Visión.

Dec 27, 2010 20:56


Para: 30vicios

Titulo: Visión.

Símbolo: #01, Ilusión.

Fandom: Beyblade.

Personajes: Johnny McGregor y los demás Majestics. Alusión a Kai y a Tala.

Género: General. Amistad.

Rating: T

Advertencias: Insinuación de Shonen Ai.

Resumen: A Johnny le gustaba estar con Kai, y a éste también. ¿Entonces por qué no era así?

Disclaimer: Bey Blade no me pertenece. Pertenece al talentoso, Takao Aoki, al cual le agradezco infinitamente por traer a mi mundo tan bella y shipeable obra de arte.

27/12/10.

Johnny McGregor termina de vestirse con prisa, se mira una última vez en el espejo y sale sin más de su departamento. Va tarde, lo sabe, pero no por ello puede dejar de sonreír. Eso es tan... “típico” en él, que la persona con la que saldrá esa tarde lo sabe perfectamente.

Se conocen desde años, es cierto. Pero nunca fueron mejores amigos. Todo lo contrario, fueron rivales, y el pelirrojo cree que aún hay algo de rivalidad, de esa chispa entre los dos. Curiosamente es ésta misma la que hace que su relación sea tan intensa y... divertida.

Eso le gusta a Johnny, aunque nunca se lo dirá a Kai. Se enojaría con él, y discutirían por ello.

Hoy, han quedado de verse en la estación de tren de Tokio, y como era de esperarse, el bicolor ya está ahí, recargado en la pared con sus brazos cruzados, esperándolo.

- Kai... -dice como saludo cuando llega a su lado, sonriendo altanero al atraer su atención.

- Llegas tarde.

Es el simple reclamo que éste le hace, mostrándole una pequeña sonrisa burlona que hace que el europeo también sonría.

Cómo le gusta eso de Hiwatari.

- ¿Nos vamos?

El bicolor asiente, y comienza a caminar a su lado.

- No tenías mucho esperando, ¿o sí?

- ¿No viste las raíces que me salieron?

Johnny le mira suspicaz, y se ríe abiertamente. Le gustan mucho las bromas que éste hace.

- Exageras, Hiwatari...

- Hn. -Kai, asiente. Centrándose en su persona.- ¿A dónde iremos?

- ¿Qué te parece si vamos, por... “ahí”?

- Eso suena... sospechoso.

La mirada que le dirige lleva algo de interés. De algo que hace que sus ojos violetas brillen un poco más.

- Es una simple expresión... -le aclara, relajando un poco su expresión. Él no tiene planeado nada para ese “ámbito”. No hoy, al menos.- ¿A dónde quieres ir tú?

- No lo sé. Supongo que cualquier lugar estaría bien, pero... -calla un momento, esperando que el otro le mire.-  No, olvídalo. Cualquier parte estaría bien.

McGregor detiene sus pasos, tomándolo de la muñeca para que él también se detenga. Al hacerlo, Kai se gira para verlo. Está confundido, o eso es lo que su rostro revela.

- ¿Qué pasa? -pregunta, sin entender a qué viene todo eso.

- ¡Ven conmigo!

Sin esperar respuesta lo lleva por una calle más apartada, y para nada transitada. Es un callejón. Poniéndolo contra la pared con un poco más de fuerza. No lo pudo evitar.

- ¡Kai! -exclama, con una expresión seria y un tono de voz demandante.- ¿Me estás provocando apropósito?

- ¿Yo?

Éste se hace el inocente, y no sabe de qué le habla.

- Por supuesto que no. -sus palabras son convincentes, por lo que Johnny da un paso hacia atrás más tranquilo y calmado.

Sólo ha sido su imaginación. Suspira aliviado. Ante el de urbes violetas que frunce un poco el ceño.

- Oh, ya veo... y yo que pensé que...

Sin previo aviso es interrumpido, por nada más ni menos que por los labios de Hiwatari. Aquello, lo confunde por completo, no puede ni moverse y mucho menos pensar.

- ¿Q-qué ha...? -cuestiona con un hilo de voz, con su respiración agitada y una expresión que al ruso-japonés atrae.

- ¿Eres idiota? -reclama.- ¡Por supuesto que sí te he estado provocando! ¿Qué esperabas que hiciera, eh?

- Ah...

El europeo trata de atar cabos, de saber cómo actuar o qué decir en un momento así. No es que no le guste que Kai lo toque... le encanta, de hecho. Se vuelve loco y se excita de inmediato. Pero esto es tan repentino y el lugar no es el adecuado para... “eso”.

- ¿Y entonces...?

- Quiero ir a un lugar dónde podamos hacer más de esto.

Una vez más se acerca para besarlo y eliminar la distancia que los separa. Astutamente una mano se posa en su entrepierna, y Johnny entiende su mensaje.

- Bueno... -así que sonríe de lado, y le da un fugaz beso en los labios. Con esto el dueño de Dranzer deja de estar enojado (sí es que acaso lo estaba).- Supongo que no tengo elección.

- Supones bien.

Kai lo toma de la mano para salir de ahí, e ir a otro sitio. Un lugar más privado y cómodo donde puedan estar sin interrupciones y de preferencia, con poca o nada de ropa.

- ¡Johnny!

Cuando una voz le grita a sus espaldas, el aludido reacciona y se da cuenta de dónde está y que tiene un pequeño problema bajo los pantalones. Y ahora, ya ni siquiera está solo.

“¡Maldición!”.

- ¿Te vas a quedar ahí todo el día viendo la televisión o qué?

- Déjalo Oliver... -Enrique interviene, con una extraña sonrisa.- ¿Qué no ves que se trata de Kai?

Robert entra en esos momentos, y ha escuchado toda la conversación.

- ¿Aún sigues obsesionado con él, Johnny?

- No es obsesión... es algo más, ¿verdad, Johnny?

Que el rubio le giñe el ojo e insinué tal cosa hace que se sonroje por un momento, y recuerde su “problema”. Por suerte, tal reacción puede ser adjudicada al enojo y no a algo más... vergonzoso.

- ¡Cállense, y déjenme en paz! -gruñe con fastidia, cubriéndose discretamente con sus manos.

- ¡Ehh! Pero sí te has sonrojado...

- Eso es lindo... -apunta Oliver, desviando su atención hacia la televisión.- Pero creo que tienes competencia, Johnny.

Todos voltean a ver lo que éste mira, siendo la toma del arribo de los Blitzkreig a España. Y como siempre, Tala Ivanov y Kai... están muy juntos.

Demasiado, para el gusto del dueño de Salamalyon, que frunce molesto el ceño en cuanto los ve.

- ¡Hmf!

Sin decir ninguna palabra más abandona la habitación, siendo observado en silencio por sus amigos que ya no comentan nada. Entienden a la perfección su enojo.

“¡Tala!”.

Los músculos del Gladiador de Glascow se tensan con tan sólo pensar en el ruso, sintiendo una ola de irradia desde adentro de su cuerpo, siendo nada más ni menos que celos y... enojo.

Con sólo verlos por televisión, y a esa distancia, el problema que tenía en sus pantalones desaparece.

Pero eso no se quedaría así. Tenía que hacer “algo” para separarlos y que sólo fueran compañeros en las bey-batallas. Quería a Kai para sí (desde hace más de dos años lo quería) y haría que su visión se hiciera realidad. Lo juraba, por su orgullo como McGregor.

Fin.

p: johnny mcgregor, a: beyblade, c: 30 vicios, reto diario

Previous post Next post
Up