Oct 03, 2005 09:08
El sábado, cerca de las diez de la noche, se despertó el mundo. Tus brazos me rodearon de nuevo después de 14,000 vidas y pareció que a pesar de todo nada de tiempo había pasado, nada, ninguna historia, ningún nombre; nada. Absolutamente nada existió en ese tiempo. Y yo, por fin, volví a vivir. Mis pulmones se llenaron de aire, y aunque fue sólo una bocanda, supe lo que se sentía respirar de nuevo, viva, toda llena de luz.
Y así, encendida, te seguiré esperando; siempre.
... A flor de piel hay un adiós difícil de olvidarlo, pero también sé de un amor que puede hacer milagros...