Título: sólo por una noche
Pareja: joonmyun + jongdae
Resumen: Jongdae celebra su última noche como desempleado y decide ser un poco temerario.
Rating: NC-17
Género: smut obv
Número de palabras: ~4000
Notas de autora: what. the fuck. is this...... bye LOL
tumblr está lleno de malas ideas. (he escuchado una mezcla de toxic de britney spears y bangarang de skrillex todo el tiempo mientras escribía esto así que las culpas a briTNEY SPEARS O KAY)
sólo por una noche
-Sinceramente, yo no creo que sea una buena idea.
Kyungsoo los miraba con el semblante serio, juzgándolos desde el escritorio mientras Baekhyun y Jongdae discutían qué camiseta le quedaba mejor al primero.
-Tú nunca crees que nada sea una buena idea, por eso no sabes lo que es la diversión -increpó Baekhyun, y se subió los pantalones blancos, muy ajustados, con algo de esfuerzo-. ¡Podrías salir con nosotros, aunque sólo sea por una vez!
-No, gracias -dijo Kyungsoo, y dejó de prestarles atención para volver a centrarse en la película que estaba viendo. Un segundo después, pareció pensárselo mejor y se quitó de nuevo los auriculares para mirar a Jongdae-. Pero lo digo por ti en concreto, no creo que salir de fiesta el día antes de tu primer día de trabajo sea una buena idea.
-No pasará nada, Kyungsoo -dijo Jongdae, quitándole importancia-. Tampoco es que me vaya a ir a la otra punta del mundo, sólo vamos a salir por Sinchon, tomaremos un par de copas y volveremos a casa.
-Habla por ti, yo pienso tardar mucho en volver a casa... ¡Eso si vuelvo! -lo contradijo Baekhyun, con una sonrisa de medio lado mientras se miraba en el espejo. Pareció gustarle lo que veía, porque se mordió el labio, como si quisiera seducir a su reflejo. Kyungsoo lo miró con asco.
-Bueno -continuó Jongdae-, pues volveré, aunque sea solo -dijo, y miró fijamente a Baekhyun, que seguía intentando conquistarse a sí mismo-, y descansaré lo suficiente para estar fresco como una rosa mañana, ¿vale?
Kyungsoo lo miró sólo a él, ya había dado por perdido a Baekhyun.
-Haz lo que quieras -replicó, y se encogió de hombros-. Me limitaré a esconder el café y a disfrutar del espectáculo mañana a primera hora.
Jongdae se echó a reír, aunque tenía plena consciencia de que Kyungsoo era perfectamente capaz de cumplir con sus amenazas.
-¡No tardaré! -se despidió desde la puerta, y salió corriendo tras Baekhyun, con la trepidación de pensar en la noche que se abría ante él, llena de posibilidades.
Las posibilidades se redujeron a sentarse en una de las mesas del pub, y antes de que Jongdae tuviera tiempo de terminar su primera copa, ya estaba hablando con Chanyeol y un grupo de chicas a las que acababa de conocer mientras Baekhyun intentaba, aparentemente, conseguir que su boca se fusionara con la de la chica que tenía al lado. Jongdae observó con una mezcla de horror y envidia cómo la mano de la chica ascendía por el muslo de Baekhyun, y parecía preparada para saltar a su regazo. ¿Cómo conseguía Baekhyun... eso? ¿Que las chicas cayeran a sus pies con semejante facilidad? Quizá era algo que venía implícito en el hecho de que te gustaran las chicas, pensó Jongdae. Nunca lo sabría con certeza.
Cuando las cosas en la mesa entre Baekhyun y la chica (¿Taeyeon?, había dicho su amiga, y era mayor que todos ellos, en serio, ¿cómo lo hacía Baekhyun? ¿Sería su colonia?) pasaron a aún más mayores, Jongdae los animó a todos a cambiar la conversación a la pista de baile.
Estaba riéndose de algo con Chanyeol mientras se movía torpemente al compás de la música con el vaso ya vacío en la mano, cuando uno de los empleados del pub se le acercó con otra copa, igual que la que había estado bebiendo antes, y se la tendió.
Jongdae estaba confuso, no recordaba haber pedido nada, y miró al camarero con el ceño fruncido hasta que éste se explicó.
-De parte de aquel de allí -dijo, y señaló por encima de su hombro, a una de las mesas del lado contrario a donde se habían sentado ellos-. Sí, yo he pensado lo mismo -dijo, al ver la expresión de Jongdae-, pero soy un mandado, y ya está pagado. Así que, que lo disfrutes, y... eso.
Jongdae se quedó mirando el vaso, al camarero, y por último al hombre que le había señalado. Al principio le había parecido mayor, porque iba vestido con pantalones de traje negros, bien planchados, una camisa blanca y una corbata igualmente negra, ¿y quién se vestía así para ir a un pub de Sinchon un jueves? Pero ahora que forzaba un poco más la vista, vio su pelo rubio claro y su rostro, y no podía tener más que un par de años que él. Lo que lo llevaba a la siguiente pregunta: ¿quién invitaba a una copa de este modo a un desconocido?
-¿Nos hemos trasladado a una comedia romántica? -preguntó Chanyeol, entre carcajadas-. ¿Te acaban de invitar a una copa?
-E... eso parece -dijo Jongdae, sin dejar de mirar al chico en cuestión, que le devolvió la mirada segundos después.
Nadie solía adivinar, a primera vista, que Jongdae era gay, y apenas era capaz de recordar la última vez que alguien le había entrado así. No podía recordarlo, en realidad, porque nunca le había pasado. Quizá era la novedad de la situación la que había empezado a despertar la excitación en el cuerpo de Jongdae.
Era absurdo, ni siquiera había bebido tanto, pero se sentía mareado, inquieto, con los ojos del otro clavados en los suyos. Intentó forzar una sonrisa porque no sabía qué otra cosa hacer, aunque aún estaba debatiéndose entre si debía o no rechazar la invitación, porque esto era lo último que esperaba de la noche, ¿y si la copa llevaba alguna droga? El chico arqueó una ceja y el movimiento fue como una corriente eléctrica que recorrió el cuerpo de Jongdae de arriba abajo, y no hizo más que empeorar cuando el chico le sonrió y levantó su propia copa, invitándolo a un silencioso brindis.
¿Era esto lo que sentía Baekhyun cuando salían, la atención de alguna chica guapa sobre él? ¿Él también sentía estas ganas repentinas de juguetear un poco con las posibilidades, de divertirse un poco dentro de lo que fuera posible?
Tras titubear un poco, Jongdae levantó la copa con una sonrisa indecisa y se la llevó a la boca. Se tragó con algo de dificultad sus preguntas junto con el ron, bajo la mirada atenta del chico que seguía sentado al otro lado del pub.
La noche iba transcurriendo, y Jongdae había pasado los últimos cuarenta minutos bailando junto a Chanyeol (ambos habían dado por olvidado a Baekhyun) con el vaso fuertemente apretado entre los dedos, aún medio lleno, y el ochenta por ciento de su atención en los ojos que notaba clavados en su espalda. ¿Debería acercarse, decirle algo? ¿Aunque fuera «gracias por la copa, eh... al final no llevaba drogas, ¿eh? ¡Menos mal!» como llevaba pensando todo ese tiempo? ¿Estaba mal... desear algo más? Era como si cuerpo se lo pidiera a gritos, ver esos ojos oscuros más de cerca, aunque fuera sólo por una noche...
Notó que alguien se colocaba a su lado, y casi se le cae el vaso de las manos al ver al mismo hombre que lo había pagado junto a él. Definitivamente no tenía más que dos o tres años que él, era más bajo de lo que había imaginado, y las mangas de su camisa, ahora plegadas hacia atrás, dejaban ver una piel blanca que parecía muy suave... Jongdae se descubrió moviendo los dedos inconscientemente para descubrirlo por sí mismo, y los cerró inmediatamente en un puño que escondió detrás de su cuerpo. ¿Pero qué diablos le pasaba?
-Hola -se limitó a decir el desconocido, con una sonrisa sincera. No parecía un pervertido, pensó Jongdae (aunque mira quién hablaba, el que quería comprobar si la piel del chico era tan suave como parecía), ni mucho menos peligroso, aunque esta fuera la situación más incómoda de su vida.
-Hola -respondió.
Al ver que no decía nada más, el chico continuó.
-Me llamo Joonmyun -ofreció, con la misma sonrisa-. Perdona por el numerito de la copa -dijo, y miró el vaso que Jongdae sostenía con fuerza, aunque no parecía del todo avergonzado-, pero al menos no me la has tirado a la cabeza, y… quería llamar tu atención -concluyó, encogiéndose de hombros.
-Jongdae -murmuró, como única presentación-. Podrías haber hecho lo mismo que has hecho ahora -dijo, sorprendido y algo envalentonado al ver que el chico parecía hablar casi con timidez-. Acercarte, y decirme hola.
Joonmyun lo miró, de nuevo con una ceja levantada y una media sonrisa que hizo que Jongdae sintiera un vuelco en el estómago.
-¿Quieres bailar? -propuso, y Jongdae apenas se giró para comprobar que Chanyeol ya no estaba a su lado, y que Baekhyun seguía ocupado, antes de dejar de pensar y asentir con la cabeza.
-No es lo que mejor se me da -dijo, y empezó a moverse torpemente, como antes, siguiendo la música, sintiendo cómo le resonaba en la caja torácica.
Joonmyun lo imitó, moviéndose con menos gracia aún que él pero con una confianza en sí mismo rebosante, y Jongdae comenzó a reír por lo bajo. Joonmyun lo miró, sonriendo, y llevó una mano hasta la cintura de Jongdae.
-Eso es lo de menos. -Apretó un poco los dedos sobre los músculos tensos de Jongdae y tras un instante de duda, se acercó un poco.
El debate interno de Jongdae se resolvió en, más o menos, un minuto. Joonmyun parecía un chico amable, incapaz de hacerle daño a una mosca, y en caso de que lo sorprendiera, Jongdae tendría preparados un par de trucos de hapkido, cortesía de Baekhyun, sólo por si acaso. Además, era innegablemente atractivo, y sobre todo, Jongdae veía en los ojos de Joonmyun una especie de deseo velado, prácticamente un reflejo del suyo propio, que lo atraía como un imán. Sin pensarlo más, él también se acercó otro paso.
Estaban bailando demasiado cerca para estar en público, pero la verdad era que a Jongdae casi se le había olvidado que estaban en público. Una de las manos de Joonmyun, cálida, pesada sobre su piel, había había ido descendiendo hasta la frontera al final de su espalda, y sus rostros estaban tan cerca que sus narices casi se rozaban. Joonmyun olía muy bien, pensó Jongdae, y sus labios eran rosas, muy atrayentes, como si lo llamaran por su nombre…
-¿Vives solo? -preguntó, sin pensarlo ni por un segundo, y el otro chico captó la proposición oculta en su pregunta casi antes que el propio Jongdae. ¿Qué estaba haciendo? Recordó vagamente su promesa a Kyungsoo, «volveré pronto», pero Joonmyun lo cogió de la mano y subieron a un taxi en lo que parecieron menos de treinta segundos, y Jongdae comprendió que iba a tener que faltar a su palabra.
Al día siguiente apenas recordaría nada del viaje en taxi, sólo que estaba lo suficientemente lúcido como para darse cuenta de que estaba en Apgujeong, también el mensaje que le mandó a Baekhyun avisándole de que se marchaba, de dónde estaba y de que volvería a mandarle otro mensaje para que supieran que estaba a salvo, la mano de Joonmyun en su rodilla, sus dedos tamborileando sobre la cara interna de su muslo y su propia respiración, que se empeñaba en fallarle cuando esos dedos se aventuraban un poco más arriba.
Joonmyun ni siquiera había terminado de cerrar la puerta y Jongdae ya tenía la piel de su cuello bajo los labios, con el corazón martilleándole en el pecho como una furiosa tormenta. Joonmyun se dio la vuelta, con un zapato a medio quitar, y cogió con suavidad la barbilla de Jongdae para besarlo por fin mientras Jongdae le desabotonaba la camisa, sin suavidad alguna, para llevarle la contraria. Los labios de Joonmyun se movían despacio contra los suyos, saboreando el momento, recorriendo su labio inferior con la lengua como si dispusieran de todo el tiempo del mundo, pero Jongdae era presa de una urgencia desconocida que lo llevaba a morder, gemir, y cuando consiguió que la camisa de Joonmyun tocara el suelo, ya tenía la mano en la hebilla del cinturón.
Joonmyun deslizó las manos desde los hombros de Jongdae hasta sus muñecas, las rodeó con los dedos y en un abrir y cerrar de ojos, giró sobre sí mismo, intercambiando posiciones. Mantuvo a Jongdae contra la puerta, y volvió a sujetarle la barbilla, sin besarlo esta vez, mirándolo a los ojos. Jongdae le devolvió la mirada unos segundos, y sus ojos pasaron a vagar por sus clavículas, su pecho, su abdomen, la levísima línea de vello que desaparecía bajo sus pantalones desabrochados…
-Despacio -musitó Joonmyun, pasándole el pulgar por el labio inferior. Jongdae se sintió tentado de lamerlo-. No hay ninguna prisa.
Tiró de él, avanzando a trompicones por el piso, besándolo otra vez, y Jongdae disfrutaba del cóctel perfecto de dientes que mordisqueaban su labio inferior y de esa lengua que jugueteaba con la suya. Le daba vueltas, sorprendido, a cuánto le gustaría besar a este hombre durante horas, hasta que sintió algo que le golpeaba la parte trasera de las rodillas y Joonmyun lo dejó caer con cuidado, sentado, sobre la cama. Se quitó la camiseta mientras Joonmyun se deshacía de sus pantalones y su ropa interior a la vez y sacaba algo de la mesita de noche junto a él. Quizá Jongdae debería sentirse avergonzado de lo evidente que era su erección contra su vientre después de sólo unos cuantos besos y caricias, pero Joonmyun la miró, acariciándole los muslos, pasándose la lengua por los labios, y luego lo miró a él a los ojos durante un segundo antes de inclinarse hacia delante.
El fuerte gemido se le escapó incluso antes de que Joonmyun posara los labios sobre la punta de su miembro, y sus manos se movieron solas hasta hundirse en el pelo rubio del hombre. Jongdae se esforzó con todo su ser por no mover las caderas más de la cuenta, porque la lengua de Joonmyun al trazar líneas sobre la longitud de su erección y círculos al llegar a la punta, los ojos negros de Joonmyun que lo miraban de cuando en cuando a través de las pestañas mientras apretaban aún más los labios en torno a su base y las uñas que se clavaban en sus muslos no se lo ponían nada fácil.
Hacía tiempo que había dejado de plantearse si debería estar haciendo esto o no, porque nunca se había sentido como ahora, con la calidez húmeda de la boca de Joonmyun envolviéndolo, y entonces sintió un dedo que presionaba su entrada. Sus ojos se abrieron de par en par por reflejo y miró hacia abajo para encontrarse con la mirada de Joonmyun, como si sus ojos le pidieran permiso. Movió las caderas hacia adelante, con un suspiro, para concederlo, y pronto el dedo corazón de Joonmyun se movía dentro de él, estimulando poco a poco su próstata mientras seguía acariciando su miembro con la otra mano y lamiendo la punta.
Añadió dos dedos más después, para prepararlo con cuidado, porque Jongdae llevaba más tiempo de lo que le gustaría admitir sin sexo.
Bajó una mano hasta los hombros de Joonmyun tan pronto como su cuerpo le gritó que necesitaba más y lo separó suavemente de él, deleitándose en lo brillantes y húmedos que estaban sus labios, aún más rosas que antes.
Desnudó a Joonmyun por completo, con urgencia, y tiró de su mano para que se situara de rodillas en la cama, ante él. Con dedos temblorosos abrió el preservativo que Joonmyun había dejado sobre la colcha y se lo puso a Joonmyun, que lo miraba, mordiéndose el labio inferior. Se inclinó para besarlo de nuevo, y Jongdae se tumbó, dejando que el peso de Joonmyun cayera sobre su cuerpo, levantando las caderas donde su miembro tocaba la piel del otro para obtener algo de fricción hasta que Joonmyun lo penetró despacio, y dolía, pero era un dolor soportable que Joonmyun consiguió camuflar con besos y caricias lánguidas.
El ritmo fue aumentando poco a poco, Joonmyun empezó a mover las caderas de forma más cortante, más urgente, mientras sostenía sus manos entrelazadas una a cada lado de la cabeza de Jongdae. El dolor se desvaneció por completo, dejando paso a una creciente sensación de excitación con las embestidas poco profundas y rápidas de Joonmyun, directas al punto sensible que se había encargado de estimular antes. Jongdae no podía evitar acabar por cerrar los ojos conforme el placer iba acumulándose en la parte baja de su vientre, pero se esforzó por contenerlo, por mantenerlos abiertos para mirar el rostro de Joonmyun, sus mejillas sonrojadas y su boca entreabierta en un gemido mudo.
Mientras arañaba la espalda de Joonmyun con una mano y se aferraba a las sábanas con la otra, el cerebro de Jongdae, apenas capaz ya de seguir controlando su cuerpo, optó por disipar un poco la nube de placer que lo empañaba para asimilar la situación. Estaba follando con alguien a quien no conocía, sólo sabía que se llamaba Joonmyun, que invitaba a copas para ligar, que bailaba mal y que tenía sábanas de lo que parecía seda egipcia. También sabía muy bien qué hacer con su lengua, y mordía a Jongdae en ese punto entre el cuello y el hombro como si supiera perfectamente de su sensibilidad. Jongdae jadeó, «Joonmyun, Joonmyun», cuando las embestidas que levantaban sus caderas de la cama se volvieron erráticas, y mientras llevaba una mano a su propia erección para acariciarse y liberar su orgasmo por fin, decidió que si tenía que preocuparse, lo haría a la mañana siguiente.
Se despertó con un dolor muy leve por todo el cuerpo, casi placentero al recordar lo que lo había causado, y sintió el brazo de Joonmyun sobre su cintura. Ahora venía lo difícil. A Jongdae no le importaría lo más mínimo repetir la experiencia de la noche anterior, pero ¿y si Joonmyun quería que quedara en eso, simplemente, algo que había ocurrido sólo por una noche? Jongdae no sabía si debía levantarse en silencio, dejar su teléfono apuntado en algún sitio y marcharse, esperando una llamada que probablemente nunca llegaría.
Se dio la vuelta despacio, y Joonmyun roncaba suavemente a su lado, aún abrazado a su cintura. Vio en el despertador de Joonmyun que eran las siete menos cuarto de la mañana, y la realidad se le vino encima. Tenía que darse prisa si quería llegar a tiempo a su primer día de trabajo. Se libró del brazo de Joonmyun con tanto cuidado como pudo y empezó a vestirse, ojeando con algo de curiosidad la habitación a su alrededor. Había muchas corbatas y pantalones encima de un sillón color crema, junto al armario abierto, en el que el desorden era incluso mayor, y Jongdae sonrió, divertido.
Oyó movimiento a su espalda, y se giró a tiempo de ver a Joonmyun frotándose los ojos.
-¿Qué hora es? -preguntó, y… su cara era igual de atractiva recién despierto, con la voz grave aún tomada por el sueño. La vida era injusta.
-Hora de que me vaya si no quiero que me despidan antes de empezar a trabajar siquiera -dijo Jongdae, pasándose los dedos por el pelo y haciendo cálculos mentales para ver si le daba tiempo a llegar a casa en metro o si tendría que coger un taxi.
-¿Es tu primer día de trabajo? -preguntó Joonmyun, tras incorporarse y apoyarse en el cabezal de la cama, con verdadero interés, y Jongdae casi empezó a ilusionarse, con que esta fuera la primera de varias veces, con que Joonmyun le preguntara cómo podía contactar con él de nuevo…-. ¿Dónde vas a trabajar?
-En el gabinete de arquitectura de la empresa Kimho -dijo Jongdae mientras se ponía los calcetines. Alzó la vista justo a tiempo de ver a Joonmyun con las cejas tan levantadas que Jongdae casi se sintió ofendido por tanta incredulidad-. Es una buena empresa, ¿verdad?
Joonmyun se recompuso enseguida y le dirigió una enigmática sonrisa.
-Lo es -dijo sin más.
Jongdae se quedó ahí de pie, algo inseguro. Joonmyun no dijo nada más, y no quería ser Jongdae quien se enfrentara a un rechazo, así que respiró hondo y se acercó para darle un último beso en la mejilla en lo que después consideró un arrebato de estupidez.
-Esto… -comenzó, sin saber exactamente qué quería decir. Joonmyun seguía sonriéndole.
-Ha estado genial -terminó Joonmyun por él, y si Jongdae no tuviera una voz de la conciencia parecida a la de Kyungsoo y una voluntad férrea, le habría borrado esa sonrisa provocadora a besos y habría vuelto a meterse bajo las sábanas con él, olvidándose del trabajo y de si pasaban minutos u horas o días.
-Sí -murmuró Jongdae, y fue hasta la puerta de la habitación. Contempló a Joonmyun ponerse ropa interior limpia y una camiseta y acercarse a él.
-Ven, te acompañaré. ¿Quieres un café antes de irte? Tienes que estar despierto para hacer bien tu nuevo trabajo -ofreció, y Jongdae no sabía qué esperaba, pero se apresuró a negar con la cabeza. No quería hacer la situación aún más incómoda.
Se despidió con un «Adiós, Joonmyun», sin apenas mirar atrás en la puerta del apartamento, y justo antes de cerrarla, oyó a Joonmyun contestarle con un «Hasta la vista».
Ya duchado, vestido con el traje que había planchado la mañana anterior para la ocasión y profundamente agradecido porque Kyungsoo no había cumplido con su amenaza de esconder el café, Jongdae entró en la oficina tres minutos antes de la hora y se sentó con un suspiro ante su mesa.
Saludó con la cabeza a Hyorin, la misma chica que le había hecho las entrevistas.
-¿Aún no ha llegado el jefe? -le preguntó, y Jongdae volvió a preguntarse cómo sería. No había tenido ninguna entrevista con él, y Hyorin nunca había dicho su nombre, sólo se había referido a él como El Jefe.
-Aún no -le respondió la chica, con una sonrisa-. No entrará hasta las nueve y media, así que puedes prepararte un café y relajarte un rato hasta entonces, porque supongo que en cuanto llegue querrá ponerte al día sobre cómo trabajarás de ahora en adelante.
Eso fue lo que hizo Jongdae, organizar los pocos objetos que había sobre su mesa y beberse un café a tragos cortos, dándole vueltas a las imágenes de la noche anterior que aún tenía grabadas en su retina. Iba a ser difícil de olvidar, Jongdae lo sabía.
Pocas veces había hecho algo tan temerario y le había salido tan bien, o al menos no tan mal como podría haber ido. Habría sido mejor si hubiera conseguido el teléfono de Joonmyun, por ejemplo. Pero Joonmyun sabía dónde trabajaba, pensó, quizá se presentaría ahí diciendo que tras pensarlo un poco se había dado cuenta de que quería conocer mejor a Jongdae… Agitó la cabeza, intentando deshacerse de la idea. Soñar era gratis, desde luego, pero eso no iba a pasar.
Le pidió a Hyorin los documentos del que sería su primer proyecto, para hojearlos y así ir adelantando trabajo para cuando llegara el jefe.
Consiguió distraerse lo suficiente como para no darse cuenta del eco de los zapatos contra el mármol que se aproximaba a la oficina hasta que la puerta se abrió. Levantó la vista y se quedó boquiabierto, ¿se había quedado durmiendo encima de la mesa? ¿Estaba soñando? Se frotó los ojos y volvió a mirar de arriba abajo al hombre que acababa de entrar. Pensaba que lo de que Joonmyun fuera a buscarlo al trabajo sólo podía ser producto de sus mejores sueños, pero ahí estaba, y Jongdae no esperaba que fuera a enfundarse un traje tan formal para eso, pero tampoco iba a quejarse…
-Buenos días, señor Kim -dijo Hyorin con voz firme en la mesa de al lado, y Joonmyun mantuvo los ojos fijos en Jongdae un segundo de más, con la misma sonrisa con la que lo había despedido en su casa apenas dos horas antes, y entonces le devolvió el saludo a su secretaria-. Le presento a Kim Jongdae, el nuevo empleado del que le hablé ayer.
Jongdae estaba clavado al suelo, ni siquiera recordó hacer una reverencia mientras Hyorin lo miraba con extrañeza y Joonmyun con la desfachatez de parecer absolutamente encantado con este giro de los acontecimientos.
-Bienvenido a nuestra empresa, Jongdae-ssi -dijo Joonmyun, y sólo el brillo travieso de sus ojos dejaba entrever que había visto a Jongdae tener un orgasmo-. Será un verdadero placer trabajar contigo.