Fanfic: "Motivos"

Nov 01, 2009 23:46


Mi primer fanfic. Lo escribí hace un par de años.No ha llovido mucho desde entonces, la verdad.
Fandom: Phoenix Wright
Personajes: Mia Fey, menciones de Maya, Morgan y Misty
Número de palabras: 1187

Motivos

"Estudio..." Mia paró de escribir, pensando en por qué lo hacía y en cómo lo haría. Sabía que no tenía mucho sentido lo que tenía en mente, pero... se sentía obligada a terminar esa carta

Desde que dejó su aldea natal y se trasladó a la ciudad, había estado dudando de si tomó la decisión correcta al abandonar su entrenamiento de médium para convertirse en abogada. Pero no podía rendirse con tanta facilidad. No, después de todo lo que le había costado animarse a hacerlo.

La verdad es que adaptarse a la vida en la ciudad le costaba bastante. Hasta la ropa le resultaba extraña, estando tan acostumbrada a llevar su túnica de médium y a sólo calzar sus getas. Se pasó la mano por su largo pelo castaño, ligeramente nerviosa. Quizá pensar un poco la ayudaría a tranquilizarse.

Comenzó a juguetear con el bolígrafo que sostenía en su mano izquierda y echó la cabeza hacia atrás, apoyándola en la silla para mirar al techo, que era un lienzo en blanco en el que podía pintar todas sus memorias. Empezó a recordar, para descubrir cómo. "... derecho. Para ser abogada. Para descubrir por qué te marchaste. Por qué nos abandonaste... a Maya y a mí."

((oOo))

Aún permanecía en su memoria el momento en el que le dijo a su hermana que se iba a marchar de la aldea... Cómo lloraba, cómo le rogaba que se quedase.

Estaba en su habitación, recogiendo las cosas imprescindibles para poder vivir una temporada fuera de Kurain, hasta que lograse adaptarse a la vida en la ciudad. Mientras hacía su equipaje, entró alguien, que la asió de la manga de su túnica.

Mia trató de moverse, pero le fue bastante difícil. La persona que había entrado -una niña de unos ocho años, de rostro normalmente risueño y con parte de su pelo negro recogido en una especie de moño- la agarraba con una fuerza poco normal para su edad. Esa niña era su hermana menor, Maya; no paraba de llorar y de patalear, pidiéndole una y otra vez, desesperada, que no se marchase, que permaneciera allí. Finalmente, logró soltarse y se giró para poder dirigirse mejor a su hermana.

-Tengo que hacerlo, Maya -respondió, posando sus manos en los hombros de la chica y mirándola fijamente-. Tengo que descubrir quién arruinó la vida de nuestra madre. He de limpiar su nombre.

-¡No! ¡No puedes dejarme aquí! -gritó Maya, mirando a su hermana mayor con los ojos llenos de lágrimas y temblando por una mezcla de nervios, tristeza y desesperación.

Mia se agachó y acarició con dulzura la mejilla de la niña, dirigiéndole una mirada casi maternal. Le dolía verla así, pero tenía que irse, que averiguar quién pudo hacerle eso a su madre.

-Tranquila, esto no significa que nos vayamos a separar para siempre... vendré a visitarte cuando pueda, y tú vendrás a la ciudad a verme a mí -sonrió para que Maya se calmase un poco. Y para que ella misma también lo hiciera-. ¿Entiendes?

-Sí... -dijo Maya entre sollozos. Soltó la manga y se limpió sus lágrimas. Aparentemente, se había calmado un poco- he oído que en la ciudad hay muchas hamburgueserías.

Mia asintió, acariciando el pelo de su hermana.

-Entonces, ¡iremos a comer hamburguesas... cientos de hamburguesas! -exclamó sonriente la pequeña, recuperando parte de su expresión habitual.

La mayor de las chicas sonrió. Abrazó con fuerza a Maya, sin poder evitar derramar alguna lágrima.

-¿Hermanita? ¿Qué te pasa?

-Nada. Se me ha metido algo en el ojo -mintió.

((oOo))

Luego recordó la reacción de su tía. Bastante diferente a la de su hermana.

Estaban en una de las numerosas estancias de la mansión Kurain. La habitación olía incienso y estaba llena de velas, que proporcionaban la única iluminación existente allí, pues no había ni una ventana.

Cuando Mia entró, encontró a Morgan, su tía, está estaba sentada enfrente de un enorme biombo, examinando las inscripciones que en éste se encontraban. Al verla entrar, su tía se giró y Mia pudo ver que sostenía entre sus manos un cuenco con té. Ahora era ella a quien observa, con su habitual semblante sereno. La joven se apoyó sobre sus rodillas, para quedar a la misma altura que Morgan. Su tía le dirigió una mirada interrogante, aunque no llegó a decirle nada. Entonces, le contó que se marchaba de la aldea para convertirse en abogada. La noticia no pareció afectarla demasiado. Mia esperaba empezase a gritar que la primogénita de la Maestra se marchase de la aldea era algo inconcebible o que jamás permitiría que eso pasara. Sin embargo, nada de esto paso; ella seguía bastante tranquila. De hecho, se podría decir que estaba ¿sonriendo?

-¿Y por qué quieres hacer eso? - preguntó con fingido interés. Su alegría ante la noticia de que su sobrina abandonaría su futuro puesto era tal, que dejó de ocultar su gesto.

-Para descubrir qué obligó a mi madre, la Maestra, a desaparecer.

La ligera sonrisa que había dibujada en el rostro de su tía desapareció y fue sustituida por una expresión de ira, acentuada por el hecho de que frunció el ceño, marcando así todas las arrugas de su frente.

Le preguntó por qué iba a hacer eso, cuando su madre llevaba más de una década desaparecida. Mia simplemente le respondió que quería saber la razón que la había llevado a dejar toda su vida atrás.

Sí. Quiero saber qué te pasó. Pero eso no era todo... Tampoco quería luchar con su hermana por el título de Maestra. No quería que se volviera a repetir lo mismo que pasó con su madre y Morgan, aquellas terribles e incesantes discusiones sobre el dominio del clan que aún permanecían en su memoria; aunque esto fuera lo más habitual en todas las generaciones: luchas la familia principal y la inferior, hermanas que se traicionaban sólo por poder, familias destrozadas por el simple hecho de dirigir la técnica de canalización Kurain.

((oOo))

Mia dejó de divagar y volvió a mirar la hoja en la que había escrito ya unas pocas líneas. Ya tenía claro qué poner en la carta.

Cogió otra vez el bolígrafo y escribió: "También lo hago por Maya. No quiero que nos pase lo mismo que a ti con tu hermana. Estoy cansada de ver cómo se rompen relaciones entre las familias sólo por poder, harta de las diferencias entre la familia principal y la inferior." Ya está, había respondido al cómo expresar sus razonesSólo le quedaba saber el por qué, el motivo por el que le escribía una carta a su madre, cuando ni siquiera sabía dónde estaba.

Y esa respuesta era una que sus recuerdos no la ayudarían a encontrar, sólo su futuro. Mia pensó que contestar a esa pregunta no era tan importante... después de todo, la carta no tenía destino.

Comprendió que la única razón por el que la escribió era porque quería era responder a sus interrogantes, descubrir los motivos que la llevaban a actuar como lo hacía, para dejar de actuar con dudas.

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