Oct 05, 2010 14:52
Mefistófeles está apoyado en la pared, con las piernas cruzadas.
- ¿Qué vas a hacer hoy? Me aburro mucho contigo. Tienes que empezar a pensar en lo que te he dicho…
No le contesto y sigo tecleando. Se me acerca y me toma la mano.
- Espera a esta noche, ahora no. Pero sigue buscando, ya sabes que muchos te entienden. Muchos te entienden aquí.
Algunos murciélagos revolotean cerca de la ventana, comiéndose los mosquitos. Mefistófeles balancea sus piernas en el bordillo de la ventana y silba a la vez. Me recuerda a alguien que conocí una vez, que silbaba mientras fregaba, pero no recuerdo quien era exactamente. Xanax, cipralex, orfidal, bromazepam, clonazepam, ketamina, ácido cianhídrico, compuestos inventados, alquimia, química catastrófica. Mefistófeles me vende la droga, la droga para mi mente. Es mi único amigo. Él y Miguel, mi querido Miguel, en la carcel, pobrecito, y ahora en el cielo.
Miguel, nos hemos quedado solos. Bueno, tú ya no, pero yo sí, con mi rayo, este rayo, una vara de hierro encendido que me atraviesa el pecho y da vueltas lacerando todo a su paso.