Un drabble a mitad de la noche.
Título: Detalles
Pairing:Draco/Harry
Detalles
entre tú y yo,
que nos destruyen y nos consumen,
sin avisos ni pausas
en los rincones de tu boca.
Harry siempre supo que Draco era bonito y que su cabello brillaba con el sol, también que cuando se lo proponía, salían serpientes de su boca y herían a cualquiera que estuviera cerca. Sabía que Draco era guapo y que sus facciones finas se mezclaban con esas expresiones faciales de desprecio y molestia.
Harry supo que Draco era valiente y estoico cuando en el juicio asumió toda la culpa de lo que habían hecho sus padres para así salvarlos de la vida de encierro.
Era algo absurdo, pero se enteró de que estaba en problemas cuando lo vio con el ceño fruncido, sentado a orillas del lago y concentrado en su lectura. Desconcertado caminó sin rumbo y su corazón se rompió un poco cuando se topó con la mirada de Ginny fija en él. Harry sabía que la amaba pero sus ojos chocolate nunca podrían provocar la tensión de sus órganos internos, explotando y bloqueando su respiración, ocasionada por la mirada de superioridad del gris eterno.
Harry supo que nunca estaría satisfecho de ese amor tranquilo y seguro que las manos cálidas de la chica le otorgaban. Una parte de él murió un poco cuando ella le dirigió una mirada de resignación y una sonrisa triste.
Así que corrió hacia el lago, furioso consigo mismo y dispuesto a destruir ciudades enteras con el fuego que le causaba la decepción de las expectativas trazadas y los caminos sin horizonte. Notó la sorpresa del rostro angular y pálido, la furia en sus ojos y la nariz arrugada sin encanto alguno. Escuchó el gemido inesperado y sintió el ardor de sus labios, la desesperación de sus manos, el candor de sus movimientos y el fuego consumiéndolos mientras los últimos rayos del sol se apagaban tras ellos.
Draco siempre supo de la tenacidad de su contrincante pero no sabía de la lentitud de las caricias y el temblor de sus dedos, la respiración entrecortada y las mejillas sonrojadas. No pudo evitar sentirse ultrajado por todos esos detalles que habían permanecido ocultos de su vista hasta entonces. Así que besó, lamió y deshizo cada centímetro desconocido, sin prisa, una y otra vez, hasta fundirlo en su memoria.