... o cada vez serán más duras
Toda mi vida he oído de las señales. El Universo nos habla y si queremos tener una vida llena de felicidad, debemos seguirlas.
Con 17 años tenía una moneda muy bonita que lanzaba al aire cada vez que debía tomar una decisión. Era mi manera de “seguir las señales”. Pero muchas veces la señal iba contra mi instinto. Empezaron a suceder cosas malas y un tiempo después me deshice de la moneda.
Fue mi último contacto con las señales hasta hace unas semanas.
Hace aproximadamente un mes el libro MUCHAS VIDAS, MUCHOS MAESTROS apareció en varias conversaciones aleatorias con amigos que no tienen ninguna relación entre sí. Aunque me había leído el libro a los 16 años, decidí darle una nueva oportunidad. Ahora sí entendí muchas cosas que no había sabido ver de adolescente. Entre otras cosas, las señales.
Puede ser que mi mente estuviera dándole vueltas al libro, los ciclos que hay que cerrar, relaciones tóxicas que vienen de otras vidas… El caso es que soñé con una compañera de la escuela con la que tuve una relación realmente tóxica (bullying psicológico al más alto nivel durante años y años). En el sueño, ella me perseguía por toda la eternidad y por más que trataba de enfrentarme a ella (cosa que realmente nunca hice en la infancia), detenerla, ponerle trampas e incluso matarla, seguía detrás de mí sin dejarme descansar un momento.
Desperté de ese sueño un poco asustada y, justo cuando me quedaba dormida, sentí a mi abuelita, que se fue hace muchos años, dándome un beso en la frente y diciéndome “sigue las señales y todo estará bien”.
Al día siguiente desperté con la certeza de que tenía que perdonar. Perdonarla a ella por cómo se había comportado conmigo y perdonarme a mí, por haber permitido esa situación. Pero no solo perdonar: AGRADECER.
Por si no me hubiera quedado claro, ese día Netflix me recomendó la película CATFIGHT (spoilers): Dos ex compañeras de la universidad con una relación tóxica que se reencuentran después de muchos años y, al ser incapaces de perdonar y olvidar, acaban pegándose una paliza mutuamente que las deja en coma por 2 años. Al despertar, sus familias las han abandonado o han muerto (cierra spoilers).
Con los vellos de punta (el Universo ya no me estaba dando señales, me estaba dando avisos), me embarqué en una búsqueda del perdón y la gratitud que me está llevando por derroteros que nunca me habría creído.