Sep 21, 2008 21:47
Ocho días y de vuelta a la normalidad. Entendiendo por normalidad toneladas de apuntes, agobiantes exámenes, días enteros perdidos entre facultad y EOI, y esa maravillosa lista de cosas odiables que no te abandonan durante el curso. Y es que, señores, sólo quedan 8 días (y miento, porque ya mañana empieza la escuela de idiomas) de vacaciones, de "madrugones" a la 1 de la tarde y de rascarse la barriga.
Se acaban cuatro meses que, si bien se han hecho largos, se echarán de menos dentro de uno. Y es que, amigos, por mucho que nos quieran engañar, la vida de estudiante no es fácil. Lo digo yo y lo diría mi perra si estudiara.
Y ahí tengo dos retos pendientes: aprobar el examen práctico del coche y conseguir el carnet (por fin!) y leerme los dos libros que tengo a medias ("La piel del tambor", de Arturo Pérez-Reverte, y "Kafka en la orilla", de Haruki Murakami). Ahí están, volveré dentro de una semana para, aparte de contaros qué tal el primer dñia de universidad, contaros si lo he conseguido o no. Y por supuesto, también volveré el miércoles, si es que apruebo el examen. Si no, suicidio.
Y os dejo con un fragmento de "Kafka en la orilla":
"A veces, el destino se parece a una pequeña tempestad de arena que cambia de dirección sin cesar. Tú cambias de rumbo intentando evitarla. Y entonces la tormenta también cambia de dirección, siguiéndote a ti. Tú vuelves a cambiar de rumbo. Y la tormenta vuelve a cambiar de dirección como antes. Y esto se repite una y otra vez. Como una danza macabra con la Muerte antes del amanecer. Y la razon es que la tormenta no es algo que venga de lejos y que no guarde relación contigo. Esta tormenta, en definitiva, eres tú. Es algo que se encuentra en tu interior. Lo único que puedes hacer es resignarte, meterte en ella de cabeza, taparte con fuerza los ojos y las orejas para que no se te llenen de arena e ir atravesándola paso a paso. Y en su interior no hay sol, ni luna, ni dirección, a veces ni siquiera existe el tiempo. Allí sólo hay una arena blanca y fina, como polvo de huesos, danzando en lo alto del cielo. Imagínate una tormenta como ésta."
"Y tú en verdad la atravesarás, claro está. La violenta tormenta de arena. La tormenta de arena metafísica y simbólica. Pero por más metafísica y simbólica que sea, te rasgará cruelmente la carne como si de mil cuchillas se tratase. Muchas personas han derramado allí su sangre y tú, asímismo, derramarás allí la tuya. Sangre caliente y roja. Y esa sangre se verterá en tus manos. Tu sangre y, también, la sangre de los demás.
Y cuando la tormenta de arena haya pasado, tú no comprenderás cómo has logrado cruzarla con vida. ¡No! Ni siquiera estarás seguro de que la tormenta haya cesado de verdad. Pero una cosa si quedará clara. Y es que la persona que surja de la tormenta no será la misma persona que penetró en ella. Y ahí estriba el significado de la tormenta de arena."
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