Autora: Vismur
Fandom: Supernatural
Pairing: Dean/Castiel
Notas: Seguramente se preguntaran que hago aquí cuando hay un montón de proyectos que acabar, bueno, entre en una clase de depresión y no puedo hacer algo para poder volver a escribir, pero amo a Misha, y quiero participar, así que no esperen demasiado de este fic, que sin embargo, hice con mucho cariño.
Rating: +15
Advertencias: Baja tasa de creatividad, algo crack.
Summary: Los ángeles son ángeles, los humanos son humanos, y Dean es Dean.
POSIBILIDADES DE LA IMPROBABILIDAD
Hay un dicho por ahí que afirma que las reglas nacieron para romperse, que si la ley dice blanco, alguien dirá que es negro, o en caso contrario que los demás son racistas.
Aunque claro, hay de reglas a reglas, y unas simplemente son ley de la naturaleza.
Pero, qué mejor ejemplo de romper reglas que los Winchester.
Se supone que es ley que cuando mueres, pues, mueres, no hay retorno, ni segundas oportunidades, listo, ya cruzaste la línea entre lo terrenal y el más allá. ¿Pero cuantas veces han roto esta regla natural los Winchester?, y sí, recibieron ayuda para evadirla, pero fue rota la regla, punto.
O cuando vas a infierno, ya no hay manera de salir, te quedaras sufriendo por tus pecados… a menos claro, que tengas un ángel que te saque, y vamos de nuevo rompiendo reglas.
Claro, que si incluimos que solo en el purgatorio llegan los mounstros, vemos de nuevo a un Winchester rompiendo la regla, ah, también salir del lugar se considera romper las reglas.
La lista se hace larga mientras los hermanos se vuelven más viejos.
Todo plausiblemente capaz de ser perdonado.
Pero quizás, solo quizás la gota que derramo el vaso, en realidad, fue una de las primeras reglas en ser rotas.
Darle un ángel la capacidad de escoger el libre albedrio, aunque hay rumores de que ya era un poco rebelde desde siempre.
Ángel que también compite con los Winchester por el record mundial de romper reglas naturales.
Así que es completamente compresible, que la unión de estas tres personalidades, daría como resultado en fin del mundo. Pero no es como si no lo pudieran detener con métodos ortodoxos. Para variar.
Tampoco es de extrañar que dos de estas personalidades estén enamorados, y no hayan hecho nada aun, vamos, que romper la regla de un ángel y un humano no pueden estar juntos, no será nada, pero nada, comparado con la larga lista de reglas rotas a sus espaldas.
Solo quizás influya que uno no sepa lo que siente y el otro está tratando de aceptar sus sentimientos.
Lástima que el tercero ya se hartó de la tensión sexual en el ambiente.
Sam Winchester, considerado la voz de la razón, y el más inteligente de los hermanos Winchester, que seguramente tenía una paciencia de Santo, estaba a punto de hacer gala de sus métodos nada usuales para hacer que su hermano y el ángel tuvieran alguna clase de epifanía y se confesaran, o correría sangre, mucha sangre.
Sabía que hablar con su hermano de sentimientos era un imposible, y hablar con el ángel le traería un dolor de cabeza, además que también era un poco difícil, y más si Dean estaba pegado a su cadera, solo faltaba que trajera un collar y se lo pusiera, ¡Enserio!
Así que hizo gala de porque era un Winchester.
Sam siempre trataba de ser razonable, pero todo tenía un límite, hasta Kevin lo sabía.
Así que un día, dejo todo y empezó su plan, malvado plan si le preguntaban.
Y empezó una semana después.
- Detente - dijo una voz conocida a mitad de la habitación ese día tranquilo, nada de lo usual interrumpía su pacifico día, excepto esta voz chillona, que traía malos recuerdos.
- ¿Qué demonios haces tú aquí? - preguntó Dean alterado, y no era para más, frente a ellos se encontraba Destino, chica odiosa que les dio un día tipo Destino Final.
- Que te detengas en lo que harán, ya es suficiente de tocarle las pelotas al Destino - murmuró enfadada.
- Espera, yo jamás tocaría nada de ti - dijo levantando las manos, Kevin estaba a punto de inmiscuirse en la conversación, pero Sam lo detuvo y le dijo con la mirada que no interrumpiera.
- Por supuesto - soltó la chica con sarcasmo - maravilloso, si no fuera suficiente con dejarme sin trabajo, ahora vas y te follas un ángel, algo que por cierto, está prohibido - ladró enfadada la mujer poniendo las manos en la cintura.
Dean abrió la boca sorprendido, y luego frunció la cara en ira, Cas también parecía un poco indignado por lo que dijo la mujer.
- Bueno, a ti que te importa, pequeña perra, yo hago lo que quiero porque quiero - dijo el rubio cruzándose de brazos.
Sam sonrió para sí, porque su hermano estaba hablando en su ira, soltando cosas que no era necesariamente la verdad.
- Pero que… - empezó a chillar de indignación Destino.
- Le recomendaría que se fuera ahora mismo, y dejara nuestros asuntos a nosotros, creo que nos hemos ganado nuestras propias decisiones - ordenó Castiel, quien tenía esa mirada reservada para proteger a Dean, algo que seguramente ayudo a que ella saliera con la cola entre las patas, claro, si tenía cola.
Una vez solos de nuevo, se quedó un silencio incómodo.
- Asi que… - empezó a hablar Castiel primero dirigiéndose al rubio - ¿Quieres tener sexo conmigo? - preguntó el ángel, Dean se volvió escarlata.
- Vamos Kevin - susurró Sam en bajo - vamos a darnos un largo paseo, creo que esta casa se volverá un poco ruidosa - el asiático solo parpadeo rápidamente mientras se dirigían a la salida, y su última vista fue a un Castiel acorralando en el sofá a su hermano, comiéndoselo a besos.
Que Dean no diga que no era un buen hermano.