Oct 08, 2014 13:34
Como siempre a la madrugada, salì de casa y fui al trabajo. Cuando me bajaba por la escalera vì a un hombre, que estaba en el segundo piso. Pensè que fue un vecino, o un cartero, o un limpiador.
En el trabajo escribìa las letras diferentes, hablaba con mi jefe, llamaba a los expertos en legislación fiscal y legislación laboral, les preguntaba sobre las cosas difìciles. Estuve ocupada y olvidè del hombre en entrada.
En el medio del dìa paseaba. Normalmente, mi amiga y yo nos encontramos y criamos a los ardillos de cascajo.
Despues de mi trabajo ejercitè a cursillos del español y fui a casa. Cuando subì por la escalera, vì que la puerta estaba abierta.
Yo no entrè a la habitacion y llamè a mi amiga: «Donde estas, querida mìa? Què paso? Por què nuestra puerta esta abierta?»
Pero mi amiga me contestò, que ha salido del trabajo y que la mañana ella cerrò la puerta.
Yo miraba por la puerta y pensaba: «Por què nuestros gatos - Simon y Felipe - todavìa no saliaron a mi encuentro?»
Resultò que los gatos no habìan en la habitacion. Y habìa nadìe mas en el apartamento. Alguien robò a nuestros gatos.
La policìa se negò de buscarlos. Un agente de policìa dijo: «Nosotros buscamos la jente despacio y mal. Necesitaremos cinquenta-sesenta años para buscar vuestros gatos».
Los proximos diàs tendìamos los anuncios y buscabamos los gatos en todo el distrito.
Y una vez llegamos del trabajo y vimos como Simon y Felipe se sentaban a la escalera y nos esperaban.
Fuimos muy felices.
Por la noche veìamos la tele y escuchamos que en el otra zona de la ciudad la policìa encontrò un hombre muerte. Le atarazaron. Posiblemente, los gatos lo hicieron.
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