Mar 28, 2011 18:20
Cuando se dan cuenta de que hace rato que no estoy, se dan la vuelta y me buscan. Alberto se da cuenta de que no es una caida cualquiera. La perrita se aleja de mi, pero no mucho, y me observa atentamente. Alberto me sujeta en el suelo, y se acuesta detrás de mí para que me apoye, y Pablo intenta llamar a mi madre.
- No la llames, que va a ser peor... le va a dar algo.
Alberto está preocupado y me abraza fuerte, mientras le lloro en el oido. Tiene la camiseta llena de mi sangre y de tierra. Ahora también de lágrimas. Digo cosas sin sentido, otras que sí lo tienen y el me consuela: "No lo haces todo mal, le podría haber pasado a cualquiera."
Creo que me he roto la clavícula, y me sujeto fuerte. Pablo dice que como me voy a haber roto la clavícula,que será una fisura, pero noto los trozos. La clavícula estrellada dentro de mi pecho, y los pedazos flotando en la hemorragia como los restos de un naufragio.
El policía nos da conversación, sobre todo a Pablo, que despierta la simpatía de todo el mundo. Yo me pregunto por qué no me lleva él al hospital. Cuando llega la ambulancia intento levantarme pero no puedo moverme. Tengo el cuerpo rígido. Pablo y Alberto intentan ayudarme pero me duele mucho y el conductor de la ambulancia acaba por sacar la camilla y subirme en ella con una sábana.
Es la primera vez que subo en una ambulancia. No me duele nada en la camilla. Siento un leve hormigueo en las heridas, y como se pegan a la sábana la pus y la sangre. Pablo y Alberto me dan la mano, uno a cada rato, para que no me duerma. e intentan hacerme reir. Me he golpeado la cabeza. No es bueno dormir.