Oct 16, 2014 17:11
Una vez mí garganta dolía y yo no iba al trabajo. Mis gatos, Simon y Felipe, estaban contentos, porque nunca les gustaban estar en casa sin mi. Eramos en casa y leímos el libro. De pronto oí el ruido extraño. Ni yo, ni gatos ningun no decíamos. Aguzé el oído y endendi, que el ruido venía de la escalera.
Mí mamá siempre decia a mí, que no puede simplemente abrir la puerta a la gente desconsida, así pues tomaba el martillo. Cuando salí de casa, ví a un niña que lloraba junto a mí puerta.
- ¿Qué pasó contigo? - pregunté al niño. - ¿De donde eres?
El niño mostró para arriba a la escalera. Memoré que una familia con niño entró en el quinto piso.
- ¿Por qué no vas a casa? No me gusta cuando niños lloran al lado de mí puerta. Y no me gustan los niños tambien.
- ¡Mí mamá come a mí papá en el dormitorio! - él gritó.
Pensé que estuvo equivocado. Probablemente sus padres simplemente daban besos por uno por el otro.
-Vamos a casa, - dijí y empezé a subir por la escalera.
De pronto, la puerta del apartamiento de la familia del niño abrió y de allí salí una mujer fea con el sangre en su cara y sus manos. Detrás de mujer iba un hombre que tambien tenía muchos problemas con su cara.
Ellos iban derechamente a mí y proferían los sonidos desagradables. Golpí a mujer el martillo, pero seguía yendo. Bajé por la escalera muy pronto, tomé al niño, entré a casa y cerré la puerta.
Despues veíamos la tele y sabíamos que empezaba una enfermedad terrible que pasa con el sangre. La gente infectada se transforman en zombi.
Cuando cerraba con barricadas las ventanas y la puerta, el niño me dijo:
- Antes salía corriendo del apartamento mí mamá mordió mí mano...
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