Aug 30, 2009 19:42
EL SEÑOR KEUNER DIJO:
-En cierta ocasión también yo adopté una actitud aristocrática (ya sabéis: firmes, erguidos y altivos, la cabeza echada hacia atrás). Me hallaba en medio de una marea ascendente, y cuando el agua me llegó a la barbilla, decidí adoptar esa actitud.
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Atravesando un valle, advirtió de pronto el señor Keuner que sus pies chapoteaban en el agua. Y al punto se dio cuenta de que su valle era en realidad un brazo de mar y se acercaba la hora de la marea. Se detuvo de inmediato por ver si descubría alguna barca, y no se movió del sitio mientras la esperaba. Pero al no aparecer ninguna, abandonó sus esperanzas y confió más bien en que el agua no siguiera subiendo. Sólo cuando le llegó a la barbilla, abandonó también esta esperanza y se lanzó a nadar. Había descubierto que él mismo era una barca.
Historias del señor Keuner, Bertolt Brecht.