The last ones
Aquí dejo el primer capítulo de mi original... A ver qué tal.
The last ones
Capítulo 1
Huir, huir, huir... es lo único que pasa por su mente, aunque cada vez con menos intensidad y frecuencia. Golpea la fría puerta de acero que le separa de la libertad, consiguiendo únicamente un enorme estruendo, nada más. Revisa su situación: Lleva dos días encerrada, sin comida ni bebida ni nada que se le parezca, sin saber nada del exterior, en una habitación minúscula en la que tiene problemas hasta para moverse, y terriblemente sola, lo que la lleva lentamente a rozar la locura con las yemas de los dedos.
Empieza a caminar por el pequeño cuarto con las manos en el estómago, lleva demasiado tiempo sin comer. La impotencia le puede y golpea una especie de espejo, aunque se arrepiente en el momento en el que la sangre recorre sus nudillos.
Se mira en los cristales rotos, casi sin reconocerse. Ve a una joven atormentada, demacrada y pálida.
¿Quién se iba a creer que aquella joven era, días atrás, una de las llamadas bellezas? El cabello castaño desvaído, corto y siempre recogido en una coleta, con unos enormes ojos verdes (que hoy día, se puede decir que han perdido parte de color), siempre ligeramente bronceada y, para rematar su rostro, una sonrisa siempre dibujada.
Y es que esa es (o era) Eve, una niña inocente en el cuerpo de una mujer.Siempre había sido muy dependiente, ¿y ahora qué? No queda nadie de quién depender.
La situación le desborda, lucha para reprimir sus miedos, no lo consigue y se siente vacía.
Cuando se hace de noche, no es capaz de coinciliar el sueño, teme sucumbir al cerrar los ojos. Al amanecer, está sentada, lleva horas sin moverse. Ha rezado a todos sus dioses, ha recitado las palabras de todos los que se hacen llamar mesías.
Lleva ya tres días...y ha perdido la esperanza.
Pasan las horas, y ella sigue sentada en el suelo, con la mirada perdida y una inquietud que crece en su interior. Se tortura al obligarse a recordar como acabó así, como empezó todo.
Lleva una vida sencilla, como la de la mayoría de las chicas de 17 años, sin demasiados sobresaltos. El día en el que empezó su infierno, había discutido con sus padres, les había chillado, y había amenazado con irse de casa en cualquier momento.
Se sentía valiente, y simplemente huyó.
Se sentía adulta, cuando dos hombres se le acercaron.
Se sentía libre, cuando la metieron en la furgoneta.
Se siente muerta desde aquel instante.
No volvió a ver a sus padres, y estos siempre creyeron que se había escapado.Nadie pudo decirles lo contrario.
Sigue sin moverse, el recuerdo oprime su pecho y la destroza lentamente, es la peor de las torturas, y ellos lo saben. Habría preferido la muerte, y ellos lo saben.
¿Qué hacer cuando el único hilo que te une a la cordura se hace cada día más fino y tú única compañía es la oscuridad?