Tema#14: Bufanda

Jun 03, 2008 05:39




Autor: Tary Nagisa tary_nagisa

Fandom: Bey Blade

Personaje: Kai Hiwatari

Tema: #14. Bufanda

Titulo: Bufanda o parte de mí

Género: General

Advertencias: Algunos spoilers dispersos

Disclaimer: Bey Blade No me pertenece sino a Takao Aoki. Yo... no pretendo hacer lucro de su trabajo, solamente tomé prestados a sus personajes para hacer un pequeño y simple Fic.

Link's a:

* Fanfiction.Net: http://www.fanfiction.net/s/4298478/1/Symbolic_Table_BB_Riyinny

* Amor Yaoi: http://www.amor-yaoi.com/fanfic/viewstory.php?sid=30768&chapter=1

* Paraiso Fanfiction: http://www.cafeotaku.org/fanfiction/viewstory.php?sid=17515&chapter=1

Tema # 14: Bufanda

Blanca, larga, calientita.

Así era la prenda que le acababan de colocar alrededor de su cuello.

- Te queda muy bien, Kai -dijo sonriendo el hombre, al ver a su pequeño y querido nieto de tan sólo 4 años de edad con su primer regalo de esa Navidad-

- ¿De verdad, abuelito? -cuestionó éste, dando una vuelta para modelarle su regalo-

- Sí Kai, te queda perfectamente… -volvió a decir el mayor, sonriendo al ver a su adorado nieto tan feliz-

- ¡Muchas gracias abuelito!, ¡Eres el mejor! -corrió a sus brazos, cargándolo éste- ¡Te prometo que la cuidaré mucho, y siempre la llevaré conmigo! -sonrió, dándole un tierno beso-

- Hm… -su sonrisa se prolongó, bajando al infante- Veamos entonces que más se esconde en estás cajas, mi querido nieto… -caminó hasta el sofá que estaba cerca de la chimenea, tomado asiento e invitando a su estimado bicolor a continuar con su feliz y tranquila Navidad-

- ¡Sí!… -alargó feliz la palabra, corriendo a tomar otra de las cajas que permanecían bajo el frondoso árbol navideño-

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Desde ese día... Kai Hiwatari comenzó a llevar una bufanda. Una larga, cálida y blanca bufanda.

Una prenda que se había vuelto parte de sí, y que sólo se la quitaba para bañarse o dormir. Y cuando dormía, la acercaba a sí como si fuera una pachoncita almohada que le proporcionaba calor en aquellas frías y largas noches en Rusia, su nuevo hogar; el mismo, en el que su adorado y querido abuelo lo había dejado hacía más de año y medio atrás.

Y ahí estaba, con tan sólo 6 años de edad, observando a Black Dranzer. Aquel Blade con bestia bit que lo llamaba y lo hacía sentir emoción y alegría, la misma, que había sentido hace dos años atrás cuando había abierto y encontrado su blanca y hermosa bufanda.

Aquella prenda que seguía conservando e inclusive, llevaba puesta, al ser una promesa y el único recuerdo que seguía conservando de su querido, y ahora distante abuelo.

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Catorce...

Ahora tenía catorce años, y se había convertido en todo un adolescente; uno serio, frío y calculador.

De nuevo vivía con su abuelo, pero ya no era más su preciado y querido abuelito como en los viejos y felices tiempos. Sino un hombre que le pedía, ¡No!, ¡Más bien que le exigía! que le trajera las bestias bit de su nuevo equipo que lideraba, los famosos, Bladebreakers.

Aquellos que en un principio considero unos tontos niñitos infantiles, y que al final aceptó como sus verdaderos amigos. Aquellos con los que luchó codo a codo; con los que pasó y vivió un sin fin de aventuras y desafíos, e incluso, aquellos que lo salvaron de hundirse en el lago Baikal.

Esos se habían convertido en sus amigos. A esos estimaba tanto o igual que a su apreciada bufanda, la cual, siempre llevaba y nunca se quitaba. La que siempre le acompañaba y lo hacia ser Hiwatari Kai. Uno de los mejores bey-luchadores del mundo y ahora, campeón mundial.

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Pero al año siguiente…

No sólo se retiró del Bey Blade, sino que también -y por primera vez desde aquella navidad- dejó e hizo a un lado su querida y amada bufanda. Ya no la quiso más.

Después de terminar el primer campeonato mundial, su abuelo había desaparecido. Había huido como todo un cobarde. De nuevo lo había dejado solo. Y aunque quería creer y pretender que todo estaba bien, no lo estaba.

Prueba de ello había sido que renunció a aquello que más quería y amaba en el mundo: el Bey Blade y su bufanda.

Con el Bey Blade no hubo problema. Desapareció, reanudo su vida como cualquier estudiante de su edad, limitándose a su pequeño mundo de frialdad.

Con su bufanda, ayudó el hecho de que en su escuela llevaban uniforme, y generalmente vestía éste todo el día y así sucesivamente día a día.

Si bien extraña ambos, vivió así por un tiempo hasta que su destino volvió a entrelazarlo y llevarlo hasta su deporte favorito, que en ese tiempo perdió todo significado y valor que había tenido hasta entonces.

Ahora más que nunca, se sentía extraño y débil. Por alguna razón ya no era él mismo, sino alguien tan vulnerable y endeble que podía perder tan fácilmente, e inclusive, había perdido a su querido Dranzer.

Aquello bien podía ser adjudicado a su falta y carencia de aquello que de alguna forma le daba fuerza, pero por ahora, no tenía.

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Por eso, y al año siguiente... contando con 16 años, volvió a utilizar su ya tan característica -y extrañada- bufanda. Aquella con la cual había formado un vínculo y necesidad tan básica como comer o respirar, y que desde ahora y por ningún motivo, volvería a dejar de lado.

Acompañándolo en cada una de sus bey-batallas al igual que su Dranzer. Caminando con pasos firmes hasta las finales del tercer campeonato mundial, donde no sólo se hondeaba la bandera de victoria de los Blitzkreigs Boys, sino todo su espíritu y su preciada, bufanda.

Fin.

He aquí el primero n.n

¡Qué emoxión!, ¡Estoy feliz!

Comenzaré con el siguiente ;)

c: 30 vicios, t: simbólica

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