Aquí de nuevo yo =)
Bueno, este es mi primer proyecto de traducción, así que leedlo y comentad, por favor. Además, haríais muy feliz a la autora, que me ocuparé de transmitirle todas vuestras opiniones.
Y por supuesto, gracias a
ayu_ty
ary666 por tomarse la inmensa molestia de betearlo, porque me ha sido de muchísima ayuda. Espero haberlo hecho bien ^^
Título: "El Tritón Sonriente" (The Smiling Merman)
Pareja: Tezuka / Fuji
Capítulo: 1/? --- Un encuentro tormentoso
Resumen: Parodia de "La Sirenita". Fuji es un tritón que un buen día se interesa por cierto estoico príncipe llamado Tezuka.
Disclaimer: La historia original es propiedad de
a1y_puffAdvertencias: shounen-ai, AU
No era más que otro aburrido día para el tritón Fuji Syusuke. Vale, la vida bajo el mar era fantástica. Había montones de peces coloridos y amistosos, muchos corales preciosos, y también algunos tiburones que había conseguido domesticar para que fueran sus mascotas. O algo así.
Pero el mismo paisaje una y otra vez todos los días cansaba, por bonito que fuera. Además, la vida de Fuji era bastante repetitiva. Se levantaba por la mañana, iba al colegio (sí, los tritones también van al colegio). Después, simplemente se dedicaba a nadar por ahí y saludar a sus amigos, ya fueran otros tritones, peces o pulpos. Fuji siempre estaba sonriendo, y todos le apreciaban por ello. Así se había ganado el sobrenombre de “El Tritón Sonriente”.
Además de su expresión amigable, Fuji también era guapo. A pesar de ser un hombre, tenía un bonito rostro enmarcado por una larga melena de un tono castaño suave, y unos ojos azules que rara vez abría. Sus iris eran azul cielo. También era muy inteligente. Tanto tritones como sirenas le encontraban atractivo.
Tenía muchos fans, por supuesto. Le seguían por el colegio y le proponían salir a dar una vuelta por ahí. Pero al contrario de lo que su amistosa sonrisa sugería, a Fuji no le gustaba estar rodeado de gente.
Así que de vez en cuando, cuando sentía la necesidad de estar solo, nadaba a algún lugar lejos de su casa y su escuela. A veces visitaba algunos barcos hundidos para coger cosas que le parecían únicas, aunque no les encontrara ningún uso.
A veces, deseaba tener piernas para poder aventurarse en la tierra. Quería saber como era la tierra seca. Su profesora había dicho una vez que ellos, tritones y sirenas, nunca debían salir del mar. Además, no debían mostrarse frente a ningún humano. Los humanos eran criaturas terribles, les habían dicho. Eran necios, creaban cosas terribles y destruían la naturaleza. Los humanos eran débiles, y por eso se asustaban fácilmente de cualquier cosa distinta a ellos, y pensaban que eran amenazas. Tritones y sirenas eran distintos de los humanos. No cabía ninguna duda de que los humanos se hubieran sentido amenazados y les hubieran hecho algo terrible si supieran de su existencia.
Los humanos también eran egoístas, así que no debían enamorarse de ellos bajo ningún concepto. Había un viejísimo cuento acerca de una sirena que se había enamorado de un humano, e incluso había sacrificado su hermosa voz para poder tener piernas e ir a encontrarse con su amado. Pero el humano fue tan ingrato que ignoró el amor de la sirena y se casó con otra chica, una princesa, dejando que la sirena muriera transformándose en burbujas en el mar.
Fuji siempre había pensado que aquella sirena había sido una necia. Había oído el cuento un millón de veces y nunca había entendido por qué la sirena no se había limitado a matar al príncipe. ¿Qué más daba, si había sido tan ingrato? ¿Merecía la pena desperdiciar tu vida por alguien que había traicionado tu amor? ¿Qué era el amor, la razón de aquella triste historia? Fuji nunca lo había sabido. Y pensaba que nunca lo sabría.
Ya era de noche. Debería ser seguro nadar hasta la superficie, aunque sólo fuera para un cambio de paisaje. Además, no iba a haber luna llena aquella noche. Así que nadó hasta las afueras del pueblo, hasta un sitio donde nadie le fuera a descubrir, y luego hacia la superficie del mar.
Lentamente sacó la cabeza fuera del agua. Su melena flotaba en torno a él. Observó con atención sus alrededores. Estaba en el medio del mar, no debería haber humanos por allí.
- ¿Qué estás haciendo aquí? - una voz familiar le llamó desde su espalda. Fuji abrió los ojos sorprendido y giró el rostro rápidamente.
- Mou, An-chan... Me sobresaltaste - Fuji le devolvió el gesto a la sirena, que le sonreía. Era Tachibana An, la hermana de Tachinaba Kippei, un buen amigo y rival suyo.
- ¿Así que te sobresaltaste, eh? - le preguntó con una sonrisa burlona. - Y bien, ¿qué estás haciendo aquí, Fuji-san?
- Me apetecía ver la luna llena... Pero está bastante nublado, ¿no? Qué mal - respondió. - ¿Y tú?
- Lo mismo.
Fuji sonrió. Sabía que a la sirena los humanos y la vida en tierra firme le resultaban tan fascinantes como a él. Aunque si su hermano lo descubría no le gustaría ver a su hermana escapándose así de noche.
- Tu hermano debe estar buscándote - sonrió Fuji.
- Bueno, no le digas nada, ¿está bien? Me meteré en líos si descubre esta afición mía… - respondió ella riéndose.
- No lo haré - prometió Fuji.
- ¡Hey! ¡Mira aquello! ¿No es un barco? - An parecía excitada, señalando un objeto detrás de Fuji.
Fuji se giró.
- ¿Un barco? ¿Con este tiempo?
- Oh, ya conoces a los humanos. Siempre se sienten superiores a la naturaleza. Sólo quiero ver si alguien caerá del barco - dijo An, riendo.
- Ah, ¿cómo en aquel cuento de la sirena?
- Sí… ¡Eh, mira! ¡Hay otro!
Fuji giró el rostro a la izquierda y vio otro barco navegando orgullosamente contra el fortísimo viento.
- Simplemente disfrutan desafiando a la naturaleza, ¿eh? Humanos… - murmuró An.
Fuji iba a responder cuando un trueno rugió repentinamente, seguido de una pesada lluvia y una inclemente galerna.
- Saa, una tormenta muy repentina, ¿no? - dijo Fuji - Ne, An-chan, deberíamos volver...
- ¡Oh, no! ¡Alguien se ha caído de verdad! - An gritó y luego murmuró algo como “Oh, genial” con un tonillo sarcástico. La sirena echó a nadar hacia el segundo navío.
- ¡Eh, espera! ¿Qué estás...? - antes de que pudiera terminar de hablar, vio una figura cayendo del otro barco - Oh, mierda - murmuró y nadó en dirección opuesta a An. ¿El viento era realmente tan fuerte? ¿O es que los humanos tenían que caerse de sus barcos en un mar tormentoso?
Rápidamente se sumergió en el mar mientras veía como la figura se ahogaba. “Esto es muy problemático”, pensó. Después de nadar un poco con los ojos abiertos, vio a la figura, que seguía hundiéndose más y más en el agua. Nadó hacia el humano, que parecía un hombre, y agarró su mano. Tiró de él hacia la superficie para descubrir que estaban bastante lejos del barco.
Fuji pasó el brazo del hombre en torno a su propio cuello para evitar que se ahogara. ¿Qué debería hacer ahora? Podía nadar hasta el barco y llevarle de nuevo con su gente, pero lo verían, y eso no era bueno.
Miró a su alrededor. Había tierra al norte, pero estaba un poco lejos. De todos modos, no es que tuviera elección.
- Esto es realmente problemático... - murmuró mientras empezaba a nadar todo lo rápido que podía con el hombre abrazado a él. Era pesado, pero tampoco podía dejar morir al hombre cuando podía hacer algo. Tenía que nadar rápido y llevarle a tierra firme o moriría.
Con los ojos llenos de determinación, movió su cola más rápido y nadó hacia la tierra.
***
- Dios, lo logré... - murmuró Fuji mientras jadeaba. La tormenta se había ido ya y el sol brillaba cuando logró llegar a la playa y tender al hombre contra una gran roca, o coral o lo que fuera, cerca de allí.
No podía llevarle a la orilla o no sería capaz de nadar de vuelta al mar por la poca profundidad. Allí estaba lo suficientemente profundo como para que pudiera moverse libremente, y lo suficientemente poco como para que él no se ahogara.
El hombre, se había dado cuenta, era bastante atractivo. Su cabello era castaño oscuro y lo notó suave al tocarlo. Tenía un rostro aristocrático, y también era alto.
- Pesas mucho, ¿sabes? - le dijo al inconsciente hombre. No obtuvo respuesta. - Hey, ¿estás al menos respirando? - preguntó acercándose a él y colocandole su oreja sobre el pecho. El corazón latía, aunque muy débilmente. Alzó su mano hasta situársela bajo la nariz.
No respiraba.
- ¡Oh, Dios, no malgastes todo mi trabajo para traerte hasta aquí, por favor! ¡No puedes morir ahora! - dijo mientras le golpeaba la cara con la mano derecha. No obtuvo más resultado que las mejillas del hombre enrojecidas por sus bofetadas. - Maldita sea - maldijo. Trató de calmarse. Tenía que pensar en algo, pero su cerebro no parecía dispuesto a colaborar. ¡Por Dios, era un genio!
De repente, recordó algo acerca de primeros auxilios. Lo había aprendido en el colegio, aunque nunca había entendido del todo para qué tenían que estudiarlo. La profesora había dicho simplemente “por si acaso”. ¿Por si acaso qué? Por aquel entonces se lo había preguntado, pero ahora estaba agradecido de haberlo aprendido.
Fuji nunca lo había practicado, pero tenía que hacerlo. Pinzó la nariz del hombre y le envolvió sus labios con lo suyos.
1… 2… 3…
Comprobó su pulso. Todavía estaba débil.
Repitió la operación. Después de la tercera vez, el hombre tosió y escupió agua. Fuji le frotó la espalda.
- Vamos, vamos… Está bien - le dijo con un tono tranquilizador.
Él alzó el rostro lentamente, con los ojos medio abiertos. Fuji descubrió que eran de color almendra. El hombre le miró, no del todo consciente. Fuji se apartó de él rápidamente. No debía permitir que le viera. Pero entonces notó una ligera presa en su muñera, y giró el rostro.
-¿… Eres… un…? - preguntó el hombre débilmente, la voz tan profunda y lenta por la falta de fuerzas que casi parecía un susurro.
Mierda, le había visto. Eso era malo... o no. Fuji sonrió, abriendo los ojos, revelando la belleza de los orbes azules que tan raramente mostraba.
- Saa, ¿un ángel? - respondió.
El hombre le miró, tratando de abrir más los ojos en vano. La presa en la muñeca de Fuji se aflojó, los ojos se le cerraban lentamente de nuevo.
- Yo… debo estar… soñando… - fueron sus últimas palabras antes de caer inconsciente de nuevo.
Fuji sonrió de nuevo mientras le observaba. Su sonrisa titubeó cuando alzó la mano para acariciar el cabello del hombre. Se acercó hasta que sus labios rozaron su oreja, y susurró.
- Pero soy real…
Le besó, sin saber por qué. Quería hacerlo, simplemente. Luego, retrocedió un poco.
- Aunque sería un halago aparecer en tus sueños.
Fuji oyó pasos viniendo hacia allí, y decidió que debía irse ya. Observó al atractivo hombre de nuevo y tras una última sonrisa, se sumergió en el mar y nadó lejos de allí.
Y un dibujo de la autora. Si tenéis cuenta de devianart, comentadle por favor:
Un encuentro tormentoso Espero que os guste (es decir, la autora lo espera). Comentad por favor, que le hará ilusión ^^
And just for the author: millions of thanks again. I'm happy you let me translate your fic ^^
I ended up translating the title too, as you can see. It sounds strange but, oh well, never mind xD