TÍTULO: Terceras personas
FANDOM: X-Factor (cómics)
PAREJA: Siryn/Monet
SPOILERS: post... erm... hasta el número 14, methinks. Todo el rollo con Monet, Jamie y Siryn.
RATING: R
NOTAS: hola, fic random absoluto. Me apetecía un poco de femslash y un poco de hate!sex, qué puedo decir.
Terry fuma cuando está nerviosa. Lo dejó a los diecisiete, desde entonces ha sido un hábito intermitente. Y desde lo de Jamie... Desde lo de Jamie, fuma mucho. Fuma demasiado. Por eso está segura de que sabe amargo cuando enreda los dedos en el pelo de Monet y se deja empujar contra la pared.
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Están discutiendo. (Cuándo no.) Ni siquiera es capaz de recordar sobre qué. Algo estúpido. Falta leche en el frigorífico, o alguien no ha comprado café, y Terry nota la irritación bullendo mientras Monet habla, y habla, y habla. Con ese perfecto tono condescendiente y los brazos cruzados, apoyada contra el marco de la puerta. A veces no puede evitarlo, estar hablando con ella e imaginarlo. Jamie respirando pesadamente sobre el rostro de Monet, jadeando y lamiéndole los labios mientras embiste. Puede imaginar perfectamente a Monet gimiendo, clavándole las uñas en la espalda y rodeándole la cintura con las piernas. Son imágenes cortas, duran unos pocos segundos, aparecen en momentos así. Cuando discuten sin tocar el tema de la discusión real, simplemente dejando escapar frustración en pequeñas dosis.
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Puede imaginar perfectamente lo que Layla diría. “Ya era hora,” o “me sorprende que no haya pasado antes.” No, no me sorprende, porque es Layla Miller, y sabe cosas. Así que no le sorprendería en absoluto.
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Es Monet la que se ríe a media discusión, como si estuviera por encima del tema. De ella. A Terry le hierve la sangre en ese momento, tiene que apretar los puños para no cruzar la sala y zarandearla. Ni siquiera tiene que ver con Jamie, no del todo. Es el conjunto. Es su padre, y Jamie, y Monet, tan jodidamente frívola, tan jodidamente...
Cuando cruza la habitación en dos zancadas, Terry ya se está inclinando hacia delante, para interceptarla a medio camino y morderle los labios.
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Monet es como un torbellino. Lleva varios días con esos pensamientos rondándole la cabeza. Si Jamie comparó entre ellas, si de algún modo es inadecuada, peor. Menuda gilipollez. Pero aún así tiene la certeza. Monet es imposible de resistir. La empuja contra la pared sin apartarse, manos en su espalda mientras Terry desliza la lengua en su boca. Monet sabe vagamente a café y sus manos se deslizan hasta la cintura de Terry, buscando el borde de su camiseta. La aprisiona contra la pared, colando una pierna entre las suyas y moviéndose con urgencia. Lame sus labios y luego su garganta, y Terry se muerde los labios para no gemir demasiado alto.
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Lo cierto es que es estúpido. Ella y Monet. Por dios. Ella y Monet. Sobre todo ahora, que lo único que Terry quiere hacer es arañarla, hacerla gritar. Por ser tan frustrante desde el principio. Son simplemente dos piezas que no encajan, que chocan y chocan hasta que terminan mordiéndose en la cocina, empujándose de una esquina a otra hasta dar con la mesa.
Monet la sube a ella sin esfuerzo, cogiéndola por la cintura y sonriendo viperinamente. Sabiendo, con esa mirada hambrienta, tan irritada como la suya. Igual de necesitada, como si esta descarga física fuera la clave para la solución de sus problemas. Quizá con un poco de piel, Monet bajando la cremallera de sus pantalones con una mano, mientras la besa. Buscando bajo la ropa y haciéndola gemir en su boca. Quizá solucione algo. Después de todo, no sería la primera vez que un polvo apresurado zanjase una discusión.
Por eso se deja hacer. No es nada especial. No es Monet.
Desde luego que no es...
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Están jadeando juntas, frente sobre frente y dedos húmedos, calientes entre los muslos. En ese momento Terry la ve ligeramente frágil, con su mano entre las piernas y a punto de correrse, a punto de deshacerse contra ella, y piensa mierda, porque a lo mejor sí que es Monet.
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-Necesito un cigarrillo.
Ambas tienen el pelo revuelto y ninguna recuerda sobre qué estaban discutiendo en un principio, por supuesto. Se colocan la ropa sin mirarse y respirando entrecortadamente.
-Es un hábito asqueroso, amarillea los dientes.
-El café también -contesta Terry, es automático.
-Sabe asqueroso -y esta vez Terry levanta la vista, como si hubiera un matiz diferente en la voz de Monet.
La está mirando apoyada contra la mesa, con una pequeña sonrisa ladina. Es una serpiente, Monet. Es una cobra.
Y Terry se encoge de hombros y no contesta, como si no estuviera pensando en todas las promesas que van implícitas en esa frase.