Noche de tormenta
Título: Noche de tormenta.
Fandom: Supernatural.
Personajes/Parejas: Dean/Andrea.
Advertencias/Spoilers: None, a menos que no hayan visto el 1x03 y no sepan quién es Andrea.
Resumen: Pudiendo Dean correr peligro de tantas maneras distintas, a Andrea le preocupa una noche de tormenta.
Notas: Después de tener como mil ideas en la cabeza sin concretar ninguna, le di forma a ésta por fin. Según yo el resultado no está tan mal xP
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De sólo pensarlo, parece ridículo. No, pensándolo bien, es ridículo.
Pudiendo Dean correr peligro de tantas maneras distintas, a Andrea le preocupa una noche de tormenta. Ella que le ha visto regresar a ‘casa’ con heridas y dolencias múltiples; tiene más miedo de los relámpagos, truenos y la copiosa lluvia que se precipita sin misericordia. Trae más pendiente en su interior que cuando escucha impasible las narraciones de Dean sobre aquel vampiro en Oklahoma, o ese ‘jodido’ poltergeist en Oregon.
Observa a su hijo dormir plácido en el sofá y también las manecillas del reloj avanzar sin prisas, mientras ese hueco incómodo en su estómago no hace más que incrementarse.
Tal vez es el recuerdo de aquella tarde, en que volviendo del trabajo se encontró con la mirada de su padre, verse reflejada en esos ojos piadosos no fue buena señal. Escuchar segundos después la palabra ‘accidente’ fue la justa cereza de tan amargo pastel.
‘... Lucas está bien, pero Chris... oh, lo siento tanto, cariño...’
Al enterarse que el calificativo de ‘accidente’ no pegaba precisamente con la muerte de su esposo, no sintió alivio alguno. Era un recordatorio que la muerte siempre ataca de las formas más irracionales e inesperadas, haciéndola más difícil de sobrellevar.
Por eso, siguiendo aquella fórmula irónica, no teme que Dean sea destajado por algún demonio vengativo; sino que algo tan simple como el pésimo clima le haga sucumbir. Su vida ha sido un cúmulo de sarcasmos, no tendría por qué cambiar ahora.
Es por ello que cuando Dean cruza la puerta, totalmente húmedo y lanzando improperios por doquier; ella ni se molesta en retarle por empapar la alfombra ni todo cuanto está a su paso. Se limita a prenderse de su cuello y besarle hondo, ni siquiera está segura que se tomó la molestia de cerrar la puerta porque puede escuchar con mucha más claridad el goteo constante de la lluvia sobre la tierra mojada del patio.