Dec 31, 2011 02:15
02
Si lo pensaba muy bien, el recuerdo no sólo era borroso sino un hilo de colores matizados que pendía de sus pestañas. Yoochun suspiró. Risible como en situaciones tan extremas-bizarras- exprimía su creatividad y se volvía un poeta en potencia. O eso le gustaba pensar, al menos algo positivo tenía que sacar de la situación. Nuevamente se volvió a preguntar, sin querer, ¿qué era eso que le molestaba tanto? Se pasó toda la mañana pensando, pensando y pensando para jamás llegar a ninguna conclusión. Lo único que había conseguido era un dolor tremendo de cabeza y recuerdos que no venían al caso… como por ejemplo aquella vez en la que Junsu tiró de su remera favorita y la hizo pedazos (“¡Fue sin querer, che! Tropecé con una piedra y justo tuviste que ser lo más cercano que tenía” “Sí, seguro”) Ese y muchos otros recuerdos vergonzosos venían a su mente, extrañamente el único que era todo un mar de colores que se entremezclaban y no definían una imagen concreta era aquel de cuando Jaejoong Kim entró a sus vidas.
¿Por qué?
Nuevamente Yoochun se preguntó, pero había algo, una especie de reticencia en su organismo, un jaleo constante que no le permitía pensar con claridad.
Tomó su Smartphone, lo apretó entre sus manos como si pudiera exprimerle todas las respuestas pero nada ocurría. Se sintió tonto de pronto, como si su inteligencia se le hubiera escapado-escabullido- por la puerta. Agotado, dejó el artefacto a un costado y decidió que dejaría de pensar en cosas sin sentido… o hacerse preguntas para las que no encontraba respuesta alguna.
(Quizá, en algún rinconcito oscuro de su cabeza, tenía absolutamente todas las respuestas).
Junsu sabía que la había cagado, sabía que su boca era más rápida que su sentido común (sin intención de dobles sentidos, claro). Respiró hondo, tomó el coraje necesario (“huevos Junsu, huevos” le diría su amigo Shim Changmin con una sonrisa ladeada) y apretó el ícono en la pantalla de su Samsung Galaxy, fue dirigido hacia su lista de contactos, buscó el nombre que tanto había estado rondando por su cabeza en los últimos días y no vaciló en tocar la pantalla nuevamente.
“¿Junsu?”
Kim Jaejoong atendió de inmediato como si hubiese estado esperando por esa llamada toda su vida. Incluso su tono reacio, sorprendido y hasta impulsivo delataba su ansiedad. Por un instante Junsu no supo que decir, finalmente volvió a respirar y se convenció de que era totalmente necesario lo que estaba a punto de hacer.
“Hyung, tenemos que hablar”
Si había algo que era ley universal y que todo el mundo convenía era que la raíz de todo mal comenzaba con esa simple oración. Tragó en seco hasta que pudo entramar pensamientos-un que decir coherente-lógicos en su cabeza agolpada, lamentablemente su cerebro parecía no hacer sinapsis.
“¿Hyung, me escuchás?”
El pánico se centró en el pecho de Junsu, sus manos comenzaron a sudar sin control, jamás en la vida se había sentido tan nervioso y chiquito frente a una situación.
“Sí, sí. Perdón Junsu, divagué por unos segundos”
Como si la excusa comprara la solución a todo, Jaejoong volvió a callar. Junsu frunció su frente un poco cansado. Para monólogos le bastaba con pararse frente al espejo (cosa que hacía muy seguido) y hablar constantemente a su reflejo; la acción, incluso, no consumía saldo de su teléfono y no sólo eso, también le ahorraba el remolino de sensaciones que lo atormentaban de momento.
“Hyung dije que tenemos que hablar”
“Te escuché Junsu”
Jaejoong suspiró resignado a su suerte, no había forma de escapar a lo inevitable.
“¿Dónde y cuándo?”
“¿Puede ser ahora? En el lugar de siempre, donde nos juntamos los fines de semana”
“En Candy… como a las ocho me llego, ¿te parece?”
“Sí, me parece una buena hora”
Junsu se sintió totalmente avergonzado de su falta de vocabulario fluido, las palabras no eran su fuerte. Expresarse no era su fuerte. Yoochun siempre se le burlaba por eso, tirando y tirando de las cuerdas hasta que su paciencia decidía tomarse abruptas vacaciones y él terminaba gritando a su amigo. Park Yoochun… de pronto recordó la última vez que habló con él y un fuerte sentimiento de culpa le pateó el estómago. En realidad no era culpa lo que sentía pero a falta de una mejor definición optó por nombrarle así a ese sentimiento extraño.
“Nos vemos dentro de un rato, pequeño”
“Ahm, sí hyung”
Y no hubo más nada.
Jung Yunho mantuvo sus ojos firmes. Había un sonido, un tic tac pulsando con insistencia en su frente. El ruido lo enloquecía sobremanera pero no quiso mover ni un dedo aunque su paciencia se volvía cada vez más y más frágil. Contempló la idea de atar el grueso cable del mouse de su computadora de oficina a su cuello y ahorcarse hasta la muerte o, de lo contrario, atarlo al cuello de Yoochun. Esa última opción le provocó una satisfacción interna que no estaba dispuesto a exteriorizar.
“Yoochun…”
Park Yoochun no le prestó ni el más mínimo detalle, siguió moviendo su mandíbula en un frenesí que de no ser por el hecho de que venía escuchando las mismas palabras hacía días Yunho lo hubiera encontrado cómico. Finalmente el tic tac explotó en su cabeza.
“¡Hey!”
Yoochun parpadeó, repentinamente encontró su habilidad para articular palabras nula y el silencio -la quietud- lo invadió. Yunho sintió un poco de culpa, una culpa que hizo a un lado con un ademán invisible de su mano. Estaba completamente exhausto hasta los huesos, su vida pasaba por serios altibajos y no tenía tiempo para escuchar las quejas inútiles de su amigo.
“No quise gritar tan fuerte” emitió un suspiro que le secó los labios “yo debería estar en casa dándole masa a mi novia. Creeme cuando te digo que te aprecio mucho pero esto es insufrible”
Si evaluaba (haciendo un balance de sus años vividos) su carácter, Park Yoochun tenía la certeza de que era una persona lógica o al menos así lo creía hasta que las palabras de su amigo le hicieron notar que su sentido común había desaparecido como el humo de un marlboro recién encendido.
“Hyori me va a matar”
Yunho se quejó enredando sus cabellos entre sus dedos, un compás de aishs y palabras inintelegibles llenando el espacio. Yoochun sonrió a pesar de su falta de humor.
“Tenes razón hyung, estoy dejando que esto me afecte involuntariamente”
Jung Yunho detuvo en seco sus dedos y sus murmurllos sin sentido, miró a Yoochun. Su semblante serio y sus ojos pensativos.
“¿Sabes? Si tanto te jode que pase algo entre Jaejoong y Junsu deberías decirlo”
Yoochun hizo un ademán pero se quedó corto de palabras. Sinceramente se quedó sin que contestar. Yunho abrazó la oportunidad con sus fuertes brazos y se levantó sintiendo el sabor de la victoria invicta en su pecho. Tomó su saco sin sutileza alguna, una masa de algodón oscuro en su antebrazo, caminó pero se detuvo antes de abrir la puerta (“toda persona por más común necesita un poco de drama en su vida” pensó).
“Podrías dejar de ser tan cagón Yoochun. Llamáme… no, mejor no me llames por una semana”
La sequedad que Yoochun sentió en su garganta no era de una angustia amarga, sino de un miedo a la verdad que se potenciaba. Yunho tenía toda la razón del mundo.
fandom: homin,
p: jaejoong/junsu,
fandom: jyj,
fic: coming out,
p: yoochun/junsu