Empezaré a colgar por aquí una serie de cosillas tristes de todos mis pjs. Porque me gusta verlos sufrir, por eso. Bajo el tag #breathe me. El primero~
I was looking for a breath of life
A little touch of heavenly light
Neža.
Le gusta sentarse en esa esquina. Así, recargándose en el espacio que dejan las dos paredes. Abrazar sus piernas y dejar que su cabello cubra el rostro. Así, como si no existiera. Como si sólo fuese aire. Y no está triste. No, no habría razones para estarlo. Pero tampoco es felicidad. Es un punto medio que te deja en nada. Pero le gusta. Es una sensación que, aunque esté tan desgastada y vacía, le llena.
Algunos niños pasan gritando, jugando frente a ella. Otros parecen más desesperados en buscarse un rincón para esconderse. Algunos más, leen. Miran. Y siente que el corazón se le encoge sin saber porqué. Sabe que existe. Sabe que los demás también lo hacen y se pregunta porqué no pueden existir juntos. Qué pasará si se levanta y habla. Si se sentirá tan bien como las historias en su cabeza lo recrean.
O si le asustará tanto como para encerrarse aún más en sí misma.
Enreda sus dedos en su cabello. Tira de él con toda la fuerza que tiene. Sus ojos se llenan de lágrimas. Y alguna parte de ella aún le dice que las cosas están bien. Que no hay nada que temer y que, en algún momento, el sentimiento de querer arrancarse el cuerpo terminará por desaparecer.
Pero ella sabe que no es normal. Que seguramente jamás podrá serlo. No está bien y no está mal. Pero asusta. Desgarra desde dentro.
Esconde su rostro entre las piernas. Llora. Grita. Cuenta los días que han pasado desde que está ahí. Cuenta los días que le faltan para morir. Cuenta, sobretodo, cuánto tiempo le tomaría suicidarse en ese mismo momento.
Pero aguanta. Sigue respirando.
Y no sabe cuán valiente es.