Hasta el final
Título: Hasta el final (canción que escuchaba, cero imaginación para títulos)
Fandom: Original
Personaje/Pareja: Seichirô/Odette
Rating: G
Nº Palabras: 500
Notas: Momento de ocio, algo angst, clásico de esta pareja. Y Seichirô es un idiota, he dicho.
Sabe que no debió hacerlo. Que debió haber sacrificado esos sentimientos, los debió enterrar, ahogar, ocultar. Lo que sea, menos dejarlos salir. Menos dejarlos al descubierto, ahí donde él los vería y trataría -porque es bueno, porque es amable, porque cree que es lo correcto-, de corresponderlos.
Odette vive así, desde que tiene uso de memoria. Detrás de las pisadas de ese niño que es su tío, cuidando de que no tropiece, de que no se lastime, que no caiga y de levantarlo cuando sucede. Cuida de sus heridas y le regaña cuando muy en el fondo lo único que siente es aprensión y demasiados deseos de protegerle. Pero van creciendo y pronto ya no son juegos de niños, ya no son caídas y raspones, ya no son regaños y poco a poco se acalla la voz y la ansiedad crece.
Travis se lo dijo, “si él te amara no te haría esto”. Y no quiere creerle, no quiere, pero hay una parte de ella que dice que es cierto, que si él realmente la amara, no trataría de salvar al mundo, de hacerse el héroe, de repetir mil y un veces que morirá joven pero que marcará diferencia en el poco tiempo que le quede. Cuando lo dice, cuando Sei lo suelta como si nada y parece resignado, casi alegre, ella se muerde los labios para no reclamar o soltarle una bofetada y hacerlo callar.
A veces lo espera. Ahí, sentada en la sala de la casa de Kyle y Mirna Odergand. Le espera cuando han salido del colegio y Sei no ha llamado, se hace de noche y ella se preocupa más y más y no es porque no sepa dónde está o qué está haciendo, porque lo sabe y no puede hacer nada por evitarlo.
A veces no entiende por qué nadie -ni siquiera ella- se atreve a detener eso.
Entonces tocan a la puerta, ella abre y lo abraza con cuidado incluso antes de ver sus heridas. Y le hala, hasta el sofá y cuando lo mira ese idiota está sonriendo y dice estar bien, tratando de escapar del alcohol, de los analgésicos, de todo aquello que sus padres han traído al ver su estado. Odette lo hace, como siempre, el curarle y Kyle y Mirna le dejan ser, se alejan un poco y Odette sabe que les destroza, las acciones de su hijo, las palabras, todo eso.
Cuando termina de curar y quedan en silencio, Odette ya no regaña ni reclama, se limita a recargar su frente contra uno de sus hombros, ojos cerrados y Sei la abraza, traza círculos en su espalda y trata de tranquilizar con excusas vanas.
- Ya basta, por favor, ya basta.
Ella suplica y no obtiene respuesta. William Seichirô no promete cosas que no podrá cumplir. Odette se aferra un poco más. Y a veces, a veces puede llorar y lo hace y siente miedo, porque algún día va a perderlo.
Odette sabe que jamás debió enamorarse.
Fandom: Original
Personaje/Pareja: Seichirô/Odette
Rating: G
Nº Palabras: 500
Notas: Momento de ocio, algo angst, clásico de esta pareja. Y Seichirô es un idiota, he dicho.
Sabe que no debió hacerlo. Que debió haber sacrificado esos sentimientos, los debió enterrar, ahogar, ocultar. Lo que sea, menos dejarlos salir. Menos dejarlos al descubierto, ahí donde él los vería y trataría -porque es bueno, porque es amable, porque cree que es lo correcto-, de corresponderlos.
Odette vive así, desde que tiene uso de memoria. Detrás de las pisadas de ese niño que es su tío, cuidando de que no tropiece, de que no se lastime, que no caiga y de levantarlo cuando sucede. Cuida de sus heridas y le regaña cuando muy en el fondo lo único que siente es aprensión y demasiados deseos de protegerle. Pero van creciendo y pronto ya no son juegos de niños, ya no son caídas y raspones, ya no son regaños y poco a poco se acalla la voz y la ansiedad crece.
Travis se lo dijo, “si él te amara no te haría esto”. Y no quiere creerle, no quiere, pero hay una parte de ella que dice que es cierto, que si él realmente la amara, no trataría de salvar al mundo, de hacerse el héroe, de repetir mil y un veces que morirá joven pero que marcará diferencia en el poco tiempo que le quede. Cuando lo dice, cuando Sei lo suelta como si nada y parece resignado, casi alegre, ella se muerde los labios para no reclamar o soltarle una bofetada y hacerlo callar.
A veces lo espera. Ahí, sentada en la sala de la casa de Kyle y Mirna Odergand. Le espera cuando han salido del colegio y Sei no ha llamado, se hace de noche y ella se preocupa más y más y no es porque no sepa dónde está o qué está haciendo, porque lo sabe y no puede hacer nada por evitarlo.
A veces no entiende por qué nadie -ni siquiera ella- se atreve a detener eso.
Entonces tocan a la puerta, ella abre y lo abraza con cuidado incluso antes de ver sus heridas. Y le hala, hasta el sofá y cuando lo mira ese idiota está sonriendo y dice estar bien, tratando de escapar del alcohol, de los analgésicos, de todo aquello que sus padres han traído al ver su estado. Odette lo hace, como siempre, el curarle y Kyle y Mirna le dejan ser, se alejan un poco y Odette sabe que les destroza, las acciones de su hijo, las palabras, todo eso.
Cuando termina de curar y quedan en silencio, Odette ya no regaña ni reclama, se limita a recargar su frente contra uno de sus hombros, ojos cerrados y Sei la abraza, traza círculos en su espalda y trata de tranquilizar con excusas vanas.
- Ya basta, por favor, ya basta.
Ella suplica y no obtiene respuesta. William Seichirô no promete cosas que no podrá cumplir. Odette se aferra un poco más. Y a veces, a veces puede llorar y lo hace y siente miedo, porque algún día va a perderlo.
Odette sabe que jamás debió enamorarse.