[Rydon] Out of Character

Aug 25, 2012 14:54





Categorías: Famosos - RPS, Músicos.
Pareja: Ryan Ross & Brendon Urie.
Clasificación: NC-17
Géneros: Fantasía, General, Romance.
Advertencias: AU=Universos Alternos
Capítulos: 1
Completa: Sí Palabras: 2,901
Resumen: "¿No es acaso lo más ridículo del mundo enamorarse del protagonista de un libro de aventuras?"
Ryan es un introvertido amante de la buena literatura. Brendon, el personaje de acción perfecto.
Es ridículo. Es extraño. Es biológicamente imposible que Brendon esté ahora materializado frente a él dispuesto a besarle, ¿cierto?



CAPÍTULO ÚNICO

¿No es acaso lo más ridículo del mundo enamorarse del protagonista de un libro de aventuras?

Piensa mientras recostado sobre la cama, con las sábanas cubriendo el pecho desnudo hasta la parte de media de éste observa el texto descansando sobre la cómoda de caoba. Las pastas no son gruesas. Se trata de una edición moderna donde ahora todo es papel y cartón, reduciendo a la mitad la vida media de los que eran buenos libros de imprenta de antes/.

El título está a letras blancas, "Por Siempre" se alza sobre el nombre dorado de la autora. Y tras ellos, la imagen que le persigue constantemente. El fondo negro asomando el par de ojos oscuros, la nariz simétrica y el par de labios gruesos que se le antojarían besar como lo hacen Rose, Beatriz, Mila y el resto de mujeres sin rostro que no pueden resistirse a su brillante personalidad; llena de optimismo, altanería y esa confianza que le da ser un ser eterno gracias al descubrimiento de la fuente de la eterna juventud.

Un nuevo suspiro le recuerda que está siendo patético. Otra vez.

Imaginando a ese hombre con la chaqueta de cuero, los pantalones oscuros y la camisa blanca abierta hasta el tercer botón dejando ver un pecho lampiño, delgado y pálido como la leche al caer sobre el cereal, como describió la autora en la página número ocho.

No es que conozca el libro a la perfección, es sólo que siempre ha considerado guardar en su memoria los puntos importantes de cada lectura. La primera vez que aparece Brendon se lleva definitivamente, el primer lugar en relevancia.

-Brendon...

El nombre se le escapa acompañado de un suspiro, como el estereotipo de adolescente enamorada demanda; pero con la diferencia de no ser mujer, ni adolescente.

Tiene veinticuatro y soñar despierto con un hombre imaginario suena bastante ridículo por muchas razones. La edad parece el último de los problemas.

-Brendon...

Pero es inevitable. Brendon es un temerario, un conquistador que sabe los puntos débiles en las damas. La forma en que las besa y les recorre con la lengua siempre le hace preguntarse si podría recibir ese tipo de atención. La página 174 es su favorita, donde se describe al explorador embistiendo, duro, pero con ritmo. El pecho bañado en sudor, el cabello oscuro pegado a la frente y los labios abiertos jadeando el nombre del ser amado que no llega a saberse hasta la página 215, donde la autora publica el nombre de Kalen, como el amor perdido de Brendon. Así se alimenta la esperanza, porque jamás menciona más allá de los ojos castaños de Kalen con la mirada enamorada y los labios entregados. Bien podría usar su imaginación y pensar que Kalen es hombre, porque esa es la ventaja de un nombre unisex.

-Olvídalo, Ryan -se dice a sí mismo-. Es hora de dormir.

Los ojos se cierran y los sonidos desaparecen casi al instante. Ryan Ross se pierde. En la habitación sólo la sosegada respiración es escuchada. Sobre la cama, el cuerpo de piernas abiertas, boca abajo y con el puño fuertemente cerrado pegado a la cara. El reloj tras el libro marca las tres y cuarto; y entonces, la tranquilidad se ve irrumpida.

Los ojos castaños de Ryan se abren sorprendidos buscando el origen del estridente sonido. Observa las cajas de la mudanza con sus CD's tirados sobre el piso y con el interruptor de la luz tan lejos de la cama, simplemente tomó el control del televisor para que ayudara en la iluminación.

En la tele aparece un hombre vendiendo una máquina para hacer helados, y frente a sus cajas, esperando encontrar una rata súper fuerte, se topó con la navidad, el regalo de cumpleaños y la mejor calada de narcóticos en un mismo segundo.

Frente a su cama, con los ojos oscuros, el cabello mojado, la chamarra de cuero abierta y la camisa blanca en las mismas condiciones, Brendon Urie le miraba con adoración; como si Ryan fuera el final del camino o el postre más apetitoso. O eso fue lo que se imaginó sintiendo los penetrantes ojos castaños.

La respiración se acelera, pero nada se mueve en esa habitación. El diafragma de Ryan se mueve de arriba abajo porque es necesario respirar, pero más allá de eso, podría pasar una por estatua humana. Ryan sospecha. Una idea abriéndose paso entre su confundida mente. Bien pudo haber sido Spencer, entrando al departamento y dejarle una figura de esas que se venden por internet del personaje principal de Para Siempre.

"Sí, seguramente es eso", se dijo así mismo tomando valor.

Abandonó la calidez de su cama usando simplemente unos bóxers morados. Caminó la corta distancia que quedaba entre él y el supuesto muñeco para colocar la mano justo en la zona central del pecho.

Sus receptores detectaron una sensación de humedad, pero más extraño fue percibir el calor y el ritmo emanando de ese tórax. Ryan abre la boca, como un pez fuera del agua y mira al frente. Los ojos parpadeando, el aliento expulsado y una tímida lengua asomándose entre los labios, justo como el Brendon Urie de la historia haría antes de entregarse como amante.

-Aquí estás -susurra el pelinegro.

Y esa corta frase consigue que su mano se aleje como si el pálido cuerpo quemara. Su respiración se agitó y las cuerdas vocales se vieron cortadas de la impresión.

-Te he estado buscando por todo el mundo desde hace siglos.

>> Te amo.

Brendon sonríe un tercio de segundo antes de inclinarse y besarlo. Ryan recuerda el diálogo, Brendon se lo dijo a la imagen de su persona amada antes de tirarse en el volcán buscando salvarla.

Los labios son insistentes. Confiados y apasionados, acariciando los suyos con pasión y hambre. La idea de la broma parece lejana e inverosímil. Si Spencer contrató a alguien, si está tras la puerta con una cámara dejó de preocuparle en el momento en que la lengua de Brendon se enredó con la suya. Las manos subieron hasta enredarse en el cabello mojado como si no quisiera dejarlo ir.

Y de verdad no quería.

Los dedos de Brendon fueron deslizándose por toda su piel desde la espalda hasta los pezones. Duros, sonrosados y ansiosos que fueron recompensados con un suave pellizco.

El gemido de sorpresa obligó a Ryan a desenredar la lengua de la del pelinegro, sólo para dejar salir vocalmente la satisfacción que estaba sintiendo con ese pequeño toque.

Brendon aprovecha y usa la mágica lengua para estremecer a un más a Ryan con lamidas y besos sobre los sensibles botones. Los recorre, los aplasta y los ensaliva gustoso como quien come un rico helado. Ryan gime, la cabeza hacia atrás y las manos, aferradas como garras sobre los hombros del explorador.

-Brendon -suspira recibiendo una nueva mordida. La presión en su ropa interior aumenta, el calor le asfixia y esa humedad bajo su vientre le alienta.

-He esperado que digas mi nombre tantas veces -susurra. Le lengua hechicera de Brendon vuelve a violar su boca. La siente dentro, recorriéndolo todo, impregnándolo con su saliva.

Haciéndolo adicto a su sabor.

-Te amo. Te amo -. La voz profunda sigue susurrando empujándolo más hasta que Ryan es consciente de la cama tras sus pantorrillas.

Sin elegancia se deja caer contra su cama. Reconoce cada sonido, cada zona más maltratada. Su espalda encaja de inmediato. El cuerpo de Brendon sobre el suyo también.

Se siente bien el contacto áspero entre su piel desnuda y la ropa gastada de Brendon. Intentó tocarlo, quitarle chamarra para sentir realmente la dureza de su cuerpo.

Sin embargo, Brendon captura la mano traviesa para colocarla contra el colchón.

-No amor -susurra con una sonrisa. Se ve tan jodidamente sexy-. Déjamelo todo a mí.

Y vaya que lo hace.

De un rápido movimiento la ropa interior se desliza hacia abajo, dejando asomar la cabeza sonrojada de su erección. A la misma velocidad, una ráfaga de placer recorrió el cuerpo de Ryan como una corriente eléctrica al sentir la fresca sensación de los lametazos sobre su pene. La lengua de Brendon le recorre de arriba abajo, zigzaguea en toda la extensión para finalmente capturarla entre sus labios y succionar.

-Joder -. Se siente caliente. Caliente y perfecto. Como millones de infartos al mismo tiempo.

-Me gusta tu sabor...

El susurro muere impactándose contra su erección. Todo es húmedo. Todo es de colores brillantes y a Ryan no le queda más que aferrarse a esas sábanas conocidas, estirar el cuello y jadear por más.

Más lengua. Más manos. Más increíble calor dentro de la boca de Brendon. Cualquier cosa por apagar el cosquilleo. Cualquier cosa.

Los dedos de los pies se doblan cuando una succión baja hasta los testículos, amasándolos dentro de sus labios de lado a lado, antes de dejarlos salir con lentitud.

-Joder, Brendon. Tú boca. Tan caliente. Tan... jodidamente perfecta -. El aliento se le escapa cuando la lengua acaricia el perineo.

"Oh sí" grita todo su cuerpo. Sin vergüenza abre los muslos dejando una estupenda vista de ese apretado sitio que exige ser profanado.

Brendon se inclina. Ryan lo mira de rodillas contra él como un hombre lleno de fe frente al santuario que suele adorar. Y entonces lo siente. El dulce sabor del placer palpitando dentro de él, acelerando su corazón y logrando hacer jadear a su boca.

-Brendon -. No hay otro nombre. Ni siquiera otra palabra que pueda decir. Lo susurra una y otra vez con cada beso, con cada lamida que le lleva al cielo -Brendon... ¡Joder!

El grito resuena por toda la habitación, espontáneo como el intenso orgasmo que estalló contra su vientre. Ahora Ryan descansa la cabeza contra la almohada, jadeando con desesperación para encontrar aire, aunque morir de asfixia no suene tan mal en este momento.

-Te corriste -dice Brendon. Una suave sonrisa adornando su rostro sonrojado -. Te amo.

La lengua sube, lamiendo el abdomen y todo lo que se encuentre a su paso. Ryan se siente tan relajado. Tan feliz que tiene que confesar.

-Yo también te amo.

Ya no le importa si es un actor, una broma o un vagabundo disfrazado. Siente a Brendon. Siente sus manos y las reacciones que le provoca, y no hay otra forma de describir esa vorágine de pensamientos.

La pasión se reanuda con un lánguido beso. Ryan acaricia el cabello mientras escucha el característico sonido de un cierre abriéndose. Sus caderas se elevan, ansiosas. Deseosas de sentirse suyo por completo.

-Hazlo ya -ruega jadeante.

Brendon lame el lóbulo de su oreja antes de que lo pueda sentir: la picazón característica, la presión hechizante. El momento previo donde arde, pero que con el continuar se convierte en un ardor abrasante, delicioso.

Brendon se desliza despacio, permitiéndole sentir cada milímetro de su erección. El pene de Brendon se siente firme, pero suave a la vez, caliente, varonil y seguramente, delicioso.

El sólo pensamiento de ello hace que Ryan se lama los labios.

- ¿Se siente bien? -Escucha en su oído. Ryan asiente.

-Rico -alcanza a murmurar antes de quedarse sin aire cuando la erección de Brendon se enfunda completamente en su interior.

El instante perdura y el sentimiento de completitud perdura los instantes que Brendon le otorga para acostumbrarse.

-Se siente bien. Tan caliente -murmura el pelinegro antes de alejarse, despacio, como una caricia. La embestida de regreso es certera, pero no por ello menos amable; y el movimiento comienza a repetirse -. Tan perfecto, Ryan...

Su nombre saliendo de esos labios fue el botón de encendido.

El fuego que se apoderó de su cuerpo le domina y le hace aferrarse a Brendon de su cuello empujando hacia arriba, jadeando, gimiendo y suplicando por más.

Más duro. Más rápido.

Más besos. Más manos.

Más tiempo para poder perdurar hasta la eternidad sintiéndose así.

Tan húmedo y fresco. Tan suave y completo.

Brendon se aleja, colocando ahora las piernas sobre sus hombros y empujando de nuevo. La cama comienza a crujir a la misma velocidad que las furiosas embestidas estallan en su interior.

-Dios, joder. Brendon. ¡OhporDios!

Afuera y adentro una y otra vez.

La luz está cerca, dibujándose frente a él punto por punto.

Está tan cerca que la puede alcanzar con los dedos.

-Tócame -suplica Ryan jadeando, con dos de sus dedos dentro de la boca porque ya no sabe qué más hacer con las manos -. Tócame por favor.

Brendon obedece. Sin disminuir la velocidad de sus movimientos, deja que las piernas caigan y el cuerpo de Ryan se estire hasta alcanzar la olvidada erección, dura como una roca. No hace falta más que un par de caricias igual de rítmicas que los golpes contra su próstata cuando la ola blanca le alcanza. Vuelve a sentir la humedad contra su abdomen, pero esta vez la puede ver en la mano del otro hombre, y con la imagen, Ryan ya se siente capaz de volver a tener una erección.

Brendon le sonríe, dibujando figuras sin explicación contra sus muslos bajando la velocidad. Embiste profundo y sale del todo un par de veces antes de anunciar la proximidad a su propio orgasmo.

-Vamos -le anima Ryan, aferrándose al par de nalgas aún escondidas tras la malgastada ropa-. Vamos, córrete para mí, Bren.

Un nuevo grito escapa de su boca, confundiéndose con el de Brendon.

La sensación del semen de Brendon en su interior no se compara con nada. Ni con el Sol cada mañana, ni con el canto de las aves.

-Delicioso -escucha al explorador-. Tan jodidamente delicioso.

Pronto el bulto en que se ha convertido Brendon se deja caer cortándole la respiración. (No es que se queje). Ryan lo recibe todo sudor, brazos abiertos y olor a semen.

Se siente bien.

Amado.

Ridículamente feliz.

Puede sentir un último beso sobre su clavícula que le hace reír antes de cerrar los ojos. Un último ‘te amo' es lo que alcanza a escuchar antes de perder conciencia del espacio, el tiempo y de sí mismo.

Un último suspiro, antes de escuchar la estrepitosa alarma sonando como la que tienen los bomberos en su estación.

Ryan abre los ojos y se sienta, apagando el endemoniado aparato que marca las siete de la mañana. Su segundo pensamiento del día (porque el primero es repudiar a la alarma) le asalta de golpe, recordando una noche movida.

Observa la habitación. Sola como siempre. Sus cajas intactas y su puerta cerrada. Todo tan normal como siempre, sin embargo, bajo las sábanas y sobre su vientre, la muestra inequívoca de restos de semen, y si se mueve más... ahí está. El dolor pulsátil en su trasero.

-No fue un sueño -susurra para convencerse -. No pudo haberlo sido. Se sintió tan real...

Sus dedos viajan hasta sus labios, recordando el aroma y el sabor de la saliva de Brendon. Era como caramelo y limón al mismo tiempo.

-Él estuvo aquí, lo sé.

Sin embargo, y a pesar de que su búsqueda fue por todo el departamento. No encontró ni un indicio de que alguien más pasara la noche ahí. No hay notas, artículos cambiados de lugar. Incluso la llave que mantiene pegada a la puerta de entrada sigue ahí.

- ¿En verdad sólo fue un sueño? -Pregunta mirando la sala vacía.

El silencio, le da una respuesta que no es tan agradable.

Spencer ha llegado. Su mejor amigo y vecino le acompañó a desayunar en un silencio poco incómodo. Luego, y para no variar, comenzó a apresurarlo amenazándolo con que llegarían tarde a trabajar.

-Siempre dices lo mismo y somos los más puntuales -dijo con el ceño fruncido levantándose de la silla.

-Si no lo dijera posiblemente no sería así.

Ryan suelta un bufido, luego camina hasta su habitación para tomar las llaves del auto y simplemente salir a otro día más en la aseguradora. Ése es el objetivo, sin embargo, su libro favorito lo distrae.

Sobre la cómoda de caoba, justo donde lo había dejado la noche anterior, repasaba la historia de "Para Siemrpe" abierta justo por la mitad. La escena describía a Brendon saliendo del lago infestado de sanguijuelas al que tuvo que saltar para salvarle la vida a Terry. Y sobre las letras oscuras formando la fascinante historia de aventuras, la imagen que imprimió como separador al leer la historia por segunda vez. Brendon Urie de frente, dibujado a lápiz como la autora le describe y ha dejado saber por pequeños trazos de su cuerpo en la contra portada. Sus ojos marrones, su cabello negro y la... ¿sonrisa?

- ¡Ryan vamos!

Ryan sabía que ese Brendon no sonreía. Estaba seguro. Todas las noches la veía.

-Ryan por Dios, deja ya de ver ese libro. Por más que digas su nombre tres veces él no va a aparecer, ¿sabías?

Spencer se ríe, saliendo entonces del cuarto con un suspiro y otro grito de advertencia. "Si no te apresuras, tiraré ese libro tuyo a la basura, nena".

Ryan sonríe.

-No fue un sueño.

Dice al aire con el rostro emocionado. No es necesario que otros le crean, ni siquiera Spencer.

No importa que parezca una mentira.

Él sabe que es real. Lo siente, y con eso basta.

-Te amo -susurra a la imagen-. Nos vemos esta noche.

La imagen no se mueve.

La sonrisa no se desvanece, y todo se sigue sintiendo como el mejor día de su vida.

FIN

Categoría: músicos, ! fanfics, !one shot, raiting: nc-17, pareja: ryan ross/brendon urie

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