CAPITULO 4
*No hagan caso al número de la imagen ME equivoqué!*
*Nota: cambie la narrativa en los primeros renglones porque pasaban demasiadas cosas, perdón por eso u_u*
Advertencias: lemon +18
Fue en la primavera cuando cumplí la mayoría de edad, había decidido entrar en la escuela donde aprendería las bases del bushido para convertirme en un buen guerrero capaz de morir por mi gente con honor, no éramos más que un montón de jóvenes que dejaban de ser niños sin querer, intentando ser adultos para probarle algo a los mismos; que podíamos ser mejores que ellos sin ser una copia, sin ser una sombra de nuestros antepasados. Los días pasaban lentamente uno tras otro resistiendo las infernales prácticas de kendo, las lecciones de vida de los maestros y manteniendo las esperanzas de que no se desatara una nueva guerra, fingiendo madurez frente a los maestros, más sin embargo alardeando frente a nuestros demás compañeros sobre cómo utilizaríamos nuestras destrezas en batalla y secreta e interiormente temiendo cual niños que ese día no llegara. Así eran nuestros días hasta que un día nuestro maestro decidió que entrenaríamos y acamparíamos en el bosque. Todo iba bastante bien al principio, los demás estaban bastante animados, al verlos formar sus propios grupos de amigos me hacían recordar como dejé de ver a muchos de mis compañeros y amigos de la infancia debido a que no podían pagar la escuela. Estaba solo ahora y esta soledad se sentía más intensa junto con mi aburrimiento, mientras transcurría el tiempo me quedé tan inmerso en esos pensamientos que no me fijé bien por donde caminaba y sin querer pisé algo; sentí un leve dolor, como un piquete, pero no me di cuenta de qué fue, seguí caminando hasta que la sensación de dolor se hizo demasiado molesta, me iba quedando cada vez más atrás del grupo por culpa de ese molesto ardor en mi pierna, me senté en una piedra junto a mí y al quitarme la sandalia temí lo peor: Había una gran mancha de sangre en la planta de mi pie y en mi sandalia, después de eso ya no recuerdo más. Cuando abrí los ojos lo primero que vi fue el cielo ocre difuminándose entre las nubes, me incorporé de golpe; me encontraba recostado debajo de la sombra de un árbol con una manta color verde seco sobre mi regazo y no sólo eso, pues mi pie estaba vendado, donde antes se encontraba esa mancha de sangre, ahora sólo estaba un vendaje perfectamente bien hecho y el dolor también se había ido, aunque sentía un poco adormecido el pie, ya era el atardecer, no sabía en dónde me encontraba y por si fuera poco había perdido a los demás El miedo me invadió por unos instantes, entonces escuché unas pisadas abriéndose paso entre unos arbustos:
-¡Ah! Veo que despertaste, ¡Qué alivio! -Pronunció un joven alto de complexión delgada, porte frágil, dócil y pálida piel. Su rostro era un repertorio de elementos bellamente acomodados; Un par de ojos negros profundos pero brillantes y amables, labios carnosos finamente delineados por el contorno de su bella y perfecta sonrisa aperlada. Todo esto rodeado de sus cabellos negros embelleciendo su rostro
-Ah...ore..-Me sorprendió y mucho, sinceramente pensé que era una chica en cuanto lo vi, de no ser porque traía las mismas ropas que yo y que todos los demás alumnos, debía ser un estudiante, sin embargo no recordaba haberlo visto antes.
-Por ahora descansa un poco más, tal vez debamos pasar la noche aquí antes de que vuelvas a caminar, tu herida no es grave, ya la atendí y estarás mejor por la mañana-dijo sentándose a mi lado mirándome con amabilidad y dedicándome una sonrisa que me perdía en su rostro, pero luego reaccioné:
-¿Eh? pero…pero los demás, ¿En dónde? Y ¿Cómo es que tú? Mejor dicho, ¿Por qué?...
-Haces demasiadas preguntas, pareces un tonto, relájate, ¿Por qué no, en lugar de interrogarme, mejor me agradeces un poco eh?
-Ah…-me dejó mudo..- yo..em.per..don..gr-gracias
-Así está mucho mejor^^ , ahora sí, mi nombre es Kei Inoo, voy a la misma escuela, te encontré en el camino tirado y al verte herido, no pude dejarte allí, por suerte aprendí de mi difunta madre algo de su conocimiento en hierbas medicinales, así que confiando en mis habilidades, yo digo que estarás bien, si quieres alcanzar a los demás no te preocupes, he venido aquí cientos de veces antes y conozco el camino, ya no estamos lejos así que podremos retomar el camino en la mañana-Respondió con una sonrisa llena de satisfacción.
-Ah...ya veo, mi nombre es Yabu Kota, mucho gusto, en serio agradezco el que me hayas ayudado pero, no puedo quedarme aquí sin hacer nada-Intenté levantarme pero tan pronto como me puse de pie, sentí que mis rodillas temblaron y perdí el equilibrio, iba a caer al suelo cuando al instante ese chico se acercó a mí y me sostuvo, era más fuerte de lo que pensaba, lo había subestimado, al sostenerme de él, pude sentir que éramos iguales, no sé aun como explicarlo, pero me dio esa sensación, sus brazos eran fuertes a pesar de verse frágiles, pero fue entonces cuando lo recordé; Ya lo había visto antes, el primer día de clases cuando lo vi por vez primera recuerdo que pensé que era un chico muy frágil, casi como una chica, eso en parte por culpa de su bello rostro, de no ser porqué luego de eso, en varias prácticas lo vi pelear y esforzarse tanto como todos los demás demostrando que era un chico fuerte y valeroso, sin embargo aun ahora viéndolo de cerca seguía pensando en que tenía una cara muy linda para ser de chico.
-Mm ¿En serio eres un chico? Eres muy ligero para ser un chico^^ -Me preguntó ganándome el pensamiento.
-¿Eh? ¡Mira quién habla!, entre más te miro me doy cuenta de que tu rostro no es de hombre ¬¬
-Al menos no soy un chico que se desmaya con ver su propia sangre-¡¿Cómo demonios había adivinado?! ¡Esa era mi debilidad secreta y ahora él lo sabía!
- ¿No es algo patético para un guerrero?- Preguntó de manera altanera mientras aun nos sosteníamos por los hombros.
“Me había vencido con sus palabras…=_=”, pensé.
-^^De cualquier forma, si en verdad quieres que nos vayamos pues hagámoslo, pero no te sueltes de mi, ¿Entendido? No quiero tener que curarte de nuevo si te lastimas por necio- Dijo poniendo mi brazo alrededor de su hombro, el rió y de algún modo el ver su sonrisa me tranquilizó mucho, por esos momentos dejé de pensar en el campamento y simplemente comenzamos a conversar mientras caminábamos.
El tiempo pasaba muy rápido, pronto nos volvimos muy cercanos, hacíamos de todo, no importaba si llovía, si nevaba, o si el entrenamiento era muy duro. Nosotros siempre estábamos soportándolo todo juntos, aun en los días más calurosos, incluso disfrutábamos del nacimiento de los sakuras juntos. Así paso un año más rápido de lo que pensábamos.
Cierto día Yabu caminaba cerca del salón de kendo cuando vio a Inoo caminar apresuradamente con la mirada cabizbaja.
-Ese…era Inoo-Pronunció en voz alta mientras caminaba hacia donde él estaba
-¡Hey inoo! ¿Qué pasa? ¿Tienes mucha prisa?
Inoo miró a Yabu directo a los ojos algo sorprendido, sin embargo la mirada de Yabu se posó en los labios de Inoo, donde observó una marca rojiza en inflamada en la comisura de sus labios.
-¿Estás bien? ¿Qué sucedió?- exclamó alarmado.
-N-no es nada, no te preocupes, dijo volteando el rostro hacia un lado con la mirada nerviosa.
-Dime qué sucede-Insistió acercándosele.
- Nada, en serio-Mintió para no preocupar a Yabu, pues la verdad era que su padre tenía muchas deudas y debido a éstas era muy probable que pronto ya no pudiera seguir pagando su educación, parece que unos chicos de la escuela se habían enterado de eso al escuchar la plática de sus propios padres y decidieron molestarlo, lo que los había llevado a una pelea.
-No es cierto, dímelo, sabes que puedes confiar en mí-Su voz sonaba más tranquila y calmada mientras lo miraba suplicante.
- No… no es de tu incumbencia de todos modos- Dijo intentando no darle importancia a la plática, sin embargo este comentario hirió a Yabu.
-¡Claro que lo es!-Insistió.
-¿Por qué? ¡Deja de entrometerte!-Le gritó.
En ese momento Yabu se acercó a Inoo interrumpiendo sus protestas y le abrazó de golpe.
-Si se trata de ti...con mayor razón me importa, si no quieres decírmelo ahora, está bien, es sólo que no puedo evitarlo…si algo te pasara…yo…-susurró cerca de su oído abrazándolo más fuerte.
-¡Basta! -protestó, su corazón se aceleró y sus mejillas enrojecieron al ser abrazado por yabu.
- No…no me detendré…
-P-por qué te interesa tant-las palabras de Inoo fueron calladas por los labios de Yabu quien fue correspondido en ese beso al instante, se besaron pausada y dulcemente, saboreando los labios del otro, se separaron lentamente, Inoo miró a Yabu sorprendido, había un brillo especial en la mirada de Yabu que no había notado antes.
-Ya…bu-susurró mirándolo expectante aferrándose a sus ropas.
-Inoo..Suki desu-Pronunció rápidamente para después volver a besarlo.
Inoo estaba paralizado, una enorme felicidad lo invadió en ese momento, hasta ahora siempre habían sido amigos para ojos de todos los demás, aunque el siempre había sentido algo más por Yabu y ese sentimiento lo desgarraba por dentro cada vez que lo miraba y tenía ganas de tocarlo, nunca se lo dijo por miedo a perderlo. Pero ahora su corazón estaba tan feliz y no tenía ninguna duda ni miedo, no más, sólo se dejó llevar mientras las suaves caricias de Yabu lo adormecían: Las manos de Yabu rozaron sus mejillas, sus labios, su cuello, al mismo tiempo que besaba sus clavículas. Las mejillas de Inno se encendían y su corazón se aceleraba mientras Yabu acariciaba su pecho colando una mano por debajo de su Yukata, endureciéndole los pezones con la yema de sus expertos y suaves dedos. Inoo comenzó a gemir silenciosamente al sentir como Yabu se despojaba lenta y hábilmente de sus ropas, causándole existos escalofríos el roce de las telas resbalar por su piel quedando a la fría intemperie que hacía que se le pusiera la piel de gallina. Inoo entrelazó sus dedos entre los cabellos de Yabu mientras éste trazaba un camino húmedo y brillante de saliva desde sus pezones hasta su ombligo con sus cortos pero intensos besos, la sensación de la cálida lengua de Yabu sobre la piel fría de su abdomen lo enloquecía, fue un tortuoso placer el sentirle y no poder hacer nada al respecto, deseando más de esos besos y caricias pero temiendo no poder soportarlo más. Sin aviso Yabu dio un beso rápido y juguetón la entrepierna de Inoo provocándole a éste un arranque de placer y desesperación, moviendo su lengua peligrosamente cerca de su entrada, arrancando varios suspiros provocadores de la boca de inoo quien se mordía los labios para no gritar, mientras una de las manos de yabu apretó uno de los muslos de inoo y con la otra acarició su pecho, este acto hizo que Inoo gimiera más alto, fue en ese momento cuando Yabu se incorporó y le besó intensamente en un beso profundo y dejándolos cas sin aliento. Regresó de nuevo al abdomen y entrepierna de Inoo a seguir con su tarea, el miembro de Inoo comenzaba a endurecerse, Inno intento atenderse pero fue detenido por yabu quien le levantó ambos brazos a la altura de su cabeza y comenzó a besarle el cuello con alevosía mientas con su otra mano comenzaba a masturbarlo haciéndolo gemir sin más remedio, Yabu se despojó de sus ropas y se abrazó a inoo desnudo, juntó ambos miembros y comenzó a masturbarlos juntos, uno se mecía sobre el cuerpo del otro, sus respiraciones chochaban y sus gemidos resonaban en los oídos del otro simultáneamente. Para callarlos, se besaron nuevamente mientras las manos de inoo acariciaron la espalda de yabu bajando hasta sus nalgas apretándolas, mordiendo sus labios, ante esto Yabu se abrazó más estrechamente a inoo y aumento el ritmo de su mano, finalmente inoo no pudo evitarlo más y se corrió sobre la mano y el abdomen de Yabu quien al verlo bajó hasta su abdomen y lamió toda su semilla lanzándole una provocadora mirada a inoo mientras lo hacía, haciendo que éste se sonrojara aun más, sin previo aviso comenzó a lamer y a engullir el miembro de inoo quien comenzó a gemir desinhibido arqueando la espalda de placer, mientras yabu atendía el miembro de inoo, con otra de sus manos se masturbaba a sí mismo, Inoo no pudo evitar notarlo así que invadido por el placer empujó a yabu boca arriba.
-Ahh.. déjame a mí..-pronunció jadeando mientras comenzaba a lamer y chupar los sensibles pezones de yabu y acariciaba suavemente sus hombros y abdomen con ambas manos, Yabu sólo se limitaba a acariciar la espalda de Inoo y a sentir el placer recorrer todo su cuerpo, fue entonces cuando inoo bajó hasta la entrepierna de yabu y de igual manera engulló toda su hombría de arriba abajo, ante esto yabu lanzó un gemido sonoro de placer y sorpresa, y al cabo de unos segundos le indicó el ritmo con sus manos entrelazadas en los cabellos de inoo provocándole varios gemidos, hasta que finalmente éste percibió el sorpresivo sabor de yabu invadiendo su boca y llenándolo. Luego de correrse, Yabu volvió a poner a Inoo boca arriba, le separó las piernas y comenzó a lamer su entrada mientras lo masturbaba, ensalivó sus dedos e introdujo, uno dos y hasta 3 dedos mientras lo besaba intentando callar los dolorosos gemidos de Inoo quien después de tal invasión, comenzó a moverse excitado.
-Te..quiero a ti den..tro.-susurró con sus cabellos empapados pegados a su frente, yabu retiró esos cabellos con una mano y se acercó a besarlo dulcemente mientras poco apoco se adentraba en Inoo quien gemía y derramaba lágrimas aferrándose a su espalda.
-perdóname…no quiero lastimarte..yo
-N..o.. t..e pre..o..cupe..s, n-n..o dejes..de mover..te!- pronuncio Inoo con dificultad mientras le miraba acalorado con esos dulces, brillantes y amables ojos
-Keii!-Gritó Yabu mientras se abrazó a Inoo entrando totalmente en él provocando que un gran grito saliera de su boca, mientras esperó a que el interior de Inoo se relajara un poco, le besó de nuevo, primero de una manera dulce y delicada pero a medida que esperaba, Inoo le besaba más acalorado moviendo sus caderas, esa fue la señal para que Yabu comenzara a moverse, lo recostó de espaldas sobre el piso y comenzó con sus estocadas; primero suaves y firmes y luego fuertes y profundas, de lento a rápido, su interior era deliciosamente estrecho, Inoo gemía desinhibido a todo pulmón cambiando de posición. Se acostaba, se ponía a cuatro patas, se sentaba sobre el miembro de Yabu y se sostenía de los hombros de éste, el era…insaciable…no había nada más excitante para Yabu que deleitarse con la silueta alocada y libre de Inoo, ese lado que no conocía de él, ese Inoo empapado, sonriente, juguetón y sonrojado que le besaba con locura al igual que Inoo adoraba a su hombre fuerte que siempre lo satisfacía en cualquier capricho, pero que era un tierno, atento y dulce amante. Duraron así toda la noche hasta caer rendidos.
Cuando despertaron, Inno le contó de los problemas de deudas de su padre a Yabu, éste lo escuchó atentamente, entonces decidieron que ambos buscarían un trabajo para ayudarle al padre de Inoo con los gastos.
Sin embargo….debido a que ellos eran muy descuidados con la manera y los lugares donde profesaban su amor, cierto día, un par de chicos vieron como Yabu e Inno se besaban, entonces; sorprendidos, indignados y maliciosos decidieron hacer algo al respecto.
-Hey Yabu, nos dijo Kuroda-sensei que quiere que vayas a su casa más tarde para ayudarle con unas cosas- Le dijo uno de los chicos que lo había visto con Inno.
-Ah, está bien, gracias por el mensaje.
Esta tarde, como todas las demás, Yabu había acordado salir con Inno, así que esperaba no tardar mucho con su maestro.
El ama de llaves salió a recibir a Yabu y lo llevó hasta el jardín.
-Kuroda-sama, tiene un invitado- Dijo la señora retirándose.
-¿Eh? ¡Ah! ¡Yabu-kun! ya que estas aquí, ayúdame con esto- Pronunció un hombre mayor que cargaba un par de costales de tierra para dárselos al más joven.
-¡Ah! Claro, permítame.
-Ponlos en aquella esquina junto a la pila de allá.
-¿Aquí está bien?- dijo poniéndolos en frente de un cuarto en el que apenas estaban construidas las bases del mismo.
- Decidí hacer un jardín después de tanto tiempo, a Yuuko le gustaban mucho los jardines pero yo siempre estaba muy ocupado y nunca pude hacerle uno como ella hubiera querido, aún ahora creo que no es demasiado tarde ¿Tú qué dices Yabu-kun, crees que le guste?
-Yo creo que a su esposa le gustará mucho, Kuroda-sensei.
-Gracias Yabu-kun, hace mucho que no voy a visitarla a su tumba, un día, ¿Por qué no me acompañas a verla?
-¿Eh? ¿Es enserio?
-Sí, ¿Por qué no? A ella le gustaba que cenáramos juntos, aun cuando ella enfermó, me pedía que te llevara a casa cuando eras niño, ah…aunque tu tal vez ya no la recuerdes puesto que eras muy chico en ese entonces.
-Claro que la recuerdo, usted ha sido un amigo tan cercano de mi padre desde hace tanto tiempo ¿Cómo voy a olvidarla?
-Eres muy amable Yabu-kun, a Yuuko le gustaba mucho que vinieras a la casa, ya sabes que no pudimos tener hijos por nuestra cuenta, pero para nosotros siempre serás como uno de nosotros.
-No sabe lo feliz que me hacen sus palabras, Kuroda-sensei- Pronunció haciendo una reverencia respetuosa.
-Sabes que puedes contar conmigo para lo que quieras, aunque tu padre ya no esté a tu lado, sabes que tienes un apoyo en mí, te lo digo porque últimamente te he visto algo pensativo en los entrenamientos, ¿Sucede algo?
-¿Eh?..Ah…pues ahora que lo menciona…quisiera hablarle de un amigo mío.
-Adelante, se trata de Inoo-kun ¿verdad?, siempre están juntos.
-Así es, es sobre…la situación de su familia…usted siempre me ha ayudado mucho desde que mi padre falleció y no creo que pueda pagarle algún día todo lo que ha hecho y no quisiera molestarlo más pero quisiera…pedirle su consejo, verá…
En el lugar donde siempre se veían inoo y yabu, detrás del aula desocupada que había en la escuela algo sucedía:
-Hola….Inoo-ku~n- pronunció uno de los chicos que había visto la escena del beso entre ambos.
-¿Isaka-kun? ¿Qué sucede?
-Eso dímelo tú, ¿Qué haces en un lugar como esté?
-Ah…em...nada sólo estoy aquí pasando el rato, ¿Y tú?
En ese momento se acercaron otros 5 chicos que se acercaban cada vez más a Inoo acorralándolo.
-Sabemos a lo que te gusta jugar con tu amigo Yabu.
- No sé de qué me hablan. -Intentó negándolo sintiendo un sudor frío recorriéndole la espalda al escuchar esas palabras.
-¿Ah no? ¿No te importaría que los demás se enteraran?
- No sé de qué me hablas y no importa cualquier mentira qué digas, no te creerán.
-¿No te importa qué la reputación de la familia de Yabu caiga?... ¿Y todo por tus jueguitos?
- …. - Inoo no dijo nada, en ese momento lo único que pasó por su mente fue “no, no Yabu”
-Entonces… ¿Está bien si le decimos a todo el mundo, no? Después de todo es una mentira…
-Cállate no serias capaz de…- Pronunció sin pensarlo.
-¿Entonces es cierto ah? Jajaja ¡Sí debe de serlo! yo lo vi con mis propios ojos…y ellos también así que... ¿Aun así lo niegas?? .Los maestros nos creerán, no pensarán que sus magníficos estudiantes mienten… ¿Por qué no lo hacemos?…
-No…no serian capaces….-Inoo les miraba incrédulo.
-Si haces algo por nosotros cerraremos la boca- Pronunció mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro.
- ¿Qué? ¿Qué tengo que hacer?
-Sólo juega con nosotros un poco también, ¿Está bien, no?- dijo acercándose a su oído.
- ¿Qué? -Exclamó alejándose con una mueca de desagrado al intentar adivinar de lo que se trataba todo eso-¡Claro que no! ¡Están locos! ya me voy, no sé en qué estaba pensando…como si les fueran a creer….-Pronunció dando media vuelta dándoles la espalda, caminando y alejándose del lugar, los chicos solo lo miraron alejarse.
-Isaka-kun…-Pronunció inconforme uno de los chicos.
-Atrápenlo-Pronunció éste último sonriendo.
Inoo escuchó unas pisadas correr a toda prisa detrás suyo, comenzó a correr pero ya era muy tarde, sintió un tirón en su manga derecha y cuando intentó librarse del agarre un terrible dolor en el estómago lo dejó sin aliento…sus piernas flaquearon..se encontraba rodeado… su vista se nublaba…sus risas resonaron en sus oídos… y de pronto…todo se puso negro….
La tarde había transcurrido más rápido de lo que Yabu esperaba, el tiempo había pasado volando mientras trabajaba al lado de su maestro. Ahora se encontraban sentados tomando el té y charlando luego de haber terminado sus tareas.
-¡Muchas gracias sensei! Estoy seguro de que Inoo se pondrá muy feliz cuando sepa que nos ayudará- comentó tan efusivo que se puso de pie al instante que hablaba sintió cómo su sandalia se rompió.
-Ahh…se rompió…-dijo mirando fijamente su pie, a pesar de que él no era una persona supersticiosa, comenzó s sentir un escalofrío y un dolor en el estómago, no pudo evitar pensar en Inoo, pero al hacer eso, sólo se sintió peor.
-Maestro, debo de irme, tenía que verme con alguien, lo siento mucho y gracias por todo, dijo saliendo de la casa de su maestro con las pies descalzos.
Y anocheció de repente; Era una noche lluviosa…Inoo caminaba con la mirada nublada, perdida, desolada y vacía, escondida entre sus cabellos, tambaleándose intentando aferrarse a lo que quedaba de sus ropas sucias y desordenadas, tenía nauseas y estaba todo adolorido, dejaba detrás de sí un apenas percibible rastro de sangre, adentrándose lentamente por las desoladas calles enlodadas, perdiéndose en la oscuridad de éstas, escuchando el ruido de sus pisadas abriéndose paso entre la lluvia despiadada que lo empapaba y se llevaba con ella un poco de su sangre y suciedad, avanzaba sin rumbo fijo mirando únicamente al suelo intentando alejarse lo más que podía de los lugares que conocía, intentando olvidarlo todo, deseando que la noche misma se lo tragara..Deseando morir allí mismo para no despertar nunca más....no pudo soportarlo más y se desplomó en un callejón donde se desmayó.
Al abrir los ojos se halló en una habitación lujosa y espaciosa, en ese momento entró una joven muy hermosa, no muchos años mayor que él.
-¿Despertaste?-Preguntó con un timbre de voz cual ruiseñor.
-¿Dónde estoy? -Preguntó con cautela
-Estás en mi hogar, Bueno, el lugar no me pertenece pero este es el único lugar al que le puedo decir así.
-Esto es…acaso…un..-Hablaba algo inseguro y temeroso de equivocarse al mirar a su alrededor..
-Exacto, se podría decir que este “Es el lugar que se dedica a concederle a los hombres sus más bajas pasiones” Bienvenido al distrito del placer- Le afirmó con una sonrisa amigable-Pero descuida, ahora todos están ocupados y no saben que estamos aquí.
-Pero ¿Cómo fue que yo llegué aquí?
-Te encontré afuera y con esta lluvia…no puedo dejarte afuera así nada más.
-Perdone las molestias, me iré en seguida.
-¡Oh no! Quédate, en serio no es problema, por lo menos deja que cure tus heridas-Dijo acercándose con un recipiente de agua ttibia en las manos.
-¿Mis…?- y en ese momento lo recordó todo: Los horribles momentos por los que había pasado hace unas horas, ahora todo parecía una pesadilla lejana, sin embargo aun sentía aquel infierno en carne viva.
-¿Estás bien?- Te pusiste pálido-La chica se acercó a Inoo poniendo su mano en su frente, sin embargo éste se sobresalto al instante y se alejó mirándola temeroso.
-Yo…lo siento….no te haré daño…-Susurró la chica sentándose a su lado en el futón dedicándole una amable mirada, destapó la cobija que cubría las piernas de Inoo y miró sus heridas, había incluso mordidas en su entrepierna, Inoo se sobresaltó y miró con horror sus propias heridas y antes de que pudiese reaccionar la chica lo abrazó al instante acariciando su cabello y su espalda, meciéndolo en sus brazos y acercando su cabeza a su pecho como haría una madre a su hijo para consolarlo.
-Todo estará bien ahora…no temas…yo te cuidaré-Le susurró al oído, Inoo había crecido sin su madre debido a que ésta falleció cuando él era muy joven, él y su hermana menor habían sido educados por su padre, nunca les faltó lo esencial pues tenían un techo seguro, comida siempre en la mesa y un padre amable a pesar de sus malos hábitos con las apuestas, pero eso no borraba el hecho de que necesitaba y extrañaba el candor de una madre, sin darse cuenta las lágrimas surcaron sus mejillas derramándose sobre el lustroso kimono de la joven que al escuchar los sollozos del joven lo abrazó más fuerte.
Luego de unos momentos mientras lo curaba, la joven le contó a Inoo acerca de su sueño de ser geisha y como este había sido arrebatado de sus manos cuando la vendieron a este lugar, luego de haberla engañado y haberle vendido la idea de que sería una hermosa, orgullosa y reconocida geisha.
-Mi sueño se fue junto con mi orgullo…pero luego de crecer comprendí que todo era por el bien de mi familia, para que pudiesen pagar su deudas, así que no los odio por haberlo hecho, estoy satisfecha si es que ellos son felices ahora, ¿sabes? Desgraciadamente el dinero parece serlo todo en esta vida, aun mas importante que el amor, dicen que el amor no pagará tus cosas...ni te dará un techo y comida caliente, más bien yo creo que el amor es sacrificarlo todo por quien amas a cualquier costo, aun si eso te cuesta tu orgullo aunque es irónico como a veces para poder vivir bien y ser feliz se necesita del dinero y para tener dinero se debe renunciar al amor, pero… ¿Eso realmente te dará felicidad? Así todo se vuelve un circulo vicioso interminable que aún no logro entender por eso pienso que tú debes buscar qué es lo que te hace feliz y aferrarte a esa felicidad y así hagas lo que hagas, si ese es tu deseo y eso te hace feliz, definitivamente no te arrepentirás de haberlo hecho.
-¿Usted no se arrepiente de lo que hizo por su familia cierto?
La joven sonrió con una mirada melancólica y añorante dijo:
-Ya no es tiempo de arrepentirme ahora, ya tuve mucho tiempo para eso, en lugar de sentir pena por mi misma y odio hacia los demás culpando a todo el mundo, me gusta creer que esto es lo mejor que puede haber hecho por ellos, no espero una recompensa a cambio pero al menos estoy viva y completa y honestamente ya he aprendido a aceptar mi destino, esto me ha permitido conocer a muchas personas interesantes, aprender de ellas, de sus errores, experiencias y madurar poco a poco intentando ser una mejor persona, así al menos ya no soy una persona prejuiciosa como muchos de allá afuera quienes sólo por tener algo en el bolsillo se creen mejores que nosotras y nos miran con desprecio, aunque no lo parezca aquí hay muchas personas asombrosas; Miki-chan es una excelente bailarina, Kasumi es la mejor contando historias, Yuki casi se come los libros que le trae su amante yujirou, en toda la cuidad no hay alguien que cocine mejor que Kaori, Momoko-san te hipnotiza con el koto, Madoka es la maestra en el arte de la conversación y hay quienes dicen que no hay mejor amante que Aiko-san, e incluso yo he aprendido a escribir un poco gracias a un joven que viene a verme cada semana, todas estas personas a quienes considero como mi familia me hacen ver que la vida la haces y la disfrutas tu mismo, o en algunas ocasiones, también te la hechas a perder tu solo, por eso, ya no me arrepiento de nada.
Esa noche Inno fue atendido por la joven con comida, un futón calientito y una compañía agradable, pero a la mañana siguiente tenía que irse.
-Muchas gracias por haberme ayudado, fue un placer conocerla, he aprendido algo muy importante gracias a usted y perdone las molestias.
-No te preocupes, cuando necesites algo solo dime ¿Sí? Para eso están los amigos, también fue un gusto conocerte-Dijo despidiéndole desde la puerta trasera del lugar.
Al llegar a su casa, Inoo se asustó un poco al encontrar varias cosas revueltas y tiradas en el piso y a su padre en un rincón de la casa con una botella en la mano.
-¡Padre! ¿Qué sucedió? ¡Dígamelo!- Exclamó acercándose a él
-Ellos…se la han llevado…-Pronunció con aliento alcohólico y con la voz desvanecida y derrotada.
-¿Eh? Padre… ¿Qué quiere decir?
-Perdóname Inoo..yo… ¡No sé qué hacer!! ¡Ellos se la han llevado!! ¡Les dije que ya casi tenía el dinero pero a cambio nos la han quitado!!! ¡Y aumentaron la suma esos tramposos! ¡Perdóname Inoo!!-grito el hombre totalmente ebrio con lagrimas en los ojos sacudiendo a Inoo por los hombros aferrándose a sus ropas.
-Inoo estaba atónito, no comprendía como había sucedido todo esto.
-Ellos dijeron que la llevarían a una escuela…¡hic! ¡Que aprendería a ser una mujer y eso!
-¿Qué dijeron que? ¿Dónde queda esa escuela? ¡Padre contéstame! ¡Deja de beber y mírame!-Exclamo exasperado mirando a su padre seriamente.
Inno inseguro luego de recordar la historia de su nueva amiga, corrió a ver el lugar a donde la habían vendido, se escabulló y espió desde afuera el lugar del cual le había hablado su padre y al ver a hombres llevar por la fuerza a jovencitas y encerrarlas en la bodega gritándoles, lo supo; definitivamente era un engaño al igual que habían hecho con su amiga así que esa noche regresó a su casa impotente y frustrado, se encerró en su cuarto toda la noche sopesando la situación, hasta que tomó una decisión. A la mañana siguiente salió del cuarto para hablar con su padre y luego de eso regresó al lugar donde su amiga lo había acogido la noche anterior:
-¡Tengo un favor que pedirte! -Dijo haciendo una marcada reverencia
-“Hola” para ti también-Dijo algo sorprendida de que tan pronto su nuevo amigo le viniera a pedir favores.
-¡Perdón! pero es algo que sólo tú puedes hacer por mí, no tengo a nadie más-Dijo mirando a la joven con un semblante desesperado.
-Está bien, tranquilo, adelante cuéntamelo todo...
Luego de unas horas una bella chica apareció en la falsa escuela para niñas pidiendo hablar a solas con el dueño del lugar, captando todas las miradas; Era una chica muy hermosa de porte fino y elegante pero seductor, con un costoso y brillante kimono rojo de estampados de flores negras con blanco, un peinado alto que mostraba la marfileña y brillante piel de su cuello; cubría su rostro con un abanico pero dejaba a la vista su mirada provocadora haciendo pedazos a los hombres que expectantes la contemplaban.
-¿Y quién eres tú?- Le preguntó uno de los hombres del lugar.
-Soy solo un humilde presente en representación de nuestro establecimiento para demostrar nuestra gratitud y fidelidad a su jefe por requerir tan a menudo nuestros servicios.
-Ohh entonces ya sé dónde vienes pero…. Nunca te había visto antes-Pronunció el hediondo y desagradable hombre escudriñándole con la mirada.
-¡Déjenla pasar y lárguense!-Indicó una voz grave al fondo revelando al horrendo dueño de ésta, los demás se retiraron al unísono dejando a la misteriosa joven a solas con el jefe.
El plan era bastante simple si sabía utilizar las palabras adecuadas, se acercó al hombre seduciéndolo, convenciéndolo de que era mejor que las demás niñas que había adquirido, incluyendo la que recientemente había comprado. Le propuso el cambio; dejaba ir a la niña y se quedaba con ella, luego de un rato de su charla. El hombre aceptó algo reacio principalmente por la impresión que esa persona había marcado en él, así que luego de unos minutos más, ordenó a uno de sus hombres que liberaran a la niña nueva que al verse libre corrió rápido a casa al lado de su hermano y su padre. Pero, lo que esta niña desconocía, era que en esos momentos se asomaba por la ventana la figura delicada de una chica que la miraba alejarse y despedirse, la figura escuchó su nombre dentro del lugar y se alejó de la ventana al instante. - “Kei chan”... o debería decir “kei-kun?...será mejor que vuelvas al trabajo y lo hagas bien. A ver si puedes atraer clientes con ese aspecto, de lo contrario te echaré e iré por tu hermana de nuevo ¿Entendiste? Desde ahora serás Nadeshiko -Le susurró el jefe despreocupadamente, sonriendo mientras ponía sus sucias manos sobre los hombros de Inoo quien le daba la espalda sintiendo la respiración de ese hombre sintiendo que su destino se sellaba.
Yabu buscó desesperadamente a Inoo por toda la escuela, por todos los alrededores que se le ocurrían pero no logró encontrarlo, aun después de haberse mojado con la lluvia seguía buscando, decidió regresar al dojo esperándolo encontrarlo, sus pisadas eran cansadas, sus ropas estaban mojadas, y encima se encontraba descalzo, desesperado, preocupado y arrepentido; Inoo nunca había desaparecido así antes sin decir nada, millones de pensamientos rondaban en su cabeza; Fue entonces cuando escuchó unas risotadas a lo lejos y decidió segur ese sonido por mera inercia en un estado casi inconsciente, conforme se acercaba podía comprender más la conversación:
-Jajajaja ¡Ese idiota, ni siquiera protestó, el muy asqueroso hasta lo disfrutó!
-Sí seguro que lo hizo ese infeliz
-¿Viste su cara cuando lo amenazamos con lo de Yabu? ¡Se puso aun más pálido! Creí que se convertiría en un fantasma en ese momento.
-A ver si con esto el malnacido aprende a comportarse.
-Y si no aprende la lección siempre podremos castigarlo de nuevo.
-¡Ja En serio te gustó joderte a ese idiota que asco me das tú también!
-Tengo que admitir que ese sucio y asqueroso insecto me puso realmente caliente.
-¡Dag! ¡Cállate imbécil! ¡Me das asco!
-No fui el único, los demás se ve que también lo disfrutaron.
Unos ruidos de latas chocando entre sí, callaron las voces de los dos chicos.
-¿Podrían compartir también conmigo….su interesante historia?-Pronunció Yabu abriéndose paso entre la penumbra entrando al dojo.
Los rostros de los chicos se tornaron pálidos y confusos, intentaban articular palabra alguna y al hacerlo solo salían sonidos irreconocibles para las oídos de Yabu, que sólo podía sentir como una sensación indescriptible le hervía la sangre, sin previo aviso se abalanzó sobre los chicos golpeándolos como si se hubiese convertido en un demonio sediento de sangre, sin piedad alguna les sacó a golpes los nombres de los otros chicos y luego de hacerlo, siguió golpeándolos hasta dejarlos inconsciente. Al borde del cansancio de y casi matar al par de chicos se retiró envuelto en sangre con un dolor abismal e infinito dentro de su pecho atado a una furia que creía, que jamás desaparecería. Pero debido a la cantidad de energía que había gastado, cayó rendido sobre un callejón esa noche. Al despertar salió a buscar a Inoo a su casa, sin embargo al llegar sólo encontró el último testimonio de su padre:
Habían peleado debido al lo que había pasado con su hija y desde entonces Inoo no había regresado a casa, le había dicho cosas horribles, las cuales se rehusaba a contar, de no ser porque las súplicas del joven hicieron que el padre se las contara de todos modos.
“Eres un maldito, nunca te lo perdonaré, me iré para siempre así que no me busques, …haré que ella regrese y más te vale que no la dejes ir de nuevo...pero yo…no regresaré porque nunca te perdonare”
Yabu no podía creer que de los labios de alguien que apreciaba tanto a su familia como Inoo pudiera decir esas cosas aun después de lo que su padre había hecho.
-Y justo como prometió; Ella regresó y… él desapareció.- Pronunció derrotado y arrepentido.
Aun cuando Yabu fue a buscar el paradero que el padre de Inoo le había dado, se encontró con que el lugar ya no estaba. Yabu pasó días, incluso meses buscándolo y esperándolo.
El tiempo ya no era tan amable y fugaz como antes, ahora había surcado unas dolorosas grietas dentro de Yabu que se ensanchaban y profundizaban con el pasar de los días, aunque había buscado a esos infelices y les había dado su merecido, aun no había encontrado a Inoo, muchos lo dieron por desertor, por cobarde, hasta traidor, otros lo dieron por muerto. Escuchaba día tras día como sus compañeros y las personas que creía que estaban de su lado criticaban terriblemente a Inoo y a su familia, primero a sus espaldas, luego sin ninguna vergüenza frente a su persona, hasta finalmente alejarse por completo. Yabu aprendió a crear su propia máscara de indiferencia hacia los demás, para ocultar sus propios sentimientos de los demás y de sí mismo, sólo mostrando nobleza, valentía y amabilidad a todo lo que se le presentara pudo soportar el final de su entrenamiento.
Al ser el último día de clases, el grupo decidió ir a celebrarlo, algunos compañeros invitaron a Yabu a pesar de que éste se rehusaba:
-¡Vamos! Es la última vez que nos veremos, además nunca venías a las reuniones de todos modos. Una sola vez estaría bien ¿No?
Al final terminó accediendo por cortesía, poco le importaba a donde fueran, siguió a los demás como a un rebaño de ovejas a todos los lugares a donde lo llevaban a beber.
Fue de sitio en sitio, perdiendo la noción del tiempo y lugar en el que se encontraba y perdiéndose a sí mismo entre copa y copa, no importaba cuanto viviera, pareciera como si ya nada tuviese sentido desde que Inoo se fue y cual cruel jugarreta del destino, esas dos personas que creyeron que jamás se volverían a encontrar, lo hicieron:
-¿Y qué te voy a dar eh guapo? ¿Un servicio especial?-Le susurró al oído una suave voz provocadora proveniente de una bella chica con kimono, un largo y brillante cabello azabache que se sentó a su lado y ahora se acercaba peligrosamente,
-Lo que sea…ya no me importa nada...-Pronunció casi en un susurro.
-Yo te haré sentir mejor-Pronunció de nuevo esa voz que causó un escalofrío en el interior de Yabu fue entonces cuando de golpe fijó la mirada en esta chica y al verla a los ojos se quedó pasmado; Fue como si el tiempo se detuviera, observó los ojos de esta joven, debajo de todo ese pálido maquillaje estaba esa mirada que jamás podría olvidar:
-¿ I…-Inoo?-susurró por vez primera en mucho tiempo, creyó que no volvería a pronunciar ese nombre nunca más. La chica abrió sus ojos de par en par y salió disparada lejos del chico; se levantó y corrió lo más rápido que pudo, salió a la calle por la puerta de atrás. Creyéndose libre, recargó su frente sobre las frías lozas de la pared del callejón, respirando agitadamente sin terminar de creer lo que había sucedido; ¡Yabu…Yabu..Yabu!..¡Estaba aquí y lo había reconocido!
-¡Inno!- gritó una voz detrás de él, sin embargó se quedó inmóvil conteniendo sus sentimientos dentro de una caja, una caja que encerraba en lo más profundo de su ser rodeándola de mil candados.
-Inno!!! ¿Eres tu verdad??- Le gritaba a la figura esbelta de una chica que le daba la espalda, pero que él sabía quién era en realidad.
-Estas…bien…todos creyeron que no volverías pero yo…te estuve buscando…mucho tiempo….qué bueno que estás bien… -dijo con una sonrisa de verdadero alivio en mucho tiempo, una que de haberla visto, Inoo jamás hubiera continuado con lo que estaba planeando
-¿Por qué no dijiste nada? ¿Por qué no volviste? -Preguntó al notar el silencio de su amigo -..Todos estábamos tan preocupados, tu padre y tu hermana también, ella está muy bien
- Inoo agradeció esas palabras desde el fondo de su corazón, pues no había sabido nada de ella y sólo deseaba que viviera una vida normal después de lo sucedido, sin embargo, siguió de espaldas sin pronunciar palabra alguna.
-Aunque todos te extrañan mucho, ¿Por qué no regresaste? ..¿Por qué no vuelves ya?? ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Sabes lo preocupado que estaba?? Estaba tan preocupado que…. Creí que moriría….deseaba hacerlo…si no te encontraba…yo…¿Por qué no contestas ni dices nada maldición??- Gritó finalmente exasperado.
Finalmente la joven volteó a mirarle, sin embargo su semblante se mostraba perdido y nublado, la chica le dedicó una gran sonrisa cínica y comenzó a hablar:
-Porque te odio… te repudio, estaba harto de la escuela y de ti, de que mi padre hubiese vendido a mi hermana a causa de las deudas y por eso mismo nunca podré perdonarlo y por eso huí de casa.
-¡No es verdad!! -Gritó-Eso no puede…ser verdad
- “¿Verdad?” ¡Ja! Al fin al cabo... ¿Sabes distinguir entre una verdad y una mentira? ¿Quieres mas “verdad”? Eso que tu llamas verdad...sabías que un día Isaka-kun y sus amigos se divirtieron con mi cuerpo? ¿Eh? lo sabías?
- ¡Cállate! ..eso.. -Gritó volteando la mirada..perdón..yo no pude prot-
-¡Callate!!-Inoo jamás imaginó que Yabu ya estaría enterado de aquél incidente, pensaba poder utilizar eso para alejarlo pero ahora que lo sabía sólo se sentía peor.
-Nunca te necesité ni antes, ni ahora, ni nunca lo haré, veo que eso ya lo sabías...pues no sabes cuánto lo disfruté…por eso decidí quedarme en este mundo, ya no soy sólo tuyo ¡Que te quede bien claro!
-No…no creo en eso...- pronunciaba Yabu temblando incrédulo.
-¿No crees en mis palabras? Adelante haz lo que quieras…puedes quedarte como un cliente más y pagarme o…mejor irte, pues tengo filas de clientes por atender con dinero. -Terminó la frase con un tono altanero.
-¿Por qué haces todo eso Inoo? ¡Ya basta!
- ¡Por el dinero! ¡Siempre es por el maldito dinero! -Gritó- Y dime ¡Tú tienes? ¿Eh? - Se acercó a su rostro con lágrimas en éstos- ¿Tienes el dinero suficiente para sacarme de aquí?? ¡No!! ¡Entonces lárgate ya!-Grito dándose media vuelta entrando al lugar de nuevo lo más rápido que pudo, para entrar en una habitación y encerrarse, se tiró al piso de rodillas y comenzó a desmoronarse. Lloró silenciosamente envuelto en la oscuridad del cuarto odiándose a sí mismo.
Esa noche Yabu buscó a un prestamista y no volvió al lugar hasta que regresó con una gran cantidad de dinero para comprar a Inoo…sin embargo...le dijeron que ya lo habían vendido a un palacio. Eso acabó casi con todas sus esperanzas… ¿un palacio?? Sólo tenía una opción, buscarlo para huir con él pues nunca podría compararse el dinero que había juntado con el que un palacio pagó por Inoo. Sin embargo el destino es tramposo y travieso, por eso mismo Yabu tuvo la suerte y mera casualidad de salvar de unos maleantes a uno de los consejeros del rey, quien, agradecido, lo llevó al palacio a vivir con él, Yabu pensó en aprovechar la oportunidad para estudiar el lugar y aprender pronto a burlar la seguridad de los palacios, incluso se dispuso a buscar a Inoo entre los rincones del mismo con la esperanza de encontrarlo.
Y así fue cuando en una reunión de soldados, se dio cuenta de que Inoo estaba allí, ahora era más fácil reconocerlo pues llevaba el cabello corto, como cuando lo conoció, estaba junto a un par de hombres que conversaban mientras éste les servía sake y conversaba amenamente con ellos. Esperó hasta que la reunión acabara para ir con él y decirle que huyeran juntos; se escabulló silencioso entre las sombras del lugar siguiéndole, cuando por fin lo alcanzó:
-Inoo, huyamos juntos-Susurró entre las sombras tomándolo del brazo, si Yabu hubiese podido apreciar la cara de Inoo en ese momento, seguro no le hubiera creído nada de lo que dijo:
-¡Jamás!-dijo soltándose del agarre y dándole la espalda-¿Por qué demonios has venido?
-Yo… iba a comprarte para liberarte ese día…Pero ya te habías ido...Parece que de alguna manera u otra siempre llego tarde...Lo siento-pronunció con una triste y arrepentida mirada.
-Ya..bu..-Susurró Inoo con los ojos llenos de lágrimas que Yabu jamás notó.-Tú…..nunca podrás comprarme...tampoco me iré…tu y yo…no pertenecemos al mismo mundo…no iré contigo a ningún lado, ni hoy y nunca, en adelante, ya no me busques, yo ya no te conozco, no somos nada, olvídate de mi existencia, haz como si no me conocieras y yo haré lo mismo, tú nunca podrás darme lo que los demás me dan.
-¡Inoo!
-¡Yo ya no pienso en ti!...nunca más lo haré…no eres NADA para mí, entiende… no amo, ni amaré a nadie porque le pertenezco a todos, si no puedes aceptar eso, no te vuelvas a acercar a mi.-Dijo terminante mientras se alejaba.
Después de eso a Yabu le asignaron la tarea de proteger a Yamada, al principio le cuidaba, pero luego del fatídico día que vivió el palacio cuando murió mucha gente incluyendo a los emperadores, sólo soportaba los caprichos del nuevo emperador Yamada.
---Es entonces cuando volvemos un poco dentro de aquel día cuando Inno y Takkaki fueron a una habitación:-------------------------------
*Flashback*
Inoo entró en una habitación y tumbó a Takkaki sobre el futón, se sentó sobre su abdomen y comenzó a deshacerse de sus ropas, sin embargo:
-¿Por qué sigues haciendo esto? ¿Qué acaso no te importan sus sentimientos?-Preguntó Takkaki deteniendo las manos de Inoo.
-No sé de qué me hablas-Respondió indiferente.
-No te hagas el tonto, tal vez crees que engañas a todos los demás, pero a mí no.
- Yo no veo a nadie más que a ti Yuyan, en este momento claro está… respondió un con una sonrisa juguetona.
-¡Ya detente!-Le dijo agarrándole las manos que se escabullían hasta hace poco, por debajo de las ropas de Yuya
-¿Por qué niegas lo que sientes? Cada día, te quedas mirando hacia el jardín porque sabes que Yabu va allá todas las tardes y te le quedas viendo mientras suspiras como una doncella. Pero cuando tienes oportunidad te aferras a cualquier hombre mientras te aseguras de que Yabu te esté mirando, sin embargo, cuando algún hombre quiere estar contigo, te la pasas escondido todo el tiempo, en las noches atrancas la puerta y las ventanas, he oído a varios soldados quejarse de eso pero tú siempre pones de pretexto cosas como: “Estaba ocupado con otro cliente”. ¡Eres patético! ¿Por qué no aceptas que lo amas y te vas con él eh?
-Cállate, dijo zafándose del agarre y poniéndose de pie-…Tú…alguien como tú no lo entendería…-pronunció mirando hacia otro lado de la habitación avergonzado.
-Tal vez es cierto; no lo entendería ni quiero hacerlo, ¡Pero así sólo lo estas lastimando!
-¡Eso ya lo sé!...será mejor…si él me odia…así… Es mejor todo…
-Te equivocas, debido a tu fuerza y complexión puedo decir que no eres sólo un chico que ha vivido así, me parece que has entrenado, no sé qué pasado hayan tenido ustedes dos, ni me interesa, pero esto es algo que no los beneficia a ninguno, pues son tan patéticos que no pueden dejarse de querer, eso lo puedo ver, no importa cuánto trates de alejar a Yabu e intentar que te olvide...eso no pasará…así como tu tampoco puedes olvidarlo…no puedes dejar de amarlo…es sólo que no quieres admitirlo…así como él no admite que lo lastimas y que no se ha rendido contigo a pesar de que te deje hacer todas estas cosas...ambos están aquí juntos, bajo el mismo techo, pueden hablar cuando quieran y ahora que Yabu es un soldado del palacio, los demás le han depositado toda su confianza, así que ya no es una problema el huir para alguien como él, si quisiera irse, ya lo hubiera hecho hace mucho tiempo-Finalizó y salió de allí dejando a Inoo totalmente asombrado por las palabras de Takakki, palabras que movieron algo dentro suyo.
-Ese idiota…-susurró para sí mismo, mientras una lágrima resbalaba por su mejilla y caía sobre sus ropas que eran apretadas con fuerza por sus puños.
Al día siguiente Yabu caminaba como de costumbre por el mismo jardín de siempre cuando observó una extraña figura sentada en la rama de un árbol, se acercó más a ésta para observarla bien y al encararla se quedó contemplándole:
En una de las ramas del árbol, se encontraba sentado Inoo, vistiendo un kimono fresco de estampados de peces azules y blancos brillantes, columpiando sus pies mirando hacia el cielo, fue entonces cuando repentinamente miró hacia donde estaba Yabu y al verle mirándole le habló:
-¿Quieres subir?-Preguntó con normalidad para la gran sorpresa de Yabu.
-* i..iinoo?* = いいの? =(literalmente “¿Está bien?”/ “¿Puedo?”) -Preguntó inseguro
-*iino desu* = いいのです (Está bien)-Respondió con una sonrisa tranquila.
- Bueno si aun hay lugar para mí entonces...-En ese momento se escuchó el crujido hueco y sonoro de la madera de una de las ramas.
-¡Kei!-Grito Yabu sonoramente y lo siguiente que sucedió fue Yabu siendo el colchón de la caída de Inoo.
-¿Estás bien?- Preguntó levantándose rápidamente al notar el cuerpo de Yabu bajo su espalda.
-Sí ¿Y tú? ¿No estás herido?- Preguntó sentándose en el piso con una mirada tranquila, igual al Yabu de antes.
-No, estoy bien, gracias, a veces llegas en el momento indicado- Dijo sentándose al lado de Yabu, debajo del árbol, este comentario lo había tomado por sorpresa, sin embargo, sólo lo miró de reojo reprimiendo una sonrisa. Por un momento todo parecía como hace años; juntos disfrutando de la compañía del otro sintiendo el viento en sus rostros y escuchando los diferentes sonidos de la naturaleza, ambos sabían tanto del otro que en ese momento no hubo necesidad de más palabras, no supieron cuento tiempo estuvieron así pero luego de un rato finalmente Yabu habló:
-¿Vas a venir a la fiesta de esta noche? Se ha ordenado que nadie debe faltar-Dijo poniéndose de pie.
- ¿Esa reunión absurda para celebrar la tan famosa “unificación de los reinos”? Claro, veré la manera de colarme.
-Está bien, pero ten cuidado.
-Yo siempre lo tengo, ¿O acaso dudas de mis habilidades?
-Oh, no me atrevería-Respondo solemne.
-Nos veremos entonces- Inoo se puso de pie y de dio media vuelta, cuando de repente sintió que Yabu lo tomaba del brazo, volteó y al encontrar su mirada, observó como Yabu deslizó su mano sobre su cabeza retirando un pétalo de sakura que había quedado atrapado entre sus cabellos. Los dedos de Yabu resbalaron por la mejilla de Inoo provocando que este se sonrojara y se alejara al instante, evitando cruzar sus miradas de nuevo y caminando lo más rápido que pudo. Dejando a un Yabu algo extrañado pero a la vez tranquilo mientras contemplaba el pétalo entre sus dedos para luego besarlo delicadamente mientras observaba la figura del otro alejarse. Cuando estuvo lo suficientemente lejos para no ser visto; Inoo se paró junto a un árbol y se recargó en éste sintiendo su corazón explotar y sus mejillas arreboladas de un carmesí que se expandía por su rostro, mientras con una mano apretaba su pecho: “¿Cómo es que ese tonto aun hace que me sienta así?….después de tanto tiempo…”-Pensó en voz alta con un semblante molesto y avergonzado.