Segundo final para el fic ERES UN CRÍO, TAYLOR.
ERES UN CRÍO, TAYLOR (Epílogo Alternativo)
- Tú - dice Brian.
- Yo - respondes tú.
Cuando Brian ha abierto la puerta de su habitación en la residencia de estudiantes tú te has quedado sin palabras y casi sin respiración y no sólo porque estés jodidamente nervioso que también y no sólo porque llevas las últimas doce horas repitiéndote una y otra y otra vez que Brian no puede realmente no puede cerrarte la puerta en las narices después de haber recorrido dos mil kilómetros durante doce horas para verle aunque él no te haya invitado a venir repitiéndotelo y sin terminar de estar del todo convencido porque Brian es muy capaz de hacerlo el Brian que no ha contestado a ninguna de tus llamadas en los últimos cuatro meses el Brian que no ha respondido a ninguno de tus mensajes el Brian que dijo que se iba sin mirar atrás y eso ha hecho no mirar atrás o al menos no mirarte a ti tal vez ni siquiera volver a pensar en ti ni siquiera volver a acordarse de ti, aunque esperas que sí que se haya acordado de ti y que sí que haya pensado en ti y que te haya echado de menos a ti al menos una millonésima parte de lo que tú le has echado de menos a él porque sólo con que haya sido eso sólo con que haya sido una millonésima parte ya sería suficiente para que Brian no sea capaz de cerrarte la puerta en las narices cuando has llamado a la puerta de su habitación en la residencia de estudiantes.
Y aún así no ha sido eso lo que te ha dejado sin palabras y casi sin respiración porque lo que te ha dejado sin palabras y casi sin respiración es que Brian haya abierto la puerta de su habitación de la residencia de estudiantes vestido sólo con unos vaqueros y cuando dices sólo con unos vaqueros quieres decir sólo con unos vaqueros porque su pecho está desnudo y sus pies están descalzos y tiene el pelo revuelto como si oh joder no se te había ocurrido pensarlo hasta este momento como si acabara de levantarse de la cama y no se te había ocurrido pensar hasta este momento que tal vez tenga compañía en esa cama y eso sí que sería bueno no sabes lo que sería pero nada bueno para ti eso seguro pero es que ahora que lo piensas no se te ocurre otra razón aparte de la de que Brian estuviera en la cama y tal vez ni siquiera estuviera sólo en esa cama cuando has llamado a su puerta para que Brian sólo lleve puestos unos vaqueros a pesar de que son las cuatro de la tarde y a pesar de que estáis en diciembre y a pesar de que la calefacción de este sitio de la residencia donde Brian vive como te ha informado la amable señorita de la entrada no es para echar cohetes.
Y por eso no sabes qué decir en este mismo momento a pesar de que esa es otra cosa que has hecho las últimas doce horas porque te has pasado las últimas doce horas ensayando dentro de tu cabeza qué le dirías a Brian y bueno no han sido sólo las últimas doce horas porque han sido los cuatro últimos meses los que llevas preparándote para hablar con Brian cara a cara, casi desde que se marchó o bueno sin el casi porque ya al día siguiente de su partida lo estabas pensando a pesar de que aún estabas furioso con Brian y aún estabas dolido con Brian y a pesar de que Daphne que había estado ahí contigo las primeras horas y los primeros días y las primeras semanas y que había estado ahí siempre diciéndote que Brian era un cabrón y que le olvidaras como si tú pudieras hacer eso como si tú pudieras olvidarle a pesar de que nunca contestó a tus llamadas y nunca contestó a tus mensajes como no se cansaba de recordarte Daphne que de lo que sí se cansó fue de verte vagar por el mundo como un alma en pena y siendo una sombra de lo que eras y simplemente esperando el momento en que te morirías sin más porque era lo que estabas esperando que sucediera que te murieras sin más y entonces todo Brian y la ausencia de Brian y ese hueco doloroso y vacío y punzante donde un día tuviste un corazón todo dejase de tener importancia.
Y por fin Daphne se hartó de verte así vagando como un alma en pena y siendo una sombra y Daphne te preguntó como te había preguntado una vez hace mil años hace un millón de años cuando tú no te atrevías a hablar con Brian después de que Brian te hubiera besado de aquella manera caliente y hambrienta y tan sorprendente en el pasillo de la escuela, y Daphne te preguntó y te dijo y te gritó exasperada oh, vale, maldito imbécil qué es lo peor que podría pasar si simplemente te presentas allí. Y a ti se te ocurrieron un montón de escenarios de lo peor que podría pasar que Brian te cerrara la puerta en las narices que Brian ni siquiera te recordara que Brian se te ocurrieron un montón de escenarios y se te ocurrieron además un montón de razones por las que no deberías simplemente presentarte allí, razones como que Brian se había marchado sin querer siquiera intentarlo a pesar de que tú se lo habías suplicado no una vez ni dos y razones como que deberías estar y lo estabas en serio que sí que a veces aún lo estabas furioso con Brian tan furioso que te apetecía simplemente presentarte allí para escupirle tu furia a la cara y razones como que Brian nunca había devuelto tus llamadas ni nunca había contestado a tus mensajes hasta que tú simplemente habías dejado de llamarle y de mandarle mensajes.
Y a pesar de todas esas razones que te has repetido a ti mismo una vez y otra y otra cada vez que sentías porque realmente podías sentirlo de esa manera extraña en que has sentido siempre las cosas con Brian podías sentir incluso ahora que Brian está a dos mil kilómetros de ti ahora que Brian está en otro universo podías sentir la certeza de que Brian te estaba echando de menos la certeza de que estaba pensando en ti justo ahora en este momento de alguna forma extraña lo sabías y lo sentías como un especie de hormigueo en la piel y en algún lugar dentro muy dentro de ti y a pesar de que tu cerebro se empeñaba en recordarte que no importa que no importa en realidad porque no importa si Brian te echa de menos no importa si Brian está pensando en ti justo ahora en este momento porque Brian no va a hacer nada para remediarlo no va a hacer nada para ni siquiera va a devolverte las llamadas por ejemplo ni va a responder a tus mensajes no va a hacer nada salvo tal vez emborracharse o follarse a otros emborracharse y follarse a otros hasta que tú simplemente desaparezcas de su cabeza y a pesar de que eso debería enfurecerte aún más, lo cierto es que no te sorprende demasiado darte cuenta de que la furia se ha ido desvaneciendo poco a poco, de que cuando pensar en Brian duele demasiado cuando recordar a Brian duele demasiado cuando el solo acto de respirar un aire que ya no puedes compartir con Brian duele demasiado la furia no tiene cabida dentro de ti porque tú todo tú estás demasiado lleno de pena y de desconsuelo y de añoranza como para que la furia pueda hacerse hueco.
Y entonces sucedió aquello cuando estabas hablando con Debbie la camarera un día en el Dinner donde sigues yendo a veces donde sigues yendo a veces sólo porque solías ir allí con Brian y estar allí a veces es una forma estúpida y probablemente masoquista de sentirte un poco más cerca de Brian y por eso sigues yendo a veces y a veces hablas con Debbie la camarera que te mira con simpatía y te mira con afecto y te mira y mueve un poco la cabeza como si le dieras un poco de pena y entonces sucedió lo de aquella vez que te dijo mirándote a los ojos y con los labios fruncidos y moviendo un poco la cabeza te dijo que Brian era un imbécil y que Brian te echaba de menos y tú le contestaste que ni siquiera habías hablado con él ni había contestado a tus mensajes y que hacía ya dos semanas que no le habías llamado ni le habías enviado mensajes y que seguro que ya ni se acordaba de ti, eso le dijiste porque ese era uno de esos días plomizos y oscuros en que tu cerebro se empeñaba en recordarte que no importa que nada importa porque Brian no quiere siquiera intentarlo y era uno de esos días en que tu cerebro tenía una voz más potente que el hormigueo de tu piel y entonces Debbie la camarera te había dicho lo de que Brian te echaba de menos y cuando le preguntaste cómo podía saberlo ella te había dicho simple y rotunda y como si supiera muy bien lo que decía te había dicho “lo sé porque ni una sola vez me ha preguntado por ti”.
Y eso tenía sentido, no para cualquier persona y menos para cualquier persona que no conociera a Brian pero conociendo a Brian lo tenía y de una forma rara y un poco retorcida lo que te decía Debbie la camarera era demasiado propio de Brian del Brian que tú conocías del Brian que no había querido que le hicieras una mamada cuando tú dijiste que sólo querías hacérsela a él y a ningún otro aquella primera vez hace mil años a él del Brian que te dijo que dejaras de seguirle y después te besó y te folló y se sentó contigo en las gradas para darte clases particulares de química y del Brian que te dijo que deberías follar con otros aún sabiendo que tú sólo ibas a follar con él y después folló contigo no una ni dos ni diez veces sino más muchas más a pesar de que nunca logró convencerte de que lo hicieras lo de follar con otros del Brian que nunca tenía citas pero había tenido una cita contigo del Brian que nunca había reconocido que vosotros erais una pareja y luego te miraba y te tocaba y te besaba como si fuerais vosotros dos una pareja del Brian que callaba del Brian que respondía casi siempre con silencios a tus preguntas mientras sus ojos te decían tantas cosas sin decirlas que es como Brian dice siempre las cosas importantes del Brian que te había dicho que no existía nada como el para siempre y después te había mirado así como un poco dolido y como un poco vulnerable y con ese brillo en la mirada cuando tú no habías querido decirle una última vez que le querías que le querrías para siempre y que eso no iba a cambiar. Y por eso lo que te decía Debbie la camarera tenía demasiado sentido como para que tu corazón y tu piel y todo tú no le diera la razón a Debbie la camarera y como para que tu corazón y tu piel y todo tú pudieras ignorarlo.
Y entonces se te ocurrió pensar que de todos los escenarios esos que habías imaginado cuando Daphne te preguntó que qué era lo peor que podía pasar si simplemente te presentaras allí de todos esos escenarios que imaginaste en los que Brian te cerraba la puerta en las narices y en los que Brian ni siquiera te recordaba de todos esos escenarios que podías imaginar cada uno más doloroso que el anterior, de todos ellos ninguno era peor ninguno era más doloroso que estar en Pittsburg y que Brian estuviera a dos mil kilómetros estuviera en otro universo y que tú no ibas a volver a ver a Brian realmente podía ocurrir que no volvieras a verlo si tú no hacías algo para remediarlo y en realidad nadie ni el propio Brian podía impedirte al menos intentarlo, porque realmente eso también lo sabías y también se lo habías dicho a Brian una vez realmente podías demostrarle a Brian que tú sí podías cambiar la puta realidad por mucho que Brian creyera que no o al menos podías intentarlo, intentarlo una vez más a pesar de todas las razones que tu cerebro se empeñaba en recordarte y a pesar del propio Brian y hasta Daphne parecía saberlo hasta Daphne parecía saberlo cuando te pregunto qué es lo peor que podía pasar si simplemente te presentabas allí maldito imbécil y cuando Daphne te había gritado pues ve y averígualo joder.
Y aquí estás averiguándolo y mordiéndote un poco el labio porque ahora que estás aquí no sabes muy bien qué deberías decir porque decir hola qué tal te parece estúpido y decir he venido te parece estúpido y decir joder estás guapísimo te parece estúpido y porque además la visión de Brian te ha dejado sin palabras la visión del cuerpo de Brian cubierto sólo por esos vaqueros gastados que se deslizan un poco por su cadera y con un brazo sujetando la puerta y el otra brazo apoyado en el marco de la puerta y con sus ojos entrecerrados mirándote fijamente a ti también de arriba a abajo aunque claro tú no estás guapísimo ni estás nada porque lo que tú estás es envuelto en un grueso anorak y en una bufanda y con un gorro de lana encasquetado sobre tu pelo rubio y ni estás guapísimo ni estás nada porque ahora que lo piensas casi ni se te ve y lo sorprendente es que Brian te haya reconocido bajo esas tres mil capas de ropa.
Y así sigue Brian durante un instante mirándote a ti y a tu anorak y a tu bufanda y a tu gorro de lana crees o al menos te parece ver con una chispa divertida en la mirada antes de volver la cabeza y mirar a un lado y antes de volver a mirarte a ti y antes de menear un poco la cabeza de un lado a otro y antes de respirar hondo y cerrar los ojos un momento. Y después Brian se encoge de hombros un poco y sonríe sólo un poco y alarga la mano y te quita el gorro de lana y antes de que te des cuenta la mano de Brian la que aún tiene tu gorro de lana entre los dedos agarra la pechera de tu anorak y te hace dar un par de pasos adelante mientras él da un par de pasos atrás y tú entras en la habitación que está sólo un poco más caliente que el pasillo y antes de que te dé tiempo a echar un vistazo a tu alrededor a la habitación los labios de Brian se vuelcan sobre los tuyos y tú vuelves a sentir después de cuatro meses después de ciento veintidós días después de dos mil novecientas veintiocho horas vuelves a sentirlo vuelves a sentir el sabor de Brian el sabor de sus labios de su lengua de su saliva en tu boca y todo es igual su sabor y su tacto y la forma en que sus labios magullan un poco los tuyos y la forma en que su lengua busca la tuya y la forma en que el aire se vuelve un poco denso y caliente en vuestras bocas cuando os besáis y respiráis el uno en la boca del otro todo es igual como si nunca hubieran pasado estos cuatro meses estos ciento veintidós días días estas dos mil novecientas veintiocho horas.
Y Brian empieza a desabrochar tu anorak y tú recuerdas que tal vez deberías parar esto ahora porque tú traías preparado un discurso y te has pasado las últimas doce horas pensando en lo que le dirías a Brian cuando estuvierais cara a cara así que tal vez deberías decírselo decirle lo que quiera que se te haya ocurrido y que ahora mismo no recuerdas ni podrás recordar mientras sientas tan cerca y tan caliente los labios de Brian en los tuyos y los dedos de Brian arrancando la prenda y buscando tu piel bajo el jersey y bajo la camiseta y los sientes muy calientes sus dedos cuando tu piel se eriza cuando por fin Brian te toca en la cintura en el estómago cuando Brian te saca el jersey y la camiseta por la cabeza sin apenas dejar de besarte y su piel la piel de su pecho cuando su pecho se encuentra con el tuyo también está muy caliente como si Brian ardiera un poco por dentro.
- Brian… - consigues murmurar entre sus labios.
- Después.
- ¿Qué?
- Lo de hablar. Después.
- ¿Después de qué?
- De que te folle.
- ¿Me lo prometes?
- ¿El qué? ¿Qué voy a follarte?
Y Brian te mira con la cabeza un poco ladeada y con una sonrisa con esa sonrisa ladeada y un poco perezosa y Brian tiene los ojos oscuros oscuros oscuros y tú te das cuenta de que realmente lo llegaste a pensar llegaste a pensar que nunca jamás volverías a verlos sus ojos oscuros oscuros y nunca jamás volvería a envolverte esa sonrisa suya un poco ladeada y un poco perezosa y nunca jamás volverías a sentir en tus labios el sabor de sus labios y de su lengua y de su saliva y realmente de todos los escenarios que habías llegado a imaginarte éste no se parece en nada pero en nada a que Brian te cerrara la puerta en las narices y no se parece en nada a Brian no recordándote siquiera y sólo se parece en realidad sólo se parece al cuerpo a los ojos a las manos de Brian diciendo esas cosas que la voz de Brian nunca dice porque la voz de Brian nunca va a decirte que te ha echado de menos.
- Lo de habl…
Y Brian no te deja terminar y ahoga tus palabras bajo sus labios y sus dedos están ya en los botones de tus vaqueros y tú te das cuenta de que ni siquiera te has movido no realmente ni siquiera le has abrazado a pesar de que estás deseando abrazarle así que lo haces le abrazas y sientes bajo tus propios dedos el tacto de la piel de Brian que se estremece un poco porque tus manos están frías y su piel es suave y firme y cálida como lo ha sido siempre y tú enredas los dedos en su pelo y no sabes muy bien cómo pero para cuando llegas a la cama que estaba ahí a apenas un par de pasos de vosotros tú ya estás completamente desnudo o casi porque aún llevas puestas las deportivas que Brian te arranca sin molestarse en soltar los cordones y llevándose con ellas los calcetines y tú estás tumbado en su cama completamente desnudo en su cama ahora sí y Brian ha dejado de besarte sólo para contemplarte un instante aún con sus vaqueros puestos y aún sin tumbarse contigo y Brian vuelve a menear un poco la cabeza de un lado a otro y vuelve a sonreír un poco y tú no dices nada porque ya lo haréis luego lo de hablar Brian te lo ha prometido y tú le crees y porque en realidad te parece una excelente idea lo de que te folle primero y a tu culo le parece una excelente idea y a tu polla que se yergue entre tus piernas dura y caliente y anhelante también le parece una excelente idea.
Y se te hacen largos se te hace casi insoportablemente largos los segundos que le lleva a Brian quitarse sus propios vaqueros y buscar un condón y tumbarse por fin encima de ti su piel contra tu piel sus músculos vibrando vigorosos bajo las palmas de tus manos sus labios deslizándose por tu pecho por tu clavícula por tu garganta por tu mejilla buscando finalmente los tuyos y su polla oh sí por fin su polla buscando el camino para introducirse dentro de ti sin preámbulos sin preliminares y sin ninguna mierda por el estilo que otras veces adoras pero ahora ni deseas ni esperas ni necesitas porque lo único que deseas y que necesitas es la polla de Brian entrando dentro de ti en una sola embestida dura y dolorosa y joder tan jodidamente placentera llenándote tan completamente lanzando una descarga eléctrica desde tu culo hasta tu coronilla y hasta la punta de los dedos de los pies y oh joder hasta tu polla imposiblemente dura e imposiblemente exigente e imposiblemente preparada para correrse ya en este mismo momento para correrse ya para correrse durante mil años y alguno más. Y no necesitas más no necesitas más cuando los dientes de Brian dejan una marca dolorosa en la piel de tu cuello y cuando la respiración de Brian te incendia la piel justo ahí en ese punto bajo tu oreja y cuando las manos de Brian buscan las tuyas y tus piernas están alrededor de su cintura y cuando sus dedos se entrelazan con los tuyos y cuando sientes que su piel está húmeda y caliente y vibra realmente vibra cuando entra y sale de ti cuando entra y sale contigo y cuando tú te corres sin que apenas te dé tiempo siquiera a gemir y cuando él se corre sin que apenas le dé tiempo a pronunciar siquiera una vez tu nombre en tu oído.
Y Brian se derrumba sobre ti su cuerpo pesado y sudado y tan familiar y tú consigues por fin respirar respirar hondo una vez y tus pulmones se llenan de su aroma del aroma de Brian que has echado tanto de menos y que ahora que vuelve a estar aquí que vuelve a estar en tus pulmones parece como si nunca lo hubieras perdido como si nunca te hubieras pasado cuatro meses como si nunca te hubieras pasado ciento veintidos días dos mil novecientas veintiocho horas sin el aroma de Brian sin el cuerpo de Brian sin Brian y no puedes evitar una pequeña risa que no llega a salir de tu garganta que no llega a salir de tu garganta porque aún no has recuperado del todo la capacidad de respirar y reírte al mismo tiempo aunque no puedes evitarlo del todo lo de reírte porque eres feliz en este momento eres feliz y aún así Brian debe sentirla la risa porque Brian aún tiene el rostro enterrado en tu cuello y porque tú puedes sentir en tu cuello la piel de tu garganta puede sentirla la sonrisa de Brian esa sonrisa que aún no puedes ver pero que la sientes ladeada y un poco perezosa y sus labios rozando tu piel y su aliento caliente y pesado y agitado erizándola y el silencio envolviéndoos.
- Creí que íbamos a hablar… - consigues decir al fin.
- Habla.
Esa única palabra flotando cerca de tu piel pronunciada con voz ronca y un poco somnolienta y un poco lejana. Y tú te quedas callado porque no sabes qué decir ahora mismo en este mismo momento aunque tienes un montón de cosas que decir claro y en cuanto tu cerebro disponga de un poco de tiempo para regresar de la estratosfera probablemente podrás recordar todo lo que habías pensado que podrías…
- ¿Qué haces aquí? - pregunta él al fin sin darle tiempo a tu cerebro a volver no del todo.
- Buscarte - para decir eso no necesitas el cerebro.
Y Brian suspira muy cerca de tu piel aún y después por fin se incorpora y se apoya en un codo con su cuerpo aún tendido sobre el tuyo y tú por fin puedes mirarle a los ojos y sus ojos están oscuros y muy brillantes y un poco nublados y tienen una expresión que no sabes descifrar y por un momento de pánico piensas que tal vez se te haya olvidado cómo leer la mirada de Brian cómo leer la piel de Brian cómo leer a Brian pero sólo por un momento sólo por un momento porque después Brian suspira y después Brian sale de ti con delicadeza y tú le observas mientras se quita el condón y lo tira a la papelera y mientras su mirada busca el paquete de tabaco que está sobre el escritorio y mientras Brian saca un cigarro y lo sostiene un momento entre los dedos antes de sonreírte con esa sonrisa suya un poco ladeada y un poco perezosa y un poco exasperada antes de colocar el cigarrillo entre tus labios y encenderlo.
Y entonces algo se coloca definitivamente en su lugar con un sonoro clic dentro de tu cerebro algo que no sabes definir pero que pesaba como una losa de incertidumbre y de nerviosismo y de sí también de algo de miedo dentro de tu pecho durante las últimas doce horas y también antes algo se coloca en su lugar al darte cuenta de que Brian sigue siendo Brian y tú sigues sabiendo de esa forma un poco extraña en que sabes a veces lo que Brian piensa aunque Brian no te lo diga y tú sabes ahora que Brian se alegra de verte tanto como tú te alegras de verle a él aunque Brian no vaya a decirlo y a ti te gustaría proclamarlo a los cuatro vientos si te dan la oportunidad te gustaría proclamar a los cuatro vientos que lo sabías y que te lo dije joder, tal vez no lo digas ahora tal vez no lo digas en voz alta pero te basta con saber que Brian lo sabe.
- Te mande un montón de mensajes…- dices.
- Lo sé.
- Y te llamé un montón de veces.
- También lo sé.
- No contestaste.
- Cuando dejaste de hacerlo, supuse…
- Ya te lo dije. Te quiero. Eso…
- Es para siempre. Sí, me lo dijiste.
Brian recupera su cigarro de entre tus dedos y se tumba boca arriba a tu lado su cuerpo muy cerca del tuyo y ardiendo todavía un poco y da una larga calada mirando al techo que es donde siempre mira Brian al techo o a cualquier otro sitio que no seas tú cuando Brian no quiere que su mirada se encuentre con la tuya cuando no quiere que tu mirada pueda leer lo que dice la suya.
- ¿Cómo te las has arreglado para venir hasta aquí? - pregunta.
- No ha sido tan difícil.
Brian ahora sí te mira girando la cara para enfrentarla con la tuya te mira con una ceja enarcada y una expresión incrédula y tú le sonríes y no dices nada y dejas que Brian piense lo que quiera porque de todas formas no tienes la menor intención de decirle a Brian lo difícil que realmente te ha sido llegar hasta aquí porque no tiene necesidad de saberlo, porque si le contaras con todo detalle cómo te las has tenido que ingeniar para engañar a tus padres que creen que estás con una excursión de la escuela a Nueva York y cómo te las has tenido que ingeniar para que la escuela piense que no has ido a esa excursión que es real la excursión y que toda tu clase Daphne incluída deben estar ahora mismo visitando el Empire State mientras la escuela piensa que tú estás en tu casa enfermo y cómo te las has tenido que ingeniar para falsificar la firma de tu padre en el justificante que Daphne hizo llegar al profesor pertinente y cómo te las has ingeniado para gastarte todos tus ahorros y parte de los de Daphne para pagar el vuelo a Boston rogando porque a ninguna azafata ni a nadie se le ocurriera plantearse que tal vez alguien debería llamar a tus padres antes de dejar que un menor se embarcase en el avión y cómo después hiciste autostop en la gélida carretera que llevaba a Darmouth que hace un frío de cojones en Massachussets en noviembre descubriste y sufriste y casi te desesperaste hasta que una chica encantadora que estudia aquí mismo en esta universidad se compadeció de ti y paró el coche y te ofreció incluso un poco de café caliente que llevaba en un termo y… Brian no tiene necesidad no ahora mismo al menos de saber todo lo que has tenido que hacer para conseguir desafiar a la puta realidad y desafiar al puto Brian para arañar un par de días con él porque saberlo que Brian lo supiera sólo serviría para que se reafirmara en esa postura suya de que no hay nada que intentar de que no quiere intentarlo de que lo que fuera que tenéis y él no define ni quiere definir se terminó la noche en que él abandonó Pittsburg y a ti creyendo que era para siempre.
- ¿No has pensado en mí?
Preguntas para cambiar de tema y temiendo y no temiendo la respuesta de Brian porque temes que Brian simplemente no te responda y porque lo que no temes no lo temes en absoluto es que Brian te diga que no que no ha pensado en ti porque tú sabes de esa manera extraña en que sabes a veces lo que piensa Brian sabes que Brian sí ha pensado en ti más de lo que él quisiera probablemente y porque simplemente desde que Brian ha abierto la puerta de esta habitación en la residencia de estudiantes y desde que Brian apenas te ha dejado hablar antes de follarte como si tu culo y tú fuerais lo único que importaba en ese momento lo único que importaba en cualquier momento tú no puedes evitar sentir en lo más profundo de ti puedes sentirlo como un hormigueo que lo peor que podía pasar no ha pasado porque lo peor que podía pasar era que tú te quedaras en Pittsburg y Brian se quedara en Darmouth y lo peor que podía pasar es que Brian no tuviera la oportunidad de decirte diciéndotelo o no queriendo decirlo o no que se alegra de que estés aquí que se alegra de que no te hayas dado por vencido que se alegra simplemente de que nadie ni siquiera él sea capaz de convencerte de que esto que Brian no ha definido ni probablemente definirá nunca tiene fecha de caducidad. Y Brian vuelve a clavar su mirada en el techo y hace circulitos con el humo del cigarrillo sus labios frunciéndose de forma graciosa y de forma sensual porque la forma en que los labios de Brian se fruncen te hacen pensar en Brian besando en Brian besándote a ti y tú piensas que Brian no va a contestarte que una vez más Brian va a dejar que sea el silencio el que conteste por él.
- El otro día echaron esa peli de Newman y Redford en la tele… - dice Brian al fin.
- Sí, ya la vi. ¿Tú también pensaste en la vez que vimos esa película juntos?
- No llegamos a verla y no lo pensé - Brian te lanza una rápida mirada de reojo antes de seguir hablando -. Pensé que ese era el tipo de chorrada que se te ocurriría pensar a ti.
- O sea que pensaste en mí.
Brian sonríe un poco y hace un ruido indefinido con la boca como si esa fuera exactamente el tipo de respuesta que esperaba de ti y cuando tú te incorporas y te tumbas sobre su pecho apoyado en un codo y tus dedos se enredan perezosos en su pelo el brazo de Brian sólido y cariñoso y cálido rodea tu cintura y deja que tus labios se paseen un momento por su mentón por su barbilla muy cerca ya de la comisura de sus labios antes de decir en voz baja.
- No deberías haber venido.
- Tú no ibas a ir a verme…
- ¿Y tú que sabes?
- ¿Ibas a ir?
- Ahora nunca lo sabrás.
Y tú estás tan sorprendido por sus palabras que tus labios quedan suspendidos a medio camino de los suyos sin llegar a alcanzarlos y apenas sientes los dedos de Brian enredándose en los mechones un poco largos de tu nuca y apenas sientes cómo Brian te obliga a inclinar la cabeza hasta que sus labios vuelven a encontrar los tuyos y Brian te besa y Brian desliza sus labios por tu mejilla y su boca está tan cerca de tu oído que su respiración suena atronadora dentro de tu cabeza.
- ¿Y ahora por qué no le haces a mi polla alguna de esas otras cosas que me hacen pensar en ti? - te sugiere.
Y tú le miras y le miras y Brian te está mirando y sus ojos están oscuros oscuros oscuros y su lengua asoma un poco entre sus labios entreabiertos y tú sientes ahora la sientes sientes su polla despertarse caliente y urgente y rígida justo en tu cadera y tú no piensas dejar que esta vez Brian vuelva a salirse con la suya y quieres saber qué coño quería decir eso joder qué coño quería decir eso de que ahora nunca lo sabrás. Y besas con suavidad su cuello y dejas que tu lengua se deslice húmeda y ansiosa sobre su esternón y sientes allá arriba sobre tu cabeza la respiración de Brian acelerándose y sientes aquí abajo bajo tus labios los latidos del corazón de Brian acelerándose y te detienes un momento te detienes un momento tus labios sobre su estómago ya cerca de su ombligo.
- ¿Ibas a ir a verme? - le repites persistente como sólo tú sabes serlo.
- Puede que estuviera pensando en pasarme por Pittsburg. Debbie me ha amenazado con caparme si no aparezco en su casa en Navidad.
La voz de Brian suena un poco ronca y suena un poco divertida y suena extraña y sus ojos esta vez no lo hacen esta vez sus ojos no evitan los tuyos y no sólo no los evitan sino que los buscan los buscan hasta que vuestras miradas quedan encadenadas y hay un brillo en la mirada de Brian y no necesitas ver la tuya no no lo necesitas para saber que también hay un brillo en la tuya en tu mirada, sólo que ese brillo siempre lo ha estado siempre ha estado en tu mirada y tú nunca has pretendido ni deseado ni conseguido en caso de pretenderlo nunca has podido ocultarlo pero Brian sí Brian podría ocultarlo si quisiera porque tú sabes de alguna forma lo sabes sabes que ese brillo no es la primera vez que está ahí en la mirada de Brian pero sí que ésta es la primera vez que Brian no se preocupa de ocultarlo de intentar ocultártelo porque otras veces ha estado ahí y tú has llegado a verlo a veces pero no como ahora no sin ningún velo que lo oculte no sin que Brian no haga el menor amago de ocultártelo.
- ¿Ibas a ir a verme a mí? - repites.
- ¿Sigues necesitando clases particulares de química?
Responde él con voz ronca y un poco burlona y con ese brillo aún ahí en su mirada oscurecida por el deseo y a pesar de todo más límpida más franca más elocuente de lo que tú nunca pensaste que pudiera ser una mirada incluso una mirada de Brian sobre todo una mirada de Brian.
- No puedo vivir sin ellas - respondes.
Oyes la risa suave de Brian pero no sólo la oyes la sientes bajo tu cuerpo la sientes cuando vuelves a tumbarte sobre él tu pecho sobre su pecho tus caderas sobre las suyas y cuando tu rostro abandona su estómago su ombligo y vuelve a acercarse al suyo porque necesitas realmente necesitas mirar a Brian y que Brian te mire a ti en este momento lo necesitas.
- Son dos mil kilómetros - dice Brian sus dedos apartando un mechón de tu frente y sus ojos fijos en los tuyos.
- Son cuatro centímetros en un mapa.
- Son tres años.
- Sólo es un mes después de otro.
- No va a funcionar.
- Yo creo que sí. ¿Y sabes qué más creo?
- ¿Qué?
- Que hasta ahora yo he tenido razón más veces que tú.
Y tú sabes que va a ser duro y sabes que va a ser jodidamente complicado y sabes que estas cosas esto de las relaciones a distancia nunca funciona en la series de la tele y tú devoras series a toneladas y nunca funciona y te da igual, te da igual porque las series de la tele no son de verdad claro pero te da igual sobre todo porque lo único que te importa es que Brian quiere hacerlo que Brian quiere intentarlo y que Brian ha encontrado la forma porque tú sabes y Brian lo sabía al decirlo, tú sabes que la mención de Debbie y de la casa de Debbie no sa sido casual y por eso sabes que va a funcionar aunque Brian no lo sepa lo sabes porque lo único que hace falta lo único que tú no podías controlar por muy persistente que seas era que Brian quisiera intentarlo, pero ahora que quiere sabes lo sabes en tu corazón y en tu piel y en cada célula de tu cuerpo lo sabes, sabes que si los dos os empeñáis si los dos queréis hacerlo, no habrá nada absolutamente nada ni la puta realidad ni la distancia ni el tiempo ni nada que pueda impedir que estéis juntos.
- Follaré con otros - te advierte Brian -. Y espero que tú hagas lo mismo.
- Siempre que yo sea el único del que te enam…
- ¡Joder! - protesta Brian como tú sabías que haría -. ¿Es imprescindible que lo digas de… de esa manera?
- No conozco otra.
Le miras exultante y feliz más feliz de lo que has estado nunca y burlón sí también un poco burlón y Brian te devuelve la mirada con algo en los ojos que pretende ser amenazante y que no consigue serlo que no consigue serlo en absoluto.
- Eres el crío más jodidamente irritante…- pronuncia despacio.
- Ya. Será por eso que me quieres.
- No, no creo que sea por eso.
Y tu corazón coge un sombrero de cowboy y lo lanza al aire y grita “yihaaa”. Y tú apenas lo escuchas apenas lo escuchas a tu corazón porque los labios de Brian están en los tuyos y tú las sientes sus labios su lengua su saliva en tu boca y la mano de Brian se ha deslizado entre vuestros cuerpos y sus dedos cálidos y un poco ásperos abrazan ya tu polla dura y porque de cualquier forma tu corazón no va a dejar de hacerlo nunca ni en millón de años lo del yihaaa ya no y porque de cualquier forma tú tienes todo el tiempo del mundo ahora ya sí para escucharlo y porque de cualquier forma estará ahí en tu corazón el yihaaa para siempre.
THE END