh… Jensen no se encuentra aquí ahora mismo, esta de viaje. - respondió con tono plano.
- Le llamamos del Alto Consejo para avisarle de que se le hará una visita a Alaska. Queremos revisar algunos puntos de su declaración. - a Chris se le secó la boca. ¿Revisar su declaración? ¿Por qué?
- Oh… no esperábamos una segunda vista… - no, más bien esperaban ya un resultado. Eso no podía ser bueno.
- Como he dicho, hay algunos puntos de su declaración que queremos revisar. - repitió el hombre con tono molesto. - No quedaron demasiado claros. ¿Cuándo regresara? - ¡Ah, la pregunta del millón! A él ya le gustaría saberlo.
- Creo… creo que… no estoy seguro. - admitió, finalmente. No iba a servir de nada mentirles a los del Consejo. Menos si iban a aparecer ahí pronto. - No he podido contactar con él desde ayer.
- Bien, si lo hace, avísele de nuestra llegada dentro de dos días. - Chris parpadeó sorprendido. ¿Dos días? ¿Tan pronto? - Si no se presenta ante nosotros en esa fecha, se le considerara un fugitivo.
- Si, señor…
Chris colgó el teléfono y se apresuró a coger su móvil, usando la marcación rápida, mientras se pasaba una mano por el pelo, angustiado.
- Vamos, Jen… coge el puto teléfono… tenemos problemas…
Y los tenían… si Jensen no aparecía y le declaraban fugado, todos en la manada pagarían por su crimen. Y eso no iba a ser nada bueno para ninguno de ellos.
Continuara...