De recuerdos y pesadillas

Oct 02, 2018 18:40

Antenoche soñé con ISI, mi academia de inglés. Sueño lúcido, en el que a medio conciencia me repartía entre mi cama de Heidelberg y la esquina frente al conservatorio. Viendo como no veía hace casi dos décadas la reja dorada de la farmacia, la heladería con las mejores merengadas del universo (60 bolívares costaban en el ’94. Me comía dos por semana), más allá un par de carros, al fondo la subida a Las Colinas y aquel verdor incomparable de Barquisimeto. Y allí entre sueños, sabiendo que nada de eso existe, y si existe, no puede disfrutarse por el crimen y el hambre, me eché a llorar. Lloré en pleno sueño y desperté sollozando por la juventud, las amistades, el país perdido. Por Alejandra y el maldito bus, por las tardes con Rafa y los conciertos de los Metaliquitos, y los Masticadores a los que ya nunca más tendré en un mismo sitio. Por no haber apreciado lo que tuve, no haber entendido que se iría tan rotundamente. Que el chavismo alcanzaría a podrirlo todo.
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