May 26, 2009 18:11
Hace demasiado frío y no me encuentro bien. Te veo a lo lejos, una hormiga en la lejanía blanca. Lejos queda tras de mí la hierba, aún piso los últimos retales de tierra. Mientras tanto, todo el suelo se vuelve blanco mientras avanzo, como una marea de nieve inevitable e infinita. Poco a poco voy notando como cruje a mis pies y cuando me doy cuenta de que ya no queda tierra detrás mío me noto más delgado que nunca. Los órganos y el sistema circulatorio y nervioso se han acabado alojando dentro del hueso y la única parte blanda que me queda es el cerebro. Tiemblo, y torpemente continuo avanzando hacia tí, apenas visible, en el horizonte polar.
No recuerdo quién eres. Sólo... No trato de hacer esto un misterio, realmente no recuerdo qué persona eres de todas las que conocía. No trato de ser dramático ni me refiero a que hayas cambiado seas quien seas. Realmente ya no se a quién sigo. Sólo...
...me duele la cabeza.
Sólo te veo más y más borroso en el horizonte. De hecho, ¿qué hago aquí? Me siento confuso... creí que estaba yendo a un sitio y no siguiendo a alguien. ¿Dónde estoy y por qué solo veo nieve?
Un fugaz recuerdo me dice que buscaba algo o a alguien pero debo estar equivocado. No recuerdo seguir a nadie, no creo que vaya a haber nada en un sitio como este.
Mi cerebro parpadea... caigo de rodillas y me enfrento a mis enormes pupilas en un cristal de hielo incrustado en el suelo. Estoy cansado... y parpadea...
No consigo moverme.
Mira...
...veo algo desaparecer...