Caminando al Alba - CH.2
Disclaimer: Los personajes y universo de Harry Potter es de creación de J.K Rowling.
Autor: Theroux.G.
Reto: #2
Personajes: Draco Malfoy, Harry Potter.
Advertencias: EWE, AU, lineal con la saga incluyendo DH.
Género: Romance.
Temática: Slash.
Resumen del Capítulo: Estaba todo revuelto y a la vez no, la necesidad de encajar era apremiante, ¿aún así se valiese de la muerte de sus padres?
CAMINANDO AL ALBACapítulo 2 - Amigos
Sin duda fue una suerte encontrar a esta família de magos en el andén 9 ¾, aunque fuesen ruidosos y la niña no dejaba de verlo y decirle palabras raras cuando él dijo su nombre... Lo bueno es que no se encimaron como las brujas y magos del Leaky Cauldron.
-Suerte -le susurró la niña, y él deseó poder hacerse invisible.
-Corre si te sientes nervioso, cariño -y una señora que lo trataba como su hijo, o de una manera similar, se sentía inquieto.
Él nunca había tenido esa clase de muestras, por lo cual le era difícil imaginarse siendo llamado o de igual manera sentirse así, pero estaba ingresando a un mundo completamente diferente, estaba queriendo ser todo lo que no pudo en su casa, con sus tíos y primo.
Sólo Harry.
Corrió lo más fuerte que pudo y cerró los ojos para evitar un choque -estaba acostumbrado a las bromas por parte de su primo- cuando sintió algo chocar con su piel dándole una suave caricia y luego nada, ¡un montón de ruido!
Miró al cielo y pudo ver claramente el nombre del andén, el dichoso andén 9 ¾, y allí estaba el tren con su locomotora, Hogwarts Express.
-¡Súbanse, súbanse ya, el tren está por partir! Le oyó decir al conductor, y él agitado por quedarse abajo empujó su carro a la puerta más cercana para poder subir su baúl y a Hedwig, quien revoloteaba nerviosa y molesta por los sonidos fuertes.
-¿Te ayudamos? -los gemelos pelirrojos de antes se acercaron a él con una sonrisa enorme, no supo si fiarse o no pero necesitaba ayuda.
-Por favor.
-Él es Fred.
-Él es George.
-Mucho gusto -dijeron al unisón provocándole una sonrisa.
-Soy Harry, Harry Potter -y eso sí parecía dejarlos sin palabras, estaba a punto de revivir esos espantosos momentos con viejas brujas y magos que querían manosearlo, lo presentía.
-Bien, mucho gusto, Harry Potter.
-¡Ten un buen viaje! -y así como vinieron, se fueron, dejándolo solo en pasillo.
Acarreó su baúl tratando de que Hedwig no se agitara mucho.
-Realmente lo siento, muchacha, no puedo hacer mucho por ti ahora. Busco un compartimiento vacío y puedes salir a volar si lo deseas -susurró suavemente estando seguro que su lechuza nival entendería, y pronto lo encontró, casi al final del tren uno para sí mismo.
Sonrió satisfecho y con mucha dificultad acomodó su baúl. Abrió de inmediato la ventana para sentir el aire fresco entrar con la suave brisa que provocaba el movimiento del tren.
-¿Y qué dices, pequeña? ¿Quieres salir? -un ululo suave llegó como negación, después de todo allí estaba mucho más tranquilo y silencioso que en todo el pasillo, se preguntó si los compartimientos tendrían paredes insonorizadas o un hechizo similar.
¡Amaba la magia!
-Lo siento -dijo un chico pelirrojo que sabía era hijo de la señora que conoció - los demás compartimientos están llenos y me preguntaba si me podía sentar aquí.
-¡Claro! -le sonrió de manera amigable y la conversación se centró en temas superficiales, claro, hasta que tocaron su nombre luego de muchas ranas de chocolate.
-Mi nombre es Ron Weasley. ¿Cuál es el tuyo?
-Harry, Harry Potter -pero Harry estaba demasiado feliz como para ignorar el hecho de unos ansiosos azules, e incluso omitir muchas actitudes molestas que terminó por sacar a Hedwig del lugar, a ella no le gustaban las personas interesadas y se notaba que Ron tenía algo de eso.
-¿Enserio tienes la…?
-¿Cicatriz?
-Aham... -y se la mostró, porque de allí en más todo fue más fácil, por lo menos hasta los primeros incidentes. Puertas se abren y se cierran, un niño regordete e inseguro preguntando por su sapo, una niña mandona y de cabello enmarañado y grandes dientes -por lo menos, de la media- y pronto una puerta abierta de manera brusca.
Entre dos gorilas que simulaban ser personas apareció un rubio que él conocía bien, elitista y snob, se removió incómodo en su asiento, sobre todo cuando Ron instintivamente puso mala cara.
El de rubios cabellos -demasiado claros que le recordaban a la suave luz de la luna- lo miró por unos segundos reconociéndolo al instante pero no por su cicatriz que se hallaba a la vista, sino por sus ojos, él lo había reconocido por sólo mirarlo a sus ojos, aunque luego aquellos grises con pestañas doradas revolotearon a su cicatriz.
-Vaya, y yo pensaba que era un rumor. Harry Potter va a Hogwats -y pese a que arrastró sus palabras con ese tono altivo él no miró ni su pose, ni el sonido de sus palabras, o los gestos que hacía -porque los reconocía, eran los mismos que hacía tia Petunia para aparentar-, él vio sus ojos, aquellos que le hablaban de secretos y ansiedad, de querer y no poder -, no me pude presentar bien -volvió a admitir con una pequeña sonrisa suave en su rostro, aunque más se asemejaba a una mueca porque de reojo vio a Ron, y había reaccionado de otra manera -. Draco Malfoy, ellos son Crabbe y Goyle -expresaba con sus manos, dedos largos y parecían suaves.
Pero toda esa pequeña fantasía de timidez por su parte terminó con la risa de Ron.
-¿Por qué te ríes? -y él también lo encontró de pésimo gusto. A él no le gustaba que se rieran de su nombre, y él creía que el nombre de una estrella si bien era raro, su nombre también tenía mucha originalidad -, no tengo por qué preguntar. Esas ropas de segunda mano, pelirrojo y con pecas -y Harry debía decirlo, ellos eran bastante identificables -, debes ser un Weasley.
Y si bien no apoyaba la reacción de Ron, tampoco le gustó cómo espetó su nombre. Luego de eso todo se volvió confuso y se encontró entre la espada y la pared (nuevamente): O ir con Ron, quien había sido el niño con el cual había hablado y le contaba cosas maravillosas de su familia; O Draco, quien lo intrigaba más que nada.
Él quería ser aceptado, quería reír y corretear perros, gatos ¡o cualquier animal que persiguieran los niños en mundo mágico! Quería muchos amigos, quería confiar, reírse, hacer tonteras.
Cosas que no tuvo antes, porque no tenía amigos, porque no tenía infancia.
-Sé muy bien cómo escoger a mis amigos -declaro dejando tendida la mano, suave mano de dedos largos y aristocráticos. Desde su posición lo podía oler, la fragancia de Draco, suave y embriagante.
Y lo vio, en sus ojos -no es sus gestos que sabía estaban definidos-, unos ojos con decepción y soledad.
Él sabía muy bien cómo se sentía eso. Quiso hacer algo, cualquier cosa para no dejar que se fuera porque no quería pero tampoco anhelaba ser como esos gorilas o siempre aparentar, quería ser diferente ser apreciado por ello.
Quería ser único.
-Lo siento -suspiró mirándolo directamente a sus ojos.
Era un niño, no tenía por qué tener eso que llamaban moralidad pero también comprendía lo que era sentirse rechazado por alguien quien realmente quería.
-Vámonos -no dijo nada más, pero su rostro manifestó lo que él muchas veces pasó: Soledad.
Segundo capítulo. Enjoy :D
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Autor: Theroux.G.
Reto: #2
Personajes: Draco Malfoy, Harry Potter.
Advertencias: EWE, AU, lineal con la saga incluyendo DH.
Género: Romance.
Temática: Slash.
Resumen del Capítulo: Estaba todo revuelto y a la vez no, la necesidad de encajar era apremiante, ¿aún así se valiese de la muerte de sus padres?
CAMINANDO AL ALBACapítulo 2 - Amigos
Sin duda fue una suerte encontrar a esta família de magos en el andén 9 ¾, aunque fuesen ruidosos y la niña no dejaba de verlo y decirle palabras raras cuando él dijo su nombre... Lo bueno es que no se encimaron como las brujas y magos del Leaky Cauldron.
-Suerte -le susurró la niña, y él deseó poder hacerse invisible.
-Corre si te sientes nervioso, cariño -y una señora que lo trataba como su hijo, o de una manera similar, se sentía inquieto.
Él nunca había tenido esa clase de muestras, por lo cual le era difícil imaginarse siendo llamado o de igual manera sentirse así, pero estaba ingresando a un mundo completamente diferente, estaba queriendo ser todo lo que no pudo en su casa, con sus tíos y primo.
Sólo Harry.
Corrió lo más fuerte que pudo y cerró los ojos para evitar un choque -estaba acostumbrado a las bromas por parte de su primo- cuando sintió algo chocar con su piel dándole una suave caricia y luego nada, ¡un montón de ruido!
Miró al cielo y pudo ver claramente el nombre del andén, el dichoso andén 9 ¾, y allí estaba el tren con su locomotora, Hogwarts Express.
-¡Súbanse, súbanse ya, el tren está por partir! Le oyó decir al conductor, y él agitado por quedarse abajo empujó su carro a la puerta más cercana para poder subir su baúl y a Hedwig, quien revoloteaba nerviosa y molesta por los sonidos fuertes.
-¿Te ayudamos? -los gemelos pelirrojos de antes se acercaron a él con una sonrisa enorme, no supo si fiarse o no pero necesitaba ayuda.
-Por favor.
-Él es Fred.
-Él es George.
-Mucho gusto -dijeron al unisón provocándole una sonrisa.
-Soy Harry, Harry Potter -y eso sí parecía dejarlos sin palabras, estaba a punto de revivir esos espantosos momentos con viejas brujas y magos que querían manosearlo, lo presentía.
-Bien, mucho gusto, Harry Potter.
-¡Ten un buen viaje! -y así como vinieron, se fueron, dejándolo solo en pasillo.
Acarreó su baúl tratando de que Hedwig no se agitara mucho.
-Realmente lo siento, muchacha, no puedo hacer mucho por ti ahora. Busco un compartimiento vacío y puedes salir a volar si lo deseas -susurró suavemente estando seguro que su lechuza nival entendería, y pronto lo encontró, casi al final del tren uno para sí mismo.
Sonrió satisfecho y con mucha dificultad acomodó su baúl. Abrió de inmediato la ventana para sentir el aire fresco entrar con la suave brisa que provocaba el movimiento del tren.
-¿Y qué dices, pequeña? ¿Quieres salir? -un ululo suave llegó como negación, después de todo allí estaba mucho más tranquilo y silencioso que en todo el pasillo, se preguntó si los compartimientos tendrían paredes insonorizadas o un hechizo similar.
¡Amaba la magia!
-Lo siento -dijo un chico pelirrojo que sabía era hijo de la señora que conoció - los demás compartimientos están llenos y me preguntaba si me podía sentar aquí.
-¡Claro! -le sonrió de manera amigable y la conversación se centró en temas superficiales, claro, hasta que tocaron su nombre luego de muchas ranas de chocolate.
-Mi nombre es Ron Weasley. ¿Cuál es el tuyo?
-Harry, Harry Potter -pero Harry estaba demasiado feliz como para ignorar el hecho de unos ansiosos azules, e incluso omitir muchas actitudes molestas que terminó por sacar a Hedwig del lugar, a ella no le gustaban las personas interesadas y se notaba que Ron tenía algo de eso.
-¿Enserio tienes la…?
-¿Cicatriz?
-Aham... -y se la mostró, porque de allí en más todo fue más fácil, por lo menos hasta los primeros incidentes. Puertas se abren y se cierran, un niño regordete e inseguro preguntando por su sapo, una niña mandona y de cabello enmarañado y grandes dientes -por lo menos, de la media- y pronto una puerta abierta de manera brusca.
Entre dos gorilas que simulaban ser personas apareció un rubio que él conocía bien, elitista y snob, se removió incómodo en su asiento, sobre todo cuando Ron instintivamente puso mala cara.
El de rubios cabellos -demasiado claros que le recordaban a la suave luz de la luna- lo miró por unos segundos reconociéndolo al instante pero no por su cicatriz que se hallaba a la vista, sino por sus ojos, él lo había reconocido por sólo mirarlo a sus ojos, aunque luego aquellos grises con pestañas doradas revolotearon a su cicatriz.
-Vaya, y yo pensaba que era un rumor. Harry Potter va a Hogwats -y pese a que arrastró sus palabras con ese tono altivo él no miró ni su pose, ni el sonido de sus palabras, o los gestos que hacía -porque los reconocía, eran los mismos que hacía tia Petunia para aparentar-, él vio sus ojos, aquellos que le hablaban de secretos y ansiedad, de querer y no poder -, no me pude presentar bien -volvió a admitir con una pequeña sonrisa suave en su rostro, aunque más se asemejaba a una mueca porque de reojo vio a Ron, y había reaccionado de otra manera -. Draco Malfoy, ellos son Crabbe y Goyle -expresaba con sus manos, dedos largos y parecían suaves.
Pero toda esa pequeña fantasía de timidez por su parte terminó con la risa de Ron.
-¿Por qué te ríes? -y él también lo encontró de pésimo gusto. A él no le gustaba que se rieran de su nombre, y él creía que el nombre de una estrella si bien era raro, su nombre también tenía mucha originalidad -, no tengo por qué preguntar. Esas ropas de segunda mano, pelirrojo y con pecas -y Harry debía decirlo, ellos eran bastante identificables -, debes ser un Weasley.
Y si bien no apoyaba la reacción de Ron, tampoco le gustó cómo espetó su nombre. Luego de eso todo se volvió confuso y se encontró entre la espada y la pared (nuevamente): O ir con Ron, quien había sido el niño con el cual había hablado y le contaba cosas maravillosas de su familia; O Draco, quien lo intrigaba más que nada.
Él quería ser aceptado, quería reír y corretear perros, gatos ¡o cualquier animal que persiguieran los niños en mundo mágico! Quería muchos amigos, quería confiar, reírse, hacer tonteras.
Cosas que no tuvo antes, porque no tenía amigos, porque no tenía infancia.
-Sé muy bien cómo escoger a mis amigos -declaro dejando tendida la mano, suave mano de dedos largos y aristocráticos. Desde su posición lo podía oler, la fragancia de Draco, suave y embriagante.
Y lo vio, en sus ojos -no es sus gestos que sabía estaban definidos-, unos ojos con decepción y soledad.
Él sabía muy bien cómo se sentía eso. Quiso hacer algo, cualquier cosa para no dejar que se fuera porque no quería pero tampoco anhelaba ser como esos gorilas o siempre aparentar, quería ser diferente ser apreciado por ello.
Quería ser único.
-Lo siento -suspiró mirándolo directamente a sus ojos.
Era un niño, no tenía por qué tener eso que llamaban moralidad pero también comprendía lo que era sentirse rechazado por alguien quien realmente quería.
-Vámonos -no dijo nada más, pero su rostro manifestó lo que él muchas veces pasó: Soledad.
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