Los guardias que acompañan a Natasha apuntan con armas similares a la usada por Coulson. La tensión sube por los nudillos cercando los disparadores, atraviesa desde los hombros rígidos hasta las miradas cautas. Loki les ve alternativamente entrecerrando los ojos, se apoya en la baranda metálica fingiendo desorientación.
-Mírame.
Romanoff guarda su diminuta pistola en la funda táctica y Loki permite ser inspeccionado sin variar un ápice su expresión. Balancea el peso de su cuerpo y repasa mentalmente su último movimiento: a su espalda la realidad se ha transfigurado escondiendo a Clint Barton de la misma forma en que funciona el sistema de reflexión del Hellicarrier, y la magia reviste su cuerpo emulando esa epidermis (más gruesa, menos pálida) distinta a la suya. Finalmente Natasha indica a los guardias que se retiren y Loki tuerce el rostro satisfecho.
-Te llevaré a la enfermería.
Natasha se acerca al falso Barton y le sujeta del codo sin indicios de dudas. Los dedos femeninos se cierran en su brazo atrapando el calor a través de los guantes de cuero que los cubren. Loki accede a que le conduzca un par de pasos antes de llevarse la mano todavía aferrada de la baranda, a la sien en ademán de dolor.
-Yo sólo... -Natasha le sostiene contra su cuerpo rodeando la cintura con la camaradería que se le brinda a las personas de confianza. El estómago de Loki da un vuelco que atribuye al disgusto del contacto- ¿Cómo sabes que soy yo?
-Tus ojos no son los de un comatoso -asiente Natasha arqueando las cejas, las comisuras de la boca apretadas sobre una media sonrisa que termina elevando sus mejillas. Señala vagamente la contusión-. Recalibración cognitiva certificada por mi puño.
Loki arruga la nariz y reconoce que es graciosa de un modo cáustico. Alguna peculiaridad tenía que poseer para sobresalir entre todos los midgardianos además del color del pelo. Descubre un patrón de manchas sobre el uniforme de Natasha, huellas dactilares impresas en sangre reseca desde el hombro hasta el borde de la tela oscura donde una de ellas salpica la piel del cuello.
-Coulson. -Natasha dice con una nota de preocupación que procura esconder al sentirse examinada.
-¿Está muerto? -Loki pregunta asegurándose de que su voz tenga la inflexión adecuada de temor.
-Espero que no.
Y ahí está. El brazo que se ciñe a su cuerpo tiembla un poco, la vulnerabilidad emerge como un sutil velo a través de todos los poros de Natasha y Loki se ve tentado a insistir para comprobar su autenticidad.
¿Yo... le hice daño? -Loki se curva hacia adelante proyectando una sombra sobre el rostro de Natasha, tan cerca que el susurro impacta en ondas tibias en sus labios entreabiertos- ¿A cuántos, Natasha?
-No te tortures con eso.
Ella se remueve incómoda pero no es por el contacto que invade su espacio personal. Es lo que calla, por las emociones que no se desbordan. Entre los procedimientos de S.H.I.E.L.D. que Barton confesó, hubieron anécdotas que revelaban detalles de su vínculo con la agente Romanoff, datos efímeros que al principio no despertaron su interés hasta que se percató que entre la información se hilaba una historia que le intrigaba y le irritaba en partes iguales. Desdeñaba el sentimentalismo implicado.
-Dime la verdad.
Se deshace del soporte del brazo de Natasha, cambia de posición y la deja entre la baranda y su cuerpo, dominándola por la diferencia de estatura, cerrando el espacio entre ellos y el aire ya no tiene cabida. Sin embargo no es agresivo. No la presiona para que el juego no termine antes de lo previsto. Se distrae enredando los dedos en un bucle pelirrojo sin motivo aparente.
-Esto es culpa de Loki. -Manifiesta Natasha repentinamente y Loki duda entre echarse a reír o lamentar el crédito que le otorga. Le sujeta de la barbilla y frota su rostro contra el de ella en un gesto deliberadamente cansado, sus dientes vibrando junto a la línea de la mandíbula cuando responde en un tono más triste de lo que pretende.
-Las manos al frente.
Los guardias que acompañan a Natasha apuntan con armas similares a la usada por Coulson. La tensión sube por los nudillos cercando los disparadores, atraviesa desde los hombros rígidos hasta las miradas cautas. Loki les ve alternativamente entrecerrando los ojos, se apoya en la baranda metálica fingiendo desorientación.
-Mírame.
Romanoff guarda su diminuta pistola en la funda táctica y Loki permite ser inspeccionado sin variar un ápice su expresión. Balancea el peso de su cuerpo y repasa mentalmente su último movimiento: a su espalda la realidad se ha transfigurado escondiendo a Clint Barton de la misma forma en que funciona el sistema de reflexión del Hellicarrier, y la magia reviste su cuerpo emulando esa epidermis (más gruesa, menos pálida) distinta a la suya. Finalmente Natasha indica a los guardias que se retiren y Loki tuerce el rostro satisfecho.
-Te llevaré a la enfermería.
Natasha se acerca al falso Barton y le sujeta del codo sin indicios de dudas. Los dedos femeninos se cierran en su brazo atrapando el calor a través de los guantes de cuero que los cubren. Loki accede a que le conduzca un par de pasos antes de llevarse la mano todavía aferrada de la baranda, a la sien en ademán de dolor.
-Yo sólo... -Natasha le sostiene contra su cuerpo rodeando la cintura con la camaradería que se le brinda a las personas de confianza. El estómago de Loki da un vuelco que atribuye al disgusto del contacto- ¿Cómo sabes que soy yo?
-Tus ojos no son los de un comatoso -asiente Natasha arqueando las cejas, las comisuras de la boca apretadas sobre una media sonrisa que termina elevando sus mejillas. Señala vagamente la contusión-. Recalibración cognitiva certificada por mi puño.
Loki arruga la nariz y reconoce que es graciosa de un modo cáustico. Alguna peculiaridad tenía que poseer para sobresalir entre todos los midgardianos además del color del pelo. Descubre un patrón de manchas sobre el uniforme de Natasha, huellas dactilares impresas en sangre reseca desde el hombro hasta el borde de la tela oscura donde una de ellas salpica la piel del cuello.
-Coulson. -Natasha dice con una nota de preocupación que procura esconder al sentirse examinada.
-¿Está muerto? -Loki pregunta asegurándose de que su voz tenga la inflexión adecuada de temor.
-Espero que no.
Y ahí está. El brazo que se ciñe a su cuerpo tiembla un poco, la vulnerabilidad emerge como un sutil velo a través de todos los poros de Natasha y Loki se ve tentado a insistir para comprobar su autenticidad.
¿Yo... le hice daño? -Loki se curva hacia adelante proyectando una sombra sobre el rostro de Natasha, tan cerca que el susurro impacta en ondas tibias en sus labios entreabiertos- ¿A cuántos, Natasha?
-No te tortures con eso.
Ella se remueve incómoda pero no es por el contacto que invade su espacio personal. Es lo que calla, por las emociones que no se desbordan. Entre los procedimientos de S.H.I.E.L.D. que Barton confesó, hubieron anécdotas que revelaban detalles de su vínculo con la agente Romanoff, datos efímeros que al principio no despertaron su interés hasta que se percató que entre la información se hilaba una historia que le intrigaba y le irritaba en partes iguales. Desdeñaba el sentimentalismo implicado.
-Dime la verdad.
Se deshace del soporte del brazo de Natasha, cambia de posición y la deja entre la baranda y su cuerpo, dominándola por la diferencia de estatura, cerrando el espacio entre ellos y el aire ya no tiene cabida. Sin embargo no es agresivo. No la presiona para que el juego no termine antes de lo previsto. Se distrae enredando los dedos en un bucle pelirrojo sin motivo aparente.
-Esto es culpa de Loki. -Manifiesta Natasha repentinamente y Loki duda entre echarse a reír o lamentar el crédito que le otorga. Le sujeta de la barbilla y frota su rostro contra el de ella en un gesto deliberadamente cansado, sus dientes vibrando junto a la línea de la mandíbula cuando responde en un tono más triste de lo que pretende.
-Eso no es cierto.
Detrás de ellos Clint Barton despierta.
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