[Frerard] La Importancia de Dejar hablar a los Amigos

May 20, 2012 18:29




En Honor en Ana Laura Solís (aka Sorita, Sora_anapansy), una maravillosa escritora y una excelente persona. Pásatelo bien, Sorita, diviértete y que este año seas más feliz y más sabia.

¡Feliz Cumpleaños!



La importancia de Dejar hablar a los Amigos

Un pitido. Dos pitidos. Tres pitidos… Y la fe comienza a desvanecerse.

Y al cuarto…

- ¿Diga?

-Annie, pensé que ya no responderías -dice medio sonriendo, lo cual es estúpido porque su mejor amiga jamás notará la sonrisa en su rostro, porque su celular es demasiado barato como para incluir video llamada.

-Te he dicho miles de veces que odio que me llames, así, Frank -su voz es fuerte. Una advertencia, aunque por dentro sabe que esa chica es caramelo derretido.

-Sí, lo sé; como sea. La cosa es, Annie, que he estado pensándolo mejor -suspira-, ya sabes, lo de Gerard.

-Frank, no creo que…

-No, espera. Tengo que hablar, porque llevo toda la mañana pensando en ello y eso que es domingo. Ni siquiera pude despertar tarde como acostumbro, ni adelantar el proyecto que el maldito de Goldfinger quiere que le muestre para la campaña de ese inversionista ruso. No puedo dejar de pensar en él y en todo lo que quiero hacerle.

-Frank, en serio…

-No, por favor. Por favor, no me cuelgues, sólo déjame hablar por cinco minutos. No me digas que estás ocupada en el trabajo o que ese increíblemente sexy jefe tuyo quiere regañarte. Dile que es su culpa si tu amigo te interrumpe en el horario establecido en la oficina, pero es que ya no aguanto más; cada vez que lo veo con Mikey entrando al bar cada viernes, yo… no sé, sólo quiero arrancarle la ropa y besarlo hasta que muera de asfixia.

Al otro lado, se escucha con fuerza un jadeo. Frank sonríe de medio lado.

-Lo sé, medio sádico, pero es que su boca; sus labios tan finos... Me imagino que se sentirían muy suaves contra los míos, su lengua sobre mi piel… Dios, Ana, ¡necesito estrellarlo contra la pared y bajarle los pantalones o moriré de un infarto testicular! Todo el tiempo estoy duro.

-Frank.

-No, no uses ese tono de regaño. Ya sé que siempre dices que el sexo no lo es todo y ya de tantas veces que lo dices como que hasta me lo he creído un poco. También quiero hablar con él, me gusta su sarcasmo, su voz tan agradable y su risa de niño pequeño. Me gusta que no beba, que siempre quiera irse temprano porque irá a trabajar por la mañana, regañándote a ti y a todo el personal. Me  gusta que le gusten los perros, que no vea el fútbol, pero lea cómics. Me gusta cuando sus ojos me miran con toda la atención sólo cuando le cuento alguna tontería del trabajo; es como si el mundo se detuviera en ese instante sólo para mirarme a mí con esos ojos. Ojos tan verdes… ¿no podrías vivir feliz sólo mirando esos ojos, Annie?

>> Porque yo sí.

-De acuerdo, pero Frank estoy en…

-Supongo que simplemente, tengo que admitir que estoy completa, total y ridículamente enamorado de Gerard Way. Que deseo abrazarlo por siempre, perderme en sus ojos, hundirme en sus labios y vivir entre sus muslos -de pronto una risa se escapa-, no sé en qué momento me convertí en poeta, pero simplemente se siente bien decirlo, ¿Sabes?

-Tengo el altavoz -dice de manera abrupta, no vaya a ser que al publicista se le ocurra volver a interrumpir.

-Oh, lo siento, ¿alguna de tus amigas me está escuchando ahora? Porque debo decirte, si es que eres Janeth, que ese beso fue un error, a mí me van más los penes, los pectorales y las nalgas firmes.

-Es Gerard.

La risa que Frank hubiera empezado se corta de pronto, así como la normal inspiración. Instantáneo, los ojos se abren al máximo y agradece que su amiga no pueda verlo en esa ridícula posición.

- ¿Gerard? -tantea en búsqueda de su voz. La garganta se nota reseca, y hay en su cuello la sensación de un pedazo de manzana que no puede tragar -. Dios, yo… yo creo que hablo contigo más tarde, Ana.

-Sonabas demasiado decidido como para colgar ahora.

Esa voz. Un gemido se le escapa, cual quinceañera enamorada ; como si estuviera hablando con su ídolo musical, se siente nervioso, sudoroso y su corazón parece tener deseos de correr una maratón a juzgar por la rapidez de los latidos.

-Sabes, posiblemente tenga que hablar con Ana más seguido, he descubierto que sus conversaciones telefónicas resultan muy interesantes. Y yo que pensé que eras el director.

Frank no responde. Mudo respira contra el teléfono, se siente ruborizado y ahora desearía ser un avestruz.

-Voy a dejarlos, pero cuando quieras…  perderte en mis ojos, estoy en mi oficina de ocho a seis con un descanso de 10 a 11 y de 1 a tres. Por la mañana, siempre voy al Starbucks de en frente, seguro que Ana y tú ya se han reunido ahí. ¿Sabes? -una risita socarrona escapa de los delgados labios-, ahí las paredes están bien enjarradas y en el baño de mujeres, hay un cuadro con tela acolchada.

Nuevamente, una inspiración profunda escapa de la boca de Frank y aprieta los muslos, conteniendo el fenómeno que se oculta bajo los pantalones al imaginar la escena.

-Adiós Frank.

Entonces Frank espera, escucha pasos, voces amortiguadas y el golpe del teléfono en su oído.

-Esa maldita mañana de interrumpirme cada vez, Frank Iero.

Su amiga suena calmada, incluso divertida; imagina la cara de Ana, toda llena de sonrisas, arrugas en los ojos y la eterna frase de “te lo dije” y “son la pareja más caliente y perfecta del mundo” deseando escapar de su boca.

-Yo… no sé qué decir, Annie.

-Podrías empezar por decirme feliz cumpleaños otra vez.

-Pero tú cumpleaños fue ayer.

-Pero parece que te atrasaste en el regalo.

Frank ríe, emocionado. Feliz.

- ¿Qué hice para merecer una amiga tan maravillosa como tú?

-Sólo tener suerte, Iero; mucha suerte -. Ahora ella es quien ríe. Parece un momento más de conversaciones clandestinas y sonrisas a flor de piel - ¿Mañana en Starbucks a las 10 de la mañana?

-Maldición, sí -exclama excitado.

-Maldición, sí -repite sonriendo-, definitivamente la pareja más caliente y perfecta del mundo. Gracias por el regalo, Frankie.

-Mi placer.

F I N

Categoría: músicos, rating: g, ! fanfics, !one shot, pareja: frank iero/gerard way

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