El decimoséptimo capítulo del fic ERES UN CRÍO, TAYLOR está
ERES UN CRÍO, TAYLOR (XVII)
- Prueba a pedirlo como deseo en tu cumpleaños.
Te contestó Brian después de que tú le preguntaras si eso de que podías follarte a quien quisieras le incluía a él y Brian te lo dijo con la voz un poco ronca y con los ojos aún un poco entrecerrados y con sus labios aún muy cerca de tu oído donde tu piel se estremecía un poco con cada palabra de Brian y tú te diste cuenta de que habías hablado sin pensar porque lo cierto es que en realidad tú nunca habías pensado en ello la verdad es que nunca se te había ocurrido que podías querer hacer con Brian lo que Brian hacía contigo. Y lo cierto era que tampoco te importaba demasiado en ese momento que Brian contestara que sí o que Brian contestara que no a tu pregunta porque las palabras de Brian acababan de devolverte después de haber follado con Brian de esa manera que nunca habías follado con Brian porque nunca habías follado con Brian así de esa manera tan duro y tan rápido y tan caliente y nunca en un lugar como éste que hace un rato tú no sabías ni que pudiera existir un lugar como éste y las palabras de Brian te devolvieron de golpe a la realidad a esa aplastante realidad en la que tú llevas la cuenta de cada día de cada hora de cada minuto que pasa y tienes a Brian sí pero sólo le tienes por un tiempo limitado.
- Tú no vas a estar aquí en mi cumpleaños - le recordaste.
Porque tu cumpleaños no es hasta dentro de seis meses y los dos sabíais perfectamente que dentro de seis meses Brian llevará varios meses a dos mil kilómetros de ti y tú llevarás cuando sea tu cumpleaños varios meses sin saber nada de Brian si Brian se sale con la suya y si tú no consigues convencer a Brian de que sí joder entiendes que tiene que irse pero que no entiendes porque tiene que irse para no volver y porque tiene que irse sin mirar atrás y sin que tú puedas volver a ver esa sonrisa suya un poco ladeada y un poco burlona y probablemente tú estarás muerto de todas forma porque sabes que simplemente vas a morirte sin más cuando Brian se vaya y no vuelva y no mire atrás y no vas a volver a tener ningún cumpleaños de todas formas.
Y de momento no has tenido mucho éxito en conseguir eso en conseguir que Brian cambie de opinión así que dentro de seis meses no existe la menor posibilidad de que folles con Brian ni de follarte a Brian en caso de que Brian lo dijera en serio, en caso de que Brian dijera en serio lo de que pidieras un deseo por tu cumpleaños e incluso si fuera tu cumpleaños ahora si fuera mañana mismo y si tú pudieras pedir un deseo no sería ése claro no pedirías que Brian te dejara hacerle a él lo que él te hace a ti, aunque ahora que lo pensabas sí que querrías hacerlo claro porque tú con Brian siempre querrás hacer todo lo que Brian quiera hacer contigo y porque sí joder te gustaría follarte a Brian y sentirle de esa manera de esa manera que nunca le has sentido y hundirte dentro de él como él se hunde dentro de ti y respirar caliente y fuerte en su cuello como respira fuerte y caliente él en el tuyo cuando se hunde dentro de ti. Pero si tu cumpleaños fuera mañana mismo no sería ese el deseo que pedirías claro que no porque el deseo que pedirías sería que Brian no se marchara o que Darmouth fuera abducida por los extraterrestres o que tú tuvieras dieciocho años como él y pudieras irte con él o que él decidiera buscar la forma de que esto no termine o cualquiera de las cosas imposibles que no sucederán por mucho que tú las pidieses pero que harían posible que esto que tú llamas relación y Brian no llama de ninguna manera no tuviera fecha de caducidad.
Y Brian te miró un momento como si pudiera leer tus pensamientos eso pensaste que podía leer tus pensamientos porque Brian te miró y después cerró un momento los ojos y suspiró y no dijo nada y Brian te agarró de nuevo de la mano con sus dedos entrelazados con los tuyos y su pulgar acariciándote con suavidad la palma de la mano y tú volviste a mirar por un momento vuestras manos entrelazadas como las habías mirado cuando Brian te había llevado a este lugar que tú ni sabías que existiera un lugar así y te había llevado con su mano asiendo la tuya mientras atravesabais la discoteca y mientras entrabais en este lugar y tú no podías evitar que tu corazón latiera un poquito demasiado rápido cuando hacíais todo eso con las manos entrelazadas y por eso habías tardado un largo instante en darte de cuenta de lo que os rodeaba de que lo que os rodeaba era una multitud bueno puede que una multitud no pero a ti en ese momento te lo pareció te pareció que os rodeaba una multitud de tíos que estaban joder desnudos y follando y alguno arrodillado delante de otro y bueno haciendo todo lo que tú habías hecho mil veces con Brian pero nunca rodeados por una multitud como lo estabais en ese momento.
Y ahora después de que Brian y tú hubierais sido por un rato parte de esa multitud y hubierais follado de una manera que tú nunca pensaste que follaríais porque al único que le habías oído comentar vagamente algo sobre cuartos oscuros y polvos en lugares como éste había sido a Brian y Brian nunca te había dado demasiados detalles ni tú se los habías pedido acababas de descubrir que lo de la multitud que tan nervioso te había puesto cuando te diste cuenta de que Brian quería follar en este lugar y rodeado de toda esa gente no podía importarte menos, no podía importarte menos porque Brian te miró como si esperara que te negases y tú no te negaste claro y cuando Brian te besó y cuando después follaste con Brian cuando Brian te folló supiste que todo el maldito mundo podía desaparecer sin más y que todo el maldito mundo podía estar mirando si le apetecía y tú no te darías cuenta ni de una cosa ni de la otra mientras Brian te follaba.
Y Brian aún acunaba tu mano en la suya cuando te llevó fuera cuando salisteis del cuarto oscuro y cuando en vez de dirigiros a la barra donde creías que aún seguían esperándoos Mickey y un par de cervezas, Brian te llevó hacia la pista de baile y una vez allí soltó tu mano que se sintió huérfana por un momento sólo por un momento porque enseguida las manos de Brian estaban abrazando tus caderas y tú no podrías recordar la canción que atronaba en ese momento por los altavoces ni aunque te mataran porque a las manos de Brian les siguió el cuerpo de Brian que se pegó al tuyo su pecho y su pelvis y sus muslos pegándose a tu pecho a tu pelvis a tus muslos y sentiste en el lóbulo de la oreja los labios húmedos y calientes de Brian y tú apoyaste las manos en sus hombros y echaste la cabeza hacia atrás y dejaste que los labios de Brian se deslizaran por tu garganta antes de volver a subir para encontrarse con los tuyos y tu cuerpo seguía casi sin darse cuenta los movimientos del cuerpo de Brian y Brian te agarró con más fuerza y permanecisteis casi inmóviles entre una multitud que esta vez sí lo era una multitud de cuerpos que bailaban y tú pudiste sentir contra tu polla caliente y dura la polla dura y caliente de Brian antes de que Brian se separara un poco de ti y pellizcara entre sus dedos pulgar e índice tu camiseta para que le siguieras mientras caminaba hacia atrás y te dijera “Ya hemos bailado bastante” aunque apenas habíais bailado diez minutos.
Y ésta vez sí fuisteis a su coche y mientras Brian te desnudaba y mientras Brian se desnudaba separando sus labios de los tuyos sólo el momento indispensable para sacarte por la cabeza la camiseta que con tanto cuidado habías elegido horas antes y que ahora terminó hecha un ovillo en el suelo del Celica, tú te diste cuenta de que los labios de Brian aún seguían sabiendo un poco a whisky sabías que era a whisky porque le habías visto beberlo junto con las cervezas durante toda la noche y el sabor acre y un poco áspero del whisky junto con el sabor de Brian te pareció embriagador y pegaste tu cuerpo desnudo al cuerpo desnudo de Brian que estaba tumbado sobre ti y alzaste las caderas buscando las suyas.
- ¡Fóllame, Brian!- le suplicaste casi en un susurro como se lo habías dicho allí dentro justo antes de follar cuando Brian te miró como esperando que te negases pero tú no te habías negado claro.
- ¿Cómo se piden las cosas?
Se burló Brian un poquito de ti con el pelo húmedo cayendo sobre su frente y los ojos muy brillantes y muy oscuros y a ti se te ocurrió pensar por primera vez que Brian estaba un poco borracho y que te gustaba cómo sonaba la voz de Brian juguetona y provocativa y enronquecida cuando estaba un poco borracho.
- ¡Hazlo ya, joder! - exigiste con tus dedos clavándose con fuerza en sus hombros-. Por favor… - añadiste luego y Brian se rió.
- Ése es mi chico.
Dijo y entonces te miro a los ojos muy fijo y su mirada pareció traspasarte y la sonrisa de Brian se borró poco a poco de sus labios y siguió mirándote muy serio un instante que pareció durar años y tú supiste que Brian estaba pensando en que dentro de menos de dos meses se va a marchar y que no va a volver y que no va a mirar atrás y lo supiste de esa manera un poco extraña en que sabes a veces las cosas que Brian piensa aunque él no las diga y supiste que esta vez no eras tú el único que tenía muy presente que esto tiene fecha de caducidad y que esta vez no eras tú el único que estaba pensando que joder mierda ojalá las cosas fueran distintas. Y estuviste a punto de decir algo algo como que ojalá Brian pudiera ver la forma en que te mira cuando te mira así ojalá pudiera ver lo que dicen sus ojos cuando sus ojos te miran así pero no pudiste decir nada porque en ese momento Brian cerró los ojos y sus labios se abalanzaron sobre los tuyos y tú sentiste que su polla se hundía con fuerza dentro de ti y tu propio cuerpo se arqueó contra el de Brian y Brian empezó a moverse y tú ya no pudiste pensar en nada.
Y ya no pensaste en nada más hasta después hasta mucho después cuando el cuerpo de Brian caliente y mojado se derrumbó sobre tu cuerpo caliente y mojado y Brian te besó en el cuello un beso ligero y breve y un poco dulce y después Brian se tumbó a tu lado en el asiento del Celica con su cara aún enterrada en tu cuello y vuestros cuerpos el de Brian y el tuyo parecían casi soldados así tumbados en el asiento maravillosamente estrecho del Celica y vuestras pieles estaban mojadas y un poco pegajosas y se enfriaban poco a poco la una junto a la otra y Brian tenía los párpados cerrados y su mano acariciaba distraída tu cintura y tu cadera y la parte baja de tu espalda.
- Te quiero.
Le dijiste en un susurro porque en ese momento era en lo único en lo que podías pensar y te daba igual que a Brian no le gustara oírlo y que a Brian no le gustara que dijeras esas cosas y te daba igual todo lo que Brian pensara al respecto porque en ese momento era lo que sentías lo único en lo que podías pensar era en eso y en que también te quedaban contadas ocasiones, contadas ocasiones para decirle a Brian que le querías aunque Brian no quisiera que se lo dijeras y entonces Brian abrió los ojos y te miró y sus ojos estaban oscuros oscuros oscuros y tú apenas podías verlos porque apenas había luz pero leíste en su mirada algo parecido a la melancolía y sus labios se curvaron un poco muy poquito pero no era una sonrisa alegre ni era esa sonrisa suya un poco ladeada y un poco burlona y ni siquiera llegaba a ser una sonrisa de verdad y Brian abrió la boca para hablar y tú no le dejaste.
- No lo digas - susurraste antes de que dijera nada cubriendo sus labios con tu mano.
- ¿Qué no diga qué?
- Que se me pasará o algo así. No lo digas ahora.
- No iba a decirlo - susurró él.
Y tú te diste cuenta de que ésa era la cara de Brian cuando Brian miente porque sabías que te estaba mintiendo aunque nunca te hubiera mentido antes y sabías que iba a decirlo que se te pasaría que iba a decir eso o algo parecido y por un momento te preguntaste si quería decírtelo a ti o quería decírselo a sí mismo si quería convencerte a ti o quería convencerse a sí mismo y decidiste que probablemente quería convenceros a ambos a ti y a sí mismo que quería decirlo en voz alta como si eso fuera a hacerlo más real lo de que se te pasaría aunque los dos supierais tú desde luego lo sabías y sospechaste que él también que eso no era cierto y que no se te iba a pasar y que si lo hubiera dicho en voz alta si hubiera llegado a decir lo de que se te pasaría también hubiera estado mintiendo.
Y una rabia desconocida para ti atenazó tu garganta porque joder si Brian quería mentirte en algo que no fuera en esto que no fuera intentando convencerse o convencerte o convenceros a los dos de que esto lo que tú sientes incluso lo que él siente aunque no lo reconoció lo que sentía no lo reconoció entonces ni lo va a reconocer probablemente nunca era algo que simplemente se iba a pasar. Y tú sentiste un escozor punzante detrás de los ojos y sólo a pura fuerza de voluntad conseguiste que las lágrimas lágrimas rabiosas y furiosas e impotentes no asomaran a tus ojos y trataste de incorporarte y no lo conseguiste no lo conseguiste porque el brazo de Brian te lo impidió te lo impidió abrazándote con fuerza y dejando que hundieras la cara en su cuello y aspiraras su aroma a sudor y a sexo y a él sobre todo a él y Brian no dijo nada y tú simplemente dejaste que la rabia se ahogara ahí en su cuello donde sentías en la mejilla el latido firme y rápido de su corazón en la garganta y las lágrimas no llegaron a presentarse aunque tú sabías que quizás no hoy quizás no esa noche pero tarde o temprano las lágrimas se presentarían y cuando llegaran Brian te recordaría sin darse siquiera cuenta de lo cruel que podía ser decírtelo te diría que él ya te había advertido de que esto es lo que hay y sin darse cuenta de que joder es que lo que hay es tanto que no puede pretender que simplemente lo olvides porque simplemente él va a marcharse sin mirar atrás.
- Tú también vas a echar esto de menos ¿sabes? - murmuraste en su cuello y Brian tampoco dijo nada entonces.
Y han pasado tres semanas desde aquella noche y habéis pasado juntos cada día de esas tres semanas y tú aún no has conseguido convencer a tu padre de que te deje salir por las noches como sale Brian que por lo que tú sabes apenas para en su casa para dormir unas horas y cambiarse de ropa porque si no está contigo está con Mickey en el Dinner o en casa de Mickey o en ese sitio Babylon, así que no le ves no ves a Brian por las noches pero le ves todos los días y alguno de esos días como hoy tú te montas en el coche de Brian y Brian conduce sin rumbo y mientras Brian conduce y tú miras sus manos morenas y seguras en el volante y mientras tú disfrutas de la brisa que revuelve tu pelo y revuelve el pelo de Brian y mientras en la radio suena la música favorita de Brian y a veces también la tuya que Brian llama música de quinceañera pero la pone a veces porque a ti te gusta, entonces Brian extiende la mano y enreda los dedos entre los mechones un poco largos de tu nuca y a veces te deja juguetear con sus dedos apoyados en la palanca de cambios y agarrar su mano sin protestar demasiado.
Y luego aparca en cualquier parte y simplemente os quedáis ahí en su coche envueltos por una deliciosa pereza y sin hacer nada sin hacer nada más que hablar como habláis ahora cuando él ha recostado el respaldo de su asiento y cuando tú has recostado el respaldo del tuyo y no es que te sirva para nada a ti el respaldo porque tú cabeza descansa sobre el pecho de Brian y estás medio tumbado en tu asiento y tus pies asoman por la ventanilla abierta y en la radio suena esta vez Leonard Cohen que tú no habías escuchado nunca y esta tarde estás escuchando y descubriendo que te encanta y Brian por fin ha dejado de quejarse porque estés comiendo galletitas saladas en su coche a pesar de que te ha advertido mil veces de que te cortará las pelotas si manchas los asientos de su coche con tu manía de comer porquerías dentro.
- Romeo y Julieta - dice Brian.
- Romeo y Julieta - repites tú.
Y la cara que ha puesto Brian cuando le has dicho qué libro estás leyendo ha sido todo un poema ha sido aún mejor que los versos del libro los versos de Romeo y Julieta y eso que los versos son increíbles y tú has conseguido aprenderte de memoria porque simplemente te ha encantado la parte en la que Romeo le ha robado un beso a Julieta y le dice que se arrepiente y que lo menos que puede hacer es devolvérselo el beso que le ha robado y aprovecha para volverla a besar y todo está contado de una forma muy liosa pero es simplemente increíble y tú te has ofrecido a demostrárselo a Brian a demostrarle que te los has conseguido aprender de memoria los versos y Brian te ha amenazado con echarte del coche de una patada en el culo si se te ocurría ponerte a recitar algún verso de Romeo y Julieta en su Celica pero ha sonreído al decirlo y luego te ha agarrado de la nuca y ha apoyado tu cabeza sobre su pecho.
- Fuiste tú quien me dijo que leyera a Shakespeare - le recuerdas.
- Te dije que leyeras Hamlet. Ése Shakespeare es el bueno…
- El de los muertos y los fantasmas, ya. Pero ya lo he leído - y te abstienes de decirle que lo leíste porque viste en la ficha de la biblioteca que lo había leído él -. Me gusta más éste.
- Qué sorpresa - dice Brian irónico.
- A lo mejor me gusta más éste porque los protagonistas tenían catorce años… como yo.
- Sí, seguro que es por eso.
- ¿Lo has leído?
- Sí, me lo hicieron tragar en segundo. Me pareció una idiotez.
- No es una idiotez, es lo más romántico que he…
- Deberías esperar a llegar hasta el final del libro. Romeo y Julieta terminan muertos - dice.
- Y juntos.
Brian pone los ojos en blanco y tú te das cuenta de que Brian está pensando que tal vez le estés lanzando alguna indirecta y tal vez lo estés haciendo aunque no era tu intención hacerlo y hasta este momento ni siquiera se te había ocurrido relacionar la historia de Romeo y Julieta que simplemente te parece la historia más romántica que has leído aunque Romeo y Julieta terminen muertos con la vuestra y ahora que sí se te ocurre ahora que se te ocurre relacionar la historia de Romeo y Julieta con la vuestra te das cuenta de que no tiene nada que ver porque en el libro los amantes de Verona hacen lo imposible por estar juntos a pesar de todos los inconvenientes y en vuestra historia hay al menos un amante que no está dispuesto a hacerlo que no está dispuesto a hacer lo imposible para que estéis nada.
- Para siempre - añades de todas formas.
- Nada es para siempre - dice Brian.
- Tú te vas a ir para siempre ¿no?
Y sientes como los dedos de Brian que hasta ese momento estaban jugueteando con tu pelo se detienen un momento y sientes como si la temperatura dentro del coche hubiera bajado repentinamente varios grados y te arrepientes de lo que has dicho aunque no hubieras podido evitar decirlo ni aunque te hubieras mordido la lengua hasta hacerte sangre, te arrepientes porque hasta este momento tú te sentías bien te sentías bien y habías logrado olvidar por un momento la aplastante realidad en la que vives esa realidad en la que tú cuentas los días y las horas y los minutos y en la que Brian a veces te mira de una manera que te gustaría decirle que ojalá pudiera verse cuando te mira de esa manera y en la que nunca consigues sentirte completamente feliz porque siempre tienes demasiado presentes ahí en un rinconcito de tu mente las palabras que Brian no te ha dicho pero que son las palabras que expresan sus pensamientos y ahí en tu rinconcito de tu mente siempre está la certeza de que Brian piensa que esto es lo que hay y nada va a cambiar eso y deberías hacerte a la idea de una vez.
- ¿Aún tienes hambre?
Te pregunta entonces Brian señalando la bolsa vacía de galletitas que ahora está arrugada y vacía en la alfombrilla del suelo de su coche y tú odias que cambie de tema y le agradeces que cambie de tema y le dejas hacerlo le dejas que cambie de tema y le dices que sí que tú siempre tienes hambre y Brian te da un beso rápido en los labios y dice lo sé y para cuando quieres darte cuenta volvéis a estar en la carretera de vuelta a Liberty Avenue y tú te concentras en volver a conseguirlo en volver a conseguir la sensación que tenías antes de que Brian y tú empezarais a hablar de Romeo y Julieta y te concentras en no pensar en no pensar por un rato en no pensar por una tarde en eso en lo que no puedes dejar de pensar la mayor parte del tiempo y te concentras en disfrutar de la brisa que revuelve tu pelo y revuelve el pelo de Brian y en la voz ronca de Leonard Cohen que quiere bailar hasta que se termine el amor y en el tacto cálido de los dedos de Brian que se entrelazan con los tuyos cuando tú coges su mano que está apoyada sobre la palanca de cambios.
Y te cuesta trabajo te cuesta mucho trabajo pero la sensación casi ha regresado ya cuando entráis en el Dinner y ha regresado sobre todo porque desde que habéis bajado del coche el brazo de Brian está sobre tus hombros y tú lo sientes su brazo sólido y cálido y cariñoso en tus hombros y tu brazo se ha deslizado por su cintura y tú has metido la mano en el bolsillo trasero de sus vaqueros y no hay sensación comparable a esa sensación comparable a la de caminar con Brian con su brazo sólido y cálido y cariñoso en tus hombros a la de tu mano en el bolsillo de sus vaqueros.
Y cuando os sentáis en vuestra mesa habitual en el Dinner el brazo de Brian no abandona tus hombros no realmente porque lo que Brian hace es recostar su espalda en la pared y utilizar ese mismo brazo para atraer tu cuerpo hacia el suyo hasta que tu cabeza se apoya en su hombro y tú no puedes evitar preguntarte realmente no puedes evitarlo preguntarte si hay alguna relación si en la mente de Brian hay alguna relación entre esos gestos entre esa forma en que Brian pasa el brazo por tus hombros y te recuesta sobre su hombro y el hecho de que cada vez os queda menos tiempo juntos porque en tu mente la hay hay una relación porque cada vez los hace con más frecuencia cada vez Brian hace con más frecuencia ese tipo de gestos y cada vez os queda menos tiempo y luego decides deliberadamente no pensar en eso no hoy no esta tarde no por un rato.
- ¿Cenar aquí? Hoy es viernes - dice Debbie.
Y tú miras un poco sorprendido a Debbie porque estabas tan absorto en tus pensamientos que te has perdido el principio de la conversación entre Brian y Debbie.
- ¿Qué pasa los viernes? - preguntas.
- Los viernes se cena en casa de los Novotny, jovencito. Macarrones con atún. Y tú - dice señalando a Brian -, ya has faltado las últimas tres semanas.
Y tú miras a Brian que se encoge de hombros y ahora recuerdas que sí que te lo ha comentado alguna vez lo de la cena en casa de los Novotny los viernes y recuerdas también que los tres últimos viernes a la hora de la cena Brian ha estado contigo.
- No sabía que… - dices.
- Pues ahora que lo sabes, llama a tu madre y dile que cenas en casa. Y si te pone alguna pega, le dices que hable conmigo.
Y tú vuelves a mirar a Brian.
- Es mejor no discutir con ella - dice Brian y se encoge otra vez de hombros.
Y cenáis en casa de los Novotny Brian y tú y Mickey y Debbie los macarrones con atún que están deliciosos aunque Brian se dedique a hacer muecas de asco cada vez que está seguro de que Debbie no puede verle y Mickey y tú os reís y probablemente sea la primera y única vez que Mickey y tú os riáis juntos porque aunque Mickey ya no pone cara de estar sorbiendo un limón cada vez que te ve aparecer con Brian tampoco es que precisamente levite de alegría cuando te ve aparecer con Brian y la única que parece alegrarse de verdad de verte con Brian de ver a Brian contigo es Debbie que de vez en cuando cuando está segura de que Brian no puede verla te sonríe con una sonrisa cálida y amable y satisfecha y aunque tú no sepas muy bien por qué Debbie te sonríe de esa manera cálida y amable y satisfecha sí sabes que te sonríe así porque tú estás con Brian y porque Brian está contigo y los dos estáis sentados en la mesa de su cocina el uno junto al otro.
Y entonces cuando Debbie vuelve a sonreírte una vez más de esa forma cálida y amable y satisfecha a ti se te ocurre pensar que Debbie se comporta con Brian como si fuera su madre como si fuera la madre de Brian y que Brian también lo hace Brian también se comporta con Debbie como si Debbie fuera su madre y tú sabes claro que Brian ya tiene una que Brian ya tiene una madre pero dudas mucho de que Brian se comporte con su madre con esa madre que bebe jerez y va mucho a la iglesia como se comporta con Debbie con esa extraña mezcla de insolencia y de cariño y de respeto y se te ocurre pensar que por lo que tú sabes y no es que sepas mucho porque las condiciones en que conociste a la única persona que conoces de la familia de Brian no fueron precisamente normales y porque Brian nunca habla de su familia no al menos contigo pero por lo que tú sabes o por lo que puedes intuir no debe haber muchas cenas como ésta en casa de los Kinney y tal vez por eso Brian cena aquí todos los viernes a pesar de que le den asco los macarrones con atún y por eso Brian se comporta con Debbie como si Debbie fuera su madre y Debbie trata a Brian como si fuera su otro hijo.
Y cuando termináis de cenar Debbie os echa a los tres de la cocina y os ordena que vayáis al porche trasero a hacer lo que quiera que queráis hacer siempre que no la molestéis a ella mientras friega los platos y mientras recoge la cocina y cuando ya estáis cerrando la puerta os grita que cómo huela a marihuana vais a daros cuenta los tres de que ninguno de los tres es lo bastante mayor para que no le pueda dar una buena colleja y Brian enciende un porro en el porche trasero de todas formas y Mickey pone cara de susto pero coge el porro y le da una calada de todas formas cuando Brian se lo pasa y tú pones cara de susto pero le das una calada de todas formas cuando Mickey te lo pasa y hasta Brian te das cuenta que ha encendido el porro y que no ha puesto cara de susto al encenderlo pero hasta él se cuida mucho de que el humo y el aroma delator del porro vayan hacia el patio y no hacia la casa.
Y tú te apoyas en la pared mientras dejas que el olor a marihuana te adormezca un poco y Brian vuelve a hacerlo vuelve a rodear tus hombros con su brazo cálido y sólido y cariñoso mientras estáis los tres de pie ahí en el porche trasero y mientras tú dejas que tu peso descanse sobre el cuerpo de Brian con tu espalda reposando sobre su pecho y Mickey está un poco separado de vosotros y Mickey y Brian te están contando no sabes muy bien qué historia de cuando tenían catorce años Brian y Mickey y hacía poco tiempo que se conocían y Brian le robó a su padre una botella de whisky y se encerraron en la habitación de Mickey a bebérsela y fue la primera borrachera que cogieron en su vida y todo hubiera ido bien si Mickey no hubiera terminado vomitando sobre el papel pintado del pasillo cuando no le dio tiempo a llegar al baño y entonces apareció Debbie que les echó una bronca monumental y que estuvo gritando media hora allí en el pasillo junto al papel pintado del pasillo manchado de vómito mientras Mickey se esforzaba por no vomitar otra vez y Brian se esforzaba por no echarse a reír y Debbie había prohibido a Mickey que volviera a ver a Brian y al día siguiente Debbie había abierto la puerta cuando Brian fue a ver a Mickey y le había mirado de arriba abajo y le había dicho que si volvía a emborrachar a su hijo bajo su techo le iba a mandar hasta Philadelphia de una patada en el culo y luego le había invitado a cenar macarrones con atún.
Y en ese momento Debbie llama a Mickey desde la cocina y Mickey se apresura a sacar del bolsillo un caramelo de menta y a metérselo en la boca antes de entrar en la cocina de nuevo y tú piensas que si ésa cara la cara que tiene Mickey cuando entra en la cocina es la cara que pone Mickey cuando quiere que no se note que acaba de hacer lo que su madre le ha dicho que no haga más le valdría tatuarse la palabra culpable en la frente y esa idea la de Mickey tatuándose nada en la frente te hace reír o tal vez lo que te haga reír sea las caladas que le has dado al porro prohibido o tal vez lo que te haga reír es que te sientes feliz en este momento te sientes realmente feliz en este porche trasero de esta casa con el brazo de Brian rodeando tu cuerpo y con tu cuerpo apoyado en el cuerpo de Brian y con Brian respirando suavemente en tu coronilla.
- ¿Se enteró tu padre de lo de la botella? - preguntas.
- Sí - te contesta Brian lacónico y pasando un dedo por el antebrazo que rodea tu pecho y donde tiene una diminuta cicatriz en la que tú no te habías fijado hasta este instante -. Se enteró.
Y tú te das cuenta de que probablemente esa diminuta cicatriz tiene mucho tiene todo que ver con el día siguiente de aquella borrachera estúpida e infantil cuando Brian fue a buscar a Mickey y Debbie le abrió la puerta y Debbie miró a Brian y Debbie preparó macarrones con atún y sigue preparándolos desde entonces para Brian y trata a Brian como si Brian fuera su otro hijo y Brian se comporta con Debbie como si fuera su madre.
- ¡Dios! ¡Qué ganas tengo de largarme de esta puta ciudad! - añade Brian en voz baja.
Y no es tu intención pero no puedes evitarlo no puedes evitar que tu cuerpo se tense un poco al oír esas palabras y sabes que Brian lo nota lo sabes porque el cuerpo de Brian también se tensa a tu espalda cuando se da cuenta de lo que acaba de decir de lo que acaba de decirte a ti y por una vez tú no estás pensando en lo que estás pensando siempre no estás pensando en vosotros no estás pensando en Brian y en ti no estás pensando en que dentro de un mes Brian se va a ir y tú no volverás a no estás pensando en nada de eso y quieres que Brian lo sepa quieres que sepa que por una vez no estás pensando en eso.
- Supongo que yo también las tendría en tu lugar… - dices muy bajito.
- ¿Y qué harías tú, en mi lugar?
Y sabes que Brian ya no está hablando de lo que estaba hablando antes no está hablando ya de esa diminuta cicatriz que tú no habías visto antes ni está hablando de cómo ha llegado a estar ahí esa diminuta cicatriz y sabes que Brian está hablando sin decirlo pero no hace falta que lo diga porque tú lo sabes lo sabes de esa manera extraña que sabes a veces las cosas que piensa Brian aunque Brian no las diga sabes que Brian está hablando de lo que tú siempre estás pensando y de lo que Brian nunca quiere hablar. Y el corazón empieza a latirte muy rápido casi doloroso dentro del pecho y sientes como golpea contra tu piel e imaginas que Brian también puede sentirlo porque su brazo aún rodea cálido y sólido y cariñoso tu cuerpo y debe de sentirlo ese latido rápido y doloroso en su propia piel y tú luchas por encontrar algo que decir algo que decir justo en este momento pero no encuentras las palabras no en este momento no encuentras las palabras para decirle a Brian que sí que lo entiendes pero… y simplemente no las encuentras.
- Exacto - oyes la voz suave de Brian muy cerca de tu oído antes de que a ti te dé tiempo a encontrarlas a encontrar las palabras.