Jan 28, 2009 18:21
Esta mañana a Marta Rico le ha venido a la memoria un reproche que le hizo a su hermana, Luisa Rico, hará unos 12 años.
El día en el trabajo ha sido bastante ajetreado, lo que le ha permitido centrar la mente en las cosas que hacer y no en las que ya hizo, pero aún así en los momentos de descanso se ha sentido terriblemente mal -sobre todo a la hora de comer, donde apenas ha probado bocado.
Al llegar a casa por la noche, Marta ya se ha dicho centenares de veces que ha pasado mucho tiempo, que seguro que Luisa no lo recuerda, que es estúpido seguir con ésto; pero ninguno de los argumentos ha conseguido mitigar ni un poquito la presión que ha sentido todo el día en la boca del estómago.
Finalmente, cuando ha visto que no sería capaz de cenar -y que no cenar era llevar la tontería demasiado lejos- se ha decidido a coger el teléfono y llamar a su hermana.
Luisa no ha contestado y eso ha servido a Marta de cohartada. Para qué molestarla ahora con ésto, está mejor así, olvidarlo de nuevo y se acabó.
Pero no ha cenado.
Se ha acostado directamente. Y cuando ya le vencía el sueño su hermana le ha devuelto la llamada.
Han hablado del día, han hablado de papá (que cada vez se acuerda de menos cosas), han hablado de verse (que últimamente cuesta mucho y es una lástima), han hablado de los niños y el perro, pero no del reproche de hace 12 años.
Antes de colgar, la intuición de su hermana le ha hecho lanzarle un inesperado "hay algo que quieras decirme?" que Marta ha esquivado con poca habilidad, lo que ha desembocado en el absurdo de no-pasa-nada, sí-que-pasa-te-lo-noto. Al final a Marta le temblaba la voz y ha terminado inventando (mal) una historia sobre el trabajo y su jefe.
Pero la mentira del jefe se ha unido a todo lo demás y se le ha colocado en la garganta. Y ahora no sabe porqué se ha sentido acorralada ni sabe a qué vienen estas lágrimas, y no se le ocurre otra forma de salir de ésta que llamar a papá.
Y papá, que cada vez se acuerda de menos cosas, se acuerda perfectamente del reproche.
Y ésta es la única vez en los dos últimos años, la única, en que Marta no se da cuenta de que su padre miente.
Cuelga y grita y vuelve a llamar a su hermana que aún está despierta. Y ella sí se acuerda. Y le pide perdón muy bajito. Y ella igualmente la oye. Y le dice no pasa nada, tonta, ya hace mucho de eso, mejor olvidarlo.
Y ambas se sienten mucho mejor, y se acuestan tranquilas, y se duermen deprisa.