Titulo : Run Fast, Drive Free. (6ª parte Winchi-Wolf Verse)
Autora : la misma que viste y calza, Vulpix de Vulpecula.
Pairing : mucha gente…
Advertencias : A.U. mezcladisimo. Aquí de todo un poco y más para otro dia. Slash, palabras malsonantes, sexo y… er… de todo, lexes!
Resumen : Pues como la autora se aburre mucho (esa soy yo y según Misha tengo aburrimiento patologico) no les piensa dejar descansar tranquilos, asi que mientras se arreglan con el problemita de Chad en el rancho persiguiendo a Misha cual perrilla en celo, para joderlo un poco más, viene otra manada de visita. Y no va a ser una visita agradable…
Mil achuchones a mi siempre adorada
inanna_maat por su preciosa cabecera!!! ^^
La paz y tranquilidad que hubo hasta ese momento en el rancho desapareció, transformándose en pura tensión y nerviosismo por parte de casi toda la manada.
Misha era uno de los más afectados, constantemente esquivando al humano por toda la propiedad. Incluso si Chris o Jensen intentaban que hablaran y arreglaran el asunto, poniéndoles juntos a trabajar en la misma tarea, el moreno se las arreglaba para escaparse de alguna manera.
A Chris le recordaba la época en que Dean huía de Jensen por todo el rancho. Y, por supuesto, le parecía de lo más chistoso. Aunque era a uno de los pocos que le hacia gracia y que echaba una mano al chico.
Otros no estaban demasiado felices de que se hubiera quedado.
Ese era el caso de Tom, quien se tomaba muy en serio la protección de Misha y hacia la vida imposible al humano, tratando por todos los medios de impedir que ambos hombres hablaran.
Dos días después de su llegada y tras pasar toda la mañana siguiendo al moreno como un perrito faldero, Chad le persiguió al interior de la casa, tratando de tener de una vez la maldita charla. Ya la había pospuesto demasiado tiempo para su gusto y no era persona a la que le gustara esperar.
- Misha, por favor… - intentó detenerle de nuevo, pero solo consiguió que el lobo le mirara por encima del hombro, sus ojos azul oscuro brillando con algo más que fastidio. Había un deje de miedo ahí que no comprendía.
- ¡Déjame en paz! - Chad consiguió cogerle de la mano antes de que se le escabullera a la cocina, deteniéndole por fin.
- Pero…
- ¿No le has oído? Déjale en paz. - gruñó Tom a sus espaldas, apareciendo en la puerta de la cocina.
Chad bufó, realmente molesto con el asunto. Porque… en serio… ¿es que ese hombre no iba a dejarle estar un segundo a solas con Misha para hablar? ¡Que solo quería hablar con él! ¡Tratar de convencerle! Pero siempre se aparecía a punto para interrumpirle cuando conseguía acorralar al otro. Era irritante. Por suerte para él, Steve también apareció en escena y la pareja de Chris era otro de los que deseaba ayudarle.
- Tom… déjales tranquilos. - intervino con calma el recién llegado, poniendo una mano en el hombro del otro lobo. - Esto no es asunto nuestro. - pero Tom se sacudió su mano, gruñendo por lo bajo.
- Steve, no le defiendas.
- Tienen que hablar. - repuso Steve, sin alterar el tono.
- No, si Misha no quiere. - siseó el moreno, volviéndose hacia el beta. - Y no quiere.
- ¿Qué ocurre? - preguntó Jensen, entrando en la casa y sacudiéndose el polvo de su ropa, ganándose una mirada disgustada de Tom al hacerlo.
- ¡Nada! - el ranchero arqueo una ceja por la repentina y en estereo respuesta, pero no comentó nada. Tenía problemas más importantes en ese instante que una riña casera.
- Ok… ¿sabéis donde esta David?
- En el establo. - contestó Tom, pasando de enfadado a preocupado. - ¿Pasa algo?
- Los Sons están en la ciudad. - los rostros de los otros alphas se endurecieron al oír la declaración de su líder. - Nadie baja sin avisar y sin permiso, ¿entendido? - advirtió el ranchero, con un gruñido bajo amenazante.
Sin esperar respuesta, Jensen salió de la casa, dirigiéndose hacia el establo con paso rápido. Allí encontró a David y James. El moreno cepillaba a uno de los caballos mientras su pareja le observaba con expresión divertida, sentado en un montón de heno, con su pierna herida apoyada en una silla.
- David… tenemos que hablar. - suspiró Jensen, odiando tener que amargarles el día. Esos dos no habían tenido la mejor de las rachas, precisamente. Lo único bueno que les había ocurrido en mucho tiempo fue conocerse.
- ¿Qué ocurre?
- Clay esta en la ciudad.
El rostro de James era todo consternación cuando volvió su mirada a David. Este había palidecido terriblemente, su cuerpo estremeciéndose entero y Jensen sintió la ira recorrerle al verle así de afectado. Tantos años sin oír ese nombre y ahí estaba de nuevo para torturarles.
Al moreno se le cayó el cepillo al suelo de lo que le temblaban las manos y se acercó a Jensen con ojos preocupados y llenos de miedo. Solo que el ranchero sabía que no era miedo por él, sino por James. David temía que su pareja saliera herido por culpa de sus errores del pasado.
- ¿Cuándo?
- Beaver llamó… probablemente ya estén aquí… - David asintió con la mirada algo desenfocada.
- ¿Qué vamos a hacer? - preguntó, recomponiéndose un poco. Jensen negó con suavidad.
- Tú, nada. Te quedaras en casa hasta nueva orden. - sentenció con voz firme. - No voy a permitir que puedan heriros a ninguno de los dos, Dave.
- ¿Por qué han regresado? - el ranchero volvió su mirada hacia James, que estaba casi incorporado en su asiento. Jensen se encogió de hombros.
- ¿Quién sabe? Clay y su grupo son así… Posiblemente, solo pasaran por aquí por casualidad.
James se levantó y se acercó a su pareja, cojeando, para rodearle la cintura con los brazos, apoyando la frente en su ancha espalda. David se giró entre sus brazos, aferrándose a él como si su vida dependiera de eso, escondiendo el rostro en su cuello mientras el rubio le acariciaba el cabello, murmurándole palabras tranquilizadoras al oído.
Jensen también se acercó a ellos, frotándole la espalda con suavidad.
- Lo siento, Dave… no pensé que se atreverían a regresar, en serio…
- No es tu culpa… - susurró el moreno, con voz triste. - Es mía… jamás debí estar con ellos desde el principio.
El ranchero intercambió una significativa mirada con James y dejó a la pareja a solas en el establo. No podía hacer nada allí para consolarles.
Dean le esperaba fuera y comenzó a caminar a su lado cuando llegó hasta él, siguiéndole hacia el corral donde Lucifer y Thunder estaban jugando con Matlock, el alazán que Jared regaló a Sam por su ultimo cumpleaños.
Ambos hombres se apoyaron en la cerca de madera, observando retozar a los caballos. Dean deseaba saber que preocupaba tanto a su pareja, pero le conocía lo suficiente para intuir que no le diría nada hasta que hubiera ordenado sus ideas. En eso se parecían demasiado.
Cuando le oyó dar un sonoro suspiro, supo que era su señal para poder preguntar sobre el asunto.
- ¿Qué ocurre entre esa gente y David? - Jensen volvió a suspirar, pasándose una mano por el cabello, con expresión cansada.
- La primera vez que vi a David, hace siete años, el pertenecía a la manada de Clay, The Sons of Anarchy. - comenzó con voz tranquila. - Pasaron por la ciudad y, por supuesto, tuvimos un encuentro nada agradable. David se fijó entonces en James, notó que era su beta y trató de que este se fuera con él. El problema era que nosotros acabábamos de llegar de Los Ángeles y James aun tenia muy reciente lo ocurrido allí. Te lo conté, ¿recuerdas? - Dean asintió.
- Yeah…
- En ese momento, no permitía que nadie se le acercara… ¡demonios! - gruñó. - De hecho, solo podía acercarme yo y ni siquiera lo suficiente como para tocarle, pero al menos me hablaba… Así que David decidió quedarse. No quería irse sin su beta.
- Supongo que la otra manada no se sintió muy feliz por eso… - le alentó el Winchester, esperando que le contara la historia entera. Su pareja necesitaba sacarse eso de dentro.
- Eso es una subestimación de lo que ocurrió. - rió Jensen, sin humor. - En los Sons, como en algunas manadas como la suya, para dejarla, tienes que estar muerto. - a Dean se le escapó un siseó, frunciendo el ceño. - Cuando David le comunicó a Clay lo que quería hacer, todo su grupo lo golpeó. La única razón por la que no llegaron a matarlo fue porque Chris, Steve, Tom y yo llegamos a tiempo para impedirlo.
- Joder… - el ranchero asintió.
- Conseguí convencer a Clay por las malas, pero se fueron y dejaron tirado a David, después de destrozar su moto. Nos lo llevamos a casa para que se recuperara. Necesitó meses para curarse de las heridas… mucho más para ganarse a James. Pero lo consiguió.
Dean echó un brazo sobre los hombros de su pareja y lo atrajo hacia su cuerpo, abrazándole estrechamente.
- Estarán bien, Jens… - murmuró, besándole en el cabello. - Vamos a protegerles.
- Lo se, pero… - el abrazo del ex cazador se hizo más apretado.
- Esos tíos no van a acercarse a ellos. No vamos a permitirlo.
- Ojala sea así… - Dean le cogió de la mano y lo llevó hacia el bosque, hasta el claro donde el ranchero le confesó la verdad.
Para el ex cazador ese era un lugar especial, el sitio donde todo empezó de nuevo en su vida, donde todo cambió. Y era el lugar al que le gustaba acudir cuando necesitaba paz y tranquilidad.
Por eso llevó allí a su pareja. Para estar un rato tranquilos los dos.
Tiró de él hasta que los dos estuvieron sentados en la hierba y se acercó rápidamente, sentándose sobre sus piernas, cogiéndole de la camisa para atraerle y besarle a su gusto.
Jensen le agarró de los hombros para acercarle más, profundizando el beso y gimiendo suavemente contra sus labios. Cuando por fin se separaron, Dean le acariciaba la mejilla con ternura.
- Cuando esto acabe, nos vamos a ir a algún sitio para estar solos. - dijo el alpha, suspirando. - Tengo una cabaña en Colorado, en un sitio precioso. Tan bonito como este. ¿Te apetece que nos vayamos unos días allí?
- Por supuesto.
-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
En Destruction Bay, las cosas no iban demasiado bien para el sheriff Parker. Todo había sido un caos tras otro desde que los moteros se hubieran instalado en la ciudad. Pasaban el rato molestando y asustando a la gente, gritando insultos y rompiendo botellas vacías de cerveza contra las paredes de los edificios.
Como en ese momento, en el que dos daban vueltas con sus motos, persiguiendo y asustando a dos chicas jóvenes. No podía permitirles más estupideces.
Ya había sido demasiado.
Con su mano derecha acariciando la funda de su pistola, se acercó a ellos. Los dos moteros, dos chicos que no debían llegar a la treintena, se detuvieron, dejando escapar a las chicas y mirando divertidos al sheriff.
- ¡Muy bien, chicos! - les gritó, llamando su atención. - ¡Se acabó la diversión por hoy!
- No estamos haciendo nada que rompa la ley, sheriff. - repuso otro motero, sentado sobre su enorme moto, observando a sus compañeros con una sonrisa torcida.
- Estáis molestando a la gente.
- ¿Y?
- Que ya es suficiente.
- ¿Por qué? Nos aburrimos. - gruñó uno de ellos, un chico rubio y con el cabello largo, bajándose de la moto para acercarse intimidante al hombre.
Parker retrocedió un paso, pero chocó con el segundo motero, un tipo enorme y con una larga coleta castaña. El chico rubio, se colocó frente a él, dándole un fuerte derechazo en el estomago que lo hizo doblarse por el dolor.
- ¡Basta, cachorro! - gritó otro de ellos, mas mayor y claramente el líder del grupo. - ¡Dejad al buen sheriff en paz!
- ¡Vamos, Clay!
- ¡No! ¡Soltadle! Tenemos mejores cosas que hacer ahora mismo.
Los moteros gruñeron cuando obedecieron, soltando al sheriff que cayó pesadamente sobre sus rodillas, agarrándose el estomago dolorido.
Estaba en serios problemas…
Continuara...